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Entradas etiquetadas como ‘experiencia’

La vuelta a España caminando (5.000 kilómetros): «La vida afuera es mucho más vida y es maravillosa»

Por Manuel Calderón

Tengo 59 años y el día 4 de mayo salí de casa para dar la vuelta a España caminando. En este tiempo he recorrido más de 2.000 km, aunque cuando leas esta carta probablemente sean algunos más, pues voy sumando unos 25 cada día.

He cruzado Extremadura, Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria. Mi recorrido continuará por Euskadi hasta Irún. Desde allí, cruzaré Pirineos hasta Andorra por el GR-11, donde dejaré este para bajar a tierras del sur, por el GR-7 hasta Tarifa. Terminaré la vuelta siguiendo la Vía Augusta y la Vía de la Plata hasta Mérida y desde allí a casa, en Villanueva de la Serena, Extremadura. En total unos 5.000 kilómetros que me tendrán caminando hasta diciembre.

Este viaje se proyectó en tiempos de confinamiento. La pandemia fue el revulsivo que me incitó a rebelarme contra sus consecuencias, la sociedad y mi propia vida. Quería romper con lo establecido, vivir el aquí y ahora. Abandonar el camino por el que la sociedad nos lleva y ser yo el dueño absoluto de mis decisiones.

Itinerario de esta vuelta a pie (CEDIDA)

Vivir lo más libre posible sin depender de nada, ni de nadie. Dejé trabajo, comodidades y apegos y, con poco dinero en el bolsillo, me lancé a la aventura. En estos meses he comprobado que la vida afuera es mucho más vida y que es tan maravillosa como la gente que se ha cruzado en mi camino.

Ahora sé que un viaje de estas características encierra muchos viajes en sí, tanto a nivel físico como mental. Que es una evolución constante de consecuencias imprevisibles y, por ello, estimulantes. Ya no hay vuelta atrás, mi futuro depende de mí, si quiero llegar lejos me lo tengo que trabajar.

Gracias a mis condiciones físicas y mentales puedo desplazarme unos 25 km diarios cargando una mochila de 14 kilos. Hasta ahora me he aprovechado de la infraestructura de los Caminos de Santiago por la comodidad en el trazado y el ahorro que me proporcionaba dormir en sus albergues. Pero ahora quiero que el viaje adquiera otro rumbo, quiero dejar las comodidades y adentrarme en una forma de estar más cercana a la naturaleza.

Manuel Calderón (CEDIDA)

Pernoctando solo, en tienda de campaña, para vivir mi aventura de manera más individual. En la parte técnica llevo gastadas las suelas de 4 pares de zapatillas y he perdido 4 gorras que salieron volando. La mochila, después de 3 meses colgada a la espalda, ha perdido la amortiguación de sus tirantes y prácticamente la llevo clavada a los hombros.

En el plano físico he adelgazado 3 kilos y mis músculos, a pesar de mi edad, serían el deleite de cualquier fisioterapeuta. También he descubierto, que al contrario que el material, el cuerpo es como una dinamo que se recarga cada día con este intenso entrenamiento. En fin, cosas de este caminar, libre por la vida, de consecuencias infinitas.

No soy atleta profesional ni famoso. Ni en redes sociales me sigue una multitud. Soy una persona normal que un día decidió salir de la rutina y, en un ejercicio de superación, vivir algo especial.

PD. Escribía estas líneas mientras tomaba un café en un bar de Cantabria. Al salir, Natalia, la camarera, con la que había estado charlando sobre mi viaje, me ha regalado un bocadillo de tortilla y una naranja. ¿Es fantástica o no la vida?

[Puedes seguir la aventura de Manuel Calderón en este enlace]

Becarios eternamente

Por Leticia Río Dovao

Hay muchos que este curso no inician la universidad, ni un máster porque todo eso ya lo han hecho. Además, han podido realizar prácticas en diferentes instituciones, pero siempre sin posibilidad de incorporación.

Son estos los que actualmente se encontrarán en un limbo de «demasiado experimentado y formado para más becas, pero todavía no lo suficiente para recibir un título de técnico junior». Es en este punto donde debemos preguntarnos ¿dónde está el lugar de los graduados con experiencia, pero no con la suficiente para que una empresa confíe en ellos para un puesto de responsabilidad?

Los becarios

Imagen promocional de la película ‘Los becarios’ (FOX)

Ansío el día en que muchos jóvenes dejen de escuchar las ya tan conocidas palabras en su último día de prácticas: «Ha sido un placer contar contigo durante estos meses, ojalá pudieras quedarte porque has aportado mucho al departamento con tus ganas de trabajar, tu ilusión y tus ideas, pero seguro que encuentras algo mejor pronto.»

Es cierto que la manera que tienen las empresas de ver a los jóvenes está cambiando, pero todavía existe un vacío legal en aquellos casos en los que no existe un límite de oferta de becas sin posibilidad de incorporación posterior en las instituciones.

Por otra parte, la exigencia de un convenio con el centro de estudios para la realización de las prácticas a jornada completa (existen casos que piden horario nocturno para las mismas) hace imposible que se mantenga la motivación y la esperanza en que todo esto va a cambiar.

No queda claro si se buscan estudiantes eternos a un bajo precio a los que nunca se denominará como profesionales de su actividad.

 

Personas extraordinarias que te hacen ver la vida de otro modo

Por Anna Aventin Fontanet

Enfermeros con niños hospitalizados (Gobierno de La Rioja).

Personal sanitario con niños hospitalizados (Gobierno de La Rioja).

Soy maestra de educación primaria y llevo en el mundo de la docencia desde hace seis años, pero este año ha sido diferente al resto. He vivido nuevas experiencias y compartido diferentes puntos de vista.

Durante estos últimos meses lo que más me ha hecho enriquecerme como persona y como docente ha sido verte, día a día, cómo avanzabas, te esforzabas, luchabas y sobre todo cómo sonreías ante las adversidades. La energía, entusiasmo y ganas que demuestras cada día son admirables. No todo el mundo tiene esta valentía y coraje para enfrentarse a una realidad tan dura como la tuya, no dejes nunca de luchar, no te dejes vencer, no renuncies a las ganas de vivir.

Estas palabras van dirigidas especialmente a ti A., y también a todos los niños y niñas tan valientes como tú. Gracias por luchar contra la leucemia y hacer frente a una realidad que no es propia de vuestra edad. Tendríais que estar en la escuela con vuestros compañeros jugando, cantando, riendo… y en cambio vivís entre el hospital y vuestra casa.

Como docente, donde he tenido la suerte de compartir ratos con vosotros, quiero daros las gracias por abrirme los ojos a una nueva realidad. Ha sido una experiencia única, incomparable y enriquecedora. Todos vosotros tenéis diferentes puntos de vista que hacen ver la vida de otro modo. Tenéis mucha fuerza y energía, conservarlas hasta el final, esto es lo que os hace personas extraordinarias.

Gracias, muchas gracias.

¿Quién regula la situación de los becarios?

Por Judith Salmerón Morán

Una chica becaria en una empresa (ATLAS).

Una becaria en una empresa (ATLAS).

Parece mentira lo poco que le interesa a cada gobierno y cada partido político la situación de los jóvenes universitarios. Jóvenes que, recuerdo, serán el futuro de este país.

Vergonzosos contratos de prácticas que se renuevan hasta los seis meses para después rescindirse y que el empresario vuelva a coger a otro. Y así sucesivamente; siempre sin contratarles. La pescadilla que se muerde la cola. Horarios ilegales, aportaciones económicas de 400€ los que más suerte tienen, sin derecho a vacaciones…

Esta es la única forma que tienen los jóvenes hoy en día de conseguir experiencia. Los que no quieren pasar más por este aro tienen que conformarse con trabajos para los que están sobrecualificados. ¿Y quién regula esta situación? Nadie.

 

No encajamos

Por Tania Cucicea

Soy una joven de 22 años, estudiante de Derecho, extranjera, desempleada. Me he suscrito a mil páginas de empleo: Studentjob, Infojobs, Jobomas… Todas prometen lo mismo: empleo para jóvenes sin experiencia, horario compatible con los estudios…

Un grupo de estudiantes universitarios en una biblioteca (Archivo).

Un grupo de estudiantes universitarios en una biblioteca (Archivo).

Entras emocionado y encuentras una oferta que se adapta a tus necesidades, una oferta que requiere gente joven, inglés, don de gentes. Mandas el CV, les escribes una carta de presentación en inglés para que demuestres que de verdad lo hablas para que a los cinco minutos recibas un email que diga: «Lo sentimos, no encaja en nuestra oferta». Y ya. No encajo…¿Acaso no soy joven o no hablo el inglés?

Siempre digo que la generación que viene será una generación de inútiles. Y no por nuestra culpa, sino porque no nos dan oportunidades. Dicen que no requieren experiencia, pero luego cogen al señor de 45 años que tiene experiencia.

Señores, ¿cómo quieren que los jóvenes ganemos experiencia si no nos dan oportunidades? ¿Cómo quieren que aprendamos si cada vez que luchamos por conseguir un trabajo nos cierran la puerta en la cara? ¿Por qué nos arrebatan la oportunidad de aprender?

Los mayores dicen que hoy en día se necesitan idiomas para conseguir trabajo. No es verdad, yo hablo tres (incluido el español), no tengo título para el inglés, pero lo llevo aprendiendo desde los seis años. Me sacaría el título pero para eso se necesita dinero, para conseguir dinero se necesita trabajo… Me he vuelto pesimista… ¿Llegará el día en el que me pueda pagar el examen para que demuestre que de verdad hablo el inglés? ¿Cuánto puede demostrar una nota? Y seguiremos igual: «Usted no encaja».

Mi preparación, mi futuro: pronto cumpliré 24 años y ya tengo miedo de cumplir 25

Por Marta Pizarro

En unos días cumpliré 24 años, es una cifra que me aterra y, lejos de lo que podáis creer, mis motivos no se basan en si ya empezaran a salirme arrugas o si me tengo que comenzar a cuidar. Me aterra porque tengo 24 años y no he pisado un lugar de trabajo acorde con lo que estoy preparada. El pasado año me licencié en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Granada. Durante mis cinco años de carrera los tres últimos estuve apuntada al portal de prácticas Icaro, del cual únicamente recibí una llamada para una entrevista de trabajo en junio del último año; afortunadamente conseguí el trabajo, pero esa llamada llegó demasiado tarde, ya tenía decido pasar un año en extranjero.

Me encantaría deciros que la Universidad de Cambridge me ofreció una beca de estudios o que me fui a estudiar un Máster de Relaciones Internacionales. Pero no, lamentablemente ese tipo de opciones no son posibles para una persona que es normal, que tiene una familia de ingresos normales y con un expediente académico normal. Me fui a trabajar de ‘aupair’ para aprender inglés, pensado que así sería más competitiva en el mercado laboral español.

Estando en Londres, envié cerca de 100 currículum para hacer prácticas en Inglaterra, pero solo recibí cartas de no sigues en los procesos, a veces ni respuestas; una vez me llamaron y a los dos minutos de conversación, con tono burlón, me dijeron que mi idioma no era suficiente. Conseguí una entrevista de trabajo en otra empresa pero competir con candidatos nativos fue, por supuesto, una batalla perdida desde el principio.

Así que tomé la opción de intentarlo de nuevo en España, al menos el año de Inglaterra ha supuesto conseguir un nivel de inglés elevado debido a que he estado estudiando concienzudamente en academias y haciendo exámenes de inglés oficiales. Comencé siendo estricta y buscando en aquellos puesto que realmente me gustaban, y recibí una llamada casi inesperada, una buena empresa en Madrid se había fijado en mí; tras una entrevista telefónica me aseguraron que se pondrían en contacto conmigo para concretar la personal. Ilusa de mí, nunca me llamaron, demasiado bonito para ser real, pensé; supongo que la idea de que estuviese en Londres pareció demasiado complicada a pesar de mi insistencia en que podría estar en Madrid al día siguiente.

¿Y sabéis qué es lo que me encuentro?:Biblioteca

– Curriculos y cartas de recomendación sin respuesta.

– Páginas corporativas de empresas multinacionales con programas para recién licenciados pero sin un botón donde ponga “solicitar”; a veces los hay pero casualmente todos dan error o están fuera de servicio temporalmente o no funcionan con Google Chrome.

– En páginas de búsqueda de empleo veo cómo mis candidaturas se rechazan continuamente sin ni siquiera haber leído mi curriculum cumpliendo con los requisitos de la oferta.

– Anuncios en la sección de “no experiencia” y cuando lees los requerimientos básicos te piden de seis [meses] a un año de prácticas.

Empresas donde lo único que les importa es el número que está al final de tu expediente.

– Ofertas de recién licenciados donde exigen un Máster en algo. Máster, otro gran dilema: ¿tengo que estudiar un Máster? Sé que lo tengo que hacer si quiero competir en este mercado laboral, de otra manera me volveré obsoleta, pero en qué, si no he trabajado nunca no sé qué es lo que me gusta realmente, y ¿cómo? ¿Con qué dinero lo pago? No puedo hacerles soportar a mis padres un pago mensual de 700 euros. La opción más razonable sería trabajar, por supuesto, -camarera, limpiadora, si los hay-, ahorrar durante un año, otro año más estudiando, dos, y me pondría en 26 años, licenciada con inglés y con un Máster de 7.000 euros, que puede servir o no, pero sin haber pisado una oficina en mi vida.

Esta es mi situación, y lamentablemente la de la mayoría de los jóvenes españoles. Y detrás de esos números y estadísticas existen personas que no pueden continuar con sus vidas, que nos tenemos que resignar a vivir con nuestros padres y a pedirles los viernes 20 euros para tomarnos una coca-cola con nuestros amigos.

Yo hay días que me levanto ilusionada y otros que no paro de llorar porque no sé qué voy hacer, esta situación me está consumiendo y sé que no es mi culpa, que nos ha tocado vivir un tiempo difícil, que no es que no valga o que no sirva para trabajar en lo que me gusta, pero no puedo evitar cargar con ella, y constantemente me cuestiono cada una de las decisiones que tomé y por qué  estoy en este punto donde no hay retorno y donde no hay futuro. En unos días tendré 24 años y tengo miedo a cumplir 25 y encontrarme en la misma situación.

 

Sueldos de lujo

Por E. Alcalde

Trabajar gratis es un lujo que no me puedo permitir. Me encantaría, pero no puedo. Tengo dos carreras, tres idiomas, 6 años de experiencia laboral y mucho sentido común que enciende la alarma al escuchar una oferta salarial que roza el mínimo obligatorio. Un sueldo que coarta mi libertad y me limita a un único estilo de vida: el de la supervivencia. Si ser testigo del cierre sucesivo de negocios en España y recortes generalizados es desalentador, ser consciente de que existen actitudes parasitarias de personas que están beneficiándose de esta situación duele aún más. En la adversidad reluce lo mejor y lo peor del ser humano.