De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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#Subtítuloshackers

 

 

Hace unos días, viendo una película pésimamente doblada, se me ocurrió una idea: subtitular películas de forma que cambie el sentido de la trama. Diálogos inventados, radicalmente opuestos a los reales. Objetivo: hackear el significado de la película. Desarmar el mensaje de alguma película claramente tendenciosa o propagandística. ¿Rocky IV haciendo un discursito anti capitalista cuando va luchar contra el boxeador soviético? ¿Paco Martínez Soria criticando el vetusto y paletil franquismo? ¿La clásica Esta voz es una mina, con el hit Soy Minero de Antonio Molina, con subtítulos de la sociedad en red , #nocheminera y 15M? ¿Por qué no? ¿Y si mi idea ya está inventada? Lancé la pregunta desde mi cuenta de Twitter. Y la respuesta fue automática. Algunos seguidores marcaron el tweet como favorito (@juanlusanchez y @pedrojimenez). Otros fueron dando pistas.

 

Otros, bromearon al respecto. Memorias de aquella infancia hacker.

Y algunos, ya con ganas de marcha, queriéndose poner al lío inmediatamente.

 

 

Al final, un Tweet sin ningún comentario dio en una diana apetecible.

Bombay-TV es una web, diseñada por Graphéine, tiene un lema muy sencillo: Elige una película, invéntate los diálogos, mándasela a tus amigos. Son películas indias. Estética Bollywood. Y la web apenas ofrece escenas sueltas para ser subtituladas. No he podido resistirme. He creado una escena irónica llamada Luis, el casi banquero con aroma a especulación. Exacto: el caso Bankia tiene cierto tufillo a matón de Bollywood. Y puedes verla aquí. Potencial no falta. ¿Subtítulos sobre Andrea Fabra tragándose su indigno #Quesejodan mientras una pandillas de matones de Mumbay abofetean a alguien?

Pero Bombay-TV me sabe a poco. Los subtítulos hackers podrían ser un arma de destrucción masiva. Un interesante ejercicio de resignificación colectiva.

La reapropiación semántica no es ninguna novedad. Marcelo Duchamp dotaba de nuevos significado a sus objets trouvés: un paraguas era, de repente, algo más. San Sebastián, de un día para otro, pasó a ser un icono gay. Los esclavos de América Latina se apropiaron de los santos católicos y los disfrazaron de dioses afros. Pero en la era de la convergencia cultural, del remix digital, el proceso se acelera. El personaje Blas, tras la mano de un niño filipino, pasa a ser Osama Blas Laden, un apologeta de Al Qaeda. El dominio superior de Internet .cc corresponde al territorio de las Islas Coco, pero los internautas lo usan como sinónimo de Creative Commons y cultura libre.

¿Y sí todas las películas edulcoradas de Hollywood tuvieran subtítulos trucados en veinte lenguas? ¿Y sí las mega producciones de guerra explicaran las causas de las mismas? ¿Y si alguien crea un proyecto llamado Subtítulos hackers para desmontar los cuentos del poder? ¿Una plataforma donde estén disponibles miles de películas para ser subtituladas y distribuidas? Más subtítulos, que es la guerra. El poder, la industria cultural, intentarán censurar cualquier iniciativa al respecto. Pero que no te engañen: usarán el copyright como excusa porque tienen miedo. Porque tiemblan al pensar que llegará un día en el que ya no puedan (ellos, no hace falta que los nombre) imponer narrativas, ideologías o estilos de vida.

De momento, mientras alguien crea la plataforma, divirtámonos con Bombay-TV. Y tuiteemos con el hashtag #SubtítulosHackers. Venga, va, ¿qué película te apetecería hackear?