Lo dije hace poco, lo repito hoy y lo diré las veces que haga falta: Hook era una de mis películas favoritas de la infancia. Lo tenía todo: magia, piratas, hadas, Julia Roberts, Dustin Hoffman y el inimitable Robin Williams en el papel de Peter Pan.

Hook se convirtió rápido en un clásico, en una de esas cintas cuyo estreno en televisión se esperaba como agua de mayo y cuya reposición, durante años, no podía faltar en cada Navidad.

Y no era de extrañar porque, además, para darle ese toque especial de “te puede pasar a ti”, había dos peques “del mundo real” (es decir: no pertenecían a los niños perdidos de Nunca Jamás), que no eran otros que los hijos de Peter Banning: Jack y Maggie. Jack, además, desarrollaba un síndrome de Estocolmo terrible con Garfio y Smith y por poco llega a odiar de verdad a su padre. Pues él es nuestro protagonista de hoy, Jack Banning, a quien daba vida el joven actor Charlie Korsmo.

Cuando interpretó al hijo de Williams en la gran pantalla, Korsmo tenía 13 años y una corta pero aparentemente prometedora carrera: antes ya había estado presente en Los hombres no abandonan o Dick Tracy, entre otras. Pero, contra lo que el público podía esperar, su «carrera» se detuvo en seco. Unos años después de Hook lo vimos en Ya no puedo esperar (1998), con Jennifer Love Hewitt y Seth Green, y hasta ahí la carrera interpretativa del joven Charlie.

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