Tu blog Tu blog

Este es tu altavoz

Entradas etiquetadas como ‘ingles’

El valor de mi formación

Por Noelia Roncero

Escribo para expresarles la frustración con la que está viviendo un gran colectivo en España como es el de los licenciados. Y más especificamente aquellos licenciados que emigramos con la esperanza de mejorar nuestra formación y añadir valor al currículum para que se nos recompense en un futuro y a la vuelta nos encontramos con que las cosas siguen igual o peor. Mi intención es dar voz a aquellas personas que han luchado y sacrificado muchas cosas en países culturalmente diferentes a España con el reto que eso conlleva y que, a pesar de ello, no están incluidas en ninguna propuesta para el cambio ni en debates políticos ni en programas electorales.

Un estudiante borrando una pizarra

Muchos licenciados no encuentran su lugar en el mundo laboral. (D.R.)

Soy una licenciada en LADE de 28 años que emigró a Londres y luego a Cambridge con el objetivo de mejorar mi inglés. Empecé en Londres limpiando habitaciones (algo de lo que no me avergüenzo) y acabé trabajando en la Universidad de Cambridge como administrativa, algo que no ha sido fácil de conseguir. Aún así me considero afortunada por haberlo logrado, pues no es un camino fácil: los ingleses no te dan oportunidades fácilmente. Tienen que confiar en ti, y el idioma es una gran barrera. He invertido los ahorros en hacer un máster de Recursos Humanos en Cambridge con la esperanza de llegar a España y tener un currículum diferente y optar a puestos con un salario decente.

Sin embargo, he tenido que volver después de cuatro años por desafortunadas circunstancias y cuál ha sido mi sorpresa al ver que las pocas empresas que me han llamado lo han hecho para ofrecerme becas de 300 euros. ¿Eso es lo que valgo? ¿Tanto esfuerzo, tanta dedicación puesta en formarme para acabar teniendo la misma remuneración que tuve antes de irme?

Pues bien, mi caso es similar al de muchos otros jóvenes. Mi opinión es que los salarios de hoy en día se deberían valorar por la formación que hayas recibido, ya que es justo que, habiéndome gastado mis ahorros en mejorar mi nivel en idiomas, sea recompensada. Pero parece ser que en España todo vale, y si nos podemos aprovechar de los jóvenes inexpertos lo hacemos sin ningún escrúpulo. He llegado a ver ofertas de trabajo en las cuales lo único que te ofrecían como compensación era un zumo de naranja. ¿Es así como nos tenemos que malvender hoy en día en España?

Para que España sea competente tenemos que apostar e invertir en nuestro talento.

Él ya es feliz porque puede llevar a su novia al cine

Por Bartolomé Florido Luque

He saludado a un exalumno que vivía en mi misma urbanización. Ha superado la treintena, está licenciado y doctorado en historia con varios másters hechos en el exterior de España, habla inglés; francés, castellano y ‘andalú’. Menos mal que estos años de estudio le han servido para encontrar un empleo homólogo a su sacrificio. Trabaja en una gran superficie en Benalmádena media jornada partida por dos turnos como guardia jurado vigilante. Se mostraba feliz porque tiene para llevar a la novia al cine.

29965-303-189seguri

 

 

El campamento de los sueños para los niños… pero dejamos a un niño en casa

Por Mark Emeny

No sé qué harías. El colegio donde va mi hija ha sido seleccionado para entrar en un programa de Inmersión Lingüística de Inglés en el que los niños del sexto curso de Primaria pasarán 5 días en un campamento en Andalucía donde se estimulará la práctica del idioma y su utilización en contextos comunicativos más amplios que los que permite el entorno escolar. Es algo muy deseado y, por parte del gobierno, un paso adelante en la mejora del uso de inglés en este país. ¡Qué suerte!Inglés

Es un sueño, para los padres y para los niños.

Salvo uno. El programa solo permite 25 alumnos, y en la clase de mi hija hay 27 alumnos y 26 de ellos quieren ir. Habrá que dejar uno en casa; pero no realmente en casa, el/la niño/niña tendrá que ir como siempre a su colegio.

¿Qué hacemos? El colegio ha decidido hacer la selección por sorteo. El sorteo tendrá lugar miércoles 9. Los niños están nerviosísimos. Algunos no pueden dormir. ¿Quién va a comunicar al pobre niño o a la pobre niña que no puede ir? Hemos sugerido todo: que lo pagamos los padres, que el Ministerio deje uno más, que el campamento permita a uno más… Ninguna sugerencia ha funcionado….

Estamos escribiendo directamente al Ministerio para una última petición, quizá todavía haya una esperanza. Pero son los padres quienes tendrán que explicar al niño o a la niña porqué ha sido él o ella. Bajo ningún concepto deberíamos causar este dolor a un/a niño/a de esta edad (11 años) que le marcará sin duda para toda la vida.

Vergüenza ante la imagen de nuestro país

Por Víctor Cárdenas Fernández

No me gusta quejarme, porque si no estás de acuerdo con algo ponte en marcha y actúa para cambiarlo. Tampoco entro en filiaciones políticas de uno u otro símbolo, al final lo realmente determinante sonAros olímpicos las personas y no los colores. Ahora bien, quiero reflejar la sensación de vergüenza sufrida durante la exposición final de la candidatura de Madrid a los juegos de 2020.

Partiendo de la falsedad del dogma de que solo los más preparados terminan accediendo a los puestos de mayor responsabilidad en una sociedad, valoro el esfuerzo realizado por la alcaldesa de Madrid o el presidente regional (si no estás capacitado, al menos, que no se note), pero lamento profundamente la imagen de nuestro país proyectada por el presidente del comité olímpico español (el carácter internacional del cargo es inherente al mismo) y, fundamentalmente, por el presidente de la nación. Discurso vacío de contenido, leído (único miembro de la delegación en hacerlo) y en el único idioma que domina, el de nacimiento.

No conocía profesionalmente a J. A. Samaranch o a Víctor Sánchez, pero me sentí orgulloso de su exposición y la desenvoltura mostrada, así como de la de Pau y Felipe de Borbón. Somos quienes nos representan.

Hoy no me conformo con quejarme sólo en casa

Por Patricia Zamora

Hoy es uno de esos días en los que no ves la luz, en los que te sientes ahogado y sobre todo cansado, así que he decidido escribir. Llevo un tiempo renegando de la situación “que nos ha tocado vivir” y creo que esta es una forma de hacer algo. Soy una de tantas que vino a Londres a “buscarse la vida”. Vine supuestamente para unos nueve meses y ya llevo aquí casi dos años. Cuando llegué me topé con la realidad de que no todo es tan fácil como parece. Te das cuenta de que no tienes ni idea de inglés cuando te cuesta pillar el “how are you”, que el dinero es vital para cualquier plan y que Londres no es el sitio más indicado para ahorrar: pero sobre todo, te das cuenta de que no le vas a dar pena a nadie porque todos están igual o peor que tú.

Estoy cansada, agotada. No me quedan fuerzas para luchar por algo que no sabemos si llegará, algo que era nuestro y nos lo han quitado, un futuro decente. Soy periodista y lo más cerca que puedo estar de ejercer mi profesión es trabajando como voluntaria en una radio por Internet en la que hago un programa en español para los españoles de Londres todas las semanas. No sé si llegará a ser algo real, pero al menos no se me olvida que soy periodista Para poder permitirme esto, con 25 años me veo poniendo Big Macs durante ocho horas al día y todo mi patrimonio es un pometrortátil, una bicicleta de segunda mano y unos zapatos “caros” que me compré una vez como capricho. Desde aquí le quiero dar las gracias a todos los que nos han hecho llegar a esta situación a miles de jóvenes y me gustaría saber como tienen el valor de levantarse todos los días sabiendo la situación que estamos viviendo, los jóvenes que están perdiendo, porque lo peor de todo es que la gente viene con ilusión, con ganas de seguir adelante porque no quieren resignarse con “cualquier cosa”. Esta gente no sabe lo que es el amor por el trabajo, solo saben lo que es el señor don dinero, me encantaría que se pararan a pensar lo que le puede llenar a una persona hacer lo que gusta para que sea capaz de hacer el trabajo gratis durante meses. Con esto no digo que quiera su dinero, sus mansiones o todo lo que tengan, se lo pueden meter por donde quieran, digo que quiero una oportunidad, la oportunidad por la que llevo luchando los siete años que hace que empecé la carrera. La oportunidad de hacer que me guste, que me llene y que me permita crecer tanto personal como profesionalmente. Esto es lo que queremos todos y en lugar de poder optar a ello estamos aquí desperdiciado nuestra juventud porque “aquí al menos aprendemos inglés”.

No me considero alguien conformista, por lo que me parece frustrante que muchos se acojan al “y que le vamos a hacer” o al “es lo que nos ha tocado”. No, no podemos aceptar esta lotería. Y muchos te preguntan ¿y por qué no vuelves a España? Porque me da miedo, me horroriza la idea de volver y no tener NADA, de tener que volver a vivir con mi madre y depender de ella como si tuviera 18 otra vez, de dar pasos atrás en mi vida, porque desafortunadamente soy una más, no tengo padrinos ni madrinas en ningún sitio, así que si descartamos los enchufes, poco se puede hacer ahora en España.

Pese a todo, tengo que decir que durante este camino he aprendido muchas cosas y conocido a gente increíble, y que aunque a veces lo veamos todo negro sigo creyendo, o quiero creer, que todo esto merecerá la pena. Si algo me ha dado Londres es seguridad en mi misma y la muestra de que las oportunidades hay que buscarlas, nadie te regala nada. Al menos, de momento, sé que tengo experiencias y un mapa lleno de cruces en el que aún me quedan muchas más que poner, porque al final es lo que cuenta, tener una vida llena de experiencias que te hagan sentir que el sacrificio merece la pena.

Mi preparación, mi futuro: pronto cumpliré 24 años y ya tengo miedo de cumplir 25

Por Marta Pizarro

En unos días cumpliré 24 años, es una cifra que me aterra y, lejos de lo que podáis creer, mis motivos no se basan en si ya empezaran a salirme arrugas o si me tengo que comenzar a cuidar. Me aterra porque tengo 24 años y no he pisado un lugar de trabajo acorde con lo que estoy preparada. El pasado año me licencié en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Granada. Durante mis cinco años de carrera los tres últimos estuve apuntada al portal de prácticas Icaro, del cual únicamente recibí una llamada para una entrevista de trabajo en junio del último año; afortunadamente conseguí el trabajo, pero esa llamada llegó demasiado tarde, ya tenía decido pasar un año en extranjero.

Me encantaría deciros que la Universidad de Cambridge me ofreció una beca de estudios o que me fui a estudiar un Máster de Relaciones Internacionales. Pero no, lamentablemente ese tipo de opciones no son posibles para una persona que es normal, que tiene una familia de ingresos normales y con un expediente académico normal. Me fui a trabajar de ‘aupair’ para aprender inglés, pensado que así sería más competitiva en el mercado laboral español.

Estando en Londres, envié cerca de 100 currículum para hacer prácticas en Inglaterra, pero solo recibí cartas de no sigues en los procesos, a veces ni respuestas; una vez me llamaron y a los dos minutos de conversación, con tono burlón, me dijeron que mi idioma no era suficiente. Conseguí una entrevista de trabajo en otra empresa pero competir con candidatos nativos fue, por supuesto, una batalla perdida desde el principio.

Así que tomé la opción de intentarlo de nuevo en España, al menos el año de Inglaterra ha supuesto conseguir un nivel de inglés elevado debido a que he estado estudiando concienzudamente en academias y haciendo exámenes de inglés oficiales. Comencé siendo estricta y buscando en aquellos puesto que realmente me gustaban, y recibí una llamada casi inesperada, una buena empresa en Madrid se había fijado en mí; tras una entrevista telefónica me aseguraron que se pondrían en contacto conmigo para concretar la personal. Ilusa de mí, nunca me llamaron, demasiado bonito para ser real, pensé; supongo que la idea de que estuviese en Londres pareció demasiado complicada a pesar de mi insistencia en que podría estar en Madrid al día siguiente.

¿Y sabéis qué es lo que me encuentro?:Biblioteca

– Curriculos y cartas de recomendación sin respuesta.

– Páginas corporativas de empresas multinacionales con programas para recién licenciados pero sin un botón donde ponga “solicitar”; a veces los hay pero casualmente todos dan error o están fuera de servicio temporalmente o no funcionan con Google Chrome.

– En páginas de búsqueda de empleo veo cómo mis candidaturas se rechazan continuamente sin ni siquiera haber leído mi curriculum cumpliendo con los requisitos de la oferta.

– Anuncios en la sección de “no experiencia” y cuando lees los requerimientos básicos te piden de seis [meses] a un año de prácticas.

Empresas donde lo único que les importa es el número que está al final de tu expediente.

– Ofertas de recién licenciados donde exigen un Máster en algo. Máster, otro gran dilema: ¿tengo que estudiar un Máster? Sé que lo tengo que hacer si quiero competir en este mercado laboral, de otra manera me volveré obsoleta, pero en qué, si no he trabajado nunca no sé qué es lo que me gusta realmente, y ¿cómo? ¿Con qué dinero lo pago? No puedo hacerles soportar a mis padres un pago mensual de 700 euros. La opción más razonable sería trabajar, por supuesto, -camarera, limpiadora, si los hay-, ahorrar durante un año, otro año más estudiando, dos, y me pondría en 26 años, licenciada con inglés y con un Máster de 7.000 euros, que puede servir o no, pero sin haber pisado una oficina en mi vida.

Esta es mi situación, y lamentablemente la de la mayoría de los jóvenes españoles. Y detrás de esos números y estadísticas existen personas que no pueden continuar con sus vidas, que nos tenemos que resignar a vivir con nuestros padres y a pedirles los viernes 20 euros para tomarnos una coca-cola con nuestros amigos.

Yo hay días que me levanto ilusionada y otros que no paro de llorar porque no sé qué voy hacer, esta situación me está consumiendo y sé que no es mi culpa, que nos ha tocado vivir un tiempo difícil, que no es que no valga o que no sirva para trabajar en lo que me gusta, pero no puedo evitar cargar con ella, y constantemente me cuestiono cada una de las decisiones que tomé y por qué  estoy en este punto donde no hay retorno y donde no hay futuro. En unos días tendré 24 años y tengo miedo a cumplir 25 y encontrarme en la misma situación.

 

Soy ilegal

Por Anna Sentís

Hace unos días descubrí que en el Congreso es ilegal hablar catalán ¿Acaso hablar otra lengua en España es ser ilegal? Que en las calles no se pudiera hablar otra lengua que no fuera el español era ser ilegal hace cuarenta años, pero ¿ahora?Tardá expulsado del Congreso por hablar en catalán

Pues seguimos siendo ilegal gracias a la ignorancia, a la pereza, al miedo a saber y a aprender de nuestro Gobierno. España es plurilingüe y muchos disfrutamos del privilegio de serlo aunque el Congreso viva de espaldas a la realidad y nos tilde de ilegales.

¿Por qué no se le da a la gente la oportunidad de conocernos? ¿Por qué se priva a España de esta pluralidad y de disfrutarla? ¿Acaso no somos una parte integrante e importante de la sociedad? ¿Qué cohesión social nos espera si las distintas lenguas que conviven en España siguen siendo consideras ilegales por una institución llamada a representarnos y a defender nuestros derechos?

¿Por qué no se enseña en las escuelas todas las lenguas que existen en España y compartimos la cultura tan rica y hermosa que las rodea, en vez de ignorarlas? ¿Cómo puede ser que me cruce con una mujer por la calle en Madrid y me pregunte que por qué les hablo catalán a mis hijas. La respuesta es muy sencilla ¿y por qué no? Mis hijas entenderán y se podrán comunicar en varias lenguas a la vez, serán niñas con apertura de pensamiento y ricas en conocimiento.

Cuando mi marido les habla en inglés a las niñas nos felicitan e incluso las envidian. ¿Cuál es la diferencia? Hablar inglés está bien visto mientras que aprender un idioma perteneciente a España que no sea el castellano es una pérdida de tiempo, cuando en realidad nuestro crisol de lenguas forma parte intrínseca de nuestra cultura y pertenece a este territorio. Me llamo Anna Sentís mi apellido es francés, nací y me crie en Barcelona, vivo en Madrid, mi marido es colombiano y llevo sangre vasca por mis venas y soy ilegal.

El auge del español

Por José Ginés

Clase de idiomasEl idioma español está creciendo más rápido que el chino y ya alcanza al inglés en número de hablantes nativos. Y de la misma forma crece el interés de millones de personas por aprenderlo. Por ejemplo, en Berlín hay cuatro veces más estudiantes de español que de francés o italiano.

Esta semana, el semanario británico The Economist se hacía eco del avance del español y proponía que la ONU lo incluyese como idioma de trabajo junto con el inglés, dejando de lado al francés, para “recompensar el aumento de la influencia económica y social de los hispanohablantes”. Confío que el Gobierno apoye esta iniciativa. El idioma es un valor de España de primer orden, tanto a nivel cultural como económico, aunque muchas veces sea menospreciado.

La excesiva obsesión por el profesor nativo

Por Adriana Bausells Espin (Licenciada en Filología Inglesa. Profesora cualificada de inglés como lengua extranjera [Cambridge CELTA])

Definitivamente me he dado cuenta de que en este país (probablemente en otros también, pero este es el caso que me concierne y del que tengo constancia) nos dejamos engañar como queremos y nos movemos por modas, por falsos mitos, los internalizamos hasta el punto de darles la categoría de hecho irrefutable, y que no nos intenten sacar de ahí, porque no lo harán. El mito al que me refiero es el de que sólo se puede aprender un idioma con un profesor nativo. Llevo dos semanas intensivas de búsqueda de trabajo como profesora de inglés, concretamente en Barcelona, aunque este engañabobos no es exclusivo de esta ciudad (he conocido personalmente casos en Zaragoza, y me consta que ocurre en todo el país), y en más de 10 academias me han dado en el morro (antes de ver mi CV o de escucharme hablar en inglés) con un rotundo: “lo siento, sólo contratamos nativos”. No suena igual que decir “no contratamos españoles”, ¿verdad? ¿Por ello deja de ser racismo? Yo creo que no.

Curiosamente, todos los que me han juzgado me han hablado directamente en español, sin darme siquiera oportunidad de demostrar mi nivel de inglés y, con toda certeza, sin plantearse siquiera la posibilidad de dejarme demostrar que estoy más que cualificada y capacitada para enseñar, que en el fondo es de lo que se trata. En uno de los casos la persona que me atendió cuando llevé mi curriculum mencionó incluso la “fuerte presión” a la que se ven sometidos para no contratar siquiera a nativos del norte de Inglaterra, de Escocia o de Irlanda… ¿presión por parte de quién? ¿Acaso sólo vale para enseñar inglés la Reina Madre? Esto ya suena más a racismo. Absurdo. Después, en un derroche de generosidad, se ofreció a echar un vistazo a mi CV, “ya que has venido, y tal vez por si nos surgiera alguna emergencia”, e incluso llegó a afirmar que “creo que es uno de los mejores que he visto en mucho tiempo, pero es que…”: me licencié en Filología Inglesa con una media por encima del 8, tengo el nivel C2 de inglés, que se supone que equivale al de un nativo (¿cualquier nativo, acaso todos los nativos, del país que sea, hablan su idioma con igual propiedad?), obtuve un sobresaliente en el Certificate of Proficency in English de Cambridge, recientemente he obtenido la cualificación oficial de profesora de inglés como lengua extranjera – Cambridge CELTA – también con la puntuación más alta posible y tengo experiencia en enseñanza en todos los niveles y edades, incluida en la Universidad pública. Más absurdo. En una entrevista que he hecho esta mañana (toda en español y conducida por alguien que me ha preguntado qué era el CELTA y qué se hacía ahí…) se han planteado si mi nombre podría pasar como nativo. Vaya, lástima que mis padres no me pusieran Vanessa o Kimberly…

¿Cuál es el problema? Que está muy de moda decir que mi profesor es nativo, y si el tuyo no lo es no eres nadie ni llegarás a nada. Que las academias y otras instituciones de enseñanza han vendido esa moto durante años hasta que han conseguido que todo el mundo asuma que uno es mejor profesor por ser de Londres, por ejemplo. ¿Desde cuándo nacer en un país o en otro es garantía de ser buen profesor? Que nadie me malinterprete: por supuesto que hay excelentísimos profesores de inglés nativos, muchísimos, por todas partes. Pero también españoles. Y croatas. Y eslovacos. Y rusos. Y alemanes. Y chinos. Y mexicanos. Igual que, tal y como comprobé en mi experiencia como profesora de español en EE.UU., hay profesores de español nacidos y criados en ese mismo país que me superaban con creces en el conocimiento del idioma con fines pedagógicos y de análisis lingüístico y en la capacidad para enseñarlo, y eso que considero que mi nivel de conocimiento del español es bastante alto, ya que además de hablarlo también lo he estudiado y sigo en ello. Sin lugar a duda, enseñar mi propio idioma ha sido el trabajo más difícil que he tenido que realizar y tengo mucho que aprender en ese aspecto.

Debemos entender que hablar un idioma no es garantía de entender su funcionamiento interno, mucho menos de saber explicar por qué funciona de esa manera, y aun en el caso de que se posean tales conocimientos no es lo mismo que saber transmitirlos. En definitiva, hablar español “perfectamente” -es decir, hablarlo y que nos entiendan porque se ha nacido en España– no significa saber enseñarlo. Lo mismo con el inglés. Obviamente, hay casos en los que contar con un profesor nativo es más apropiado, siempre se deben tener en cuenta las circunstancias, intereses y motivos de cada uno respecto al aprendizaje de un idioma. Pero no se puede asumir como regla general que siempre es mejor. Me parece ofensivo y frustrante que se me cierren puertas por lo que diga mi pasaporte y encima en mi propio país. Pero claro, para las academias es muy fácil decir que esto es lo que les piden los clientes… ¿en serio? ¿Todos los estudiantes prefieren que sus profesores de inglés sepan poco o nada de su primera lengua, con lo que esto conlleva a la hora de predecir dificultades de aprendizaje, problemas debido a la interferencia entre lenguas, o simplemente problemas a la hora de entenderse porque un alumno está reproduciendo en inglés estructuras calcadas del español haciendo que alguien sin conocimientos suficientes de este idioma no entienda por qué el alumno “no es capaz” de hablar bien en inglés? Me parece que no.

Pero claro, uno no va a anunciar con letras luminosas en su página web que todos los profesores de su centro son nativos si no es verdad… sería publicidad engañosa, ¿no? Bueno, pues no contratar a alguien por su nacionalidad es sencillamente ilegal, es discriminación por motivos de origen. Resumiendo: racismo. Y en este caso concreto, lo que a mi modo de ver es mucho peor y más dañino: es un signo inequívoco de falta de compromiso con la actividad en sí, con la docencia, y con el servicio que se ofrece, falta de honestidad con respecto a la profesión y los profesionales que nos sentimos orgullosos de formar parte de ella y que nos entregamos a ella, y aún más con respecto a los alumnos. En definitiva, una práctica que sólo sirve para arraigar falsos mitos y que en absoluto beneficia a la enseñanza y el aprendizaje de idiomas en España. No por pronunciar una vocal de determinada manera uno es mejor profesor. No se trata del país: se trata de la persona, de las capacidades y cualificaciones de cada uno, y del compromiso, la dedicación y la pasión que se tenga por lograr que un alumno se vaya a casa con algo aprendido. ¿Acaso no nos llevaríamos las manos a la cabeza si el argumento fuera “sólo contratamos blancos”?