Enzo Bearzot (WIKIPEDIA).
Vamos a cerrar la semana hablando de uno de los grandes seleccionadores nacionales de fútbol de la historia: el italiano Enzo Bearzot.
El 26 de septiembre de 1927 nacía en Aiello del Friuli, Italia, Enzo Bearzot. Hijo de un empleado de banca, debutó como profesional en 1946 en el Pro Gorizia. Dos años después se fue al Inter, aunque no jugó mucho en tres años en Milán, por lo que firmó por el Catania en 1951. En 1954 lo fichó el Torino y en 1956 retornó al Inter, pero tras un año en su segunda etapa con los neroazzurri, volvió al Toro, donde se retiró en 1964.
Inmediatamente tras colgar las botas, Bearzot, que fue internacional una vez con Italia en 1955, inició una carrera como entrenador en las categorías inferiores del Torino. Tras tres años en este puesto, en los que trabajó entre otros con el mítico Nereo Rocco, Bearzot asumió su primer puesto como primer entrenador en el Prato.
En 1968, solo un año después, la Federación Italiana lo fichó y le dio el cargo de seleccionador sub-23. En el Mundial de 1974 fue ayudante del seleccionador Fulvio Bernardini y tan solo el año siguiente asumió el cargo de seleccionador nacional absoluto de la azzurra.
La principal virtud de Bearzot es que no era un dogmático de su sistema. Analizaba al rival con detalle y en función de sus características, y de las de sus propios jugadores, era capaz de establecer diferentes sistemas. Además, apostaba por darle confianza al futbolista para que desarrollara sus condiciones con libertad en el terreno de juego.
La primera gran cita de Bearzot fue el Mundial de Argentina 78, donde llevó a Italia a semifinales, un resultado que igualó dos años después en la Eurocopa, que por cierto organizaba el país transalpino. Pero la consagración de Bearzot llegó dos años después, con el Mundial de España 1982.
Bearzot (primero por la derecha) juega a las cartas con Sandro Pertini, presidente de la República Italiana, y con los jugadores Causio y Zoff con la Copa del Mundo sobre la mesa de su avión de regreso a Italia (WIKIPEDIA).
Italia llegaba con un equipazo, con Zoff, Baresi, Bergomi, Cabrini, Gentile, Scirea, Tardelli, Causio, Altobelli o Paolo Rossi. Pero la fase de grupos fue bastante discreta, con tres empates en otros tantos partidos. Las críticas de la prensa italiana fueron despiadadas, así que Bearzot y sus muchachos decidieron imponer el silenzio stampa: se acabó hablar con los medios.
Tras vencer a Argentina, a Brasil y a la entonces potente Polonia, Italia llegó a al final del Bernabéu contra el equipo nacional de Alemania, donde se impusieron por 3-1, con los famosos tantos de Rossi, Tardelli y Altobelli. La azzurra volvía a alcanzar la gloria 52 años después de su anterior victoria mundialista.
Italia no se clasificó para la Eurocopa del 84 y en el Mundial de 1986 fracasó, entre otras cosas porque Bearzot no rejuveneció el equipo y confió en el bloque que le hizo campeón cuatro años antes en España. Tras el Mundial, Bearzot dejó el cargo. Con 104 partidos dirigidos sigue siendo el seleccionador con más presencias de la historia de la selección italiana.
Tras varios años de inactividad, en 2002 se hizo cargo de la oficina técnica de la FIGC (la federación italiana), y estuvo en el puesto hasta el año 2005. El 21 de diciembre de 2010, Enzo Bearzot moría en Milán a los 83 años de edad. Curiosamente, ese día, pero 42 años antes, había muerto Vittorio Pozzo, el anterior técnico ganador de un Mundial con Italia (ganó dos, de hecho), y el segundo seleccionador con más partidos al frente de la azzurra, tras Bearzot.
Espero que os haya gustado el artículo. Hasta la semana que viene.