Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Trampas en elpais.com:
Nielsen apuesta por la transparencia

No quiero ni pensar en la cara que se les habrá puesto a los directivos de PRISA, implicados en las trampas de elpais.com, cuando se hayan visto descubiertos «in fragantti» (o sea, con las manos en la masa) sumando audiencias pecaminosas a su número de usuarios únicos.

El escándalo ha sido mayúsculo. Menos mal que Nielsen, la empresa que mide la audiencia de las webs ha apostado -como no podía ser de otra manera- por la transparencia y por mantener su nombre libre de toda sospecha.

Mis felicitaciones a Nielsen.

Supongo que Nielsen publicará las próximas cifras de audiencia con una nota cautelar que informe al mercado publicitario de que la correspondiente a los usuarios únicos de elpais.com (con su correspondiente asterisco) están bajo el escrutinio de los investigadores internos de la principal auditora del mundo en Internet.

(Declaro solemnemente que, al escribir sobre las trampas de PRISA, no me mueve ningún deseo (consciente) de venganza. Más de una vez, he manifestado mi afecto personal y mi admiración por los dueños y empleados de este imperio mediático que, al término de la ominosa dictadura de Franco, puso a España en el mapa mundi de la libertad de expresión. (Yo mismo fui, en cuatro ocasiones, uno de esos empleados).

En cuestiones de medición de lectores y ejemplares, tengo ciertas cuentas pendientes con los viejos diarios de pago.

Afortunadamente, nuestros lectores de oro han coronado a 20 minutos con el liderazgo absoluto de la prensa española gratuita y de pago. Hoy, 20 minutos es el diario más leído en la historia de España. El éxito cura muchas heridas aunque abre otras, quizás, más peligrosas.

Soy vengativo, como el que más, pero conscientemente trato de dominar esa baja pasión cada vez que se me ofrece en caliente. No siempre lo consigo. ¡Es tan dulce la venganza cuando se sirve en plato frío!

Sinceramente, lamento mucho lo ocurrido y lo siento no sólo por elpais.com sino por todo el sector on line. La credibilidad en las herramientas de medición en Internet se construye muy lentamente, en años, y con mucho mimo. Sin embargo, se destruye en un segundo con un simple zarpazo que le demos a la integridad ética que debe presidir el buen hacer profesional.

Ojalá no se repita esta pecaminosa y triste hazaña de elpais.com contra la credibilidad de Nielsen en Internet ni aquella otra tan vergonzosa y estrafalaria aventura de la cadena COPE y Abellán contra el EGM.)

Esta es la tabla que nos regala el autor de La FraguaToño Fraguas (uno de los fundadores de www.20minutos.es, hoy en PRISA) sobre la guerra de medios. Es un buen apunte, muy en bruto, para empezar.

¿Todos contra Rajoy? No, contra Sarkozy
Palabritas de JAMS en video casero

He pasado varios días fuera de Madrid (desconectado de Internet) en dos congresos: uno en Guadix, de Periodismo Digital, y otro en Marbella, de Editores de Publicaciones Periódicas). Haré un resumen de las conclusiones en cuanto pueda.

Cuando regresé anoche a casa y leí los 80 comentarios (y de tan buena calidad) al último post de «Periodismo basura…» me quedé tan impresionado como cuando vuelvo a 20 minutos después de pasar unos días fuera de la compañía.

Tengo la convicción de que la empresa que dirijo funciona mejor cuando yo no estoy. Y lo mismo me ha pasdo con el blog. En cuanto dejo de escribir unos días, los comentaristas se sueltan el pelo y enriquecen el blog por su cuenta. Me encanta. Y les agradezco mucho su participación y el debate sosegado y constructivo que han aportado Pericles, Imagina, Saltaparapetos y hasta David, el malaguita, entre otros.

Lo que siento es no disponer hoy de tiempo para contribuir al debate del último hilo. Pero lo repasaré mañana.

Hoy apenas he leído los diarios pero me han gustado el editorial de El País y el artículo de Santos Juliá. Corto y pego ambos aquí abajo y me pongo a plantar pensamientos y petunias por el jardín y tomates y pimientos en la huertecilla (de dos caballones, oiga). Si lo hago ahora mismo moriran durante la semana.

Además, tengo que rebajar el tamaño de mi ego, que ha vuelto muy inflado del Congreso de Guadix, donde he recogido el Primer Premio Arroba de Periodismo Digital que me ha concedido los jóvenes de la Asociación de Periodistas Digitales de Andalucía (APDA) pero, que en realidad, se lo ha ganado a pulso el equipo que hace 20minutos.es .

El Presidente de la APDA, Antonio Mafredi, me entregó una copa accitana preciosa con una arroba como esta «@» en medio. Pero no quedó ahí la cosa: también me dieron una arroba auténtica (de las de antes del sistema métrico decimal)

equivalente a 16 litros de vino del país.

Nos beberemos esa arroba de vino en 20minutos.es para celebrar el éxito en usuarios únicos obtenido en la úlitma medición de OJD Interactiva .

Nuestro 20minutos.es, con más de 4 millones de usuarios únicos en marzo, quedó como el segundo diario on line de información general más leído de España, después de elmundo.es.

Ese mismo vino de la tierra fue el que tomamos en la cena de gala celebrada en la cueva de «La venta del Tío Tobas» en Alcudia de Guadix. Era tan bueno que, en los agradecimientos, me dió por hablar como si fuera libre.

A una colega, Sonia Blanco, profesora de la Universidad de Málaga, se le ocurrió grabarlo todo y ponerlo en su blog. Que dios se lo pague. Esto es como volver a la tele… Si le dan un click en este enlace lo verán (a lo mejor).

Cruzo los dedos porque no estoy seguro de saber pegar esto en el blog. Si no sale bien, vayan al blog de Sonia Blanco. Pero, ojo, es un parlamento, como casi todos los míos, de por lo menos 20 minutos. El que avisa no es traidor.

}»>Palabritas de JAMS tras recoger el Premio Arroba de Periodismo Digital en el Congreso de la Asociación de Periodistas Digitales de Andalucía (APDA) celebradoen Guadix (Granada)

Miseria política

Santos Juliá en El País

22/04/2007

El cambio social ha reanimado a una profesión que había entrado en decadencia.

NO SON únicamente los sociólogos, felices porque el cambio social de las últimas tres décadas ha reanimado a una profesión que, a falta de revoluciones, había entrado en cierta decadencia; tampoco se limita la euforia a los demógrafos, que disfrutan de renovada notoriedad gracias al inmenso campo de trabajo abierto por el espectáculo insólito de una sociedad hasta ayer mismo emisora de emigrantes convertida de la noche a la mañana en receptora de cuatro millones de inmigrantes; ni siquiera acaba el festín con los historiadores, que por fin pueden contar la historia de España no como un fracaso, sino como un logro cuando comparan la sociedad que entró en el siglo XX arrastrando su pesada carga de analfabetismo y ruralismo con la sociedad que pisa fuerte el umbral del siglo XXI, convertida en octava potencia mundial.

Son todos ellos, pero son además los economistas, que por vez primera desde que se inventó la profesión se han sumado alegremente a la fiesta: ni los más escépticos vislumbran el final del periodo de crecimiento más largo y sostenido que conoce nuestra economía. Navegamos en la cresta de la ola desde hace años: si ayer íbamos bien, hoy vamos mejor, y mañana, para qué te cuento, resume el presidente del Gobierno en su informe económico ante lo que, en tiempos más menesterosos, se llamaba la crema de la sociedad. Sí, hay algunas nubes en el horizonte: baja productividad, síntomas de desaceleración en el sector de la construcción, déficit creciente de la balanza comercial, pero nada que no pueda solventarse con las oportunas reformas, y de reformistas es de lo que anda bien servido el país. De manera que no hay por qué inquietarse demasiado.

Y entonces, si la crónica social, demográfica, histórica y económica -entre otras posibles- es la novela de un éxito, ¿por qué es tan miserable la crónica de la política? ¿Por qué llevamos tanto tiempo condenados a presenciar cada semana, cada día, ese estúpido ritual del rifirrafe que nuestros dirigentes políticos se creen en la obligación de representar en el Congreso? El fatalista dirá que tratándose de España es imposible que el invento del éxito no rompiera por alguna de sus costuras. Pero los fatalistas no gozan de mucho prestigio en las sociedades satisfechas, y precisamente una de las facetas del éxito es que nos hemos sacudido de encima la maldición del fracaso inevitable. Si finalmente fracasáramos en lo político, no será posible recurrir a explicaciones metahistóricas ni al cuento de las dos Españas perennes. Habrá que buscar por otro lado.

Política es, naturalmente, poder, y las batallas políticas son, claro está, batallas en torno al poder. La deriva a ninguna parte emprendida por el Partido Popular desde su derrota, tan malamente digerida, en las elecciones de marzo de 2004 no tiene ningún propósito más allá de confundir y fatigar al electorado suponiendo que así desgasta a su adversario. Cabalgando a lomos del apocalipsis -España se deshace, el Gobierno se entrega a los terroristas-, el trío dirigente del PP lleva tres años pretendiendo ocultar bajo el manto de una mentida conspiración su desastrosa administración del terrible atentado que el Ministerio del Interior, del que era titular Ángel Acebes, fue incapaz de prevenir y que su Gobierno en pleno descargó sobre las espaldas de ETA porque pensó durante aquellos tres aciagos días de marzo que le iba en ello su permanencia en el poder.

Lo sorprendente es que la apertura y desarrollo del juicio -y va de éxitos: en España, los presuntos responsables y colaboradores de crímenes masivos acaban sentándose en el banquillo- no haya sido suficiente para poner punto final a tanto despropósito. Y aquí es preciso incorporar, para encontrar una explicación plausible de esta creciente miserabilización de la política, el chantaje al que cada día, cada hora, someten a los dirigentes del PP los medios de comunicación muñidores de la fábula conspirativa. Desde la emisora de la Conferencia Episcopal -que se ha saltado los límites no ya del decoro, sino de la simple decencia-, y desde las páginas del diario El Mundo, cuyo director acusa de «rendirse preventivamente» a quien se atreva a sugerir que ETA no aparece por ningún lado, hay ya demasiados intereses en juego como para retornar a la cordura.

Contra ese chantaje sólo hay un antídoto: social y económicamente, llevamos años metidos en una historia de éxito colectivo. Pongan ustedes otra cara, señores del PP, que el personal que llena bares y restaurantes, que se va de vacaciones a París y a la Cochinchina, que celebra con boato bodas y comuniones, comienza a estar un poco harto de gestos adustos y de historias truculentas.

FIN

ETA y el 11-M en El País; no en El Mundo

(Actualizado a las 20:45 que me voy a cenar)

¿No les resulta un poco raro que, después de dos años y pico dándonos la vara con la teoría conspirativa aznarista de la relación de ETA con el 11-M, hoy no aparezca la palabra ETA en la portada de El Mundo?

Y viceversa. Creo que es la primera vez que vemos en la portada de El País un titular -pequeño, eso sí- como éste:

Una asociación minoritaria de víctimas del 11-M sugiere que ETA organizó el atentado

Tan raro les pareció a los responsables editoriales de 20minutos.es -tercer diario on line de España por usuarios únicos, según OJD– que lo han dado hoy como noticia. Me alegra que vaya calando entre nuestros colegas el análisis comparativo de las noticias y no noticias.

La noticia principal de hoy tiene un tratamiento singular en cada diario.

El Mundo presta su altavoz a Israel como sujeto, con un verbo activo fuerte y negativo («rechaza«) contra la propuesta hispano-francesa.

El País, en cambio, presta su altavoz a Francia e Italia , como sujetos, con otro verbo activo pero positivo a favor de la propuesta española.

La victoria de la nueva líder del socialismo francés, Ségolène Royal también tiene su tratamiento bien diferenciado en cada diario, según su inclinación ideológica o su cultura corporativa (léase intereses).

El País rezuma una alegría desbordante con una foto guapa y grande de la triunfadora.

El Mundo da la misma noticia, casi escondida entre otras noticias, en la columnita de salida, abajo, con una triste foto tamaño sello de correos.

En El País, la Royal saluda con su mano abierta. En El Mundo aparece, en cambio, con el antiguo saludo de puño en alto de la izquierda clásica.

Naturalmente, por último (aunque no lo menos importante), conviene comparar la noticia de la sucesión de Polanco, el presidente de PRISA, editora de El País en su diario y en el otro.

Nadie me negará que la foto está plenamente justificada en casa propia sobr este titular informativo:

Ignacio Polanco será el futuro presidente del grupo PRISA

El Mundo lo da sin foto -faltaría más- y con un titular cargado de opinión, sembrado «dudas sobre el futuro» de su competidor:

Polanco zanja las dudas sobre el futuro de Prisa nombrando sucesor a su hijo Ignacio

En ambos textos, me llama la atención un pequeño detalle que, en cuestiones dinásticas, puede tener su importancia.

En El Mundo hablan de Jesús Polanco y de Ignacio Polanco Morenosin que, en ningún caso, el «de» aristocrático preceda al apellido.

Por el contrario, El País concede el «de» solamente a Jesús, actual presidente de Prisa (Jesús de Polanco), pero le apea el tratamiento del «de» a su hijo Ignacio (Ignacio Polanco Moreno a secas). Al hijo le añaden el apellido materno, pero no así al padre.

Tengo la impresión de que Nacho Polanco ha traicionado a su clase: nació en la aristocracia y -quitándose el «de» de su padre- se ha pasado a la burguesía.

Hay que estar atentos al día en que Ignacio Polanco Moreno pase a ser don Ignacio de Polanco.

Son cosas del poder y del protocolo.

De todas formas, ¡enhorabuena, Nacho, y mucha suerte, por la cuenta que nos trae!