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Quién fue… Eddie Edwards: ‘el Águila’ que soñaba con volar en unos Juegos Olímpicos

Portada de la autobiografía de Eddie (Weidenfeld & Nicolson).

Los Juegos Olímpicos son terreno fértil en historias de superación frente a la adversidad. ¿Quién no recuerda el caso del nadador guineano Éric Moussambani? Pues bien, en los Juegos de Invieerno existe un caso similar: el de Eddie Edwards.

Michael David Edwards nació el 5 de diciembre de 1963 en Cheltenham, Inglaterra. Hijo y nieto de albañiles, en su etapa escolar se ganó el apodo de ‘Eddie’, en referencia a su apellido.

Tras una excursión escolar a la nieve, con 13 años, se enamoró del esquí y nació su nueva fijación: competir en unos Juegos de Invierno.

Empezó a trabajar como albañil, pero no perdía de vista su sueño. Intentó iniciarse como esquiador de fondo, pero pese a que Gran Bretaña no tiene mucha tradición en este deporte, había suficiente competencia como para que no pudiera cumplir su propósito. Así que decidió probar con una disciplina donde estaría él solo: saltos de esquí.

Reunió sus pocos ahorros y viajó a Lake Placid, a Nueva York, donde se puso en manos de dos entrenadores, John Viscome y Chuck Berghorn. Edwards no tenía equipación, así que se la tuvo que prestar Berghorn. Las botas de éste eran mucho mayores que las de Eddie, por lo que tenía que usarlas con seis pares de calcetines.

Los entrenadores se encontraron con dos problemas, además del dinero: Eddie pesaba 82 kg, mucho más de lo adecuado para un deporte como los saltos de esquí. Y otro: Edwards era miope y no podía hacer casi nada sin gafas, pero saltando se le empañaban y veía aún menos.

Pese a estos problemas, Edwards se plantó en los campeonatos del mundo de 1987 en Obertsdorf, Alemania. Acabó último, pero le valió para clasificarse para los Juegos Olímpicos de Calgary (Canadá), el año siguiente, como representante del equipo olímpico británico.

Llegó a Calgary en medio de gran expectación. La prensa canadiense lo bautizó irónicamente como ‘The Eagle’, y casi sin quererlo, se convirtió en uno de los deportistas más seguidos de los Juegos, no solo por los aficionados, sino también por los medios de comunicación.

Eddie Edwards, en 2017 (WIKIPEDIA).

Edwards compitió en trampolín de 70 metros y en trampolín de 90 metros. En ambos casos acabó último. Para que os hagáis una idea, en el primero de los casos saltó 61 metros. El penúltimo (el español Bernat Solà, por cierto) saltó 68,5 y el ganador, el finlandés Matti Nykänen, alcanzó los 89,5 metros, 20 más que nuestro héroe. En trampolín de 90 metros, Edwards alcanzó los 71 metros. El penúltimo saltó 96 metros y el ganador, de nuevo Nykänen, alcanzó los 107 metros.

Sea como sea, se hizo famosísimo y durante los Juegos llegó a participar en el programa Tonight Show. Tal fue su fama que en la ceremonia de clausura, el presidente del comité organizador, Frank King, tuvo presente a Eddie en su discurso: «Habéis batido récords mundiales y establecido marcas personales. Algunos de vosotros incluso habéis volado como un águila«, dijo.

Tras la historia de Edwards, el COI endureció las normas para que esquiadores inexpertos no pudieran presentarse en los Juegos. La norma, conocida como ‘la ley Eddie The Eagle’, exigía que los aspirantes olímpicos debían competir en eventos internacionales y clasificarse entre el 30% o los 50 mejores competidores.

A pesar de ello, Eddie intentó clasificarse para los Juegos de Alberville 92, de Lillehammer 94 y de Nagano 98, pero sin éxito en cualquier caso. Edwards se convirtió en un rostro muy conocido de la televisión británica, participando en numerosos realities. Además, escribió su propia autobiografía. Por si fuera poco, hay una película sobre su historia. Titulada Eddie The Eagle y estrenada en 2016, está protagonizada por Taron Egerton y Hugh Jackman.

Espero que os haya gustado el artículo. Volvemos el jueves.

Qué fue de… Sven Hannawald: el amo de los cuatro trampolines

Hannawald, en 2001 (Archivo 20minutos).

El otro día os hablé del trofeo del torneo de los Cuatro Trampolines de saltos de esquí. En ese artículo os hablé del protagonista de hoy, y ahora voy a profundizar un poco más en su carrera. Es Sven Hannawald.

¿Quién era?: Un esquiador alemán de los 90 y primeros años de la pasada década.

¿Por qué se le recuerda?: Por ser el único esquiador que ha ganado el torneo de los Cuatro Trampolines tras haberse impuesto en las cuatro pruebas (en 2002) y por ser triple medallista olímpico.

¿Qué fue de él?: Tras retirarse, es consultor de empresas en materia de rendimiento deportivo y gestión de la presión, dando charlas y seminarios. Además, comenta para Eurosport en alemán los saltos de esquí.

¿Sabías qué…?: Nació como Sven Pöhler (el apellido de su madre), porque sus padres no se habían casado aún.

Hannawald, en pleno en vuelo en Obertsdorf en 2002 (Archivo 20minutos).

– Nació en la República Democrática Alemana.

– Con 12 años, fue enviado a un colegio especial para futuros deportistas (cosas de la RDA).

– Empezó a practicar su deporte con 7 años de edad.

– Jugó dos temporadas como futbolista, una en el Bergau y una en el Neuried, modestísimos equipos de la séptima categoría del fútbol alemán.

– Jugaba de delantero.

– Está casado con Melissa Thiem, que es futbolista profesional.

– Tiene dos hijos, uno con Thiem y otro de una relación anterior.

– También ha competido como piloto en la fórmula ADAC GT Masters

– Mide 1,84 metros.

Biografía, palmarés, estadísticas: Sven Hannawald nació el 9 de noviembre de 1974 en Erlabrunn, Alemania Oriental. Debutó como profesional en 1992 y su carrera se desarrolló hasta 2004. En su palmarés tiene el citado torneo de los Cuatro Trampolines, un oro y dos platas olímpicas, y dos oros, una plata y un bronce en Copas del Mundo de saltos de esquí.

Os dejo con Hannawald en acción:

Hasta mañana.

Trofeos, copas y medallas: el águila del torneo de los Cuatro Trampolines

El esloveno Peter Prevc posa con el trofeo en 2016 (EFE).

Aunque estamos bien entrados en octubre, siguen las altas temperaturas. Parece que estamos en verano, con su sol, su playa, su arena. Para invocar temperaturas más frescas vamos a acudir al mundo de los deportes de invierno para hablar del trofeo de una de las más famosas competiciones de saltos de esquí: el torneo de los Cuatro Trampolines.

Antes de nada, cabe explicaros que el Torneo de los Cuatro Trampolines es una competición que se celebra desde 1952, y que consiste en cuatro pruebas que se disputan entre el 29 o el 30 de diciembre y el 6 de enero en Obertsdorf, Garmisch-Partenkirchen (ambas en los Alpes Bávaros, en Alemania), Innsbruck y Bischofshofen (ambas en Austria). Tal es la fama del torneo y el éxito de público, que con lo que ganan esos días, los clubes de esquí de las cuatro estaciones tienen para pagar todo el año el mantenimiento de las instalaciones y los salarios de los entrenadores.

El saltador que más puntos obtiene en las cuatro pruebas es el ganador del Torneo. Sólo en una ocasión (2001-2002), un esquiador ha ganado las cuatro pruebas y, por ende, el torneo. Fue el alemán Sven Hannawald. El finlandés Janne Ahonen es el que más veces ha ganado el torneo (cinco) y por países, Alemania, Austria y Finlandia, con 16 victorias en cada caso, son las nacionalidades dominantes. Por supuesto, ganar el Torneo de los Cuatro Trampolines se equipara a un campeonato del mundo o incluso a una medalla olímpica.

Pero iba a hablaros del trofeo. Se trata de un águila dorada, una elección muy adecuada teniendo en cuenta que algunos esquiadores casi vuelan en sus espectaculares saltos. Pesa casi 20 kilos y tiene una envergadura de medio metro. Diseñado por la compañía alemana Joska, es un trofeo muy joven, pues se entrega desde 2012.

Además del trofeo, el ganador se lleva 18.500 euros (aparte, el ganador de cada una de las cuatro pruebas se lleva 9.200 euros).

Espero que os haya gustado el artículo. Mañana, más.