Aunque no fueran del todo de mi agrado, hubo series que consumí casi por inercia en mi infancia y adolescencia. Véase Primos lejanos, Salvados por la campana o, por supuesto, la serie que nos ocupa hoy: Cosas de Casa (Family Matters, 1989-1998), esa sitcom estadounidense que iba a empezar siendo una comedia en torno a una familia y terminó por girar en torno, de manera casi exclusiva, al personaje de Steve Urkel (Jaleel White), que ahora por cierto se dedica a vender marihuana.
De ese núcleo familiar que iba a ser el protagonista, lo de Eddie Winslow (Darius McCrary) fue un caso peculiar porque, a saber, al principio de la serie la familia tenía tres criaturas: Eddie, Laura y Judy. Laura mantuvo su protagonismo en tanto que era la amada de Urkel y Judy (Jamiee Foxworth) desapareció en la cuarta temporada cuando su señora madre le pidió un aumento, supuestamente, desproporcionado a la productora y la despidieron. Pero Eddie pasó de ser protagonista (la relación macho alfa – único varón entre Carl y él era recurrente en los primeros episodios) a ser un absoluto secundario. Casi tenían el mismo protagonismo él y su mejor amigo, Waldo Faldo.