Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Una patada a Zapatero en el culo de Rajoy

Desde luego, a la luz de la imágenes de la tele y de la cobertura de la prensa de pago, ese Alcaraz ya no es lo que era.

Los tres diarios coinciden hoy en la foto de portada, aunque no en su tamaño ni enfoque: plano corto, plano medio y plano largo, en El País, El Mundo y Público, respectivamente.

Donde más asustan las banderas (y sus mástiles) es en la foto elegida, no por casualidad, en El País. (Pegada aqui al lado)

La extrema derecha separadora y una parte de la derecha civilizada siguen, erre que erra, con el viejo sueño nostálgico de «volverán banderas victoriosas«, de cuando la finca era exclusivamente de ellos.

Dan miedo, aunque cada vez un poco menos. Afortunadamente, ni Rajoy ni su jefe Aznar ni sus jaleadores episcopales asistieron a la manifestación contra Zapatero.

Al menos, en esta ocasión, no vi en la tele las banderas preconstitucionales con la «gallina» del dictador que sacaban antes brazo en alto. Se quedaron guardadas en la caverna jurásica. Mucho mejor.

La excusa de la mani, algo anacrónica después del fin de la tregua terrorista y de los éxitos policiales contra ETA, importaba poco: que Zapatero no quiere derrotar a ETA y de que se olvida de las víctimas. Naturalmente, están en su derecho de manifestarse pacíficamente. Faltaría más. Pero no se si han calculado bien los efectos de estas manis, cada días más residuales, contra la campaña electoral de Mariano Rajoy.

En mi opinión, cuantas más manis hagan como la de ayer, y más recuerden a ETA y al 11-M, más lejos quedará Rajoy de La Moncloa. Tengo la impresión de que ese Alcaraz está dándole una patada a Zapatero, sí, pero en el culo de Rajoy. Pobre Mariano.

Al menos, por esta vez, fue acompañado en la no asistencia a la mani por su jefe Aznar. En cambio, la esposa de Aznar, Ana Botella, sí acudió al rescate de la línea dura pepera. Que yo sepa, no se vió por allí a la esposa de Rajoy. Matices conyugales.

Si la tendencia es lo que importa, los millones de manifestantes que arrastraban antes Rajoy, Aznar y sus obispos se quedaron ayer en 76.000 (según el Gobierno). La lideresa del PP, Esperanza Aguirre, los rebajó sólo a medio millón. ¡Válgame dios!.

Aunque sólo sea por copiar, pegar y divulgar artículos como éste de Manolo Vicent, intentaré mantener vivo el blog, si el trabajo y los viajes me lo permiten. No tiene desperdicio.

Sin perdón

MANUEL VICENT en El País

25/11/2007

El dictador Franco tenía desarrolladas todas las virtudes del zorro y ninguna del león. Si bien Maquiavelo recomendó al Príncipe un equilibrio entre las dos, Franco en este aspecto estaba muy descompensado. La astucia, la suspicacia, el conocimiento de las flaquezas humanas y el instinto para tender toda clase de trampas eran su fuerte, pero no la nobleza, la magnanimidad, el orgullo y la fortaleza, el sentido del estado, la piedad y el perdón.

Cuando cambiaba de gobierno, el dictador siempre se las arreglaba para que poco después hubiera un condenado a muerte. Era la forma de apoderarse de la conciencia de los nuevos ministros, puesto que estaban obligados a firmar solidariamente la sentencia capital en el consejo. Ningún ministro de Franco logró eludir semejante ignominia.

Esta misma trampa tendió el dictador a la Iglesia cuando, terminada la guerra civil, comenzó a funcionar en España una metódica y exhautiva maquinaria de picar carne con decenas de miles de republicanos fusilados contra las tapias de los cementerios. Bastaba con que un cura párroco diera la cara por cualquiera de los condenados a muerte para que este salvara el pellejo. Si una autoridad eclesiástica decía a este no, automáticamente el agraciado por esta piedad clerical era apartado del camino del paredón, con lo cual el dictador de forma muy ladina metió a la Iglesia hasta el cuello en aquella carnicería al hacerla partícipe en ella por omisión, silencio, conformismo o miedo.

Se dirá que durante la guerra hubo más de diez mil religiosos asesinados y que era una virtud heroica escapar del sentimiento de venganza. Muchos de aquellos mártires fueron arrastrados por una ciega espiral de violencia y habrían sido igualmente sacrificados aunque hubieran renegado de su fe, pero después algunos sacerdotes salvaron de la muerte a muchos republicanos simplemente testificando a su favor. Esos fueron los verdaderos héroes a los que había que beatificar.

Por lo demás el dictador, exhibiendo la virtud del zorro y no la del león, logró trincar esta vez la conciencia de los ministros del Señor para hacerlos moralmente copartícipes por omisión en la terrible escabechina. De haber caído con gusto en esa trampa tiene la Iglesia que pedir perdón.

FIN

¡Que recen más por la COPE y menos por el Rey!

¡Qué bronca tan interesante la del Rey y la Presidenta de Madrid!

Nada que afecte a la libertad de expresión debería ser ajeno a este blog. Por eso, enfrascado en el Presupuesto de 20 minutos para 2008, no me percaté esta semana de la temperatura que iban adquiriendo las relaciones entre la derecha y la monarquía españolas. Vivir para ver.

Las portadas de hoy muestran algunas chispas de la alta tensión alcanzada tras los últimos torpes acontecimientos relcionados con la Monarquía: portada secuestrada de El Jueves, quema habitual de fotos del Rey aireada y exagerada esta vez por los altavoces de la derecha, video institucional del rey del YouTube, Mariano I, petición de abdicación del Rey en favor del Principe por parte del locutor Jiménez Losantos en la cadena COPE, propiedad de los Obispos, …)

(¡Vaya! La hora del cine. Me voy a ver «Las trece rosas«. Luego seguiré con lo de Espe y el Rey. )

Ya estoy de vuelta y con el estómago aún encogido por la peli. Bueno, más que una película de ficción es un reportaje crudo sobre una historia real: el asesinato (¿legal?) de 13 chicas inocentes en la tapia del cementario de La Almudena por un pelotón de fusilamiento de Franco.

Han tenido que pasar casi 70 años para poder hacer un reportaje como éste sobre hechos probados.

Recomiendo ir a verla a todo aquel que tenga dudas sobre la necesidad de aprobar cuanto antes la Ley de la Memoria Histórica. Creo que la Ley se está quedando corta. Pero algo es algo. Más vale tarde que nunca.

Dentro de unos años, quizás décadas, cuando la democracia esté más consolidada en Èspaña, la derecha y la izquierzda se hayan alternado varias veces en el poder y no quede vivo ningún hijo de asesinos ni de asesinados durante la Dictadura franquista, entonces se podrá aprobar una ley más completa sobre la Memoria Histórica. Se perdona todo pero no se olvida nada.

Después de ver «Las trece rosas» se me han quitado las ganas de seguir escribiendo sobre la conversación que ha trascendido (para sorpresa de la Casa Real) entre el Rey y la Presidenta de Madrid.

El Mundo y El País llevan este asunto en su portada (a 2 y 3 columnas) y a cuatro columnas en página interior.

El Mundo:

Aguirre defiende a Losantos…

El País:

Aguirre irrita al Rey…

Sin embargo, el diario Público no da ni una línea en su portada ni en su interior.

¿Lo consideró «no noticia» o es que no se enteró del asunto?

Tengo la impresión de que no han dado esta noticia porque no conocían el contenido de la conversación real ni sabían que lo iba a publicar El País. Mañana, si publican algo, saldremos de dudas. Estoy casi seguro de que comentarios no faltarán en Público.

Sospecho que El País hizo llamadas de doble chequeo y de comprobación de datos a varias fuentes antes de decidir su publicación. Una de esas «fuentes» (o charcos) corrió con el cante al diario El Mundo.

Pedro Jota Ramírez salió al instante al rescate galante de Esperanza Aguirre y de Jiménez Losantos, para compensar el previsible sesgo de El País. El Mundo le hizo una entrevista de urgencia a la presidenta Aguirre e incluyó en la información sus frases como si las hubiera pronunciado ante el Rey.

¿Acaso dijo Aguirre ante el Rey lo que El Mundo le atribuye en titular de portada?

Lo dudo.

Este es el titular de Pedro Jota:

Aguirre defiende a Losantos ante el Rey: «Si le hubiera criticado Iñaki Gabilondo, le había invitado a comer»

Curiosamente, como es notorio, Jiménez Losantos es el azote de Gallardón a quien critica sin mesura en la COPE. En cambio, Iñaki Gabilondo trata con mayor cortesía al alcalde de Madrid y previsible futuro competidor de Esperanza Aguirre en su eventual carrera hacia La Moncloa.

La bronca es muy interesante porque sitúa la libertad de expresión en un escalón más alto de lo que estaba antes de producirse este debate. Palabra a palabra ganamos libertad.

Creo que el debate abierto fortalece a la Monarquía mucho más que el secuestro de El Jueves. ¡Hay que ver lo que aguanta Isabel II, la reina de Inglaterra!. O el propio George Bush. Y no pasa nada.

Todos los españoles podemos expresar libremente nuestros pensamientos si estos no van en contra de las leyes vigentes aprobadas en Las Cortes por los representantes del pueblo español.

Pese a la prudencia que exige su papel de representación del Estado, el Rey tiene derecho a la libertad de expresión… y a defenderse. Ese derecho también lo tienen Esperanza Aguirre, Jimenez Losantos, El Jueves y los que piden que vuelva la República.

Hasta donde he leído, estoy de acuerdo con lo que han dicho los dos, tanto el Rey, pidiendo un trato humano hacia él, como la Presidenta Aguirre pidiendo lo mismo para el estravagante derechista Jiménez Losantos.

Y, por supuesto, estoy de acuerdo con esta frase que, según El Mundo, pronunció Esperanza Aguirre ante el Rey:

«Lo peor es quitar el micrófono a un periodista»

¡Si lo sabré yo!

Eso, que se lo diga Aguirre a su líder político, el ex presidente Aznar, tan poco respetuoso con la libertad de expresión.

Esto parece el mundo al revés: la izquierda defiende al Rey de los ataques de la derecha.

¿Acaso la derecha nostálgica (la más franquista) no perdona al Rey que haya apoyado la democracia de todos?

Si es así, insisto, los españoles merecemos y necesitamos otra derecha más civilizada. Por favor.

Cuando vivía Franco, España me daba miedo

A los lectores más jóvenes puede haberles extrañado el dibujo histórico-filosófico-político del genial Forges. A mi me ha hecho sonreir, una vez más.

Cuando fundamos el semanario Cambio-16, en el otoño de 1971, no nos atrevimos a poner el nombre de «Nacional» a la sección de noticias nacionales (o sea, de España). Tampoco quisimos ponerle «España» porque eramos jóvenes antifranquistas y ese nombre nos sonaba un poco extraño, casi hostil.

Lo habíamos pronunciado con los gritos de rigor, en mi caso por obligación, miles de veces, con las rodillas heladas, antes de entrar en clase:

«España, una, España, grande, España libre, viva Franco, viva, arriba España, arriba»

Nos parecía una palabra apropiada -expropiada, robada- por el enemigo. Era una palabra tan manoseada por los fascistas del bigotito, la raya clara y limpia, la mirada siniestra o las gafas oscuras que nos dio repelús utilizarla en el número Cero como nombre de una sección informativa de nuestra nueva e ilusionante revista.

Ya no recuerdo si ponerle «Este país» a la sección fue idea de Juan Salas (el empresario) o de Carmen Rico Godoy (llevaba suscripciones en la cocina de García de Paredes ) o de Manolo Saco (nuestro primer redactor de base). Pero ese simple matiz tuvo cierto éxito pues nos diferenció de la prensa franquista, o sea del resto de la prensa.

Cuando nació El País, en mayo de 1976, el dictador ya estaba muerto y a mis colegas les pareció llegada la hora de perder el miedo al nombre de «este país» y recuperar la palabra España para todos los españoles.

El País abrió (y aún abre) con la sección «Internacional» (yo fui su redactor-jefe hasta 1978). Queríamos reivindicar el extranjero (considerado enemigo por Franco) como algo más próximo y amistoso y ponernos en el mapa del mundo.

Después de «Internacional» venía, por coherencia gramatical, la sección «Nacional«. Sin embargo, la sección «nacional» de El País nació con el nombre, entonces valiente, de España.

Durante la transición de la Dictadura a la Democracia, nos fuimos acostumbrando a pronunciar «España» cada vez con menos miedo y cada vez con más afecto. Hasta Santiago Carrillo recuperó la bandera bicolor y el nombre de España.

Y así, más de la mitad de los españoles nos fuimos haciendo amigos de España.

Hasta que llegó José María Aznar al Gobierno -«la mirada clara y lejos y la frente levantada«- y nos empezó a meter miedo, otra vez, apropiandose de los nombres, de los himnos, de las banderas, de los Reyes y de todos los símbolos que los demócratas habíamos empezado a adoptar, en paz, como propios.

Desde entonces, los líderes de la «españa negra» no han descansado en su empeño por romper la España de todos. La quieren sólo para ellos. Con su pan se lo coman. Me refiero a la «españa negra«, no a la buena, generosa, España en libertad.

Gracias, Forges.

Con amigos como Aznar, el Rey no necesita enemigos

Trampas en elpais.com:
Nielsen apuesta por la transparencia

No quiero ni pensar en la cara que se les habrá puesto a los directivos de PRISA, implicados en las trampas de elpais.com, cuando se hayan visto descubiertos «in fragantti» (o sea, con las manos en la masa) sumando audiencias pecaminosas a su número de usuarios únicos.

El escándalo ha sido mayúsculo. Menos mal que Nielsen, la empresa que mide la audiencia de las webs ha apostado -como no podía ser de otra manera- por la transparencia y por mantener su nombre libre de toda sospecha.

Mis felicitaciones a Nielsen.

Supongo que Nielsen publicará las próximas cifras de audiencia con una nota cautelar que informe al mercado publicitario de que la correspondiente a los usuarios únicos de elpais.com (con su correspondiente asterisco) están bajo el escrutinio de los investigadores internos de la principal auditora del mundo en Internet.

(Declaro solemnemente que, al escribir sobre las trampas de PRISA, no me mueve ningún deseo (consciente) de venganza. Más de una vez, he manifestado mi afecto personal y mi admiración por los dueños y empleados de este imperio mediático que, al término de la ominosa dictadura de Franco, puso a España en el mapa mundi de la libertad de expresión. (Yo mismo fui, en cuatro ocasiones, uno de esos empleados).

En cuestiones de medición de lectores y ejemplares, tengo ciertas cuentas pendientes con los viejos diarios de pago.

Afortunadamente, nuestros lectores de oro han coronado a 20 minutos con el liderazgo absoluto de la prensa española gratuita y de pago. Hoy, 20 minutos es el diario más leído en la historia de España. El éxito cura muchas heridas aunque abre otras, quizás, más peligrosas.

Soy vengativo, como el que más, pero conscientemente trato de dominar esa baja pasión cada vez que se me ofrece en caliente. No siempre lo consigo. ¡Es tan dulce la venganza cuando se sirve en plato frío!

Sinceramente, lamento mucho lo ocurrido y lo siento no sólo por elpais.com sino por todo el sector on line. La credibilidad en las herramientas de medición en Internet se construye muy lentamente, en años, y con mucho mimo. Sin embargo, se destruye en un segundo con un simple zarpazo que le demos a la integridad ética que debe presidir el buen hacer profesional.

Ojalá no se repita esta pecaminosa y triste hazaña de elpais.com contra la credibilidad de Nielsen en Internet ni aquella otra tan vergonzosa y estrafalaria aventura de la cadena COPE y Abellán contra el EGM.)

Esta es la tabla que nos regala el autor de La FraguaToño Fraguas (uno de los fundadores de www.20minutos.es, hoy en PRISA) sobre la guerra de medios. Es un buen apunte, muy en bruto, para empezar.

Adivinanza:¿Que diario entrevista a Felipe o a Rajoy?

El semanario británico The Economist dedica esta semana un comentario a la «racha de Zapatero» del que El País recoge unos parráfos en su revista de prensa:

Adivinanza facilona: El Mundo entrevista a un Mariano Rajoy veraniego, de rostro humano y El País dedica tres páginas a Felipe González en su jardín.

Por cierto, en la frase que sirve de titular a Felipe se nota que el ex presidente no ha olvidado el arte sutil de disparar por elevación. A ese titular:

«Aplaudo que Zapatero haya afirmado su liderazgo sin mi sombra»

parece que le falta la coletilla de «… y no como otros»

En las portadas veraniegas, de escaso interés, los sujetos principales siguen respondiendo al refrán «cada oveja con su pareja». UPN-PP manda en El Mundo y PSOE, en El País.

Como es habitual, El Mundo no descansa a la hora de servir a sus creyentes más fanatizados su ración habitual de teoría conspiratoria en torno al «dudoso» papel de la policía en el 11-M. Hoy dedica media columna de portada y página interior a la Goma-2 de Leganés y a un policía «sospechoso» que estuvo destinado en la comisaria de Vallecas en el 11-M.

Es es su titular de portada:

El PP pregunta el origen de la Goma-2 entregada por un policía en Leganés

Descartado el comisario de Vallecas, Rodolfo Ruiz, absuelto por el Tribunal Supremo de la estrafalaria condena del juez Hidalgo (quien aún sigue en su puesto, como si nada), por detención ilegal y falsificación de documentos en el «Caso Bono«, El Mundo busca ahora cualquier casualidad que roce a la mochila de Vallecas.

Está buscando al monstruo del «lega-nés«. No es extraño el comportamiento de Pedro Jota Ramírez en torno a la teoría conspiranoica que él mismo (con ayuda de la católica COPE) ha contribuido a crear.

Lo raro es que, a estas alturas de la película y del juicio del 11-M, el diputado Jaime Ignacio del Burgo y el PP sigan, erre que erre, utilizando el Congreso como amplificador y altavoz de Pedro Jota.

¿Tanto manda aún el trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana) en el PP?

Pobre Mariano. ¡Qué dificil se le ha puesto afirmar su liderazgo a la sombra de Aznar!

La difícil (aunque no imposible) reinserción de Pedro Jota

Contra mi costumbre, hoy he leído la homilía dominical de Pedro Jota Ramírez, “Carta del Director”, de cabo a rabo. Por razones personales que no vienen al caso, el título me enganchó: “Carmen Iglesias y nuestra imaginación con disciplina”. Empecé a leer la primera página con avidez y debo reconocer que –quizás por el calor- terminé la segunda, remoloneando, con dificultad.

Me han interesado dos aspectos (forma y fondo) del largísimo artículo epistolar pedrojotero, que enlazo aquí para los curiosos.

En lo que se refiere a la forma, me ha sorprendido la erudición histórica mostrada por el director de El Mundo; va más allá de las solapas de libros no leídos y las antologías de citas para impresionar, a las que los periodistas solemos recurrir, sin pudor, en casos de emergencia.

Aunque el artículo es un pelín rocambolesco, muy barroco, algo pedante y demagógico, cuando no cínico, no me ha parecido mal escrito. Con la pésima opinión profesional que tengo del colega en cuestión, habiendo seguido su patética trayectoria de acróbata o saltimbanqui del periodismo amarillo, este artículo merece un piropo por mi parte. Lo cortés no quita lo valiente. Creo que es el primero de los suyos que he leído hasta el final.

En cuanto al fondo, el artículo puede ofrecernos varios mensajes cruzados. Yo me quedo hoy con el que más conviene a mis deseos: la posible, aunque improbable, reinserción del autor en la crema de la intelectualidad y de la nobleza periodística.

Tal como le ocurrió al temible pirata Drake, convertido en Sir Francis Drake por la reina de Inglaterra, Pedro Jota Ramírez quiere superar su pasado de buhonero de alquiler para ser tenido por aristócrata del periodismo, de las artes y de las letras.

No sería la primera vez que cambiara radicalmente de posición. Y no seré yo, desde luego, quien critique la evolución de las personas, sobretodo si es para el bien de los demás. Bienvenido, pues, al reino de la moderación. Tampoco soy yo, precisamente, el más indicado para recibirle porque, a menudo, vivo, como él mismo, y mal que me pese, en el de la exaltación y la ira.

El director de El Mundo hace hoy un hiper elogio de la sabia y prudente historiadora Carmen Iglesias, convertida en su jefa, al haber sido propuesta como presidenta de Unidad Editorial por los accionistas mayoritarios del grupo. En ese largo e hiperbólico halago, veo indicios razonables de que Pedro Jota Ramírez puede sorprendernos en el futuro con aspiraciones a un reconocimiento público hasta ahora, a mi juicio, inmerecido. ¿Será cosa de la edad?

La buena noticia es que, teniendo a Carmen Iglesias como presidenta de su grupo editorial –y ojalá dure mucho en ese puesto y no nos dé la “espantá” ante la próxima campaña “conspiranoica” de El Mundo-, Pedro Jota no podrá seguir actuando tan arbitraria e impunemente como lo ha hecho hasta ahora.

Conozco poco a Carmen Iglesias (coincidí por última vez con ella en el Jurado que dio el Premio Abril Martorell a la Concordia al maestro Fernando Savater) pero sí lo suficiente como para confiar en que pondrá algunas gotas de cordura, de mesura y de solvencia profesional en la nueva trayectoria de Unidad Editorial, la editora de El Mundo.

El Grupo RCS, controlado por los italianos del Corriere della Sera, ha crecido mucho con la compra de Recoletos y de la suma brotará, a buen seguro, una nueva cultura corporativa. Hoy soy optimista sobre las posibilidades de mejora de mi competidor de pago y del gratuito elmundo.es.

El tamaño influye. Ya lo creo. Como influye la cantidad en la calidad. Pedro Jota, que no tiene un pelo de tonto y tantos como yo de vanidoso, no ha querido perder esta oportunidad, quizás irrepetible, para aspirar al metafórico título nobiliario que convirtió al pirata Drake en un lord inglés. ¿Por qué no?

Como periodista, especializado durante muchos años en información económica, he conocido de cerca decisiones empresariales que buscaban naturalmente el beneficio. Más tarde, he visto a esos mismos líderes decidirse no por el beneficio sino por el crecimiento a toda costa, por el tamaño. Con el paso de los años y la obtención de una posición de poder descomunal, próxima al monopolio, he llegado a la conclusión, casi zoológica, de que lo que les mueve (nos mueve) a la acción empresarial no es sólo el beneficio, ni siquiera el tamaño, sino que es, sobretodo, el ego.

No se si Pedro Jota Ramírez tiene o no una plaza o calle con su nombre en su querida tierra riojana. Por mi parte, después de haber leído su “Carta del director” de hoy y otra de hace veinte años, como joven director del “Diario 16”, cuando dice haber conocido a su nueva presidenta (antes progresista y hoy conservadora), ya puede el Ayuntamiento de Logroño o el Gobierno de La Rioja encargar la placa con el nombre de quien ha emprendido, a mi juicio, el difícil, aunque no imposible, camino hacia la reinserción en la nobleza del periodismo español. Amén. Debemos perdonar todo, pero no olvidar nada. Y no bajar la guardia. Por si sólo son indicios, fruto de mi imaginación calenturienta y poco disciplinada.

(¡Jo, qué calor!)

Ahí va un espléndido artículo de Javier Pradera, publicado hoy en El País, sobre jueces tan escandalosos como Manuel Hidalgo, el de la sentencia estrafalaria «Caso Bono» y del juez Ferrín Calamita (procedente del latín «Calamitas«, «Calamidad«)

Vigilar a los vigilantes

Javier Pradera en El País 29/07/2007

El control de las decisiones judiciales.

LA INDEPENDENCIA del Poder Judicial es administrada por magistrados inamovibles, responsables y sometidos sólo al imperio de la ley, que no pueden ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados sino por las causas y con las garantías previstas por las normas. Esa blindada protección tiene como límites las infracciones a las leyes, juzgadas por los tribunales, y las faltas disciplinarias, sancionadas por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Pero los delitos típicamente judiciales -como la prevaricación- son difíciles de probar; de añadidura, el corporativismo y el compadreo político toleran demasiadas veces la impunidad de magistrados culpables. La máxima de Juvenal «Sed quis custodiet ipsos custodes?» («¿Pero quién vigilará a los propios vigilantes?») enseña que la desconfianza ciudadana hacia el control de los jueces por sus pares es antigua.

El Supremo hace pública la sentencia absolutoria de tres policías, condenados antes por la Audiencia Provincial de Madrid, y el CGPJ abre expediente disciplinario a un juez de familia

Dos semanas después de anunciar el fallo, el Supremo ha hecho pública de forma íntegra la sentencia de 5 de julio que declara la inocencia de tres policías previamente condenados por la Audiencia Provincial de Madrid en mayo de 2006 a penas de prisión y otras accesorias como autores de supuestos delitos de detención ilegal, falsificación de documento público y coacciones. Los fundamentos jurídicos de la resolución absolutoria no dejan títere con cabeza. La introducción de matute durante la vista oral de un inventado delito de coacciones vulneró el principio acusatorio. El impertinente interrogatorio llevado a cabo por el presidente Manuel Hidalgo, que actuó también como ponente, conculcó el derecho de los acusados a un juez imparcial. Si los policías no hubiesen sido declarados inocentes por razones de fondo, esos dos motivos procesales habrían obligado a repetir el juicio con un nuevo tribunal.

El Supremo declara inexistente la supuesta detención ilegal de dos militantes del PP, llamados por teléfono a declarar ante la Brigada de Información sobre su encolerizada presencia -gráficamente documentada- en la manifestación de 22 de enero de 2005 donde el ministro Bono fue agredido. Los dos imputados acudieron voluntariamente a comisaria con abogado, no estamparon sus huellas dactilares, no fueron esposados ni conducidos a una celda y se les puso en libertad menos de tres horas después de su llegada. El delito de falsedad era una fantasía, y el delito de coacciones no lo defiende ni el único voto discrepante. Pero los dirigentes del PP que compararon en su día -como Esperanza Aguirre- a los tres policías absueltos con agentes de la Gestapo no se han disculpado.

Si la sentencia de la Audiencia Provincial proyecta sombras de prevaricación sobre sus autores, el CGPJ ha abierto expediente disciplinario a un juez de familia de Murcia que privó de la custodia de sus hijas a una mujer en trámite de divorcio a causa de su presunta homosexualidad. Fernando Ferrín Calamita, que ordenó en 1987 la detención de dos jóvenes por estar desnudas en una playa gaditana, había sido objeto previamente de 19 reclamaciones de justiciables ante la unidad de atención al ciudadano del CGPJ.

Entre otras muchas lindezas, el auto dictado el 6 de junio por el juez murciano invita a equiparar la regulación del divorcio, entendido como libertad de cada cónyuge para no permanecer ligado por más tiempo a su pareja, con un imaginario derecho «a desligarse de la obligación hipotecaria» contraída con alguna entidad financiera «que nos tiene atados a la mayoría de los españoles veinte o treinta años llevándose una parte importante de nuestros ingresos». El metafórico magistrado, tras poner en duda la constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo género, considera que la homosexualidad de una pareja ofrece tantos peligros para la educación de los hijos como la condición de toxicómano, pederasta, prostituta o miembro de una secta satánica de alguno de los cónyuges. El entresacado de citas no hace el debido honor a un auto que debe ser leído en su integridad: ¿puede ese pintoresco orate continuar administrando la independencia judicial en la España constitucional sin que el edificio del Estado de derecho comience a tambalearse?

FIN

Las trampas de la derecha (francesa) sólo salen en El País

«Cae el jefe» o «la policía destroza»
El Vaticano juega con fuego

El Supremo convierte el «caso Bono» en «caso Hidalgo»

El Tribunal Supremo le ha dado la vuelta a la tortilla. No se trata de simples matices jurídicos sobre el dudoso «Caso Bono» (enormemente sospechososo desde el primer día) sino de algo mucho más grave. Donde el extraño juez Hidalgo dijo «negro» , el Supremo ha dicho «blanco«. Y lo ha hecho de manera contundente.

Los tres policías condenados -no sabemos por qué- por el juez Hidalgo son totalmente inocentes y los agresivos angelitos militantes del PP pueden ser culpables de un delito de intento de atentado contra el ministroBono.

Siempre me han perturbado los casos extremos de quienes impunemente hacen justo lo contrario de lo que la sociedad espera de ellos: el bombero pirómano, el sacerdote pederasta, el periodista embustero o el juez injusto, por poner algunos ejemplos escalofriantes.

¿Le pasará algo ahora al estravagante juez Hidalgo por haber condenado injustamente a los tres policías en lugar de juzgar a los presuntos agresores del ministro de Defensa?

¿Paga algún precio un juez cuando, por error, estulticia, prevaricación o ideología, destruye la fama y el buen nombre de tres policías honrados?

Por si alguien tiene dudas sobre el escándalo político-jurídico-periodístico que ha rodeado a este caso, aquí encontrarán una desordenada recopilación de los hechos y opiniones recogidos en este blog, desde que les vimos el plumero al juez Hidalgo, a Pedro Jeta y a los líderes del PP que mintieron, a sabiendas, para sacar rédito político a costa de destrozar el buen nombre de tres policías que, como ha dicho ahora el Supremo, cumplieron con su deber.

La razones más espurias ha movido este escándalo y, a mi juicio, están ligadas, entre otras, a la «mochila de Vallecas«, al 11-M y a las mentiras masivas del «trío Pinocho» (Aznar, Acebes y Zaplana)