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LoopHole4All, paraísos fiscales al alcance del 99%

El artista italiano Paolo Cirio vuelve a la carga. Tras haber trasladado miles de perfiles de Facebook a una plataforma de software libre (Face to Facebook) o denunciar la política de Google Street View con una exposición analógica y digital (Street Ghost), el artista-hacker regresa con un proyecto que pone en tela de juicio una de las causas de la actual crisis económica: los paraísos fiscales. Paolo Cirio, con el proyecto LoopHole4All, ha secuestrado miles de perfiles de empresas de las islas Caimán. Y ha puesto los registros de las mismas a disposición de todo el mundo. A partir de 99 centavos de dólar, cualquier ciudadano puede comprar en el papel una empresa offshore (registrada en otro país diferente al de residencia).

Cirio, tras conseguir el listado de empresas de las Islas Caimán, secuestró sus perfiles. Y colocó su propia dirección en los mismos. Después, comenzó a vender en Internet los certificados de las empresas. Loophole4All.com, según el site oficial de Paolo Cirio, es un «servicio para democratizar los negocios offshore». Un proyecto que «empodera», pues así cualquier persona «podrá evadir impuestos, esconder dinero y deudas». Lo que antes era un privilegio de las élites, ahora está al alcance de todos. A pesar de que los certificados puedan no ser reconocidos por las autoridades monetarias, el proyecto está teniendo un fuerte imapcto simbólico. Paolo ya tiene una exposición virtual con los certificados fake emitidos en las Islas Caimán y en Londres

En los últimos tiempos, el hacktivismo está comenzando a apuntar a objetivos financieros más concretos. El colectivo catalán Derivart, responsables de proyectos como El Burbujómetro o CasasTristes.org, es uno de los más activos al respecto. Por otro lado, el colectivo RYBN lanzó recientemente su algoritmo ADM8 en los mercados de valores para realizar transacciones especulativas en milisegundos. En la plataforma DynDy.net hacen un buen repaso a algunos proyectos alrededor de hacktivismo financiero.  Sin lugar a dudas, un trabajo artístico de algún colectivo hacker sobre las cuentas en Suiza de Luis Bárcenas, ex tesorero del Partido Popular, puede llegar a tener más impacto que una investigación judicial.

Un manifiesto hacker (remix)

No he podido evitarlo: he creado un manifiesto remix basado en algunos conocidos textos del mundo hacker. Cortar, pegar. (r) escribir. He usado frases sueltas, ideas, de algunos textos que considero vitales para entender esta nueva era. El primero es el The Hacker Manifesto (o The Concience of a hacker), piedra angular del mundo hacker, escrito en 1986 bajo el pseudónimo The Mentor. El texto original fue remezclado en muchas ocasiones (hasta en vídedos como el que abre este post). En 2004, llegó una de las mutaciones más conocidas, A hacker manifesto, del australiano McKenzie Wark.

No he podido evitarlo: mi remezcla tiene frases de otros dos textos que no son del mundo hacker pero que tienen algo  que ver con los anteriores: The Cult of donde manifiesto (de Bre Prettis y Kio Starky) y The Mesh manifesto de Lisa Gansky. Todos tienen en común una nueva concepción de la creatividad, la propiedad, la transparencia y las relaciones. Todos conforman una nueva visión del mundo. Que cada uno interprete (y remezcle) este Manifiesto hacker (remix) como quiera.

-Sea cual sea el código que hackeamos – lenguaje de programación, poesía, matemáticas o música, curvas o colores – creamos la posibilidad de cosas nuevas.

-La clase hacker tiene la capacidad de crear no sólo nuevas clases de objetos y sujetos en el mundo, no sólo nuevas formas de propiedad, sino también nuevas relaciones entre las formas de propiedad.

-Reconoce que todo es un borrador. Te ayudará a darle forma.

-Exploramos y nos llamáis criminales. Buscamos conocimiento y nos llamáis criminales. Existimos sin nacionalidad, sin religión.. y nos llamáis criminales. Construis bombas atómicas, declaráis la guerra, asesináis, engañáis, nos mentís, nos intentáis hacer creer que es por nuestro bien, que somos nosotros los criminales. Sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad.

-La educación es esclavitud, encadena la mente y la convierte en un recurso para la clase dominante.

-La información quiere ser libre pero está amordazada en todas partes.

-Hackear es rechazar la representación.

-Las empresas basadas en compartir generalmente ofrecen un mayor sentimiento de conexión y comunidad.

-Hackear es producir la diferencia, aunque sea por un minuto, en la producción de información.

-El progreso es posible. El plagio encamina el progreso.

-El hacker lucha para producir subjetividad cualitativa y singular.


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#Subtítuloshackers

 

 

Hace unos días, viendo una película pésimamente doblada, se me ocurrió una idea: subtitular películas de forma que cambie el sentido de la trama. Diálogos inventados, radicalmente opuestos a los reales. Objetivo: hackear el significado de la película. Desarmar el mensaje de alguma película claramente tendenciosa o propagandística. ¿Rocky IV haciendo un discursito anti capitalista cuando va luchar contra el boxeador soviético? ¿Paco Martínez Soria criticando el vetusto y paletil franquismo? ¿La clásica Esta voz es una mina, con el hit Soy Minero de Antonio Molina, con subtítulos de la sociedad en red , #nocheminera y 15M? ¿Por qué no? ¿Y si mi idea ya está inventada? Lancé la pregunta desde mi cuenta de Twitter. Y la respuesta fue automática. Algunos seguidores marcaron el tweet como favorito (@juanlusanchez y @pedrojimenez). Otros fueron dando pistas.

 

Otros, bromearon al respecto. Memorias de aquella infancia hacker.

Y algunos, ya con ganas de marcha, queriéndose poner al lío inmediatamente.

 

 

Al final, un Tweet sin ningún comentario dio en una diana apetecible.

Bombay-TV es una web, diseñada por Graphéine, tiene un lema muy sencillo: Elige una película, invéntate los diálogos, mándasela a tus amigos. Son películas indias. Estética Bollywood. Y la web apenas ofrece escenas sueltas para ser subtituladas. No he podido resistirme. He creado una escena irónica llamada Luis, el casi banquero con aroma a especulación. Exacto: el caso Bankia tiene cierto tufillo a matón de Bollywood. Y puedes verla aquí. Potencial no falta. ¿Subtítulos sobre Andrea Fabra tragándose su indigno #Quesejodan mientras una pandillas de matones de Mumbay abofetean a alguien?

Pero Bombay-TV me sabe a poco. Los subtítulos hackers podrían ser un arma de destrucción masiva. Un interesante ejercicio de resignificación colectiva.

La reapropiación semántica no es ninguna novedad. Marcelo Duchamp dotaba de nuevos significado a sus objets trouvés: un paraguas era, de repente, algo más. San Sebastián, de un día para otro, pasó a ser un icono gay. Los esclavos de América Latina se apropiaron de los santos católicos y los disfrazaron de dioses afros. Pero en la era de la convergencia cultural, del remix digital, el proceso se acelera. El personaje Blas, tras la mano de un niño filipino, pasa a ser Osama Blas Laden, un apologeta de Al Qaeda. El dominio superior de Internet .cc corresponde al territorio de las Islas Coco, pero los internautas lo usan como sinónimo de Creative Commons y cultura libre.

¿Y sí todas las películas edulcoradas de Hollywood tuvieran subtítulos trucados en veinte lenguas? ¿Y sí las mega producciones de guerra explicaran las causas de las mismas? ¿Y si alguien crea un proyecto llamado Subtítulos hackers para desmontar los cuentos del poder? ¿Una plataforma donde estén disponibles miles de películas para ser subtituladas y distribuidas? Más subtítulos, que es la guerra. El poder, la industria cultural, intentarán censurar cualquier iniciativa al respecto. Pero que no te engañen: usarán el copyright como excusa porque tienen miedo. Porque tiemblan al pensar que llegará un día en el que ya no puedan (ellos, no hace falta que los nombre) imponer narrativas, ideologías o estilos de vida.

De momento, mientras alguien crea la plataforma, divirtámonos con Bombay-TV. Y tuiteemos con el hashtag #SubtítulosHackers. Venga, va, ¿qué película te apetecería hackear?

 

Cómo hackear una academia de ciencias

 

 

«Podríamos decir que hoy todos somos investigadores: todos producimos datos, analizamos esos datos, y ensayamos teorías sobre sus alcances, efectos y repercusiones. Todos producimos evidencias. El futuro de la academia no puede pasar por el esnobismo y la pedantería de presumir hacerlo mejor de lo que lo hacen otros«. Este párrafo no parten de un grupo de hackers o de un movimiento activista. Tampoco de un club revolucionario que pretende cuestionar una academia de ciencias. Estas líneas provienen del Centro de Ciencias Humanas y Sociales de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), máximo organismo de investigación de España. E intentan explicar uno de los seminarios más prometedores de la nueva era: el Hacking Academy Studio. 

El seminario, que tiene lugar todos los lunes en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales de Madrid,»se monta y desmonta en las relaciones de los investigadores Alberto Corsin (@acorsin),  Adolfo Estalella (@adolfoestalella) y Antonio Lafuente (@alafuente). ¿Y en qué consiste exactamente el seminario Hacking.Academy.Studio? Hackear la academia, dicen los investigadores, es «desestabilizar la investigación desde sus controversias y continuas redistribuciones». Para ello, están invitando a «arquitectos, comisarios e investigadores en gestión cultural, periodistas y hackers educativos, que están transformando los lugares, métodos, formas de comunicación y estilos narrativos y expositivos de la práctica de la investigación social».

Las sesiones se retransmiten en streaming en Internet. Y las ideas circulan intensamente en las redes sociales. El conocimiento pasa a ser algo compartido. La innovación no se queda entre cuatro paredes y se convierte en algo abierto. ¿Tiene sentido en la era digital que la mayoría de los investigadores no utilicen Internet para divulgar sus conocimientos? ¿Que casi ninguno tenga cuenta en Twitter? ¿Que no se investigue en red aprovechando la inteligencia colectiva y el crowd sourcing ? ¿Que las diferentes disciplinas no se mezclen? ¿Que la ciencia se encierre en edificios inertes? ¿Que los trabajos de investigación no sean leídos por la población y que no circulen en Internet?

Por el Hacking.Adademy.Studio han pasado personas como Jara Rocha, Rocío Lara y María Botella (¿Cómo hackear el currículo académico? MásterDIWO Do-it-with-others); Elisabet Lorenzi, Miguel Martínez, Alan Moore y Thomas Aguilera (Squatting in Europe); Doménico di Siena o el colectivo Zuloark.

En la sesión de hoy (16.30, hora Madrid) Hacking.Academy.Studio recibe al proyecto transmedia 15M.cc. Cualquier persona puede participar. Cualquiera puede asistir a la sesión por Internet. Cualquier puede cuestionar / mejorar en redes el contenido del seminario.

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Mi libro copyleft vale un tweet

 

La primera parte de mi libro #24H, editado por Dpr-Barcelona, estuvo durante el día de ayer disponible a golpe de tweet. Todas las personas que utilizaron el servicio Pay with a tweet tuvieron acceso a la mitad de #24H. El libro recrea 24 horas en Internet, entre el 16 y el 17 de mayo de 2011, con la eclosión del movimiento 15M a la vuelta de la esquina. Por eso, ayer estuvo «El día» de #24H a golpe de tweet. Y hoy ya hemos colgado «la noche» del libro. El día de #24H – rizomático, cóncavo, engañoso- estará así completo. Un día que tiene, como ya avisamos ayer, 50.400 horas de Youtube. 2.100 días caben en un día. 70 meses, en 24 horas. Porque #24H es una trampa

Apostamos por el Pay with a Tweet –  un sistema elogiadísimo en publicaciones especializadas – porque creemos que la circulación de una obra es más importante que su valor monetario. Porque pensamos que el dinero fue la divisa del siglo XX, pero el flujo o la reputación social componen la nueva moneda social del siglo XXI. El marketing clásico está (casi) muerto. El commons marketing – economía de lo compartido – llama a la puerta. Y quien abra esta puerta del ya clásico buzz desaparecerá, arrollado por la era de lo compartido.

Este inicio de campaña en Twitter es apenas el primera paso. César Reyes, uno de los editores, ha bautizado la estrategia como «ocupar plataformas». Durante este fin de semana, #24H estará disponible en papel gracias a las plataformas Bubok y Lulu. Cualquier persona lo recibirá directamente en casa. Aunque las librerías también pueden hacer sus pedidos (con buenas condiciones). Y el lunes ya estará a la venta en formato ePub (ideal para leer en tablets) a un precio redondo: 1,99 euros. La licencia es copyleft. La copia está liberada. Paulatinamente, #24H se incorporará a plataformas como Amazon. Y se irá fragmentando en las remezclas que los lectores irán haciendo en nuestra sala de remezclas. #24H ha dejado de ser mío. Ahora es vuestro. Un libro para el procomún.

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La infinita velocidad de la red


«Es necesario repensar la riqueza como goce del tiempo y no como pulsión adquisitiva. No se trata de predicar otra idea de riqueza, sino de crear un movimiento de ricos, es decir, de personas libres que no posean nada, que tengan necesidades de poquísimo y de disfrutar del propio tiempo como propiedad inalienable. Un movimiento del ocio y del sabotaje, un movimiento de la substracción y de la lentitud, multiplicado por la infinita velocidad de la red»

El texto es un extracto del libro Generación Post Alfa (bájatelo gratis y legalmente aquí gracias a Tinta Limón Ediciones), del (gran) pensador italiano Franco Berardi BIFO. El vídeo es una de las acciones del movimiento ciclista Nuvem de Río de Janeiro. Piden fondos con crowd funding e invaden el espacio público con espíritu de sound system (bicis+música+Djs). La conexión (Bifo+Nuvem) se me ocurrió tras una charla con el (gran) Adriano de Angelis (@deangelis) en la casa Fora do Eixo de Minas Gerais (Brasil), durante la Invasión Hacker de la Casa de Cultura Digital y Fora do Eixo. El texto lo escribo en algún lugar entre Belo Horizonte y São Paulo, dentro del autobús hacker (ônibus hacker).

El vídrio refleja la pantalla de mi netbook. Los párrafos reflejados se incorporan a este espacio de flujos, fragmentado, no lineal. El verde-tras-el-cristal engulle «la infinita velocidad de la red».

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