Respirocito, un nanorobot para ‘vivir sin respirar’

Por Mar Gulis

zfadfds

El investigador Robert A. Freitas

¿Te imaginas bucear dos horas y media ‘a pulmón’, sin necesitar botella de oxígeno? ¿O respirar sin dificultad en la cima del Everest? O algo más alucinante todavía: ¿te imaginas un mundo en el que las personas pudieran vivir sin respirar durante cuatro horas? Todo ello podría ser posible gracias a ‘respirocito’, una especie de glóbulo rojo artificial que fue desarrollado en los años 90 por Robert A. Freitas -uno de los padres de la nanomedicina- y su equipo en el Instituto de Fabricación Molecular de California. Y sí, es lo más parecido a un nanorobot.

Fabricado con carbono diamantino, un material de gran resistencia, este artefacto tiene un diámetro de una micra (su tamaño es similar al de una bacteria) y la capacidad de almacenar y liberar hasta 236 veces más oxígeno que un glóbulo rojo natural. Ahí está todo su potencial.

El diseño que propusieron Freitas y sus colegas está integrado por 18.000 millones de átomos dispuestos en un pequeño tanque de presión que se llena de oxígeno y dióxido de carbono. Los ‘respirocitos’ llevan incorporados sensores químicos y de presión, de modo que los médicos podrían manipularlos, activarlos o desactivarlos empleando ultrasonidos. Según su creador, una inyección de ‘respirocitos’ permitiría salvar vidas en circunstancias extremas o hacer cosas impensables ahora mismo, como bucear o vivir con el corazón parado durante horas. A modo de ejemplo, Freitas explicaba en un artículo que podrían usarse con víctimas de incendios que hayan sufrido envenenamiento por monóxido de carbono. ¿Será posible algo tan sorprendente en el futuro?

zxcvz

Recreación de respirocitos que actuarían como seudo-glóbulos rojos en el torrente sanguíneo

Aunque hoy los nanorobots forman parte de la ciencia ficción, su existencia parece cada vez más cercana. El propio Freitas y su grupo se han planteado la posibilidad de fabricar, además de los ‘respirocitos’, otros nanorobots denominados ‘microbívoros’: una especie de leucocitos (glóbulos blancos) artificiales que serían capaces de destruir cualquier microorganismo de nuestro torrente sanguíneo, y que serían mil veces más eficientes que las células de nuestro sistema inmune.

Sin embargo, hacerlos realidad parece aún más complicado, ya que la optimización de nuestro sistema inmune es el resultado de más de 3.500 millones de años de evolución biológica y selección natural. Aunque la bionanotecnología avanza rápidamente en la construcción de nanodispositivos que imitan o mejoran ciertas capacidades de los seres vivos, la robustez, adaptabilidad y versatilidad de los sistemas biológicos complejos (en este caso, el sistema inmune) es por el momento inalcanzable para los nanotecnólogos.

 

Este post ha sido elaborado con información extraída del libro Nanociencia y nanotecnología. Entre la ciencia ficción del presente y la tecnología del futuro (FECYT, 2008), escrito por varios investigadores del CSIC.

5 comentarios

  1. Vaya maravilla de tecnología! A este paso los videojuegos se quedan cortos.

    10 abril 2015 | 13:52

  2. Dice ser Casandra

    Pues se podria hacer realidad tebeo de Flash Gordon y haber ciudades bajo el agua

    10 abril 2015 | 16:17

  3. Dice ser Eva

    Si los buceadores respiraran oxígeno mal lo llevarían … Las botellas llevan aire comprimido, más o menos enriquecido … El oxígeno se administra sólo con fines medicinales

    10 abril 2015 | 16:31

  4. Dice ser Sicólogo Astral

    Con esta mierda te pueden ahogar tan solo apretando un botón.es el control máximo del nuevo orden mundial sobre nuestras vidas.¿porque de todas estas mierdas electrónicas siempre muestran el lado bueno y no el malo?

    10 abril 2015 | 16:52

  5. Dice ser incom2

    Es cuestión de miniaturización y de invertir en I+D. Hace unos días, presentaban en sociedad un ordenador del tamaño de un grano de arroz. Para cuando podamos hacer ordenadores del tamaño de un glóbulo rojo, será tan sencillo como dotar de cierta inteligencia artificial al pequeño invento y lanzar escuadrones enteros de leucocitos artificiales mucho más eficientes que los nuestros. Porque los nuestros, por muchos miles de años de adaptación y especialización que lleven a cuestas, NO son inteligentes, NO saben anticiparse ni tomar decisiones y mucho menos pueden conectarse y consultar una base de datos médica para contrastar esa extraña formación celular que parece amiga pero que en realidad es el inicio de un cáncer mortal.

    ¿Por qué siempre hay que ver el lado bueno de las cosas?
    Porque si no hubiera lado bueno, nuestra especie seguiría tiritando de miedo en el rincón más profundo de una cueva, mientras oye gruñir a los depredadores paseando al acecho, caer el rayo durante una tormenta y provocar un incendio, o desbordarse un río tras una lluvia torrencial.

    10 abril 2015 | 17:17

Los comentarios están cerrados.