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Joyce Ballantyne, ilustradora de ‘pin-ups’ y creadora del anuncio de Coppertone

'Pin-up' de Joyce Ballantyne

‘Pin-up’ de Joyce Ballantyne

Arte popular, sin pretensiones de pasar a la posteridad, barato, masivo y satisfactorio. Las ilustraciones pin-up llenaron calendarios y revistas estadounidenses de los años treinta a los cincuenta. Su nombre venía de la condición de recortable: se trataba de pinchar —to pin up— con una chincheta aquella imagen feliz y descarada, fijarla a la pared de un taller mecánico, a la puerta de una taquilla o al lateral de un armario.

Calientes pero no prohibidas, las microescenas equilibran belleza femenina y erotismo con una feliz candidez algodonosa. Durante la ya tardía participación de los EE UU en la II Guerra Mundial —en diciembre de 1941, tras el ataque japonés a la base militar de Pearl Harbor— las chicas de papel desempeñaron el rol de ideal femenino del soldado estadounidense, se vendían como el motivo para volver a casa e incluso desde el ejército se pidió la distribución de revistas de pin-ups como herramienta para subir la moral de las tropas.

En apariencia de dominio masculino, porque eran ellos quienes soñaban con aquella voluptuosidad pícara, entre los artistas a menudo mencionados no pueden faltar Alberto Vargas, Gil Elvgren o George Petty, pero no siempre eran hombres quienes dibujaban.

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Un tabú navideño: los regalos que no gustan

Corbatas, un vestido de señora, tuppers y lencería extragrande, cuatro de los regalos del proyecto GIFt

Corbatas, un vestido de señora, tuppers y lencería extragrande, cuatro de los regalos del proyecto GIFt – Foto: gift.movingbrands.com

«Cada año, todos recibimos algo que nos deja pensando si nuestros seres más cercanos y queridos nos conocen en absoluto. Se nos dice que el detalle es lo que cuenta, pero a veces es el detalle lo que duele«. En tres líneas de texto, queda resumido uno de los mayores tabúes de la Navidad: los regalos que no gustan al destinatario.

Hay que guardar la compostura y poner buena cara cuando son obsequios de la pareja, de familiares adorables o buenos amigos que no nos desean mal alguno. Se han molestado en comprar algo y además lo han pensado mucho, lo que hace más doloroso preguntarse de dónde han sacado que nos gustaría.

Moving Brands, un estudio de diseño y publicidad, revive el espinoso tema con una web dedicada a todos aquellos que han recibido un regalo no deseado durante las fiestas. GIFt es una combinación de palabras que une el término inglés gift (regalo) con gif, formato gráfico conocido en Internet por utilizarse para construir animaciones breves. Los creadores de la web la definen como «nuestra catártica colección de los mejores peores regalos«.

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Ofuscación: sabotear el e-espionaje mediante la contaminación

Captura de los resultados de aplicar AdNauseam

Captura de los resultados de aplicar AdNauseam

Muchos  de ustedes, como yo, estarán bastante ofendidos por las tácticas nocturnas y alevosas de las grandes empresas para reunir información sobre personales hábitos de consumo, preferencias culturales, simpatías ideológicas, gustos alimenticios, número y tipo de contactos e-sociales.

Nunca en la historia de la humanidad existió tal impunidad para espiar, cotejar, comparar y agredir a los ciudadanos en la esfera, en teoría intocable —siempre que no implique peligro o presunción delictiva— de la intimidad.

El finísimo olfato y los largos dedos de los ingenieros al servicio del espionaje masivo cometido en el ciberespacio y las telecomunicaciones y ejecutado con la complacencia y complicidad de los gestores públicos —como supimos gracias a la valentía de ese héroe cívico llamado Edward Snowden para quien un exjefe de la CIA acaba de desear el ahorcamiento por traidor, literalmente, cuando el revelador del mayor abuso de la historia a las libertades individuales debería estar camino del Nobel y el Príncipe de Asturias—, han convertido en artículos de broma los sistemas de delación y acecho de la Stasi, la KGB o la Político Social franqusita…

Hace unos años ocurrió un caso que ilustra y pauta cómo va el asunto, que bascula entre la gravedad y el adefesio, cuando la cadena de hipermercados Target delató a los padres de una adolescente el embarazo de la chica antes de que ella lo revelase. No hizo falta intervención humana: un robot informático analizó las compras de la muchacha durante dos meses y supo que el bombo estaba creciendo. El mismo bot envió catálogos de productos prenatales a los padres de la preñada.

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En busca del lado oscuro de los anuncios de joyas y perfumes

Obra reciente del italiano Marco Rea

Obra reciente del italiano Marco Rea

Las caras del italiano Marco Rea (Roma, 1975) se derriten lánguidas y fantasmagóricas. El contorno del rostro sólo se intuye tras los goterones de pintura, los ojos se emborronan hasta convertirse en manchas negras extendidas sobre las mejillas y se juntan con la boca, que también sobrepasa sus dominios. Una niebla espesa lo embadurna todo sin tregua.

Al artista no le gusta el concepto actual del adjetivo agradable que propaga la publicidad, encuentra «obvio y aburrido» el sinfín de caras clónicas que exhiben los anuncios de perfumes, cosméticos, joyas o moda. Dispuesto a descubrir «el alma secreta, oscura y melancólica» de esas imágenes vacías, modifica carteles publicitarios rociando espray sobre ellos hasta hacerlos suyos, borrando todo rastro del mensaje original.

Marco Rea

Marco Rea

Aunque menciona el arte pop —por su estrecha relación con la publicidad—, el surrealismo pop y el arte urbano, Rea se desliga de ellos porque no busca el guiño: su ambición es imitar los mecanismos que empleamos cuando recreamos sueños o recuerdos borrosos. De crear trabajos más figurativos que respetan algo más la imagen original, ha pasado en sus trabajos más nuevos a desfigurar los rostros casi por completo. Deseoso de que el espectador sea testigo del proceso, también desvela algunos de sus secretos en Work in progress, una colección de anuncios originales antes y después del salvaje retoque.

Helena Celdrán

Obra de la serie 'Work in Progress'  - Marco Rea

Obra de la serie ‘Work in Progress’ – Marco Rea

Marco Rea

Marco Rea

Marco Rea

Marco Rea

Marco Rea

Marco Rea

La reacción de un niño de 8 años a las campañas de moda

A Yolanda Domínguez (Madrid, 1977) se le da bien hacer ruido, ha demostrado ser una maestra de la acción artística callejera. A ojos de los transeúntes, son caricaturescas o producto del desequilibrio mental, por eso ridiculizan con efectividad los estrambóticos cánones de belleza impuestos por la industria de la moda y fuerzan al público a mirar de frente la imagen que se difunde de la mujer en las campañas publicitarias.

En Poses (2011), uno de sus primeros proyectos sonados, una serie de mujeres adoptaban por la calle las posturas extremas y antinaturales de los editoriales de moda de las revistas. Para la acción colectiva Registro (2014), Domínguez puso de acuerdo a mujeres de varias ciudades de España para que registraran su cuerpo como propiedad en el Registro Mercantil de Bienes. Una de sus últimas performances ha sido Accesibles y Accesorias (2015), para la que un grupo de chicas en lencería acudieron a una sede de Multiópticas en respuesta a una campaña publicitaria de la cadena de ópticas que tenía como eslogan «Ten la increíble sensación de estrenar todas las veces que quieras».

Hace unos días colgó en YouTube un vídeo de su último experimento. Niños vs. Moda pone a niños de 8 años a comentar fotos de las últimas campañas de moda de grandes marcas (Prada, Marc Jacobs, Dior, Balenciaga, Hugo Boss, Pepe Jeans…) y al principio es refrescante descubrir las reacciones infantiles a imágenes supuestamente glamurosas o sofisticadas. Pronto queda claro que sus pensamientos traspasan el punto de vista divertido y genuino, son un ejemplo de objetividad.

«Parece que está asustada», «como… Si fuera pobre», «y parece que tiene una enfermedad, porque el brazo lo tiene aquí y aquí está el hombro», «se siente sola y con hambre», «le preguntaría a mi madre que cómo podríamos ayudar a que estuviera unos días en alojo para no estar en la calle». Todas esas observaciones corresponden a una de las imágenes publicitarias de Loewe para la colección primavera/verano 2015: una flaquísima modelo se tapa con el brazo la parte inferior de la cara y permanece tirada al pie de unas escaleras.

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Los ‘spots’ de David Lynch: perfumes, test de embarazos, coches, café, espaguetis…

— Una mierda. Una jodida y completa mierda.

Sin término medio y con breve, tajante y gruesa concisión. Esta era la opinión de David Lynch en 2007 sobre la cada vez más frecuente, rentable y molesta publicidad por emplazamiento en el cine: la colocación de un producto o marca dentro de la narrativa de una película, una entrada extra de dinero previa al taquillaje que hace ganar a los productores estadounidenses unos 6.000 millones de dólares al año por insertar una determinada marca de coche, ordenador o producto comercial en la trama de los filmes.

La postura radical del cineasta le ennoblece porque tiene mucho de trampa y nulo respeto por el espectador convertir una película en un mampara de anuncios, pero resulta curioso considerar que ningún otro director ha trabajado tanto para la publicidad como Lynch, que ha firmado decenas de spots para televisión desde finales de los años ochenta del siglo pasado [relación incompleta, con posibilidad de bajar los vídeos] para ayudar, eso sí, con mucho estilo, a vender perfumes, coches, marcas de café, pasta, un test de embarazo, un DVD de Michael Jackson, consolas…

Esta es una selección de algunos de los más llamativos anuncios del amigo-enemigo de la publicidad con la invitación a que elijan ustedes por sí mismos cuál es el mejor y comprueben si es cierto, como me sucede a mí, que algunos de los spots son bastante mejores que las tediosas películas que Lynch nos ofrece desde, digamos, 1999, cuando firmó el último largometraje decente de su carrera, Una historia verdadera.

Georgia Coffee (1991)

La supuesta refracción de Lynch por la publicidad por emplazamiento no era tan radical en 1991, cuando la marca de café japonesa Georgia hizo cuatro anuncios con el permiso y asesoramiento del cineasta aprovechando los decorados y la participación de algunos de los actores de Twin Peaks, entre ellos el agente especial del FBI Dale Cooper (Kyle McLachlan), que en la saga de spots intenta resolver la desaparición de una joven japonesa.

We Care About New York (1991)

Uno de los anuncios más coherentes con el ideario de Lynch —el submundo bestial que yace bajo la normalidad— fue el spot que dirigió en 1991 para una campaña de educación cívica para mantener limpia la ciudad de Nueva York. Con la ayuda del director de fotografía de sus mejores películas, Frederick Elmes, responsable de la luminosa turbiedad de Terciopelo azul y Cabeza borradora, el director metió el pánico en el cuerpo a los neoyorquinos mostrando a los seres que viven en el inframundo de la megalópolis.

Who is Giò (1992)

Grabado para un perfume de Giorgio Armani, Lynch recuerda esta minipelícula de dos minutos y medio como el spot «más libre» de los que ha dirigido. Las localizaciones son en Los Ángeles, donde el ambiente era muy tenso porque los tribunales acababan de declarar inocentes a los agentes de Policía que golpearon brutalmente al taxista negro Rodney King. Cuando el equipo estaba grabando la escena del baile en el club. «Allí estábamos, gente de todas las razas pasándolo bien y el exterior era un infierno», dijo el director.

Clear Blue Easy (1997)

Un spot para un test de embarazo lanzado a bombo y platillo en EE UU en 1997. El anuncio de Lynch, con la impagable metáfora visual del reloj con los números sustituidos por las palabras YES y NO, tenía a los clientes de cabeza porque esperaban algo mucho más raro y tenebroso, pero la versión les encantó. Fue el debut ante la cámara de la modelo Marisa Parker, a quien Lynch obligó a someterse al test para que la escena fuese creíble.

Dangerous (1993)

Lynch dirigió una breve introducción para Dangerous: The Short Films, DVD que recopilaba los videoclips de Michael Jackson.

Barilla (1993)

Gerard Depardieu cocina pasta Barilla para una niña que se acaba de caer de la bicicleta.

Sun Moon Stars (1994)

Daryl Hannah a las órdenes de Lynch anunciando un perfume de Karl Lagerfield.

Obssesion by Calvin Klein (1998)

Los tres primeros anuncios publicitarios de alto que presupuesto y total libertad creativa que firmó Lynch fueron para el perfume de hombre Obssesion (Kalvin Klein). Se lanzaron los tres spots a la vez y cada uno está inspirado en una cita de un escritor, ninguno de los tres, por cierto, demasiado lynchiano: F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway y D.H. Lawrence. Hubo un cuarto, basado en Gustave Flaubert, pero fue retirado de circulación.

Parissiene (1998)

Surrealista anuncio de Lynch para los cigarrillos suizos Parissiene. Se emitió sólo en cines, antes de la película, y los empresarios demostraron un gran gusto cinematográfico: también encargaron spots a Roman PolanskiRobert Altman, Jean-Luc Godard y su esposa Anne-Marie Miéville, Giuseppe Tornatore y Ethan y Joel Coen.

Nissan Micra (2002)

Lynch sostiene que le gustó tanto el encargo porque se enamoró del Micra nada más ver el coche. El coche es presentado de una manera sensual y misteriosa mediante un lenguaje inventado mediante el cruce de palabras:  spafe (spontaneous + safe), simpology (simple + technology), smig (small + big), aggrendly (aggressive + friendly).

Play Station 2 (2006)

Nada es lo que parece. El cervatillo gana la batalla en este anuncio para la consola de Sony.

David Lynch Organic Coffee (2012)

La última demencia del director fue el lanzamiento de una marca de café con su nombre para venderlo en exclusiva en la cadena de supermercados Whole Foods, donde compran los pijos de los EE UU —familia Obama incluida—. Como prólogo y vaticinio del desastre comercial que se avecinaba, dirigió un vídeo ante el que sólo vale la consternación y, como muchas de sus películas, la promesa de no verlo por segunda vez.

Ánxel Grove

Todd Sanders, fiel artesano de las luces de neón

'Fireflies in a Mason Jar' - Todd Sanders

‘Fireflies in a Mason Jar’ – Todd Sanders – Roadhouserelics.com

Cuando el gaseoso neón se aisla en un tubo se transforma en un emisor de luz deseable, capaz de capturar miradas y mantener un interés infantil en el espectador. No es de extrañar que el lenguaje publicitario se apropiara de él, atrayendo las miradas de los clientes potenciales con parpadeos cíclicos y colores cambiantes.

El elemento químico de cualidades refrigerantes fue descubierto en 1898 por los químicos británicos William Ramsay (premio Nobel de Química en 1904) y Morris W. Travers. En 1912 el neón se había convertido en el mejor de los reclamos para un negocio.

Los neones no llegaron a los EE UU hasta 1923, pero fueron recibidos con fervor y se convirtieron con el paso de los años en un elemento indispensable para entender el código básico y lúdico de la cultura popular de carretera: piernas femeninas que se doblaban con descaro, vaqueros y mascotas sonrientes, dinámicas flechas que señalaban el único camino posible al mejor batido de chocolate, moteles que prometían habitaciones con televisión y una piscina en el patio…

Roadhouse Relics (que se podría traducir por Reliquias de carretera), en Austin (Texas), es el nombre del taller de Todd Sanders, artista estadounidense del neón. Orgulloso de no haber sucumbido a los ordenadores en el proceso, Sanders —»educado en las técnicas originales de la fabricación de letreros»— lleva casi dos décadas elaborando cada obra a mano. «La gente suele entrar en Roadhouse Relics y preguntar dónde encontré los letreros. Para muchos, es difícil de creer que, con ese estilo tan antiguo, los haya hecho yo», declara en su página web.

Uno de los neones de Todd Sanders expuestos en Roadhouse Relics

Uno de los neones de Todd Sanders expuestos en Roadhouse Relics

Sus conocimiento son puramente autodidactas. Una colección personal de cientos de catálogos y libros de letreros luminosos de los años veinte hasta los sesenta son su enciclopedia personal para entender las consignas publicitarias, la tipografía y los motivos más seductores. Sanders aboceta, diseña, crea las piezas de metal, combina los colores del neón y —según las necesidades del cliente— incluso atreza la obra para simular que el cartel estuvo a la intemperie durante décadas: «puedo hacer que parezca que tienen 50 años».

Entre su cartera de compradores están ZZ Top, Robert Rodriguez, Johnny Depp, Willie Nelson, el artista Shepard Fairey y la cantante Norah Jones. La entrega de Sanders se traduce en neones tan perfectos que resultan irresistibles para campañas publicitarias modernas, videoclips, películas y portadas de discos. «Mi pasión desarrollar mi creatividad como artista a través de los letreros de neón estadounidenses y además retar la idea de que tienen un fin estrictamente comercial. Me encomiendo a preservar estas profundas raíces artísticas y culturales de la cultura popular del siglo XX».

Helena Celdrán

'Legs' - Todd Sanders - Roadhouserelics.com

‘Legs’ – Todd Sanders – Roadhouserelics.com

'Mercury Man' - Todd Sanders - Roadhouserelics.com

‘Mercury Man’ – Todd Sanders – Roadhouserelics.com

'Big Cupie Doll' - Todd Sanders - Roadhouserelics.com

‘Big Cupie Doll’ – Todd Sanders – Roadhouserelics.com

'Deep Eddy' - Todd Sanders - Roadhouserelics.com

‘Deep Eddy’ – Todd Sanders – Roadhouserelics.com

'Crown' - Todd Sanders - Roadhouserelics.com

‘Crown’ – Todd Sanders – Roadhouserelics.com

Todd Sanders - Photo: Katherine O’Brien

Todd Sanders – Photo: Katherine O’Brien

 

Las prostitutas argentinas reivindican sus derechos con arte callejero

Alita

En uno de los muros de la descuidada esquina está la figura de la mujer, en el otro lado, invisible si uno sólo se fija en uno de los laterales, están los niños. La reciente campaña de Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) —creada por la sucursal  bonaerense de la agencia publicitaria Ogilvy & Matherse inspira en el arte callejero para concienciar a quienes piensan en las prostitutas como mujeres salidas de la nada, sin familia ni más obligación económica que la de mantenerse.

Lejos de los casos de tráfico de personas y de esclavismo sexual, las afiliadas a la organización son trabajadoras del sexo que ejercen por libre, «por consentimiento propio y de manera autónoma». El colectivo resalta con el anuncio que el 86% de las prostitutas en Argentina son madres, que tienen derechos y obligaciones como cualquier ciudadano y, por lo tanto, necesitan una ley que regule su trabajo.

Para pegar las figuras, impresas sobre papel al estilo de las plantillas, eligen las esquinas «como lugares emblemáticos» de búsqueda de clientes. El emplazamiento permite con un sencillo juego visual que el peatón sólo vea la realidad completa (la del aspecto habitual de una prostituta y la de su faceta maternal) si se aleja para ver las dos paredes. La asociación anima a quien lo desee a descargar las plantillas de los tres modelos disponibles en mamasdelaesquina.org y colaborar en la iniciativa.

Si se ejercen los servicios libremente, sin proxenetas ni intermediarios, la prostitución no es delito en Argentina. La asociación Ammar se creó en 1994 para regular el trabajo sexual y mejorar así las condiciones laborales de las mujeres que lo ejercen, «eliminar la automarginación» y responder «al constante asedio y a la violencia de la Policía».

Helena Celdrán

AMMAR-florcita

AMMAR-vale

 

‘Fashion Victims’, mujeres cubiertas de escombros en la Gran Vía de Madrid

'Fashion Victims' - Yolanda Domínguez

‘Fashion Victims’ – Yolanda Domínguez

Las mujeres jóvenes, en diferentes puntos de la calle Gran Vía de Madrid, bien vestidas y atiborradas de complementos, permanecen quietas y tiradas en el suelo, cubiertas de escombros mientras los transeúntes pasan a su lado.

Algunos las miran despreocupados o sacan fotos como entendiendo el mensaje artístico de la escena, otros sencillamente no quieren saber nada, los hay que se preocupan por atenderlas. «Otros miraban hacia arriba pensando simplemente que alguien se había suicidado«, dice en su blog personal Yolanda Domínguez (Madrid, 1977), autora de la acción urbana.

Fashion Victims, el último proyecto de la artista, denuncia la reciente tragedia del derrumbe del edificio en Bangladesh  en el que trabajaban en condiciones infrahumanas 3.000 personas en cinco talleres textiles que cosían para marcas como El Corte Inglés, la sueca H&M, la estadounidense GAP y la irlandesa Primark. A pesar de la situación de ruina de la construcción, fueron obligadas a seguir produciendo: el derrumbe de la fábrica, que se vino abajo el 24 de abril, causó al menos 1.127 muertes.

'Fashion Victims' - Yolanda Domínguez

‘Fashion Victims’ – Yolanda Domínguez

Domínguez alude con el título a «los verdaderos fashion victims« del sistema —»los trabajadores esclavizados, la explotación infantil y los millones de perjudicados por la contaminación que producen las fábricas en los países de producción»— y urge a la reflexión sobre las consecuencias del «consumismo desmedido», la constante ansiedad por poseer objetos nuevos «que alimentan el ego».

Para la puesta en escena, la artista se ha basado en las imágenes de los trabajadores textiles publicadas en los medios de comunicación, en las que «asoman brazos y piernas de las víctimas bajo los restos del edificio». El contraste entre el aspecto cuidado de las actrices y la suciedad de los escombros, acerca la tragedia al mismo escenario en el que se alinean las grandes cadenas de moda.

No es la primera vez que Yolanda Domínguez realiza acciones artísticas con trasfondo social. En el pasado ridiculizó con humor la actitud forzada de las modelos en los anuncios de moda con Poses: una acción callejera en la que mujeres normales y corrientes adoptaban posturas imposibles en la calle, dejando en evidencia el supuesto ideal femenino mostrado en la publicidad de la moda. En Esclavas, otro de sus proyectos recientes, confeccionó con la tela azul de los burkas provocativas prendas de vestir femeninas que apenas cubren el cuerpo, en una reflexión sobre las exigencias masculinas en dos sociedades opuestas.

Helena Celdrán

Un archivo para resucitar la historia de los años sesenta

"Amerika devorando a sus hijos" - Jay Belloli, 1970

«Amerika devorando a sus hijos» – Jay Belloli, 1970

La memoria gráfica que perdí en mudanzas, mangoneos, olvidos y otros accidentes —todas aquellas revistas, fanzines, pasquines, panfletos y hojas volanderas—; que maltraté por despiste, cuelgue, colocón o porque la consideraba efímera, inválida e incapaz de soportar el ocre de los años; que desprecié sin saber cuánto me castigaría el karma por la infidelidad

Merced a la solidaria aportación de algunos menos desprendidos y más inteligentes que yo y por el fácil manejo de los escáneres y las redes virtuales, la memoria gráfica que dejé escapar se me aparece en uno de esos celestes nichos de Internet que consienten la recuperación y demuestran que todo símbolo mantiene parte de la munición original pese a los años.

Babylon Falling es un microblog de Tumblr —esa especie de biblioteca de Babel donde lo mejor y lo peor comparten cobija— donde la contracultura de los años sesenta y la dinamita hip-hop de los noventa conviven para «resucitar la historia y hacer posible su disfrute si todavía resuena», según apuntan los gestores del site, relacionado con una tienda de libros y cómics independientes de San Francisco (EE UU).

Malcom X

Malcolm X

El blog, cuyo archivo de varios años empieza a ser notable en cantidad, ofrece imágenes escaneadas de publicaciones de toda índole e intenta, cuando es posible y los datos aparecen —los underground no eran nada amigos de dejar su firma y tampoco cultivaban el personalismo arty-narcisista que padecemos desde los años ochenta y se ha convertido en caricatura en el siglo XXI—, etiquetarlas con fecha, autoría, soporte o intención.

Poco se sabe, por ejemplo, de esta imágen de un joven Malcolm X con una de sus frases más conocidas: «Nací con  tantos problemas que ni siquiera me preocupan los problemas. Me interesa una sola cosa: la libertad, por cualquier medio… Me aliaré con cualquiera sin importar su color, siempre que quiera cambiar la miserable situación del mundo».

Casi todo es conocido, al contrario, de la siguiente: una ilustración publicada en 1969 por la tantas veces llorada revista inglesa OZ Magazine para un reportaje del libertario, poeta y periodista italiano Angelo Quattrocchi titulado The Situationist Are Coming (Llegan los situacionistas).

"The Situationists Are Coming", 1969

«The Situationists Are Coming», 1969

Esta vez el mensaje es: «Lejos de ser una imposibilidad dialéctica, la eliminación del concepto de trabajo es el requisito previo a la eliminación efectiva de la sociedad mercantil».

Quattrocchi fue de los que sólo abandonaron el barco por razones de peso (la muerte, en 2009). Su libro póstumo fue The Pope Is Not Gay! (¡El Papa no es gay!), donde aventura que el gusto de Ratzinger por los zapatitos rojos de Prada dice más de lo que oculta.

En Babylon Falling abundan tesoros de este calibre. Resulta especialmente notable, por lo chocante para el criterio castrado con que vivimos hoy, el material publicitario que juega con la paradoja y el descreimiento y se sirve de un código que acaso parezca naíf a algunos pero a mí me sugiere, pese a la maldad innata de los publicistas, locura y libertad.

Anuncio de "Steal This Book", 1971

Anuncio de «Steal This Book», 1971

«Una guía de supervivencia y guerra. Más de 300 páginas con el último material sobre: autoestop, primeros auxilios, lucha callejera, vivir en clandestinidad, tráfico de drogas…», promete el anuncio de Steal This Book (Roba este libro), escrito por el yippie Abbie Hoffman en 1971 con la intención de ofrecer artimañas y consejos para vivir gratis.

Es agridulce ver ahora la candidez del inserto publicitario del hombre más investigado de todos los tiempos por el FBI (su dossier tiene más de 13.000 folios), cuando sabemos que Abbie, diagnosticado como bipolar en 1980, se suicidó en 1989 —150 pastillas de barbitúricos combinadas con alcohol— porque llevaba muy mal haber dejado de ser joven.

Es el doble valor de frecuentar archivos tan polivalentes como el de Babylon Falling: encuentras el pasado en el que viviste pero también todas sus salpicaduras.

Ánxel Grove

Foto de Robert Altman para el "San Francisco Express Times" - Febrero, 1969

Foto de Robert Altman para el «San Francisco Express Times» – Febrero, 1969

Foto de George Adams para "Evergreen", 1970

Foto de George Adams para «Evergreen», 1970

Jim Morrison retratado por Andy Kent

Jim Morrison retratado por Andy Kent

Ilustración de Vaughn para el "East Village Other", 1968

Ilustración de Vaughn Bode para el «East Village Other», 1968

Grafitti en People’s Park, Berkeley - 1969

Grafitti en People’s Park, Berkeley – 1969