Archivo de octubre, 2013

Más mujeres en las Mesas de Negociación de la Paz

Por María SolanasMaría Solanas

El pasado 18 de octubre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó, por unanimidad y después de intensas negociaciones, una nueva resolución sobre el papel de las mujeres en procesos de paz. Tras la histórica Resolución 1325 del año 2000 (que reconocía el particular impacto del conflicto armado en las mujeres, y su papel en la resolución y la consolidación de la paz), la Resolución 2122 impulsa una mayor participación de las mujeres en la prevención y resolución de conflictos, y en la construcción y consolidación de la paz. Con un enfoque sistemático, incluye medidas concretas a aplicar por parte de Naciones Unidas en las misiones de paz y en sus equipos de mediación, e incorpora el análisis sobre el impacto del conflicto en las mujeres, y su participación en la resolución de conflictos, reforzando los compromisos para consultar e incluir a las mujeres en las negociaciones de paz. Asimismo, pide a los Estados miembros que financien el trabajo de liderazgo de las mujeres que participan en la prevención y resolución de conflictos; subraya la necesidad de acceso, sin discriminación alguna, a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo los embarazos como consecuencia de violación sexual, y recoge la reparación de las violaciones de derechos humanos contra mujeres y niñas en los conflictos armados.

Como señala la Directora de ONU Mujeres, la 2122 constituye un avance hacia la plena participación de las mujeres como líderes para la paz y la seguridad.

Las negociaciones de paz y, en general, todas las instituciones relacionadas con la resolución de conflictos siguen siendo ámbitos mayoritariamente masculinos. Según datos de ONU Mujeres, desde el final de la guerra fría las mujeres solo han representado el 4% de las/os signatarios en los acuerdos de paz; menos del 3% de las/los mediadores de conversaciones de paz; y menos del 10% de las personas sentadas en una mesa de negociación para negociar en nombre de una de las partes en conflicto. Según este Organismo, en 1993 las mujeres representaban el 1% de las fuerzas de paz (cascos azules), mientras que en 2012, de los 125.000 soldados, el 3% del personal militar y el 10% del personal policial en las misiones de paz de la ONU son mujeres. A pesar del avance, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los equipos de negociación de paz.

Nobel de la paz a la Presidenta de Liberia Ellen Johshon-Sirleaf, la activista liberiana Roberta Gbowee y la yemení Tawakkol Karman

Nobel de la paz a la Presidenta de Liberia Ellen Johshon-Sirleaf, la activista liberiana Roberta Gbowee y la yemení Tawakkol Karman

Las mujeres sufren doblemente la violencia en los conflictos armados. Representan, junto con sus hijas e hijos, la mayor parte de las poblaciones desplazadas y de refugiados. Sufren execrables tácticas de guerra específicamente dirigidas contra ellas, como la violencia sexual. Sin embargo, su presencia y su voz en los procesos de negociación de la paz es muy escasa, a pesar, además, de ejercer con frecuencia en sus comunidades un papel esencial en la prevención y resolución de conflictos.

Las decisiones que se toman en la mesa de negociación de la paz (desarme, reparación, justicia, restitución de propiedades, institucionalidad democrática, participación política, reforma legislativa) no sólo impactan directamente en la vida de las mujeres (limitando o garantizando su plena participación y sus derechos), sino que afectan también a las condiciones de una paz duradera, contribuyendo a consolidarla en el medio y largo plazo. La paz, que no es sólo el fin de la violencia, no puede lograrse sin tener en cuenta a la mitad de la sociedad. Una mitad, además, cuya aportación a la paz se ha demostrado extraordinariamente valiosa y eficaz.

María Solanas es experta en public affairs y relaciones internacionales. Entusiasta del diálogo hasta la extenuación, y convencida del poder transformador de la política. Privilegiada en los afectos,  feliz madre de una hija feliz.

Mujeres valientes al volante

Por Júlia Serramitjana

Julia SerramitjanaAdmiración y respeto. Son los adjetivos que me vienen a la cabeza si tengo que describir las personas impulsoras de la campaña «Saudi Women To Drive» (Mujeres al volante). Valentía es lo que transmite la acción emprendida por estas mujeres saudíes que, a través de la red, tomaron la decisión de denunciar lo que para las del resto de países del mundo es algo tan cotidiano: conducir.


Una mujer conduciendo por las calles de Riyadh, en Arabia Saudí.

 

En Arabia Saudí, país que obtuvo el vergonzoso puesto 131 de 135 países considerados en el Gender Gap Index 2012, no existe una ley que lo prohiba explícitamente, pero las mujeres no pueden sentarse solas al volante de un coche. Necesitan que les acompañe el marido o algún familiar. No puedo imaginarme la falta de libertad que implica no poder conducir. Llevo coche desde los 18 años y tener la licencia ha supuesto una autonomía en mi vida de la que no imagino prescindir. Por eso, admiro estas mujeres que, a cara descubierta y, teniendo en cuenta lo que se juegan a nivel social (detenciones, amenazas, etc) , reivindican que se respeten sus derechos civiles.

Todo empezó hace un par de años, cuando Manal al-Sharif  se filmó ella misma mientras conducía. Fue detenida y estuvo encarcelada por ello. Hoy, su gesto de protesta se ha extendido por todo el mundo, coincidiendo a la vez con todos los cambios sociales y políticos que ha supuesto la primavera árabe. Ahora, son muchos los hombres que les apoyan de diveras formas, por ejemplo haciendo una parodia del «No woman no cry» de Bob Marley, ridiculizando esta absurda prohibición.


El activista saudí Hisham Fagih hizo un video satírico versionando ‘No woman, no cry’.

 

El 26 de octubre fue la fecha elegida por la campaña Saudi Women To Drive y la plataforma oct26driving (hashtags oficiales #women2drive y #قيادة_26اكتوبر). En dos días,  al menos 35 mujeres participaron en la campaña.  Se publicaron cinco videos de mujeres conduciendo. Otras, según los organizadores, optaron por quedarse en casa tras recibir amenazas.

La web de la campaña sufrió ataques justo el mismo día de lanzarse la acción.  Pero, a pesar de todo, estas mujeres (y también hombres) siguen avanzando hacia su libertad con el convencimiento de que, tal y cómo dijo la misma activista saudí Manal al-Sharif,  «una sociedad no será libre si las mujeres de dicha sociedad no lo son». ¡Que el mundo siga siendo de las valientes!

 

Júlia Serramitjana es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Desde Colombia: más allá del dolor

Por Sole Giménez Sole Giménez

Hoy escribo desde la tranquila ciudadela amurallada de Cartagena de Indias después de una semana inolvidable en Bogotá visitando y conociendo de primera mano la problemática de la violencia sexual dentro del marco del conflicto armado.

Me cuesta poner palabras a las intensas emociones que hemos vivido todos los que hemos tenido la suerte de hacer este viaje al corazón herido de las mujeres colombianas. Porque ¿cómo explicar sólo con unas cuantas palabras todos los matices, todas las historias, todo el dolor, el sufrimiento, la frustración, el miedo, la angustia y la rabia que estas mujeres nos han transmitido no solo de palabra sino con sus gestos comedidos, sus miradas, sus silencios preñados y sus lágrimas?

Ellas que representan a cientos de miles de mujeres, niños y niñas que el fuego abrasador del conflicto armado ha ido quemando en esta tierra los últimos casi sesenta años, nos han hecho ver el poco valor que tiene la vida cuando hay una tierra rica y deseada, cuando una ideología, unos intereses comerciales, unos valores patrióticos o un deseo de poder ciega a los hombres y los hace anteponer esas tristes razones a lo verdaderamente importante: las personas.

No importa demasiado el motivo, y en Colombia hay muchos, ellas aquí siempre han salido perdiendo. Han perdido sus casas, su tierra, sus familias, sus hijos, hasta el sentido de su propio cuerpo y su razón de ser.

Lo han perdido todo menos la esperanza. Sí, la esperanza es el brillo que hay en el fondo de sus fuertes miradas, esperanza de que lo que ellas han sufrido no le pase nunca a nadie más, esperanza de que todo al fin y al cabo puede y debe cambiar. Sólo es cuestión de tiempo y voluntad. Ellas han tenido el valor de superar el sufrimiento y hacerle frente uniendose y reforzandose las unas a las otras de tal manera que hoy en Colombia hay un hermoso entramado de asociaciones de mujeres  que crece día a día recogiendo todas y cada una de sus diferencias, tejiéndolas y  unificandolas en una sola voz.

Y esta voz es la que piden que sea escuchada en su propio país, por sus propios hermanos. La voz de las mujeres que se sienten y son más que simples víctimas olvidadas pues su voz lejos de quedarse sólo en el tan justificado lamento es una voz llena de ideas de futuro, de propuestas sociales, culturales incluso económicas y políticas  con perpectivas renovadas, de deseos de avances colectivos hacia el respeto, la integración, la rectificación y la paz.

Es una voz que ha sabido de alguna manera no quedarse en el rencor y el odio que suscitan los demonios del conflicto armado , si no que ha sabido dar un paso adelante hacia el necesario cambio de perspectiva que  traerá esta tan necesaria paz.  Ellas son la avanzadilla del cambio, el ejemplo a seguir, las heroínas de esta tierra colombiana que el día que sea capaz de enfrentarse a la verguenza que siente por los horrores cometidos, se dará cuenta que  ellas son su verdadera fuerza.

Mujeres valientes, aguerridas, con una fortaleza y una  voluntad inquebrantable que serian la envidia de cualquier país. Colombia entera debe escuchar sus voces cargadas de futuro y sentirse orgullosa de tenerlas aquí trabajando día a día por esta tierra y por sus gentes.

Colombia entera  ha de oírlas y por supuesto en este momento histórico de diálogo, sus propuestas y su ejemplo deben ser escuchados en Bogotá y en la Habana, en la tierra como en el cielo.

 

 

 

¿Es lo mismo líder que lideresa?

Por Laura HurtadoLaura Hurtado

Todavía hay quién duda de que la palabra lideresa sea correcta, pero esta vez, oh sorpresa, hasta la recoge el diccionario de la Real Academia Española. ¿Será porque la aparición de cada vez más mujeres ocupando puestos de liderazgo tiene su reflejo en la lengua o porque son tan diferentes las lideresas de los líderes que merecen una palabra propia?

Yo me inclino por esta segunda opción desde que escuché a Perla Álvarez (Paraguay), Juana Olivia Hernández (México) y Salvadora Moreno (España) contar en directo qué implica ser una lideresa. Comparto aquí algunas de las características que citaron (seguramente compartida por algunos líderes, aunque en la experiencia de estas mujeres consta la existencia de diferencias):

Raquel Vásquez es una de las lideresas con las que trabaja Oxfam  Intermón (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Raquel Vásquez es una de las lideresas con las que trabaja Oxfam Intermón (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

  • Movidas por la necesidad. “Nos mueve la convicción de que somos necesarias. Somos la mitad del mundo, producimos más del 70% de los alimentos y no somos valoradas”. (Perla Álvarez, portavoz de CONAMURI de Paraguay) “Soy una persona tímida, no me gusta hablar en público, pero decidí implicarme porque las injusticias que sufrimos son tan grandes que no podemos quedarnos calladas” (Salvadora Moreno, integrante de la Junta directiva de la Federación de asociaciones de mujeres de la Alpujarra)
  • Combinar múltiples tareas. Para ir a una reunión tenemos que dejar la comida hecha y los niños dormidos. Ser lideresa implica combinar el trabajo productivo (que suele estar peor pagado que el de los hombres y en algunos casos ni remunerado), el cuidado de la familia y el trabajo doméstico y la militancia. Esfuerzos que hay que combinar y tejer. Para garantizar la participación de las mujeres es importante tener en cuenta sus tiempos” (Juana Olivia Hernández, presidenta de Isitamex, México)
  • La unión de cabeza y corazón. “Nos mueve la inteligencia, usamos la palabra en oposición a la violencia que sufrimos, pero también hacemos un uso muy fuerte de nuestros afectos y sentimientos. Los dirigentes masculinos nos critican porque ponemos pasión en lugar de cabeza, sin embargo combinamos perfectamente ambas cosas, por eso somos capaces de transformar el mundo. Nosotras complementamos la lucha de nuestros compañeros. Construimos otras formas de relación, proponemos otras formas organizativas y por ende nuevas formas de poder”. (Perla Álvarez)
  • La invisibilidad. “Las lideresas no son mencionadas en los medios, ni tienen la misma repercusión, basta con ver quiénes integran los parlamentos, las empresas, las organizaciones de la sociedad civil”. (Salvadora Moreno)

 

Laura Hurtado es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Estériles a la fuerza: el drama de las mujeres en Perú

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Irreversible. Irreparable. Doloroso y definitivo. Anoche tuve ocasión de ver un reportaje de En Portada sobre las esterilizaciones forzadas de las mujeres peruanas durante el gobierno de Fujimori, entre 1995 y 2000.  Trescientas mil mujeres fueron operadas sin información previa, sin consentimiento real, sin tiempo para pensar si querían o no tener más hijos, o sencillamente si querían tener hijos.

La mayoría de las mujeres esterilizadas de forma coercitiva eran mujeres pobres, de comunidades indígenas quechuas o amazónicas, sin estudios y muchas veces incapaces de comprender el castellano. Se les obligaba a someterse a una operación a cambio de recibir atención médica para sus hijos, o para ellas mismas, o tras un parto, o directamente llevándolas por la fuerza y atándolas. También había en muchos casos coerción hacia los maridos, a quienes se obligaba a firmar un consentimiento que en muchos casos no entendían.

¿Cómo fue posible llegar a esas situaciones? En todos los testimonios de las mujeres esterilizadas  hay referencias evidentes a la coerción por parte de los profesionales sanitarios en estas zonas rurales. Presentaban la operación como una obligación legal para ellas ‘me dijeron que ya no tenía que tener más hijos y me tenía que ligar‘ o una necesidad de salud para las mujeres ‘que tenía anemia y me tenía que ligar para que mis hijos no nacieran con anemia‘. Hay documentos que muestran cómo los centros de salud en las zonas rurales del Perú tenían que justificar ante las autoridades un número de esterilizaciones al mes. Si lo cumplían, tenían premios. Si no, los profesionales podían perder su puesto, ya que no eran funcionarios sino contratados, y estaban a merced de sus superiores. En todos los casos, se ve cómo ejercieron superioridad, y en algunos hasta violencia física, sobre las mujeres: analfabetas, pobres, indígenas, que pensaban que estas personas sabían más que ellas, o incluso que les estaban ayudando.

Las operaciones se realizaban sin control previo de salud, en condiciones higiénicas y técnicas deficientes, y a las mujeres se les devolvía a su casa sin esperar a que se recuperaran. Muchos relatos incluyen referencias a infecciones, dolores, y secuelas incapacitantes para las mujeres. A las consecuencias físicas se une el rechazo de las comunidades y de la propia familia, que llega a creer que las mujeres eluden sus compromisos o quieren ligarse ‘para corretear por ahí’ -lo que quiere decir relacionarse con otros hombres sin temor a las consecuencias-. A la esterilización seguía el desprecio y en muchos casos el abandono.

Existen denuncias que equiparan esta acción a un genocidio: un intento de acabar con la pobreza acabando directamente con los pobres. Pero las acciones judiciales se resisten. Las causas se archivan. Los casos no se investigan. Las evidencias -la extensión masiva del problema, la constancia de los incentivos y castigos sobre los profesionales de las postas de salud- apuntan a una grave responsabilidad del régimen de Fujimori -que personalmente presentó un programa de esterilizaciones ‘voluntarias’ en la Cumbre de Beijing. Sus ministros de Sanidad, especialmente Alejandro Aguinaga, hoy congresista del partido de Fujimori, no han respondido ni han reconocido ninguna responsabilidad en todos estos años. Ni siquiera han pedido disculpas por algún ‘exceso’ que pudiera haberse cometido. En la Fiscalía del Perú se acumulan cajas y cajas con información sobre los casos, facilitada con trabajo por las mujeres, sin que nadie les dedique su atención. Varias de las mujeres han sido llamadas a declarar una y otra vez de manera también coercitiva, como para disuadirlas de mantener cualquier tipo de acción judicial. La justicia ha llegado a otras causas de derechos humanos, y actualmente Alberto Fujimori está condenado y en prisión por otros casos graves. Pero para las mujeres, una vez más, la justicia parece inasequible.

Las propias víctimas de esta política son las heroínas de la historia. Sólo una mujer, limeña y operada sin consentimiento en una clínica privada de la capital, ha conseguido alguna reparación. Pero muchas más siguen valientes y fuertes reclamando justicia. Las mujeres de Anta, una zona rural de Cusco, son el ejemplo mundial de denuncia y movilización ante lo que les ocurrió. Ante su enorme sufrimiento, y a pesar de carecer absolutamente de cualquier recurso, tuvieron la conciencia de que sus historias personales, y la acumulación de evidencias, tenían proporciones insoportables. Se unieron y superaron la vergüenza y el dolor para levantar la voz y contar la verdad.  La investigadora Giulia Tamayo  levantó la denuncia cuando las esterilizaciones todavía estaban ocurriendo. Consiguió mover conciencias dentro y fuera del Perú. Fue amenazada y acosada, y tuvo que salir del país. La congresista (diputada) indígena Hilaria Supa, que conoció el caso desde sus inicios, mantiene la exigencia de justicia en todos los entornos.

Las operaciones y sus consecuencias ya son irreversibles. La justicia para los responsables de esta tragedia debería serlo también.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

 

¿De quién hablamos cuando hablamos de prostitución?

Por Susana Martínez-Novo SusanaMartinezNovo70

La semana pasada tuve ocasión de ver la película Evelyn, de Isabel de Ocampo, un documento impactante sobre la captación de una joven peruana por una red de trata con fines  de explotación sexual en España. La recomiendo para quien quiera acercarse a la realidad de las víctimas y entender los mecanismos que hacen que una mujer, en este caso una menor, se vea forzada a ejercer la prostitución. Esta película incita a la reflexión.

Cartel de la película Evelyn

Cartel de la película Evelyn, dirigida por Isabel de Ocampo

Cuando hablamos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, nos olvidamos de que estamos tratando un problema que afecta a los derechos humanos, con un claro contenido de  género.

La mayoría de las acciones emprendidas desde los organismos institucionales se centran en la lucha contra las redes de trata y las  formas de comisión delictiva de la actividad, y más recientemente en el fomento de incipientes medidas de atención a la víctima, y esto con escasos recursos y muchas cortapisas. 

Hay que tener en cuenta  que una de las barreras con las que nos encontramos es la de la competencia territorial y la falta de coordinación que existe entre las instituciones y los Gobiernos de los países en los que se insertan las redes de trata. Ni tan siquiera las legislaciones  son uniformes en la persecución de estos delitos, que tienen distintas y variadas formas de comisión,  e incluso algunos son permisivos, por motivos de política económica o ideológica. Los tratantes lo saben y se aprovechan de ello.

Por otra parte, todavía no existe una radiografía suficientemente significativa del fenómeno de la trata.

Muchas  pueden ser las razones. Es un negocio que mueve una gran industria tras la que se esconden intereses económicos que seguro que la mayoría de nosotros ni tan siquiera nos llegamos a imaginar. Ejemplo de ello son los anuncios de prostitución y de ‘venta’ de  sexo, que todavía se exhiben sin pudor en nuestros medios de comunicación, salvo honrosas excepciones como la del diario que nos acoge. 

Pero lo más grave es que este es un fenómeno en el que impera una tolerancia social, expresa en ocasiones, implícita en otras, de la que todos somos cómplices. Algunos hablan de la prostitución como una relación mercantil, otros más sensibles a la materia, hablan de  acabar con las redes, pero ¿quién habla de los consumidores del sexo?

Nos sonrojamos. Éste es un tema molesto, pues desgraciadamente puede afectar a cualquiera de nuestros amigos y conocidos,  y tendemos a no querer enterarnos o incluso a disculparlo. La falta de información a este respecto es alarmante. No sabemos cuál es el  volumen real de la demanda de prostitución en nuestro país, cuál es el perfil de los “usuarios”, en qué franjas de edad y nivel económico y social se mueven

Para evitar que nuestras hijas ejerzan la prostitución, es necesario que nuestros hijos no estén dispuestos  a pagar por el sexo.

Por ello es necesario que se pongan en marcha y se hagan efectivas medidas de prevención, que comiencen por la educación, y la transmisión de valores no discriminatorios por los medios de comunicación, avaladas por  normas internacionales, como la Directiva 2011/36 de la Unión Europea, que en su artículo 18 señala:

Los Estados miembros adoptarán medidas apropiadas, como la educación y la formación, para desalentar y disminuir la demanda, que es el factor que favorece todas las formas de explotación relacionadas con la trata de seres humanos.

 

Susana Martínez Novo es abogada y activista. 

 

No tengo amigos padres

Por Irantzu Varela Irantzu Varela n

O eso parece.

No es que no tenga amigos que se hayan reproducido. Pero no conozco hombres que vean condicionada su existencia por la presencia en su vida de criaturas. Al menos, como lo están las madres.

Me explico. Como estoy en edad de merecer, aunque no tengo hijas ni hijos, estoy rodeada de mujeres y hombres que sí los tienen. Pero, así como la vida de ellas se ve constantemente condicionada por el hecho de ser madres, no veo que en el caso de ellos lo sea en la misma medida.

Para quedar para comer, tomar un café o dar una vuelta con una madre treintañera, hay que planificar la cita con más antelación que con una especialista de la sanidad pública. Ellas organizan su vida en torno a los horarios de escuela, las extraescolares, la pediatra, los deportes de fin de semana, el parque, los baños, las cenas.

www.alafuente.es

Imagen: dibujo de Ana Sara Lafuente. www.alafuente.es

Pero a mis amigos padres, me los encuentro en el gimnasio, de copas, haciendo deporte el sábado por la mañana, brindando con los amigos el sábado por la noche. Se van de viaje, salen tarde de trabajar, se reservan fines de semana para “ellos”, tienen aficiones. En definitiva, tienen una vida propia, más allá de hacer malabares para utilizar todo el tiempo disponible en cuidar a su prole.

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Imagen: dibujo de Ana Sara Lafuente. www.alafuente.es

¿Y es porque los hombres de mi entorno son unos cerdos egoístas que no se preocupan de la sangre de su sangre? ¿Porque las mujeres de mi entorno son unas acaparadoras gallinas que quieren responsabilizarse solas de la crianza?

Pues ni lo uno ni lo otro. Es porque vivimos en una sociedad patriarcal, que sigue imponiéndonos a las mujeres el papel de cuidadoras principales, y que reserva a los hombres el papel de “apoyo” o “ayuda”. De manera que convivimos con una generación de mujeres que se han incorporado al mercado laboral, pero que no han podido compartir las labores de cuidado. Y de hombres que han vivido con cierta naturalidad hacernos un hueco en el mundo profesional, pero que no han encontrado un espacio en la crianza y el trabajo reproductivo.

En el estado español existe la posibilidad de que las madres “transfieran” hasta 10 semanas del permiso por maternidad a los padres.  Según datos del INE, sólo el 1,8% de los hombres hizo uso de esta posibilidad en 2010. En el mismo año, sólo el 4,8% de las reducciones de jornada por cuidado fueron pedidos por hombres. Y sólo el 57% de los padres solicitaron los 13 días del permiso de paternidad intransferible y remunerado.

En esto, como sociedad, hemos fracasado. Porque no hemos sido capaces de construir una crianza basada en la corresponsabilidad, que se libere de unos estereotipos sexistas y nocivos para unas y otros, que sólo pretenden mantener la posición de desigualdad de las mujeres y los privilegios de los hombres. Y hacernos creer que es “lo natural”.

 

Irantzu Varela es periodista, feminista, experta en género y comunicación, y (de)formadora en talleres sobre igualdad en Faktoría Lila.

¿Qué buscas en una mujer?

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Hemos hablado ya en este blog de campañas de sensibilización más o menos afortunadas en las que la mujer es protagonista. Hoy me gustaría compartir una que me parecce muy positiva, donde los protagonistas son los prejuicios más extendidos sobre las mujeres en todo el mundo. Está basada en los que aparecen, por ejemplo, como sugerencia en una búsqueda en google… Y no digo más. Una imagen vale más que mil palabras. Aquí van cuatro:

Cartel Women de Onu Mujeres

‘Las mujeres no pueden
las mujeres no pueden conducir
las mujeres no pueden ser obispos
las mujeres no pueden ser dignas de confianza
las mujeres no pueden hablar en la iglesia
las mujeres no pueden aceptar cómo son las cosas

 

 

'Las mujeres no deberían Las mujeres no deberían tener derechos Las mujeres no deberían votar Las mujeres no deberían trabajar Las mujeres no deberían boxear Las mujeres no deberían sufrir discriminación nunca más Imagen: UN Women

‘Las mujeres no deberían
Las mujeres no deberían tener derechos
Las mujeres no deberían votar
Las mujeres no deberían trabajar
Las mujeres no deberían boxear
Las mujeres no deberían sufrir discriminación nunca más
Imagen: UN Women

 

 

 

www.unwomen.org

Las mujeres tienen que
Las mujeres tienen que estar en su sitio
Las mujeres tienen que saber el lugar que les corresponde
Las mujeres tienen que estar controladas
Las mujeres tienen que ser disciplinadas
Las mujeres tienen que ser vistas como iguales
Imagen: UN Women.

 

 

las mujeres deberían las mujeres deberían quedarse en casa las mujeres deberían ser esclavas las mujeres deberían estar en la cocina las mujeres deberían estar calladas en la iglesia las mujeres deberían tener derecho a tomar sus propias decisiones Fuente: UN Women

las mujeres deberían
las mujeres deberían quedarse en casa
las mujeres deberían ser esclavas
las mujeres deberían estar en la cocina
las mujeres deberían estar calladas en la iglesia
las mujeres deberían tener derecho a tomar sus propias decisiones
Fuente: UN Women

 

¿Qué buscas cuando buscas -en google o fuera de google- a una mujer?

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón

Janet Yellen y el liderazgo de la Reserva Federal

Por María Solanas María Solanas

A falta de ratificación por parte del Senado, la prestigiosa economista Janet Yellen presidirá, a partir del 1 de febrero de 2014, la Reserva Federal (FED, Federal Reserve System), una de las instituciones con más capacidad de influencia en los mercados financieros mundiales y, por tanto, con más poder en la toma de decisiones en el planeta.

Janet Yellen, 'la mejor líder posible' para la Reserva Federal, según Barack Obama

Janet Yellen, ‘la mejor líder posible’ para la Reserva Federal, según 500 economistas estadounidenses

Su nombramiento viene precedido de un apoyo firme por parte de un nutrido grupo de economistas de todo el país. En una carta dirigida al Presidente Obama el pasado mes de septiembre, más de 500 economistas le instaron a elegirla en base a tres cualidades principales: su magnífica cualificación; su capacidad de escucha activa de diversos puntos de vista; y su clara comprensión del mercado de trabajo, considerando que en tiempos tan críticos para EEUU, ella es “la mejor líder posible”.

Janet Yellen está excepcionalmente cualificada –como destacó el Presidente Obama– para desempeñar el cargo. Doctora en Economía por la Universidad de Yale, posee una dilatada experiencia como Vicepresidenta de la FED en los tres últimos años; más de una década como Presidenta de la Reserva Federal de San Francisco; presidenta del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca bajo el mandato de Bill Clinton entre 1997 y 1999; y una sólida carrera académica en las más prestigiosas Universidades de EEUU. Pero sobre todo, Janet Yellen acredita competencias directivas clave: capacidad de generar consensos, empatía, criterio, prudencia, y una mirada a los datos económicos, y en particular al desempleo, no sólo como estadísticas, sino como cifras que afectan e impactan en la vida de las personas. Su liderazgo alberga algunas de las fortalezas que se atribuyen a los liderazgos femeninos.

En su respuesta a la nominación, Janet Yellen ha situado la lucha contra el paro como la máxima prioridad que debía atender la Reserva Federal, en particular pensando en las personas más golpeadas por la crisis.

El nombramiento de Janet Yellen es, sin duda, un hito histórico. En 100 años de vida de la FED, será dirigida, por primera vez, por una mujer. Su elección ha puesto de manifiesto la clamorosa ausencia de mujeres al frente de las instituciones económicas, un espacio mayoritariamente masculino, en particular en el caso de lo Bancos Centrales. En la Unión Europea, no hay ni una sola mujer entre los 23 miembros del Consejo de Gobierno del BCE, el órgano rector de la política monetaria de la eurozona. El BCE anunció, el pasado mes de agosto,  su objetivo de duplicar, de aquí a 2019, el porcentaje de mujeres con cargos directivos en la institución (solo un 17% de mujeres ocupan puestos de dirección intermedia, y apenas un 14% responsabilidades de alta dirección). Ninguna mujer preside ninguno de los Bancos Centrales de los 27 países miembros de la UE. Fuera de ella, encontramos que solo 17 de los 177 Bancos Centrales del mundo tuvieron Gobernadoras a lo largo del último año, lo que representa el 9,6% (Sudáfrica, Botswana, o Somalia; Rusia, Bielorrusia, y Kirguistán; Malasia, Seychelles, Samoa; y Argentina, Bahamas u Honduras son algunos ejemplos).

El nombramiento de Janet Yellen tiene un enorme calado. Su visibilidad al frente de una de las instituciones económicas más influyentes del mundo contribuye a la visibilidad de todas las mujeres, y es un referente en un ámbito de decisión en el que apenas estamos presentes. Su liderazgo colaborativo, y su visión de la economía “con rostro humano” pueden tener un impacto positivo en el conjunto de las decisiones financieras. No en vano, fue una de las personas que “hizo sonar las alarmas” sobre la burbuja inmobiliaria antes de que estallara la crisis financiera, en septiembre de 2008.  Ojalá, como subrayan sus colegas economistas, sea la mejor dirigente posible al frente de la FED.

 

María Solanas es experta en public affairs y relaciones internacionales. Entusiasta del diálogo hasta la extenuación, y convencida del poder transformador de la política. Privilegiada en los afectos,  feliz madre de una hija feliz.

Mujer y periodista en México: peligro de muerte

Por Laura Martínez ValeroLaura Martínez Valero

Cada vez es más periodistas son amenazados a través de Twitter. En esta ocasión, ha sido el turno de la periodista mexicana Lydia Cacho, quién recientemente publicó una columna de opinión, ‘El Padrotaje del Estado’, en la que denunciaba el desvío de fondos destinados al Instituto Quintanarroense de la Mujer (IQM) y el Fonden por parte de  la administración del gobernador del estado de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo.

La reacción no se hizo esperar. En su cuenta en Twitter, el gobernador publicó lo siguiente: “EN EL EJERCICIO PERIODÍSTICO EL TENER UNA PLUMA NO TE DA DERECHO A LA CRÍTICA: ASQUEROSA, DESTRUCTIVA DE HÍGADO, TENDENCIOSA Y SOEZ”. Además, la periodista recibió amenazas de muerte e insultos de otros perfiles, muchos vinculados con el gobierno de Quintana Roo.

Quizá en España este asunto finalizaría con una disculpa pública, la dimisión o el cese del político. Sin embargo, estamos en México, uno de los países más peligrosos para los periodistas. El poder de los cárteles de la droga y la corrupción de la clase política, sobre todo en los Gobiernos de Estado, hacen que hablar sobre corrupción, explotación sexual o narcotráfico sea equivalente a ponerse una soga al cuello.

Aún con este riesgo, Lydia Cacho ha denunciado el negocio de la pornografía infantil (Los demonios del Edén) y la trata de mujeres (Esclavas del poder), y la relación que guardan con empresarios y políticos, hundidos hasta el cuello en estos sucios negocios. Debido a su trabajo tuvo que abandonar temporalmente el país en 2012, después de recibir una amenaza de muerte en su teléfono personal.

 

La periodista mexicana Lydia Cacho

La periodista mexicana Lydia Cacho

En México de 2002 a 2011, diez periodistas fueron asesinadas y 94 denunciaron algún tipo de violencia relacionada con en el ejercicio de su labor, según el Primer Diagnóstico de Violencia contra Mujeres Periodistas. De todos estos casos ninguno ha sido resuelto, lo que crea un clima de absoluta impunidad.

La respuesta de los medios pasa por la autocensura. A nivel individual, cada periodista decide si tomarse en serio la amenaza o no. La periodista Regina Martínez no daba crédito a las amenazas que estaba recibiendo de miembros del Gobierno de Veracruz. Poco después apareció asfixiada en su domicilio. En este caso, como en el de la mayoría de mujeres periodistas asesinadas, las autoridades  vincularon la muerte de la periodista con su vida privada y no con su labor profesional.

Y es que en México las agresiones a periodistas proceden de tres actores principalmente: delincuencia organizada (56,2%), funcionarios públicos (31,9%) y fuerzas partidistas (12,7%). Es decir, muchos policías y miembros del Gobierno están relacionados y les interesa dar carpetazo.

Aunque los ataques contra mujeres periodistas suceden en base a su profesión y no a su condición de mujer, hablamos de un país en el que de 2005 a 2010 hubo 1003 presuntos casos de feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. La absoluta impunidad y el clima de violencia que se vive en México favorecen estos asesinatos, caracterizados por la extrema crueldad (violaciones, vejaciones y torturas) y el abandono del cadáver para exhibición pública.

Por ello, ser mujer y periodista en México conlleva un doble peligro, tanto por su profesión como por su sexo. Las amenazas que reciben no son meras palabras, sino serias advertencias que pueden finalizar en muerte o desaparición.

Laura Martínez Valero es estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual. Colaboradora del equipo de comunicación de Intermón Oxfam.