De todas las películas en las que Robin Williams fue protagonista, es muy probable que Sra. Doubtfire sea la que más veces he revisionado en mi vida. Hubo una época en mi infancia en la que ver esta película una y otra vez en el VHS de mi sala de estar (ese invento tan de los ochenta, ese espacio al que nos condenaban a las criaturas para que no estropeáramos el salón de invitados) era tan normal como ver mil veces Aladdín o El rey león.
Y es que, más allá de ser una comedia familiar al más puro estilo de los noventa (es decir: pastelosa y graciosa con su moralina y todo), tenía un mensaje potente: el amor más grande no es el romántico, sino el que se le tiene a la familia. Y afianzaba esta idea el hecho de que Sally Field (quien interpretaba a la exmujer de Williams) no volvía «con su amor verdadero», el padre de sus hijos, sino que rehacía su vida amorosa al margen de él (recordemos que Pierce Brosnan aparecía por ahí y era motivo de conflicto).
Una de las frases finales de la peli, que tengo que traerme sí o sí, era: «Donde hay amor, hay familia».
Dicho todo esto, y habiendo dejado ya claro lo mucho que me gustaba esta película en mi niñez, llegamos a la parte de los niños:
Eran tres los peques encargados de interpretar a Lydia, Christopher y Natalie Hillard, los hijos ficticios de Williams y Field, y ellos eran Lisa Jakub, Matthew Lawrence y Mara Wilson, en ese orden. ¿Alguna vez te has preguntado cómo son ahora, casi treinta años después?