Mi primera lectura del verano ha sido Dejemos hablar al viento, una vieja novela de Juan Carlos Onetti, que se me había quedado pendiente desde hace tiempo.
Muy bien escrita, como todas las del ciclo de Santa María, pero igual un poco confusa.
Seguiremos leyendo.
Ayer por la noche salimos a navegar por el Mar Menor, con Pedro, un nuevo amigo que acabábamos de conocer.
Noche de luna llena, el mar tranquilo, las velas desplegadas. Una sensación fantástica.
Seis horas en plena noche. Once personas, seis hombres y cinco mujeres.
En un momento dado, Pedro nos sugirió que calláramos todos durante cinco minutos.
Se trataba de oir el viento en las velas, el sonido de las olas, contemplar la estela del barco…
No fue posible.
No creo que llegara al medio minuto.
No es fácil hacer callar a once personas.
Dejemos hablar al viento.
la luna llena, las velas al viento, el silencio de la noche con solo el rumor de las olas, bueno pequeñas, pequeñas, olas habia.Esa noche yo tambien navegue por el mar en un barco, y casi casi que me paso lo mismo, no pudimos oir el rumor del viento y sentir el silencio de la noche, otra luna llena sera, pero fue bonitosaludos eduardo
11 agosto 2009 | 19:14