A mediados de los años 30 del pasado siglo, los asturianos, afincados en Cuba, Alonso Menéndez y Pepe García decidieron crear una nueva empresa cigarrera que ofreciese un producto de alta calidad.
En la fábrica, los torcedores de puros pasaban largas jornadas laborales en las que, para hacer más ameno el tiempo que estaban allí trabajando, disponían de un empleado que realizaba la tarea de leerles novelas en voz alta.
Sin lugar a dudas las aventuras de “El Conde de Montecristo” de Alejandro Dumas fue la que causó más impacto entre los trabajadores, haciendo que el lector les leyese una y otra vez el mismo libro. El rendimiento de los torcedores era espectacular a la vez que el puro que producían resultaba de primerísima calidad.
Los socios Menéndez y García vieron ahí un gran nombre para su producto estrella: Montecristo.
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Vamos, que si fueran hecho hoy en día podrían ser puros «Crepúsculo» ¿no?
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02 noviembre 2011 | 10:49
Los puros «farias» no se llaman así por casualidad: el «Abate Farias» era el monje «vecino» de celda de Edmond Dantès en su castillo-prisión de la Isla de If.
En cuba, la tradición de leer a las cigarreras de habanos mientras «tuercen» las hojas de tabaco sigue vigente (o lo estaba, hasta hace bien poco). Pero por desgracia les leen el Gramma (diario oficial del régimen castrista) en lugar de lecturas más edificantes y productivas.
02 noviembre 2011 | 11:17
Para: «Y no sólo Montecristo: «Farias» también es nombre literario» No tienes ni idea de lo que dices ¿para qué inventas?
El puro Farias lleva su nombre por Heraclio Farias, un mexicano de origen gallego que en 1889 inventó el sistema de fabricación de cigarros que bautizó con su nombre.
Lo explica bien clarito en la web del fabricante: http://www.regalerialasvegas.com/Cigarrros-Farias-marca.htm
Otro día antes de opinar y meter la pata te informas un poco.
02 noviembre 2011 | 11:32
Churchill fumaba Romeo y Julieta. Uno de los dueños de esa fábrica también era de origen asturiano, era el abuelo de una amiga mía.
02 noviembre 2011 | 11:53
qué curioso,me encanta saber estas cosas,
02 noviembre 2011 | 13:08
No entiendo cómo a alguien le pueden gustar los puros:
¡¡¡APESTAN!!!
02 noviembre 2011 | 14:21
Yo durante años fumé
un puro llamado, Breva
comprados, en territorio francés,
eran puros muy mal hechos
cónicos y deformados,
con un aroma y sabor
que en mi mente están grabados.
Jamás he olido otro igual,
y menos el saborearlo.
Ya que dejé de fumar,
hace ya un montón de años.
Fue de las mejores decisiones,
que en mi vida he tomado.
02 noviembre 2011 | 17:26
Es una historia tan buena, que si no es cierta merece ser tratada como tal. Me ha encantado la anécdota, gracias!
02 noviembre 2011 | 21:15
Click para luchar contra la corruPPción
Anda que para comparar Dumas con Crepusculo hay que ser muy retrasados.
03 noviembre 2011 | 12:10
Pues la historia es cierta, solo señalar que el lector de tabaqueria (es un oficio o especialidad dentro de la fabrica) era pagado al principo con parte de la ganancia de los trabajadores, por lo que ponian empeño en su trabajo y muchas veces aportaban sus popios libros.
Y hoy contnua la tradicion y no solo les leen el granma, en un lugar que conozco les leyeron la trilogia «Alexandros» de Manfredi y les gusto mucho «la novela del griego ese» jajajajaja.
24 noviembre 2011 | 4:27