La cantidad de premios previos a los Oscar, de reportajes, análisis y críticas que se publican hacen que cada vez sea más difícil llevarse un sobresalto la noche de los Oscar. Los pronósticos suelen estar muy bien encaminados, pero aún así, como el factor sorpresa existe, una no puede evitar enfrentarse a la gala con un punto de emoción.
Este año la mayor sorpresa me la he llevado con el premio a la mejor película extranjera: la japonesa ‘Okuribito’, un filme con el que nadie contaba hasta anoche, pues la israelí ‘Vals con Bashir’ (que acababa de ganar el Globo de Oro) era considerada la gran favorita. En caso de ‘sorpresa calculada’ se pensaba que el premio sería para Francia y su fantástica ‘La clase’.
Es el cuarto Oscar que va para una película japonesa, pero el primero que consigue desde que se estableció como tal la categoría de Mejor Película Extranjera.
La segunda sorpresa de la noche, al menos para mí, fue el Oscar al mejor actor para Sean Penn. Era uno de los favoritos, pero a estas alturas de premios entregados: Los Globo de Oro, The Spirit Awards, Bafta… en los que había triunfado Mickey Rourke, sinceramente pensaba que el Oscar iba a ser para él, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que le gustan a Hollywood las historias de triunfadores que se convierten en perdedores y a los que el destino ofrece una segunda oportunidad.
Y la tercera y última sorpresa, o sorpresilla, de la noche fue el Oscar al mejor guión original para ‘Mi nombre es Harvey Milk’. Competía con ‘Wall-E’, para mí la gran favorita, y daba por hecho que el descuido de la Academia de no haber nombrado la película de Andrew Stanton en la categoría de Mejor película iba a ser compensado con el Oscar en esta categoría.
Y a vosotros ¿os sorprendió algo de la ceremonia? ¿Y de los premios?
Ah, y no sé qué opinaréis vosotros, para mí fue bonito escuchar a Penélope Cruz acordándose de su pueblo, Alcobendas, y de los actores de España a la hora de recibir el Oscar. Olé por Pe.