De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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La era de los procesos

Imagen: Open Source Way bajo licencia CC.

Alguien debería remezclar aquella frase de John Lennon (¿o era de Eric Clapton?): “La vida es aquello que pasa mientras haces otra cosa”. Puede ser un remix simple, mero maquillaje: la vida es eso que te pasa mientras no logras un objetivo. O mejor: la vida es aquello que te pasa mientras deambulas por un proceso imprevisible. Hagamos una prueba. Mira a la pantalla de tu ordenador. Entiéndela como algo más que un conjunto de plasma y aluminio. Piénsala, por ejemplo, como una suma de borradores, prototipos no usados, distribución, conversaciones, estudios de mercado, reuniones, recomendaciones, mejoras y futuros reciclajes.

Demos un paso más. Marchando una frase lapidaria: los objetos no existen. No te esfuerces en intentarlo: los contornos de las cosas se diluyen. Los objetos son algo más. Una experiencia colectiva en un espacio atemporal y distribuido, por ejemplo. Y solo existen gracias a un proceso compartido.

Ahora, algunos argumentos. En el año 2006, el reverenciado Tim O’ Reilly, dejó claro que la era del 1.0 se caracterizó por los “productos”. La era del 2.0 que inauguraba en aquel texto megacitado estuvo protagonizada por los servicios. Algo de cajón, vaya: no entiendas un site como un producto sino como un servicio web. Y en esta incipiente mutación de Internet 3.0 –esa mezcla de web semántica, territorio interactivo y geolocalización– aterrizamos de lleno en la era de los procesos.

No te esfuerces: nunca llegarás a la versión alfa, definitiva, de nada. El mundo está mejor en beta: en constante prueba, investigación y proceso. Para quien siga pensando que su ordenador es apenas un pedazo de aluminio, aquí van seis argumentos (en beta) sobre la era de los procesos.

1. La informática es un proceso. Desde que Richard Stallman saliese del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) por la rigidez de sus patentes, el mundo de la informática ha dado un giro radical. Stallman, hackeando los principios del copyright, creó la licencia copyleft. Y con ello brindó a programadores y usuarios de todo el mundo la libertad de copiar, distribuir, estudiar, modificar y mejorar el software.

¿Existe mejor ejemplo de proceso que un programa de software libre en constante cambio, mejora y remezcla? El código fuente de un programa es apenas una primera línea de un proceso imprevisible. El éxito del sistema operativo Linux, en constante mejora gracias a una comunidad distribuida de programadores, ha puesto en jaque los productos cerrados de Microsoft. Y el movimiento open source, que libera el código de programación aunque no compartan todos los principios éticos del movimiento del software libre, está poniendo patas arriba el mundo tecnológico.

Abre tu código. Colabora en el proceso. Lo que Stallman no sospechaba es que su ética informática, su copyleft, contaminarían a otros ámbitos como la cultura.

2. La arquitectura es un proceso. Si eres concejal de urbanismo, olvídate de inaugurar plazas con fuentes llenas de patos de mármol falso. Si eres un ciudadano, concéntrate en esta frase: no necesitamos la arquitectura, tenemos Facebook.

Es el título de un polémico artículo del arquitecto holandés Edwin Gardner. En realidad, en boca del propio autor, la frase era una provocación para destacar que “una de las funciones de la arquitectura urbana es crear espacios para el discurso social y muchos discursos sociales han sido habilitados por internet y por las redes sociales”.

El espacio virtual convive con el espacio material. Y el proceso urbanísitico bottom up –de abajo arriba– se ha convertido en el epicentro del nuevo urbanismo. El Campo de Cebada en Madrid, un solar colectivo en Getxo, el proyecto Dreaming Hammar de Noruega (cocinado colaborativamente por Ecosistema Urbano) o una plaza de gestión comunal en Errentería son pruebas líquidas (no cuadra decir sólidas, perdón) de la pujante arquitectura-proceso. El hecho de que algunos arquitectos estén subiendo sus planos a la web con licencia abierta Creative Commons también refuerza el proceso-remix frente a la obra física.

3.La cultura es un proceso. Intenta olvidar la cultura estática y el público pasivo. La cultura como sinónimo de productos físicos (papel, plástico) fue apenas una pesadilla del pasado, vaya. La nueva gestión horizontal de la cultura dinamita todo. Un evento –digamos un concierto o un recital poético– deja de ser algo exclusivamente presencial. Se multiplica gracias a herramientas de streaming y a la vida paralela en redes sociales.

Lo presencial tiene un constante feedback desde diferentes esferas. Y la retransmisión en diferido perpetúa el evento o creación. Aunque quizá sea el cine el ámbito que mejor resuma el paradigma de la cultura como un proceso.

La película española El cosmonauta, que lleva años en un proceso de cofinanciación y cocreación, es cine-proceso en estado puro. Durante tres años han contado con la ayuda de 3.757 productores y 502 inversores (microfinanciadores). Han recaudado casi 500.000 euros colectivamente. Y han incentivado un intenso debate en red durante el rodaje.

El documental de Stéphane Grueso 15M.cc, sobre el movimiento 15M, confirma la senda procesual de la cultura. El cineasta cuelga en un blog, además de en YouTube, las entrevistas íntegras que realiza. Es posible que algunas de las personas que van acompañando el proceso de las entrevistas nunca asistan al producto final. El documental-producto no es tan importante. El proceso compartido sí lo es. Por si fuera poco, las imágenes en bruto estarán disponibles online. Cualquier persona podrá editar su propio documental. Y el proceso tiende a infinito.

4.Los objetos son procesos. No te empeñes: tu pantalla es mucho más que un objeto. Los edificios, como decíamos, no son exclusivamente algo físico. Y tu coche podríamos dejar de considerarlo como un conjunto de piezas y diseño. El caso del Fiar Mio, el modelo que la multinacional italiana codiseñó con los usuarios, confirma la supremacía del proceso sobre el objeto. Y el proyecto Local Motors, en el que se diseñan coches con un crowdsourcing distribuido y abierto, riza el rizo del coche work in progress.

5.El marketing es un proceso. Ya no existen marcas, apenas plataformas sociales. Ya no funciona la publicidad disruptiva (yo te vendo la moto, tú asistes en tu sofá). Ya no sirve hablar de uno mismo en un anuncio cerrado. Si tu estrategia para vender consiste en contratar a un famoso para que, por ejemplo, como chocolate en un anuncio, tal vez deberías pensar en cambiar de profesión.

Si abusas del storytelling (un cineasta conocido hace un clip comercial), tu marca puede estar en peligro. Si has conseguido que la comunidad de consumidores hable de tu marca y cuente historias alrededor de ella, sobrevivirás. Y seguramente te guste la definición (en beta) de commons marketing de Olmo Gálvez: “una estrategia de marketing distribuida en la que las personas, grupos e instituciones conectadas por una idea, la transforman, la distribuyen y la hacen propia en red, partiendo de un ADN previamente generado, en beneficio de la sociedad en general”.

Y seguro que te encanta la campaña ‘Name your plane’ de cocreación que Boeing lanzó para cocinar su modelo Dreamliner. Bienvenidos al avión-proceso: medio millón de personas de 166 países contando historias alrededor de su fabricación.

6. La democracia es un proceso. La democracia 1.0 consistía en un objeto: un parlamento físico ocupado por personas fijas que se regía por normas casi inalterables. La democracia objeto, estática durante cuatro años (o más, dependiendo del país), rompe el verticalismo en un día de participación (elecciones). Pero el código fuente es propietario: nadie lo puede modificar.

La democracia 2.0 es un servicio de un grupo de profesionales o de un país a un conjunto de ciudadanos. Está basada en el diálogo y en la participación. Las consultas son constantes. Hum. Cierto: la democracia, con excasísimas excepciones, sigue siendo un objeto 1.0. Un objeto monolítico, vertical, de contornos fijos y software propietario. Sin embargo, ciertos mecanismos de innovación social puestos en marcha por el movimiento 15M o por Occupy Wall Street, adelantan una democracia 3.0 en red, distribuida y en real time. Durante la explosión del 15M se destacó hasta la saciedad la importancia del proceso, de la convivencia, de buscar soluciones colectivamente en las diferentes asambleas.

Algunos prototipos de participación política como el Twittómetro (que permitía votar vía Twitter las decisiones de la asamblea de la Puerta del Sol) o el proyecto Demo 4.0(que permitiría la votación ciudadana de cada ley a costa de restar sillas de diputados) iluminan el futuro cercano de la democracia-proceso. La deliberación, la cocreación de soluciones, el outsourcing legislativo, acabarán cogiendo el testigo de la democracia objeto. El proceso ya ha comenzado.

Este texto fue publicado en el número de verano de la revista Yorokobu.

Busco Djs de palabras para despedazar mi libro

 

Busco Djs de palabras. Busco remezcladores de metáforas. Busco lectores proactivos que quieran despedazar mi libro #24H. Todo vale: cortar, pegar, reescribir, completar, modificar, clonar. O remezclar con otras obras. ¿Por qué no? Un pedacito de Rayuela, de Julio Cortázar, tras la batidora remix, puede solaparse a #24H de forma natural. O un cuento de J.G. Ballard. O las instrucciones de uso de un medicamento contra la taquicardia. El resultado puede ser sorprendente. Mejor que el original, incluso. Mi sueño es ser un autor diluido: pasar a la historia como el que escribió la primera línea del código de un software libre y compartido al que algunos siguen llamando libro. Que el autor sean los otros, ellos, vosotras. Que se olviden de mí. #24H fue apenas el inicio de algo mayor. De algo que no controlo. Por eso la sala de remezclas está lista, esperándote, en la plataforma herramienta Booki.cc, que permite incluso dialogar con otras personas que estén remezclando el texto. Yo mismo ya he  hecho dos remezclas, extrayendo partes ya existentes y creando los nuevos capítulos, ‘Mientras ellos bloguean’ y ‘Mientras duermen’. Aplicando la terminología del software libre ambos capítulos sería ‘forks’ (bifurcaciones).

#24H nació con vocación experimental. Tiene formato blog. Recrea 24 horas en un planeta llamado Internet. Y su trama se desdibuja en el subconjunto de microhistorias, comentarios y diálogos incompletos del día 16 de mayo de 2011. Reconocerás el paisaje: la España que está a punto de ver la Puerta del Sol llena de ‘indignados’. Pero #24H no nació con voluntad descriptiva. Sus líneas son más arqueología que foto fija. Más restos fósiles de una época que testimonios certeros. Por eso, sea cual sea tu mirada hacia este nuevo milenio convulso, encontrarás en #24H algo que te golpeé. Anonymous. Crowd funding. La sociedad en red capeando la crisis. Democracia Real Ya. La lucha contra el copyright. El dinosaurio SGAE. El desamor. Europa que se desmorona.

Pero #24H nació sabiéndose un relato incompleto. Sus párrafos, siempre, serán insuficientes. Forman parte de algo mayor. De un relato colectivo que irá creciendo, fragmentándose, recomponiéndose, perdiéndose. Tal vez alguien, de aquí a un siglo, transforme un pedazo de #24H en una reverenciada obra de arte. Como hacía Marcel Duchamp convirtiendo un paraguas inservible en un aclamado ready made. O como hacía Andy Warhol, refritando iconos publicitarios y mitificándolos. Un párrafo inservible de #24H, de aquí a dos años, podría ser aclamado como una insuperable creación artística. O como el hilo lírico de una posópera electrónica compuesta en red.

Pero para ello #24H te necesita. En #24H faltas tú. No tengas miedo. La licencia Creative Commons escogida libera la copia y la obra derivada. #24H es una obra copyleft. Cualquier modificación será considerada creación, no robo. Cualquier cambio será mirado con respeto. La copia, para la editorial DPR-Barcelona y para mí, no tiene ningún significado negativo. Copia era la diosa romana de la abundancia. La copia es el mecanismo base de las neuronas espejo del ser humano. La copia nos hace humanos. Genera empatía, solidaridad, comunidad. La copia es la base de la inspiración. La copia es una prueba de amor, de admiración. Sin copia/inspiración, sin series de Flash Gordon y películas de Akiro Kurosawa, no existiría la saga de La Guerra de las Galaxias. Sin el blues de Howlin´Wolf Led Zeppelin no sería nadie. Sin copia no hay creación.

#24H te necesita. Entre otras cosas, para dejar en ridículo a una industria editorial obsoleta y al sistema de copyright talibán que hizo retirar un remake de El Hacedor de Jorge Luis Borges cocinado con amor/admiración por Agustín Fernández Mallo. La sala de remezclas de #24H pretende transportar a la demasiado solemne literatura al rincón remix al que ya han llegado la música o incluso la pintura después de los colages. Pero no me conformaría con una remezcla-maquillaje. Quiero Djs mash up – salvajes, irreverentes, desequilibrados – que mezclen sin complejos. Porque la escritura del futuro, como vaticina Kennet Goldsmith “tendrá más que ver con cambiar cosas de sitio que con crear nuevos contenidos”.

El libro #24H está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel en DPR-Barcelona. También disponible en Bubok (comprando el papel se consigue automáticamente la obra en formato PDF) y Lulu

 

Declaración de la Libertad de Internet

«Defendemos una internet libre y abierta». Así empieza la Declaración de Libertad de Internet que acabo de firmar. La declaración ha sido cocinada en red por decenas de organizaciones, activistas y pensadores del mundo digital. Y pretende llamar la atención ante los crecientes intentos de censura, control y manipulación de Internet. De ACTA a SOPA, pasando por la tenebrosa Ley Sinde-Wert de España, existe una alianza entre poderes políticos, industria del entretenimiento para controlar el acesso y contenidos de Internet. Por eso, la Declaración de Libertad de Internet es tan importante. Entre los firmantes están personalidades como Yochai Benckler, Cory Doctorow o Neil Gaiman o instituciones como Access, Global Voices, Amnistía Internacional o Free Press.

El contenido de la declaración – que puedes compartir en tu blog copiando el código html que encontrarás aquí– es sencillo, redondo  y de una lógica aplastante. La traduzco libremente.

Apoyamos los procesos transparentes y participativos para la formulación de políticas de Internet y el establecimiento de cinco principios básicos:

Expresión: No censuréis Internet.
Acceso: Promoved el acceso universal a las redes rápidas y asequibles.
Apertura: Mantened Internet como una red abierta donde todo el mundo tenga la libertad de conectarse, comunicarse, escribir, leer, ver, hablar, escuchar, aprender, crear e innovar.
Innovación: Protejed la libertad de innovar y crear sin permiso. No bloqueeis las nuevas tecnologías, y no castiguéis a los innovadores por las acciones de sus usuarios.
Privacidad: Protejed la privacidad y defended la capacidad de cada uno de controlar la forma en que usa sus datos y sus dispositivos.

No es casualidad que Electronic Frontier Foundation del ya mítico John Perry Barlow, ex integrante de la banda Grateful Death, sea una de las plataformas más activas en esta campaña. Precisamente tenía guardada en borradores la Declaración de independencia del ciberespacio que la Electronic Frontier Foundation lanzó el 8 de ferbero de 1996 en la ciudad suiza de Davos. Tenía previsto hablar de ella, con alguna excusa. La Declaración de Libertad de Internet me la ha brindado. Reproduzco apenas unos párrafos de la Declaración de independencia del ciberespacio, con algunos links actuales como regalo-remix de ese futuro llamado 2012. Y este jugoso vídeo inspirado en la declaración.

 

«Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo. Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. (…) No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente. Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habéis pedido ni recibido el nuestro. No os hemos invitado. No nos conocéis, ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto público de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas.No os habéis unido a nuestra gran conversación colectiva, ni creasteis la riqueza de nuestros mercados. No conocéis nuestra cultura, nuestra ética, o los códigos no escritos que ya proporcionan a nuestra sociedad más orden que el que podría obtenerse por cualquiera de vuestras imposiciones.

(…) El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos. Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo (…)  Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros.  (…)  Creemos que nuestra autoridad emanará de la moral, de un progresista interés propio, y del bien común«.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

La maleta de los mapas imposibles

 

Este texto es un extracto de mi libro #24H,  que tiene forma de blog y está licenciado con Creative Commons. Ya está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel. La copia está liberada. Existe una sala de remezclas. Cualquier puede enriquecer (con links, textos, vídeos) #24H o este fragmento.  

A mí salón le ha crecido una maleta. Está vacía. En la etiqueta donde debería haber una dirección apenas hay una frase de Fernando Pessoa: «Viajar perder países, ser constantemente otro». Los costados de la maleta – sucia, desgastada, verdiazul- están forrados de mapas sujetos con pegamento. Mapas inexactos, oblicuos, exagerados. El verdadero tamaño de África, el mapa tipográfico de las calles de Valencia, el mapa de (metro) de la música indie española. Confieso que no tenía donde meterla: no cabía debajo de la cama ni en los armarios. Tirarla, tras las trece mudanzas de los últimos diez años, era claudicar de algo (aunque todavía no sé de qué). Por eso decidí llenarla de mis fantasmas. Mirando la maleta, la exactitud de mis mapas imposibles, saboreo un pequeño triunfo. El mapa mundial de Facebook – meras líneas, flujos, contorneando una forma – despedaza el mapamundi de Mercator que sobredimensionó el primer mundo durante siglos. La proyección de Peters me venga íntimamente del geógrafo alemán Karl Ritter (1779-1859) que concebía la tierra como un organismo vivo, los ríos como una voluntad divina y las fronteras como una inevitabilidad predefinida.

Y es que durante demasiado tiempo, los datos falsos y los verdaderos, mezclados en el cubata explosivo de la historia, formaron un laberinto insalvable. Pero fue todavía peor cuando el hombre alcanzó la plenitud de su razón y ya no quedaron rincones por cartografiar. Los «Colegios de Cartógrafos», como escribió Jorge Luis Borges, «levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él». Por eso, contemplar mi maleta me devuelve una paz incomprensible. El mapa topológico del Metro de Caracas – que desatiende la escala y la deforma para ser legible – despedaza la cartografía del Imperio. Y de alguna manera, regresa a aquella línea ténue y alegre de mapa mundi mental de los navegantes portugueses. A aquellas subjetivas cartas cartográficas que los aztecas construían con pieles, tejidos de algodón y palma.

Parece inevitable: la tecnología, las nuevas cartografías y mi maleta vacía me teletransportan al pasado idílico de los mapas inexactos. El mapa de los reinos virtuales de los vídeo juegos realizado por Information is Beatiful tiene la inocencia perfecta del disco flotante (aquel mundo incompleto) de Tales de Mileto que flotaba sobre las aguas. La representación-verdad naufraga, desaparece despedazada por el mapa pintado de las redes y señales wi fi de Oslo o por el mapa lingüístico del quechua. La infalibilidad del GPS hace aguas, desdibujada por los globos que Shai Efrati y Hagi Keysear lanzaron al aire con cámaras de fotos para retratar los secretos que la petrolera BP escondió tras la tragedia del golfo de México.

El mapa exacto ha muerto. Agoniza. El territorio respira colectivamente, libre de la dictadura de las latitudes. Aunque tal vez, nómadas de nuestro subjetivismo, lo único que sea cierto es que ya no diferenciemos el territorio de su representación, el asfalto de su ciberreflejo. Puede que el mapa – millones de mapas subjetivos – haya invadido el mundo. Tal vez sólo exista una pastosa y todopoderosa hiperrealidad que nos desgobierna. Jean Baudrillard – que murió hace no demasiado – pensaba que la realidad virtual no es ya más copia de la realidad, si no que la antecede y define: “La abstracción hoy no es ya la del mapa, el doble, el espejo o el concepto. El territorio ya no precede al mapa, ni lo sobrevive. De aquí en adelante, es el mapa el que engendra el territorio; hoy, serían las tiras de territorio las que lentamente se pudren a lo largo del mapa. Es lo real y no el mapa, cuyos escasos vestigios subsisten aquí y allí: en los desiertos que no son ya más del Imperio, sino nuestros. El desierto de lo real en sí mismo”. Siento deseos de abrir la maleta. Pero confieso que tengo miedo. No miedo de hallar arena o conchas. Miedo, simplemente, de encontrar otra maleta (vacía) del tamaño del mundo.

#82 Publicado por Boludo | Mayo 17, 2011 00:45 AM

Las navegaciones transversales, heterogéneas, oblicuas de los nuevos nómadas exploran otro espacio, otra dimensión de superposiciones. Somos, ante todo, inmigrantes del subjetivismo.

#83 Publicado por Pedro Por Su Casa, Mayo 17, 2011 01.03 AM

#acabemosconlatierra, con los Boludos, con los pretenciosos, con los intelectuales, con los doctores Honoris Causa sin curro que pierden eltiempo en este puto blog

#84 Publicado por Ya está bien | Mayo 17, 2011 01:10 AM

Hacia una gestión horizontal de la cultura

 

Gestión vertical vs gestión horizontal. Red centralizada vs red distribuida. Modelo de gestión cultural de la era predigital vs modelo de gestión de comunidades. No hay vuelta atrás. No hay intersecciones. No hay posible encuentro entre el viejo y el viejo mundo. «El agua no quiere saber del hielo», como suele decir el periodista Pepe Cervera. En el site de MOV-S 2012, un evento de creación contemporánea que se define como «un proceso de trabajo colaborativo», analizan brillantemente los dos modelos antagónicos de gestión cultural. El vertical y el de gestión de comunidades.

María Ptkq, metodóloga de MOV-S 2012 a la que recomiendo seguir en Twitter, propone un modelo de gestión que «incorpora a las comunidades de una manera orgánica en todas las fases del proceso, desde la ideación hasta la realización pasando por la financiación, la comunicación y la producción».  La gestión se transforma «en auto-gestión colectiva, no hay autorías definidas ni distinción entre artistas, productores y público». La mudanza de paradigma es brutal. Todo cambia. Cualquier proyecto puede convertirse en un making of en tiempo real, en un proceso. La autoría se diluye en una red de co creación plural. La financiación colectiva (crowd funding) se coloca en el centro del binomio industria-instituciones. La ejecución convierte a los gestores culturales en simples nodos de una red mayor.

 Además de la fuerza del proceso, de esta documentación abierta desde el minuto 0, en este nuevo modelo existe otro detalle revolucionario: la fragmentación de la temporalidad. El evento deja de ser algo exclusivamente presencial. Se diluye, pero se multiplica gracias a herramientas de streaming, a la vida paralela en redes sociales y en otras plataformas. Lo presencial tiene un constante feed back desde diferentes esferas. Y la retransmisión en diferido perpetúa el evento / creación.  El encuentro Meet Commons, un festival sin jerarquías ni programa que se celebró en Madrid en abril, encarnaría a la perfección este modelo de gestión de comunidades. Pero para llegar a la elasticidad de Meet Commons, las organizaciones  o agentes culturales deberían entender la definición de comunidad 2.0 del libro #10Openkult, del que ya he hablado en este blog: «¿Qué es la comunidad 2.0? Una red de cooperación mediada por una *interfaz. La interfaz pone las reglas del juego, “escucha” el rumor de la red y atiende sus demandas. La interfaz es permeable a la participación. No pisotea la red de cooperación, la respeta y la valora, porque el valor está en la red».

¿Tiene sentido, por ejemplo, un mega festival vertical como el Rock in Rio en el que el público quede relegado a destinatario o consumidor? ¿Tiene lógica que el Museo del Prado presente exposiciones o cuadros sin streaming? ¿En qué se podría transformar un evento como la Noche en Blanco de presupuesto millonario, gestión vertical y nula participación de las comunidades? ¿Podemos considerar la cultura un producto cerrado o definitivo, ya sea un disco, un libro o una representación teatral? De nuevo, una definición extraída de #10penkult, la de participación, puede ayudar a encontrar las respuestas:  “No concebimos la participación como el acceso a instituciones o plataformas cerradas sino que al contrario la pensamos como la habilitación a procesos de toma de decisión colectivas marcadas por la temporalidad, la mutabilidad y la reflexividad. La participación se sostiene sobre procesos constantes de feedback entre los recursos, plataformas o instituciones y las comunidades que las explotan y construyen».

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

 

Consejos de un pirata para que compréis un libro (Linked)

Hace poco más de un mes publiqué una entrada titulada Soy un pirata involuntario. Intenté denunciar algunas contradicciones: ¿por qué cuando compramos un libro en formato papel no tenemos acceso a una edición digital? ¿Por qué el precio de los eBook es tan elevado? Tras haber perdido el libro Linked, de Albert-László Barabási, en formato papel, intenté comprarlo en formato digital. Me eché para atrás: no estaba ni en formato ePub (para leerlo en tabletas) ni en Pdf. Apenas en el lector de Amazon, Kindle,  estaba disponible, por 9,65 dólares, frente a los 10,16 de la versión papel. Decidí convertirme en una cobaya pirata. No estaba dispuesto a pagar dos veces por un mismo producto. Me bajé una edición no legal de Linked en 4shared.

Y aquí estoy, pirata confeso, tocanarices e involuntario, para recomendar encendidamente que compréis este magistral libro de Albert-László Barabási (aquí una reciente entrevista en castellano con el autor). De paso, quiero probar que la circulación de una obra al margen del mercado puede repercutir positivamente en las ventas. Linked es un maravilloso ensayo transdisciplinar y multiangular. Cruzando matemáticas con filosofía, biología con informática, Albert consigue dibujar un certero retrato mestizo de las redes. Leyendo sobre topologías de redes, células o la estructura de Al Qaeda el lector entenderá atmosféricamente, mejor que nunca, qué es Internet y por qué ha supuesto el mayor cambio en la humanidad desde la noche de los tiempos. Por todo ello, recomiendo con entusiasmo que compréis este libro, por ejemplo, en Amazon. La editorial, eso sí, bien podría lanzar una versión en eBook más accesible, licenciarlo con Creative Commons o dominio público y liberar la copia. Traducirlo a otras lenguas al margen del inglés, no estaría mal. Y si tuviera una licencia abierta la comunidad ya lo habría hecho.

Os dejo con un párrafo maravilloso de Linked.

«¿Hacia dónde vamos desde aquí? La respuesta es simple. Debemos deshacer el envoltorio. El objetivo es entender la complejidad.  Debemos ir más allá de la estructura y la topología y empezar a focalizar en las dinámicas que tienen lugar a lo largo de los vínculos. Las redes son apenas el esqueleto de la complejidad, las autopistas para los varios procesos que hacen bullir el mundo. Para describir la sociedad debemos vestir los links de las redes sociales con verdaderas interacciones dinámicas entre personas. Para entender la vida debemos empezar a mirar a las dinámicas reaccionales a lo largo de los vínculos de la red metabólica. Para entender la desaparición de algunas especies en el ecosistema, tenemos que reconocer que algunas son más fáciles de cazar que otras».

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

Esta revolución no tendrá rostro

 

Este texto es un extracto de mi libro #24H,  que tiene forma de blog y está licenciado con Creative Commons. Ya está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel. La copia está liberada. Existe una sala de remezclas. Cualquier puede enriquecer (con links, textos, vídeos) #24H o este fragmento.  La fotografía del subcomandante Marcos es mía (puede circular, 20 Minutos tiene licencia Creative Commons).

Pildorita 1 (roja). V, el protagonista de la novela gráfica de Allan Moore V de Vendeta, se esconde tras una máscara de corte veneciano: piel blanca, sonrisa fantasmagórica. V es anarquista: escogió premeditadamente la máscara de Guy Fawkes, un personaje popular que intentó volar el parlamento británico en 1605. V conoce su fuerza: su anonimato. V hará temblar a un estado totalitario, oblicuo y tortuoso transformando las calles de un Londres distópico en un baile de máscaras: somos V, somos Guy Fawkes, el pueblo unido, danzando la melodía de la liberación.

Pildorita 2 (azul). Hasta los años ochenta, Luther Blissett era apenas el nombre de un jugador de fútbol jamaicano que pasó sin hacer ruido (ni goles) por el Milán A.C. Pero a finales de los noventa, el movimiento underground italiano comienza a usar su nombre para firmar manifiestos políticos, fanzines, artículos, grafitis u obras de arte. Luther Blissett se convierte en Robin Hood, en V, en el líder de una nueva guerrilla invisible y descentralizada. El Luther Blisset Project dejó desconcertados a los mecanismos de la propiedad intelectual, a los mass media y a las instituciones del arte y/o política.

Pildorita 3 (negra). En enero de 1994, la dedocracia más sólida del planeta (México) se despierta con una revuelta sorpresa: un grupo de encapuchados autodenominados Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ladillo) conquista algunas localidades en Chiapas pidiendo libertad y verdadera democracia. Después, se atrincheran en pedazos de tierra donde no rigen las leyes del Estado mexicano: las Zonas Autónomas Zapatistas. Su líder es un intrigante SubComandante que insinúa que el verdadero comandante es Zapata (y que está vivo). Él apenas es el Sub: el verdadero comandante es el pueblo. La narrativa de Marcos cala. Es casi perfecta: «Marcos es el nombre de un compañero que murió, lo uso para continuar su lucha», «tras los pasamontañas no estamos nosotros, están ustedes», «Marcos es judío en Alemania, feminista en los partidos políticos, comunista en la posguerra fría, pacifista en Bosnia, artista sin galería y sin portfolio…».

Pildorita 4 (amarilla). Los cerebros del Luther Blisset Project, cuatro jóvenes escritores de Bolonia, salen del armario en 1999. Pero para esconderse bajo el nombre- máscara de Wu Ming, que significa «sin nombre» en chino y es la firma que usan los escritores desertores. Los miembros de Wu Ming tienen nombre y apellidos. Simplemente firman colectivamente, no dejan que les fotografíen en las entrevistas y licencian sus libros con copyleft.

Pildorita 5 (verde) En torno al año 2004, el término “anonymous” se populariza en imageboards (tablones de imágenes) como 4chan.org. Los usuarios que dejaban un comentario sin identificarse aparecían cono anon (forced anon según la policía). Muchas personas bromeaban, como si Anon fuese una persona. Anonymous, antes que grupo o colectivo, fue una conciencia colectiva. La primera gran conciencia colectiva de la era de Internet. Un heterogéneo supracerebro formado por miles de células desconocidas entre sí con escasa o nula relación. A finales de enero del año 2008, un misterioso colectivo autodenominado Anonymous subió a You Tube un vídeo, Message to Scientology, declarando la guerra a la Iglesia de la Cienciología . El dos de febrero, unas decenas de personas se congregaron en la sede de la Iglesia de la Cientología de Orlando (Florida) escondidos bajo una máscara blanca que entonces pasó desapercibida: La de V. La de Guy Fawkes.

Pildorita 6 (roja) Banksy, el artista, grafitero y activista político que trae loco al mundo escondido en una máscara, aterriza en la gran pantalla en 2010. Exit to the gift shop es una biografía irregular, cóncava e irónica a través de otra biografía: la de Thierry Guetta, un obsesivo simplón que ayudó alguna vez a Bansky a hacer grafitis en Los Ángeles. La mediocridad artística de Thierry se convierte en la sensación de Los Ángeles. Banksy – siempre bajo un pasamontañas – desnuda el mundo del arte, la decadente cultura de masas, gracias a este documentario (¿mockumentary?) de contornos inexactos. ¿Existió el Thierry Guetta que protagonizó portadas de Los Ángeles Time Out? ¿Fue todo un montaje? ¿Una risa negra programada por Banksy?

Cualquier máscara es un arma. Un espejo colectivo. Un pozo del deseo. Una noria explosiva. Un deseo inexacto. Una fábrica de mitos.El misterio que explica la vida. Luther Blisset podría ser un guerrillero zapatista. El subcomandante Marcos podría estar dirigiendo la legión de los Anonymous. Banksy podría ser uno de los escritores de Wu Ming. Prepárate un cóctel excesivo. Venga, va, sin miedo. Pastillita azul, pastillita roja. O todo un armario de pastillitas negras con media amarilla. Agítalo. Enchúfate al pelotazo-máscara. Inevitable: te sientes ellos. Era tan lógico, ¿verdad? Tú eres Marcos. Eres Guy Fawkes, reventando el Parlamento de la carrera de San Jerónimo. Tú – y yo – pusimos el monigote del preso de Guantánamo que Banksy coló en Disneylandia. «Yo pinté la niña que levanta (despedaza) el muro de Palestina e Israel» #soybanksy» . Yo tumbé la web de Mastercard. Yo derrumbé, bajo la máscara, el site del gobierno de Túnez. Yo comandé Operación Tequila contra la censura en la prensa mexicana. Yo regué de pólvora la noche de los Goya mientras la ministra Sinde presenciaba la dimisión de Alex de la Iglesia.

Somos Anonymous. Somos legión. Somos Marcos. Somos Luther Blissett. Somos nosotros. La máscara no es más que una construcción. Una narrativa colectiva que, por fin, deconstruye a base de hostias las meta narrativas del poder: la simplona sinfonía de los mercados, la desafinada moraleja de la democracia occidental, la triste fábrica de entretenimiento llamada Hollywood. La multitud de Spinoza renació multiplicada en los ecos del movimiento anti globalización. Y ahora se esconde tras una máscara, tras diez millones de ellas. Construye una inteligencia colectiva esparcida en todas partes, coordinada a tiempo real. La real time mask fabrica, lo está haciendo, una bomba atómica de clicks que puede explotar en cualquier momento. Por eso el mercado y la hermana de Marck Zuckerberg luchan para que se acabe el anonimato en Internet. Tienen miedo. Mini prueba: comenta algo en este blog con tu nombre: te saldrá un casi-argumento, cifras, algo que huela a equilibrio, una crítica constructiva. Ahora intenta decir algo con la mascarita Anoc (por ejemplo): mierda, electricidad, pólvora, bomba, vísceras, parlamentos en llamas, sexo anal, tu puta madre, fascista de mierda. El mito de Gandi murió asesinado por ser hombre. El Che Guevara acabó siendo una marca de colonia. Por eso, recuerda, es importante: esta revolución no tendrá rostro.

 

Parlamento portátil, democracia copyleft

 

Reproduzco a continuación un extracto de mi libro #24H que hoy presento en Matadero (Madrid), a las 19.30 horas en Intermediae. Será una conversación entre Virginia Pérez Alonso (20 Minutos), Stéphane Grueso (cineasta, activista), Pepe Cervera (periodista) , el colectivo Zuloark y yo. La fotografía pertenece al álbum de Vecinitxs, del proyecto ‘Sillas a la calle, imagina tu barrio’.  Tiene licencia Creative Commons. 

«Mauricio, te gustará el Parlamento Paralelo Wi Fi que preparamos.  Se llama Parlamento portátil.  Democracia copyleft. Y es un verdadero jaque a la democracia imperfectísima de España. Queremos colocar 350 sillas en las plazas del país (el mismo número que sillas de diputados) y arrancar con un proceso de democracia paralela. Votos en real time. Democracia flexible. Copiable. Replicable. Democracia copyleft.Te desmenuzo el proyecto, porque arranca como un proceso. Un proceso que es el principal objetivo, no un mero medio.

1) Diseño abierto. Lanzar la idea y una convocatoria para que cualquiera pueda diseñar un prototipo de silla. Necesitamos 350 (una para cada diputado). Una silla preglable, reciclada, ecológica, cool, molona, colorida, multicultural… Una silla que represente el espíritu de la sociedad en red. Una nueva silla para una nueva democracia.

2) Votación en redes  para ver qué silla es la ganadora. Que sea una elección democrática.

3) Silla crowd funding. Pedir el dinero en Goteo o Verkami. Crowd funding para recaudar lo que costarían estas sillas. Pensando en crear un puesto de trabajo o dinero para parados que sepan construirlas.

4) Derechos abiertos. Registrar el modelo de sillas con licencia copyleft, para que cualquier persona pueda imprimir los planos y construirla. Que exista la posibilidad de que la gente-colectivos construyan parlamentos paralelos para diferentes circunstancias: Ayuntamientos, Comunidades, Cabildos… en cualquier país. ¡Tiembla Bruselas!

5) Aritmética por provincias. Una vez construidas, distribuirlas por provincias. A cada cual, el número de sillas equivalente a diputados. No nos gusta la Ley D´Hondt. Pero es lo que hay. Otra forma de denunciarla.

6) Demoracia portátil. Una vez en cada ciudad, que las asambleas las distribuyan por los barrios, encuentren la fórmula apropiada. Se puede crear una reunión mensual en cada ciudad con todas juntas en una plaza y que después cada silla vaya a un barrio. Se puede hacer una sentada en la puerta del Congreso cuando haya algo gordo con las 350 sillas de toda España. Y votar/vetar.

7) Democracia rotativa. Cada silla debería ser rotativa. Que pasen colectivos, personas anónimas, pensadores, economistas, parados, movimientos sociales, incluso políticos…. Democracia abierta a todo el que quiera. Quien no esté de acuerdo en algo, que se siente y discuta

8) Democracia consenso. La votación debería ser por consenso. Las votaciones serán transmitidas vía Internet. Se establecería algún sistema de votación online para que quien quiera (vía Twitter, por ejemplo). De nuevo, el proceso como objetivo.

9) Democracia tecnológica. Cada silla puede tener un código QR de lectura móvil y puede tener un blog o microblog adjudicada. Cada silla puede ser un cúmulo de historias donde la gente que pase por ella, cuenta cosas. Con stickybits.com es posible. La historia como un procomún de historias compartidas. Como una suma de experiencias. Como una narración colectiva.

10) Democracia temporal.  Hacer un comunicado diciendo que esta Democracia Portátil es transitoria. Que desaparecerá en el momento en el que el Gobierno cambie la ley electoral y establezca mecanismos de participación ciudadana en las decisiones políticas. Que no pretende sustituir la democracia, sino mejorarla. Somos un lobby ciudadano sentado, pensante, proactivo.

#166 Publicado por Toret | Mayo 17, 2011 03:41 AM

#24H, mi nuevo libro remix


#24H, mi última creación, ya está para todos aquellos que quieran usar el  sistema Pay with a tweet. Basta tuitear desde este link para conseguir la primera parte de #24H en formato PDF interactivo. Mañana, pondremos todo el libro entero a golpe de tweet.  Paulatinamente iremos ocupando formatos, plataformas digitales, papel. Hemos llamado a la estrategia ‘occupy plataformas’.

Presento #24H el día 16 de mayo en Madrid (Matadero,Paseo de la Chopera, 14, en la Offficina, 19.30 horas) con una conversación entre Virginia Pérez Alonso (directora de 20 Minutos.es), Pepe Cervera (periodista), Stéphane Grueso (cineasta, activista), el colectivo Zuloark y yo. En Barcelona, lo presento el día 23 de mayo (ZZZINC, Sant Vicenç 33, 19.00 horas) en una conversación entre José Luis de Vicente (investigador cultural, net-thinker) y yo. A todo esto, creo que #24H no es un libro. Como no sé exactamente lo que es, insinúo algunas posibilidades (así es la nota de prensa que he enviado a los medios).

#24H es un blog off line. El (casi) autor comenzó a garabatear lo que hoy llamamos #24H en el año 2007 en un documento de texto.  El formato emulaba un blog: una entrada, comentarios ordenados linealmente. El (casi) autor, entonces, estaba interesado en la realidad virtual, en Second Life, en las narraciones distribuidas de la red, en la ciberpolítica. Durante la Primavera Árabe retomó la escritura frenéticamente. Algunos de los garabatos de 2007 estaban sucediendo. Tras la explosión del 15M español, el (casi) autor continuó escribiendo el blog off line hasta completar 24 horas de linealidad. El blog-libro-relato recrea 24 horas, entre el 16 y 17 de mayo de 2011, en un planeta llamado Internet, justo antes de que la Puerta del Sol de Madrid se llenase de “Indignados”.

#24H es una trampa. Recrear linealmente un día en el siglo XXI es una osadía (una trampa). El tiempo es una sustancia fragmentada, deterrioralizada, cóncava, convexa. Un día en You tube tiene 50.400 horas de vídeo. 2.100 días caben en un día. 70 meses, en 24 horas. #24H tiene links, ecos del pasado, tweets que circulan, salidas, túneles, lectores que se refugian en chats paralelos. El flujo del blog es una trampa.

#24H es un edificio deconstruible. Cualquier lector puede deconstruir #24H. Puede leerlo de principio a fin. Pero también de forma oblicua. Puede eliminar una parte. Puede imprimir partes del libro gracias a un sistema de etiquetas. Existen tantos libros como lectores.

#24H es un relato coral. Las musas no han escrito #24H. La inspiración no es exclusivamente el alimento creativo de su (tal vez) autor. La escritura se basa en otros relatos, en otras inspiraciones. #24H forma parte del torrente de la historia.  Aunque buena parte es un libro de ficción, en sus líneas hay referencias, citas, realidades, tweets reales, pedazos de blogs. #24H es más un collage que un cuadro. Además, el autor colgó pedazos de #24H en su blog Alfacentauro.info e incorporó comentarios de sus usuarios en el río / relato.

#24H es un palco. Cualquier puede subirse a #24H, gritar, llorar o reir. También, cualquiera puede subir y limitarse a escuchar al público sin pronunciar una palabra.

#24H es remezclable. Cualquier lector puede descuartizar #24H, podarlo, rescribirlo. La licencia Creative Commons lo permite. El autor y la editorial creen en la creación colectiva. El remix es deseable. #24H es un código fuente. Cualquier puede mejorarlo igual que hacen los programadores de software libre o los Djs. Por eso existirá (en breve) una sala de remezclas para los DJ de palabras.

#24H es una caja de herramientas. Cada palabra puede ser un tornillo o una tuerca que encaje en otros lugares. Cada párrafo puede ser un alicate que transforme otra pieza en algo diferente. Cada página  puede ser un clavo que sostenga una estructura mayor.

#24H es un laboratorio de mercado. #24H es una cobaya voluntaria del mundo editorial. Pretende iluminar un camino. Vendiendo #24H a 1,99 euros en formato digital, el autor y editorial desean probar que hay otras fórmulas editoriales al margen de las fábricas de best seller. También quieren probar que liberar la copia sin fines lucrativos incide positivamente en el autor, editorial y obra.  Y que Internet es el mejor aliado (no enemigo) de la cultura.

#24H es un cajón de sastre. Los lectores de #24H (el blog) meditan sobre la crisis, las hipotecas, el capitalismo que “proyecta logos sobre la luna”, las ciudades patrocinadas, la corrupción, Internet y una clase política desprestigiada. En #24H conviven el movimiento hacktivista Anonymous con el subcomandante Marcos; Italo Calvino con la Bruja Avería; pensadores como Félix Guattari, Manuel Castells o Hakim Bey con Mortadelo y Filemón; Democracia Real Ya con Pancho Villa; Naomi Klein con Leo Bassi; el Manifiesto Cyborg de Donna Haraway con Karl Marx; Einstein y los sonidos bastardos de las favelas de Río de Janeiro. Desamor, frustración, copyleft, utopías, cibermovimientos, contrapublicidad, Djs mash up, sueños, especulación, cartografías subjetivas, Twitter, neo-realismo mágico, wikiplazas, ciberpunk, volcanes en erupción. Y una Europa que se desmorona.

#24H es el inicio de una era. Más que un día en la tierra, con Madrid y la incipiente Spanishrevolution al otro lado de la ventana/frame, #24H es un espejo tuerto, empañado y crítico en el que se refleja el mundo, toda una época. #24H es apenas la primera línea de una nueva era que se precipita hacia un futuro misterioso, vibrante e imprevisible.

 

«La editorial del futuro será una App móvil»

 

Crisis de valores. Crisis de modelo mediático. Crisis de sistema. Bruno Galindo recrea en su novela El Público (Lengua de Trapo) los años previos a la crisis en una España anestesiada por suplementos de moda y la burbuja inmobiliaria. Como punto de partida elige una reunión entre una consultora y un periódico de izquierdas que ha perdido sus lectores de entre 25 y 40 años.  A partir de ahí, el protagonista,  Nuestro Hombre, una especie de anarquista que acabó vendido al sistema, inicia un viaje personal que resume un país, un continente y una clase media superficial. El Público concluye con una «explosión colectiva» en un final abierto. Entrevisto a Bruno Galingo en mi blog personal Desde Alfa Centauro. Para Código Abierto he seleccionado las preguntas que más tienen que ver con tecnología, nuevos paradigmas de la cultura y redes.

Nuestro Hombre, el protagonista de El Público, crítico con el sistema, acabó engullido por el mismo: siendo redactor de moda, tendencias para ricos, rodeado de marcas. ¿Hasta qué punto resume a la clase media española, europea, antes de la crisis?

Sólo en cierto modo. El personaje pasa de una aparente autenticidad a una curiosa capacidad de tragar con todo es una especie de anarquista frustrado que vive esperando una señal para salir a luchar- a. Quizás la clase media a la que mencionas ha, hemos hecho el camino inverso: antes estábamos bien y sólo a partir de la crisis estamos tomando cierta conciencia. Desde mi punto de vista, también hay una parte de nuestra clase media que creyó en la riqueza fácil y tuvo una conducta auto indulgente. Por ejemplo: ¿cuánta gente de clase media se metió a comprar casas para hacer negocio, contribuyendo a la desestabilización del precio del suelo? Habría que hacer un examen de conciencia y admitir que, durante años, parte de la ciudadanía vio normal comprar por tres y vender por diez (que es lo que hacen los bancos). Nuestro Hombre es autoreferencial y se corrompe por cuatro perras sin dudarlo demasiado, pero él ha hecho el camino inverso. Hay otros puntos discrepantes. Por ejemplo, la clase media española es (o era, según cuando se lea esto) fundamentalmente asalariada. Nuestro Hombre es un freelance. Y en España los freelances ni representan a nadie ni son representados por nadie.

¿Por qué el mundo cultural – y el editorial concretamente – siguen basando sus campañas en inversiones publicitarias, marketing clásico, agenda de grandes medios, ruedas de prensa, entrevistas con periodistas etc?

Por costumbre. Por falta de curiosidad. Por inercia. Ojo, también hay editores que han entendido que el negocio es un experimento, y como tal debe estar abierto porque de otro modo su existencia peligra. Dentro de muy poco habrá buenas aplicaciones que editen de modo automático; lo hemos visto en los ámbitos del texto corto o medio, la foto, el vídeo. La editorial del futuro será una app. La agente literaria, un community manager que conozca el medio. Y los autores, quizás el mismo público.

Presentaste El Público mezclando spoken word con rueda de prensa. ¿Son importantes los nuevos formatos de presentación? ¿Y las campañas en redes, diálogo con twitteros o lectores?

Las presentaciones tradicionales de novelas son absurdas: le sirven más a los editores y a los autores -que se sientan a hablar de lo suyo- que al público (que aún no tiene elementos para comprender lo que se dice porque no han leido el libro). A mí me parece interesante leer un fragmento, y que la gente vea si le gusta lo que oye o no le interesa. O crear nuevos formatos de presentación. Por otro lado entendamos que la piratería empieza a ser un problema para muchos autores, que además están cobrando anticipos sustancialmente menores. Desaparece el dinero, y es legítimo que los escritores hagamos como los músicos, ganarnos la vida contando nuestras historias frente al público. Supongo que hoy los escritores debemos tener una estrategia digital (blogs, redes, vídeos, archivos sonoros) y otra presencial: lecturas, mesas redondas, presentaciones. Ojo: hablo de un perfil que me interesa a mí, no seré yo quien diga lo que nadie debe hacer. Muchos autores no tendrán la edad, la personalidad idónea o simplemente las ganas de explotar su presencia en modo perfoliterario.

El libro aborda la crisis de la prensa, del modelo mediático. En la pre crisis tener páginas llenas de publicidad era síntoma de éxito. Sin embargo, los lectores de entre 25 y 40 desaparecieron. ¿Por qué los medios no han entendido las redes, el mundo horizontal, conceptos como co-creación, interacción?

En la novela se parte de la desaparición de los lectores de 25 a 40, pero en el mundo real han desaparecido lectores de casi todas las edades. Acoto esos años para abarcar una horquilla generacional de la que me interesa hablar. Los grandes medios no han entendido las redes hasta hace poco -acaso por características precisamente generacionales- porque subestimaron internet desde unprincipio. No tienen excusa: han estado años mirando la revolución tecnológica de soslayo en vez de transformar sus productos al nuevo mundo. Aún hoy se ven actitudes empresariales que pretenden que sea el mundo tecnológico el que se adapte al de la prensa vieja escuela. Lo han hecho tarde y mal.

Pienso que el periodismo en España sigue funcionando bajo las órdenes de un viejo sistema de red vertical. Partidos políticos, gobierno, instituciones y marcas dictando agenda, ruedas de prensa sin preguntas, los mismos temas en las portadas…. ¿Estás de acuerdo con ello? ¿Será que ahí reside parte del problema de la crisis de los medios?

Quizás sí. Pero para no culpar de todo a los medios, hay que decir que la sociedad entera está enfocada a ese culto desde los partidos, las instituciones, las marcas. Estamos en un momento de tránsito del viejo al nuevo mundo, y es evidente que no todos tienen interés en que se produzca un cambio que quitará poderes aquí y los redistribuirá allá. De ahí las colisiones sociales que se están produciendo en todo el mundo. Volviendo a la prensa, gracias a twitter, la horizontalidad ya está bastante asumida. Los medios se están inspirando claramente en el timeline de twitter: mira el “está pasando” que ha implementado elpais.com, por ejemplo. Está claro que el verdadero temario de noticias en una comunidad, sea esta regional o internacional, es la lista de trend topics (obviando los que están patrocinados). La tecnología ha dado la oportunidad al público de decidir qué le interesa, rompiendo el monopolio de los medios. Pero en fin, todos sabemos estas cosas a estas alturas.

¿Consideras que el formato de la cultura, el considerar las obras «productos cerrados y definitivos» está sobrepasado?

Sí. Pero no todos los ámbitos están en igual de desfasados. Por ejemplo, la música ya ha entendido el fenómeno de la remezcla; lleva años de experiencia y se puede decir que más o menos han aceptado la incorporación del usuario en el proceso. También en
periodismo se sabe que un artículo no está completo sin los comentarios de quien lo ha leido, así que queda permanentemente abierto, pues puede recuperar vigencia en función de la actualidad. El cine -donde aún hay barreras muy claras entre espectador y autor- está en búsqueda de su futuro en esta era. El teatro y el arte plástico, uno por su formato enteramente presencial y el otro por su relación con el mundo físico, van un poco más por libre y están más bien fuera de esta charla. La literatura -que es lo que nos ocupa si hablamos de una novela- es la última de las artes en incorporarse al proceso, creo yo. El mundo editorial da la impresión de no haberse dado por aludido en las debacles de otros ámbitos dedicados al contenido -música, cine, periodismo-, o de haberlo hecho muy recientemente. A mí me llama la atención la falta de curiosidad del mundo del libro, que no se haya sentado con gente del mundo del disco y le haya preguntado: oye, ¿a ti qué te pasó?

¿Cómo debería adaptarse el mundo editorial a la era de la transparencia de los procesos? ¿Un libro o película no podrían comenzar  antes de su parto, en su proceso? ¿Acaba una obra literaria cuando la concluye un autor o continúa después?

El libro es un experimento abierto, lo que permite todos esos procesos de intervención que tú sugieres, y otros que aún no imaginamos, tanto on line como off line. Pero eso ocurrirá en el libro electrónico más que en el libro tradicional. La tarea principal de las editoriales -que han de defender puestos de trabajo y también lo valioso de su experiencia desde Gutemberg hasta hoy- estará en conciliar lo viejo y lo nuevo. Hay mucho por hacer. La literatura entra, con todas esas adiciones a la periferia de las obras, en una era fascinante.

¿Hasta qué punto el copyright está impidiendo la continuación de las obras tras su comercialización?

El desafortunado episodio entre Maria Kodama y Agustín Fernández Mallo pone de manifiesto el desencuentro entre el viejo y el nuevo mundo. Recordemos que la viuda y albacea de Borges ha obligado a Alfaguara a retirar del mercado “El hacedor (remake)”, donde el escritor mallorquín trabajaba en una interpretación personal y contemporánea de materiales del clásico borgiano. Lo de Kodama es penoso. Seguramente no tiene a nadie cerca que le haya explicado que una remezcla es, en primer lugar, una declaración de admiración.

El libro acaba con una interrupción, con una eclosión social, un despertar colectivo. El espíritu del 15M se cuela (eso creo) en un final abierto. ¿Cómo te influyó el 15M a la hora de redimensionar o retocar el libro?

Me dio cierto quebradero de cabeza, porque la novela estaba terminada en 2009 y yo no quería quedar como un oportunista que traía “una novela sobre el 15M”. Pero decidí no intervenir sobre lo ya escrito. La cosa estaba en el aire, como se suele decir.