Una bacteria volcánica de Canarias, entre las especies más sorprendentes de 2017

Por Mar Gulis (CSIC)

La bacteria Thiolava veneris, capaz de colonizar el material depositado tras la erupción del volcán Tagoro, en la isla del Hierro, es la aportación española al Top 10 de especies descubiertas el año pasado. El comité liderado por Quentin D. Wheeler, del International Institute of Species Exploration (IISE) y coordinado por el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC Antonio G. Valdecasas, ha publicado su selección a partir de las alrededor de 18.000 especies descubiertas a lo largo de 2017. La difusión de este ranking se difunde hoy para celebrar el aniversario del botánico Carlos Linneo y  nos recuerda la importancia que tiene conocer y clasificar la biodiversidad. “Hoy es ya evidente que los seres humanos estamos acelerando el calentamiento global  y la extinción masiva de especies  que pueden enseñarnos cómo afrontar el futuro incierto al que nos enfrentamos”, afirma Valdecasas.

Un inmenso árbol de 40 metros, un crustáceo con joroba y dos escarabajos se suman a esta lista de diez integrantes que repasamos a continuación:

1. Thiolava veneris, la bacteria que colonizó los depósitos del volcán Tagoro

Cuando  en 2011 el volcán submarino Tagoro estalló frente a la costa de El Hierro, aumentó abruptamente la temperatura del agua, disminuyó el oxígeno y liberó cantidades masivas de dióxido de carbono y sulfuro de hidrógeno, eliminando gran parte del ecosistema marino. Tres años después, se descubrieron los primeros colonizadores de los depósitos que dejó la erupción volcánica. Los llamaron ‘pelo de Venus’ y se trata de una bacteria que produce estructuras largas y parecidas a pelos que, a modo de alfombra, cubren una superficie de unos 2.000 metros cuadrados alrededor de la cima recién formada del volcán Tagoro, ubicado a unos 130 metros de profundidad. Parece que esta nueva especie tiene características metabólicas únicas que le permiten colonizar este fondo marino recién formado, allanando el camino para el desarrollo de futuros ecosistemas.

Miquel Canals, Universidad de Barcelona.

2. Ancoracysta twista, un ser diminuto descubierto en un acuario

Este organismo unicelular pertenece al orden de los protistas: es un organismo eucariota, es decir, que tiene células con núcleo diferenciado. Posee un flagelo que  utiliza para impulsarse, así como unos orgánulos con forma de arpón que utiliza para inmovilizar a los organismos de los que se alimenta. La gran cantidad de genes que contiene su genoma mitocondrial podría dar pistas sobre cómo comenzaron a evolucionar los primeros organismos eucariotas. Se desconoce el origen geográfico de este diminuto ser vivo ya que fue descubierto en un acuario tropical de San Diego, EE UU.

 

Denis V. Tikonenkov.

3. Dinizia jueirana-facao, el árbol de más de 40 metros de altura y 60 toneladas que permanecía ‘en la sombra’

Pese a medir más de 40 metros de altura y sobrepasar el dosel de los bosques de Brasil en los que habita, este gigante acaba de ser descrito. Pertenece al género de leguminosas Dinizia, del que hasta ahora sólo se conocía la especie D. excelsa, descubierta hace casi cien años en los bosques amazónicos. Actualmente solo se han localizado 25 ejemplares en la Reserva Natural Vale. Tiene frutos leñosos de medio metro de longitud y se estima que su peso puede llegar a las 60 toneladas. Forma parte de los bosques atlánticos que dan refugio a más de 2.000 especies de vertebrados, incluyendo más de la mitad de las especies amenazadas de Brasil. La superficie de este tipo de bosques se ha visto reducida en más del 15%, una situación que, unida a la fragmentación que sufre, pone en peligro a D. jueirana-facao y a cientos de especies más.

Gwilym P. Lewis

4. Epimeria Quasimodo, el crustáceo jorobado

Nombrado a partir del personaje creado por Víctor Hugo, Epimeria quasimodo  es un pequeño crustáceo de unos 5 centímetros de longitud con un exoesqueleto tan curvado que parece tener joroba. Es una de las muchas especies del género que pueblan el Océano Austral, y se caracteriza por tener una morfología y colores espectaculares, con adornos crestados que recuerdan a los dragones mitológicos. Los dos investigadores que han publicado el trabajo han demostrado lo poco que sabemos de estos sorprendentes invertebrados.

Cédric d’Udekem d’Acoz/Royal Belgian Institute of Natural Sciences.

5. Nymphister kronaueri, un escarabajo que se aloja en el abdomen de hormigas obreras

El orden más prolífico en número de especies, el de los coleópteros, cuenta con un nuevo miembro: Nymphister kronaueri. Este diminuto animal de menos de dos milímetros de longitud, vive camuflado entre las hormigas Eciton mexicanum, una especie nómada que pasa dos o tres semanas capturando presas y otras dos o tres en un solo lugar. N. kronaueri se agarra al abdomen de una hormiga obrera cuando la colonia necesita trasladarse, de modo que, a simple vista, la hormiga cargada con el escarabajo parece tener dos abdómenes.

D. Kronauer.

6. Pongo tapanuliensis, el simio más amenazado del planeta

En 2001, los orangutanes de Sumatra y Borneo fueron reconocidos como dos especies distintas, Pongo abelii y P. pygmaeus. Tras examinar parámetros genéticos y morfométricos así como analizar variables de comportamiento, un equipo internacional de investigadores concluyó en 2017 que en Batang Toru, al norte de Sumatra, hay otra especie diferente de orangutanes: P. tapanuliensis, de tamaño algo menor. Los datos genéticos sugieren que, mientras las especies de Sumatra y Borneo se separaron hace 674.000 años, esta especie divergió mucho antes, hace alrededor de 3,3 millones de años. A día de hoy, este gran simio es el más amenazado del planeta. Se estima que solo quedan alrededor de 800 individuos en un hábitat fragmentado repartido en unos 1.000 kilómetros cuadrados aproximadamente.

Andrew Walmsley.

7. Pseudoliparis swirei, el pez habitante de las profundidades marinas

En el oscuro abismo de la Fosa de las Marianas, el lugar más profundo de los océanos, se ha encontrado esta especie menor de 10 centímetros que parece ser uno de los depredadores de su hábitat. Fue capturado a profundidades de entre 6.800 y 8.000 metros. Se cree que 8.200 metros de profundidad es un límite fisiológico por debajo del cual los peces no pueden sobrevivir. P. swirei pertenece a la familia Liparidae, peces babosos, de la que se conocen más de 400 especies que habitan en todas las profundidades.

Mackenzie Gerringer, Universidad de Washington / Schmidt Ocean Institute.

8. Sciaphila sugimotoi, una planta japonesa que se alimenta de un hongo

Tiene una altura que ronda los 10 centímetros y unas hermosas flores con tiempos cortos de floración entre los meses de septiembre y octubre. Se ha descubierto en Japón, y la mayor particularidad de S. sugimotoi es su condición de heterótrofa, es decir, que se alimenta a partir de otros organismos en lugar de por medio de la fotosíntesis. En este caso, mantiene una relación simbiótica con un hongo, a partir del cual consigue alimentarse sin dañarlo. La especie, cuya supervivencia depende de un ecosistema estable, se considera en peligro crítico de extinción, ya que se ha encontrado en solo dos lugares de la isla con una representación total de unas 50 plantas.

Takaomi Sugimoto.

9. Wakaleo schouteni, un león marsupial australiano descrito a partir de material fósil

Hace unos 23 millones de años, en el Oligoceno tardío, vivió Wakaleo schouteni, un león marsupial que vagaba por el hábitat forestal abierto de Australia, en el noroeste Queensland. Gracias al material fósil recuperado por un equipo de paleontólogos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, se ha podido determinar que este león marsupial pasaba alrededor de 25 kilos y pasaba parte de su tiempo subido a los árboles. Sus dientes sugieren que era omnívoro. Los paleontólogos creen que hubo dos especies de leones marsupiales. El otro, Wakaleo pitikantensis, era un poco más pequeño y se describió en 1961 a partir de huesos de dientes y extremidades descubiertos al sur de Australia.

Recreación de ‘Wakaleo schouteni’ / Peter Schouten.

 10. Xuedytes bellus, un escarabajo capaz de vivir en cuevas cerradas gracias a sus adaptaciones

Este pequeño escarabajo de unos 9 milímetros de largo es el habitante de Duan, al sur de China, un área llena de las cuevas características del paisaje kárstico. Los escarabajos que se adaptan a la vida en el interior oscuro y húmedo de las cuevas comparten a menudo muchas de sus de características: un cuerpo compacto, muy alargado, apéndices en forma de araña, y pérdida de alas funcionales, ojos y pigmentación. Estos seres vivos son un excelente ejemplo de evolución convergente, es decir, especies no relacionadas entre sí con atributos similares resultado de su adaptación a medios parecidos. En China ya se han descrito más de 130 especies, que representan casi 50 géneros. Xuedytes bellus  es una incorporación espectacular a la fauna que habita las cuevas.

Sunbin Huang y Mingyi.

1 comentario

  1. Dice ser FRANCESSCCO

    *** g16 núm. 3 pág. 16 El cuello de la hormiga ***

    13 junio 2018 | 06:23

Los comentarios están cerrados.