Por Patricia Zamora
Hoy es uno de esos días en los que no ves la luz, en los que te sientes ahogado y sobre todo cansado, así que he decidido escribir. Llevo un tiempo renegando de la situación “que nos ha tocado vivir” y creo que esta es una forma de hacer algo. Soy una de tantas que vino a Londres a “buscarse la vida”. Vine supuestamente para unos nueve meses y ya llevo aquí casi dos años. Cuando llegué me topé con la realidad de que no todo es tan fácil como parece. Te das cuenta de que no tienes ni idea de inglés cuando te cuesta pillar el “how are you”, que el dinero es vital para cualquier plan y que Londres no es el sitio más indicado para ahorrar: pero sobre todo, te das cuenta de que no le vas a dar pena a nadie porque todos están igual o peor que tú.
Estoy cansada, agotada. No me quedan fuerzas para luchar por algo que no sabemos si llegará, algo que era nuestro y nos lo han quitado, un futuro decente. Soy periodista y lo más cerca que puedo estar de ejercer mi profesión es trabajando como voluntaria en una radio por Internet en la que hago un programa en español para los españoles de Londres todas las semanas. No sé si llegará a ser algo real, pero al menos no se me olvida que soy periodista Para poder permitirme esto, con 25 años me veo poniendo Big Macs durante ocho horas al día y todo mi patrimonio es un portátil, una bicicleta de segunda mano y unos zapatos “caros” que me compré una vez como capricho. Desde aquí le quiero dar las gracias a todos los que nos han hecho llegar a esta situación a miles de jóvenes y me gustaría saber como tienen el valor de levantarse todos los días sabiendo la situación que estamos viviendo, los jóvenes que están perdiendo, porque lo peor de todo es que la gente viene con ilusión, con ganas de seguir adelante porque no quieren resignarse con “cualquier cosa”. Esta gente no sabe lo que es el amor por el trabajo, solo saben lo que es el señor don dinero, me encantaría que se pararan a pensar lo que le puede llenar a una persona hacer lo que gusta para que sea capaz de hacer el trabajo gratis durante meses. Con esto no digo que quiera su dinero, sus mansiones o todo lo que tengan, se lo pueden meter por donde quieran, digo que quiero una oportunidad, la oportunidad por la que llevo luchando los siete años que hace que empecé la carrera. La oportunidad de hacer que me guste, que me llene y que me permita crecer tanto personal como profesionalmente. Esto es lo que queremos todos y en lugar de poder optar a ello estamos aquí desperdiciado nuestra juventud porque “aquí al menos aprendemos inglés”.
No me considero alguien conformista, por lo que me parece frustrante que muchos se acojan al “y que le vamos a hacer” o al “es lo que nos ha tocado”. No, no podemos aceptar esta lotería. Y muchos te preguntan ¿y por qué no vuelves a España? Porque me da miedo, me horroriza la idea de volver y no tener NADA, de tener que volver a vivir con mi madre y depender de ella como si tuviera 18 otra vez, de dar pasos atrás en mi vida, porque desafortunadamente soy una más, no tengo padrinos ni madrinas en ningún sitio, así que si descartamos los enchufes, poco se puede hacer ahora en España.
Pese a todo, tengo que decir que durante este camino he aprendido muchas cosas y conocido a gente increíble, y que aunque a veces lo veamos todo negro sigo creyendo, o quiero creer, que todo esto merecerá la pena. Si algo me ha dado Londres es seguridad en mi misma y la muestra de que las oportunidades hay que buscarlas, nadie te regala nada. Al menos, de momento, sé que tengo experiencias y un mapa lleno de cruces en el que aún me quedan muchas más que poner, porque al final es lo que cuenta, tener una vida llena de experiencias que te hagan sentir que el sacrificio merece la pena.