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Entradas etiquetadas como ‘idioma’

Sobre los refugiados: no podemos seguir negando la vida a esos seres humanos detrás de esas vallas

Por Pryscila Veras Milhomem

Desde hace algunos meses se han estudiado medidas contra los refugiados que me avergüenzan como ciudadana europea. Estamos frente una emergencia humanitaria y no podemos seguir ignorando la pérdida de tantas vidas inocentes. No podemos seguir negando la vida a esos seres humanos detrás de esas vallas. No podemos seguir destruyendo los sueños de miles de niños que tienen toda la vida por delante. No podemos seguir mirando la realidad a través de nuestras gafas etnocéntricas preocupándonos tan solo por nuestro propio bienestar.

Un niño refugiado afgano sostiene una pancarta en la que puede leerse "no nos golpeen" (Georgi Licovski/EFE).

Un niño refugiado afgano sostiene una pancarta en la que puede leerse «no nos golpeen» (Georgi Licovski/EFE).

Cuando tenía doce años vine a España desde un país del tercer mundo en búsqueda de una vida mejor. En aquel entonces no hablaba el mismo idioma, no tenía la misma cultura y tampoco tenía los papeles en regla. Pero tras diez años lo que sí tengo es el orgullo de poder decir que estoy en el último año de carrera (Direcciones de Relaciones Públicas y Marketing), tengo un trabajo a jornada completa y me independicé a los 18 años. Lo que sí tengo es el agradecimiento por la oportunidad que me dieron, pero no puedo evitar preguntarme por qué a los refugiados no.

Detrás de esas vallas que vemos a diario en las noticias existen personas que huyen de tragedias diarias, bombardeos y ataques sistemáticos como los que sufrió Bruselas la semana pasada. Detrás de esas vallas existen seres humanos que como yo hace diez años no hablan el mismo idioma, no tienen la misma cultura o religión, pero lo que sí tienen son ganas por sobrevivir y nosotros no somos quién para juzgar quién merece vivir o no en este mundo.

Debemos propocionarles el derecho de tener una vivienda digna, la seguridad de saber que van a tener un plato de comida siempre que tengan hambre. Debemos proporcionarles el derecho a la vida, el cual la Unión Europea dejó en el olvido tras el acuerdo con Turquía.

Ante esta situación, si algún ser humano se siente superior, que esta superioridad sea de bondad, de empatía o de compasión, pero jamás una superioridad étnica.

«Yo no soy racista. Estoy en contra de toda forma de racismo y segregación, toda forma de discriminación. Yo creo en los seres humanos, y que todos los seres humanos deben ser respetados como tales, independientemente de su color.» Nelson Mandela.

 

 

Español, no castellano

Por Antonio García

70128Yo, como andaluz, cada vez que oigo nombrar nuestro idioma como “castellano” me siento excluido. Me parece como si el resto de España, fuera de Castilla, estuviésemos usando un idioma que no nos es propio. Sin embargo, todas las zonas de España han contribuido a la construcción de nuestro idioma actual, y no digamos Al-Andalus que aportó numerosos vocablos y expresiones. Me siento mucho más identificado con el término “español” ya que nos abarca a todos.

Si bien es verdad que el español tiene su origen en el castellano (llamado “castellano antiguo”), igual que pasa con el castellano que tiene su origen en el latín. Pienso que el término castellano es un término político impuesto por los castellanos por motivos obvios, y también por los nacionalistas de ciertos rincones de España que quieren evitar, a toda costa, la pronunciación del término “español”.

Distorsión del idioma

Por Antonio García

Diccionario de lengua españolaParece ser que queremos distorsionar nuestro idioma. Hagámoslo, pues, con cierta coherencia.

Yo soy médico. Tengo ‘pacientas’ ‘pertenecientas’ a todas las profesiones y actividades: ‘militaras’ (‘tenientas’, ‘cabas’, ‘coronelas’, sargentas…), ‘pilotas’, ‘conserjas’, ‘auxiliaras administrativas’, ‘agentas’ de seguridad, ‘choferas’, capatazas, ‘albañilas’, ‘vigilantas’, ‘miembras’ de diversas asociaciones, presidentas, ‘conferenciantas’…

Algunas de ellas confían en mí contándome sus asuntos personales: unas son ‘brillantas’, otras ‘valientas’, las hay pusilánimas ante ciertos temas, algunas algo ‘arrogantas’, otras ‘humildas’ como ellas solas. Una se me definía como una ‘sujeta ignoranta’ en temas de salud; otra se consideraba una ‘sera humana nobla y amabla’. Recuerdo que una ‘contribuyenta’ (como decía ella) me hablaba siempre del esperado nacimiento de su ‘bebá’. En fin, ‘personajas’ de toda índole.

Desde luego que también tengo hombres a los que atiendo: ‘ordenanzos’, ‘publicistos’, ‘policíos’, ‘aristócratos’, ‘guíos turísticos’, ‘malabaristos’, ‘guardios’ de seguridad, ‘fisioterapeutos’, ‘periodistos’, ‘pediatros’, ‘ludópatos’, ‘logopedos’, y bastantes ‘deportistos’ (‘futbolistos’, ‘tenistos’, ‘golfistos’, ‘atletos’, ‘ciclistos’, ‘motoristos’… ).

Después de bastantes años ya, me considero ‘colego y camarado’ de muchos de ellos. Me cuentan historias como al que le entró en su casa ‘una caca’ con un antifaz, o al que le encantaba viajar y, en una isla, los ‘indígenos’ le dieron una afectuosa despedida”.

Qué hermoso que muchas palabras nos unan, sean comunes para ambos sexos. Palabras que nos hacen más igual a todos los seres humanos.

Vergüenza ante la imagen de nuestro país

Por Víctor Cárdenas Fernández

No me gusta quejarme, porque si no estás de acuerdo con algo ponte en marcha y actúa para cambiarlo. Tampoco entro en filiaciones políticas de uno u otro símbolo, al final lo realmente determinante sonAros olímpicos las personas y no los colores. Ahora bien, quiero reflejar la sensación de vergüenza sufrida durante la exposición final de la candidatura de Madrid a los juegos de 2020.

Partiendo de la falsedad del dogma de que solo los más preparados terminan accediendo a los puestos de mayor responsabilidad en una sociedad, valoro el esfuerzo realizado por la alcaldesa de Madrid o el presidente regional (si no estás capacitado, al menos, que no se note), pero lamento profundamente la imagen de nuestro país proyectada por el presidente del comité olímpico español (el carácter internacional del cargo es inherente al mismo) y, fundamentalmente, por el presidente de la nación. Discurso vacío de contenido, leído (único miembro de la delegación en hacerlo) y en el único idioma que domina, el de nacimiento.

No conocía profesionalmente a J. A. Samaranch o a Víctor Sánchez, pero me sentí orgulloso de su exposición y la desenvoltura mostrada, así como de la de Pau y Felipe de Borbón. Somos quienes nos representan.

Hablo español, casada con español, cotizo, pago hipoteca… pero no estoy integrada

Por Ibeth Barragán

He recibido con gran estupefacción la resolución de denegación de nacionalidad por residencia, con un motivo nada objetivo del juez de Getafe, quien dictamina que no he aportado suficiente grado de integración en la sociedad española. El significado de integración social es participar del nivel mínimo de bienestar sociovital alcanzado en un determinado país. BanderaNo es suficiente grado de integración hablar perfectamente el idioma español, habiendo nacido en Colombia, país de habla hispana y con descendencia española. Cotización a la seguridad en los últimos 7 años de residencia en este país. Trabajando actualmente y aportando cada día a esta sociedad. Casada con un nacional español desde el 17-07-2010. Hipoteca de 20 años de mi actual residencia…

La excesiva obsesión por el profesor nativo

Por Adriana Bausells Espin (Licenciada en Filología Inglesa. Profesora cualificada de inglés como lengua extranjera [Cambridge CELTA])

Definitivamente me he dado cuenta de que en este país (probablemente en otros también, pero este es el caso que me concierne y del que tengo constancia) nos dejamos engañar como queremos y nos movemos por modas, por falsos mitos, los internalizamos hasta el punto de darles la categoría de hecho irrefutable, y que no nos intenten sacar de ahí, porque no lo harán. El mito al que me refiero es el de que sólo se puede aprender un idioma con un profesor nativo. Llevo dos semanas intensivas de búsqueda de trabajo como profesora de inglés, concretamente en Barcelona, aunque este engañabobos no es exclusivo de esta ciudad (he conocido personalmente casos en Zaragoza, y me consta que ocurre en todo el país), y en más de 10 academias me han dado en el morro (antes de ver mi CV o de escucharme hablar en inglés) con un rotundo: “lo siento, sólo contratamos nativos”. No suena igual que decir “no contratamos españoles”, ¿verdad? ¿Por ello deja de ser racismo? Yo creo que no.

Curiosamente, todos los que me han juzgado me han hablado directamente en español, sin darme siquiera oportunidad de demostrar mi nivel de inglés y, con toda certeza, sin plantearse siquiera la posibilidad de dejarme demostrar que estoy más que cualificada y capacitada para enseñar, que en el fondo es de lo que se trata. En uno de los casos la persona que me atendió cuando llevé mi curriculum mencionó incluso la “fuerte presión” a la que se ven sometidos para no contratar siquiera a nativos del norte de Inglaterra, de Escocia o de Irlanda… ¿presión por parte de quién? ¿Acaso sólo vale para enseñar inglés la Reina Madre? Esto ya suena más a racismo. Absurdo. Después, en un derroche de generosidad, se ofreció a echar un vistazo a mi CV, “ya que has venido, y tal vez por si nos surgiera alguna emergencia”, e incluso llegó a afirmar que “creo que es uno de los mejores que he visto en mucho tiempo, pero es que…”: me licencié en Filología Inglesa con una media por encima del 8, tengo el nivel C2 de inglés, que se supone que equivale al de un nativo (¿cualquier nativo, acaso todos los nativos, del país que sea, hablan su idioma con igual propiedad?), obtuve un sobresaliente en el Certificate of Proficency in English de Cambridge, recientemente he obtenido la cualificación oficial de profesora de inglés como lengua extranjera – Cambridge CELTA – también con la puntuación más alta posible y tengo experiencia en enseñanza en todos los niveles y edades, incluida en la Universidad pública. Más absurdo. En una entrevista que he hecho esta mañana (toda en español y conducida por alguien que me ha preguntado qué era el CELTA y qué se hacía ahí…) se han planteado si mi nombre podría pasar como nativo. Vaya, lástima que mis padres no me pusieran Vanessa o Kimberly…

¿Cuál es el problema? Que está muy de moda decir que mi profesor es nativo, y si el tuyo no lo es no eres nadie ni llegarás a nada. Que las academias y otras instituciones de enseñanza han vendido esa moto durante años hasta que han conseguido que todo el mundo asuma que uno es mejor profesor por ser de Londres, por ejemplo. ¿Desde cuándo nacer en un país o en otro es garantía de ser buen profesor? Que nadie me malinterprete: por supuesto que hay excelentísimos profesores de inglés nativos, muchísimos, por todas partes. Pero también españoles. Y croatas. Y eslovacos. Y rusos. Y alemanes. Y chinos. Y mexicanos. Igual que, tal y como comprobé en mi experiencia como profesora de español en EE.UU., hay profesores de español nacidos y criados en ese mismo país que me superaban con creces en el conocimiento del idioma con fines pedagógicos y de análisis lingüístico y en la capacidad para enseñarlo, y eso que considero que mi nivel de conocimiento del español es bastante alto, ya que además de hablarlo también lo he estudiado y sigo en ello. Sin lugar a duda, enseñar mi propio idioma ha sido el trabajo más difícil que he tenido que realizar y tengo mucho que aprender en ese aspecto.

Debemos entender que hablar un idioma no es garantía de entender su funcionamiento interno, mucho menos de saber explicar por qué funciona de esa manera, y aun en el caso de que se posean tales conocimientos no es lo mismo que saber transmitirlos. En definitiva, hablar español “perfectamente” -es decir, hablarlo y que nos entiendan porque se ha nacido en España– no significa saber enseñarlo. Lo mismo con el inglés. Obviamente, hay casos en los que contar con un profesor nativo es más apropiado, siempre se deben tener en cuenta las circunstancias, intereses y motivos de cada uno respecto al aprendizaje de un idioma. Pero no se puede asumir como regla general que siempre es mejor. Me parece ofensivo y frustrante que se me cierren puertas por lo que diga mi pasaporte y encima en mi propio país. Pero claro, para las academias es muy fácil decir que esto es lo que les piden los clientes… ¿en serio? ¿Todos los estudiantes prefieren que sus profesores de inglés sepan poco o nada de su primera lengua, con lo que esto conlleva a la hora de predecir dificultades de aprendizaje, problemas debido a la interferencia entre lenguas, o simplemente problemas a la hora de entenderse porque un alumno está reproduciendo en inglés estructuras calcadas del español haciendo que alguien sin conocimientos suficientes de este idioma no entienda por qué el alumno “no es capaz” de hablar bien en inglés? Me parece que no.

Pero claro, uno no va a anunciar con letras luminosas en su página web que todos los profesores de su centro son nativos si no es verdad… sería publicidad engañosa, ¿no? Bueno, pues no contratar a alguien por su nacionalidad es sencillamente ilegal, es discriminación por motivos de origen. Resumiendo: racismo. Y en este caso concreto, lo que a mi modo de ver es mucho peor y más dañino: es un signo inequívoco de falta de compromiso con la actividad en sí, con la docencia, y con el servicio que se ofrece, falta de honestidad con respecto a la profesión y los profesionales que nos sentimos orgullosos de formar parte de ella y que nos entregamos a ella, y aún más con respecto a los alumnos. En definitiva, una práctica que sólo sirve para arraigar falsos mitos y que en absoluto beneficia a la enseñanza y el aprendizaje de idiomas en España. No por pronunciar una vocal de determinada manera uno es mejor profesor. No se trata del país: se trata de la persona, de las capacidades y cualificaciones de cada uno, y del compromiso, la dedicación y la pasión que se tenga por lograr que un alumno se vaya a casa con algo aprendido. ¿Acaso no nos llevaríamos las manos a la cabeza si el argumento fuera “sólo contratamos blancos”?

 

Señor Wert, hablemos el mismo idioma…

Por Pilar Carracelas Argiz

Señor ministro, soy hija de gallegos que emigraron a Catalunya. Con mis padres siempre he hablado en castellano. Con mis familiares que aún residen en Galicia, en gallego. En la escuela, desde la guardería hasta los 18 años he estudiado íntegramente en catalán todas las materias, excepto las de castellano y lengua extranjera. Soy trilingüe (el gallego lo he tenido que aprender a escribir en un centro de idiomas), pero el catalán es la lengua de mis amigos, de profesores que me han enseñado la mayoría de lo que sé, de mi trabajo. Es una lengua maravillosa que no merece ser relegada por el castellano ni ningún otro idioma.

Parece mentira que le tenga que explicar esto, pero parece que no se da usted por enterado: la mayor parte de los estímulos externos que recibimos en Catalunya son en castellano. La televisión, la radio, la prensa, el cine, internet, las interfaces de los teléfonos móviles, de los ordenadores y otros dispositivos… todo nos llega mayoritariamente en castellano. Es por eso que en Catalunya protegemos y damos prioridad al catalán en las escuelas: porque así los niños pueden verse inmersos en la lengua catalana como lo están en otros entornos con el castellano. Si usted reduce la enseñanza de catalán a una asignatura optativa, el uso del catalán se reducirá drásticamente. De acuerdo: la mayoría de los catalanes sabemos que eso es lo que usted pretende. Pero si es así, tenga usted la valentía de admitir que le importa muy poco violar la cooficialidad y que considera el catalán una lengua inferior al castellano. Sólo entonces empezaremos a hablar realmente el mismo idioma. Y será para que pueda entendernos al decirle que nos largamos.