Los que en los años noventa ya gozábamos de edad suficiente como para empezar a almacenar memoria histórica, recordamos perfectamente a Daniel Ducruet. De hecho, es posible (puede que probable) que muchos se despisten con el nombre, pero tú mezcla las palabras mágicas «princesa», «piscina» y «stripper» y ya sabemos todos de quién estamos hablando.
La vida sentimental de Estefanía de Mónaco, además de ser uno de los temas más candentes de la prensa rosa de la época, no había sido fácil hasta Ducruet. Su primer amor, Urbano Sforza, la traicionó vendiendo su historia a una revista italiana, y la siguiente vez que la joven Grimaldi se enamoró fue de Paul Belmondo (hijo del actor Jean Paul Belmondo), cuya relación terminó llevándola a compartir un coche a solas con su madre, la princesa Gracia de Mónaco (conocida como Grace Kelly antes de casarse con Rainiero), el día que se accidentaron cayendo por un barranco. Su madre, Gracia, falleció al día siguiente en el hospital. Era 1982, Estefanía tenía 17 años, entonces, y el mundo entero la conocía ya como «la princesa rebelde».
Grace Kelly conducía por la Grande Corniche un Sunbeam Alpine Series III de 1953, en color azul zafiro metalizado, perfecto para la sofisticada rubia de hielo de Atrapa un ladrón (1955). La Princesa de Mónaco tenía 52 años cuando la muerte le sorprendió en la misma carretera pic.twitter.com/BmX5Fs9vBI
— Marguerite 🍋 (@MargueriteRs17) September 5, 2021
A Belmondo siguió, en la lista de relaciones de Estefanía, Anthony Delon (sí, hijo del también actor Alain Delon), y a él Alain Prost, piloto de Fórmula 1. Felipe de Lieja, Miguel Bosé, Christopher Lambert o Rob Lowe fueron otros de los nombres que la prensa rosa llegó a vincular a la princesa, aunque no todos llegaron a ser romances confirmados. Aun así, parece que la princesa consiguió no aburrirse. Con Yves Le Four hubo visos de matrimonio en 1990, pero por culpa del tatuaje en el culo de Estefanía (con el nombre de Mario Olivier) la historia se fue retrasando y, entre tanto, ella se enamoró de un pescadero divorciado que había llegado a Mónaco para ser policía y trabajaba como escolta de su hermano Alberto: entró en escena Daniel Ducruet.