Esteban Mira Caballos: «Hernán Cortés encabezó una fuerza multinacional para conquistar Tenochtitlan»

Esteban Mira caballos

«Hernán Cortés lleva décadas sentado en el banquillo de los acusados, en un juicio permanente del que resulta condenado o absuelto dependiendo de los intereses políticos y de quién haga de juez en ese momento». Lo dice uno de los grandes especialistas en el personaje, el historiador sevillano Esteban Mira Caballos, doctor en Historia de América, que acaba de publicar, en este año donde se recuerda el quinto centenario de la conquista de Tenochtitlan, la capital del imperio mexica, una renovada biografía sobre el conquistador extremeño subtitulada Una biografía para el siglo XXI, (Crítica, 2021).

Mira Caballos, tras biografiar a Pizarro, ha intentado actualizar la vida de Cortés con las últimas investigaciones y componer una imagen realista del personaje y sus acciones, alejadas de «leyendas Negras y Blancas». Entre «el héroe civilizador» y el «psicópata genocida» que no fue, Mira Caballos compone un retrato humano de un hombre de su tiempo cuyas acciones, «para bien o para mal, cambiaron el mundo» y cuya vida fue a la vez «gesta y tragedia». Mira Caballos defiende que Cortés «nació español y murió mexicano» convirtiéndose en uno de los personajes capitales de la historia de España y en el más importante de la historia de México, en palabras de este historiador.

¿Por qué Hernán Cortés necesitaba una biografía para lectores del siglo XXI?

Las biografías de referencias para todos los que nos dedicamos al tema cortesiano son del siglo pasado, fundamentalmente las de Salvador de Madariaga, Carlos Pereyra y sobre todo la del mexicano José Luis Martínez, esta última editada en 1990. En los últimos treinta años ha habido grandes avances historiográficos en el tema cortesianista, aportados por arqueólogos e historiadores de ambos lados del océano. Necesitábamos una nueva biografía que recopilase e integrase todos esos aportes, al tiempo que revisaba la imagen del personaje para acercarlo a un lector de nuestro tiempo. No hay que olvidar que toda historia es un intento de acercamiento al pasado desde el presente. Por tanto, este libro trata de dar respuesta a las preguntas e inquietudes de un lector de nuestro siglo.

Entre el mesías de civilizador de unos y el diablo genocida de los otros, ¿dónde está la realidad histórica del personaje?

El personaje hace siglos que fue extraído del terreno de la historia para llevarlo al de la leyenda. La Leyenda Negra y la Blanca forman parte de la misma ficción. La producción bibliográfica lleva siglos polarizada entre dos extremos: el de los que lo ven como un héroe civilizador y cristianizador que, como decía Lucio Marineo, hizo más por la cristiandad que los apóstoles. Y el de los que lo contemplan como un genocida al que no merece la pena dedicarle ni una sola línea.

El gran objetivo de mi libro, además de la exhaustividad, ha sida traer de vuelta al personaje al terreno de la historia del que nunca debió salir. Realmente Hernán Cortés fue un guerrero de su tiempo, una persona bien socializada en su Extremadura natal, que se comportó como todo el mundo esperaba que debía comportarse un conquistador. Eso sí, salió airoso donde otros fracasaron y sobrevivió a la mayor parte de sus oponentes.

Cuando un superventas histórico mundial como el israelí Yuval Noah Harari, que casi es un gurú, dice que Cortés “es un genocida” ¿qué piensa? ¿Hace su trabajo más difícil o más necesario?

Prácticamente todos los historiadores sabemos que Hernán Cortés no fue un genocida porque él pretendía gobernar sobre personas. En su mente está siempre en pacto, incluso después de iniciadas las hostilidades, porque el objetivo era que murieran solo los estrictamente necesarios. Tierras había muchas, pero no valían nada sin mano de obra. El problema es que además de enfrentarnos a los negrolegendarios, nos encontramos a autores de gran impacto mundial, como Yuval Noah Harari o Jared Diamond, que así de pasada, sin aportar ni una sola prueba, tildan a Hernán Cortés de genocida. Ahora a todo militar que en cualquier guerra haya matado a alguien se le tilda de genocida, pervirtiendo el término. Ante esto solo nos queda la impotencia de quienes dedicamos nuestra vida a tratar de explicar la historia.

En su obra también descarta una idea bastante extendida, como la de que Cortés estudió en la Universidad de Salamanca…

Efectivamente, Hernán Cortés estudio en Salamanca, pero no en la Universidad. Es algo que creo que debemos descartar ya a la luz de la documentación y de la argumentación que aporto en mi obra. Realmente es un mito inventado por sus hagiógrafos porque ni la institución ni el propio interesado afirmó nunca nada parecido. Eso sí, era uno de los conquistadores más cultos, excluyendo a Gonzalo Jiménez de Quesada, autor del Antijovio, que tenía el título de licenciado.

¿Cuál es el mito más difícil de deshacer en el imaginario colectivo sobre este personaje?

Su figura está rodeada de innumerables mitos, unos iniciados por él mismo y sus admiradores y otros por sus detractores. El mito más arraigado es el que sostiene que conquistó todo un imperio con 550 hombres algo que es incierto, imposible e impensable. Hernán Cortés encabezó una fuerza militar multinacional, integrada por un millar de europeos y por miles de indígenas procedentes de los pueblos por donde iba pasando. Cuando llega el turno de la conquista de Tenochtitlan hay más de un millar de europeos, así como más de 10.000 indígenas aliados.

Entre el grupo que conquistó el imperio mexica había una inmensa mayoría de nativos del Anahuac, lo mismo totonacas que cempoaleses, cholultecas, huejotzingos o texcocanos que tlaxcaltecas. Y entre los europeos los había españoles, pero también un buen grupo de portugueses e italianos, además de varios griegos e, incluso, algún africano. Se trataba de una verdadera fuerza multinacional, aunque dirigida por un grupo de españoles encabezados por Hernán Cortés.

Afirma que la gran habilidad de Cortés fueron sus dotes diplomáticas, ¿fue el gran secreto de su éxito?

Todos los guerreros de todos los tiempos han intentado alcanzar pactos con sus oponentes, preferentemente antes del combate y, en el peor de los casos, después de derrotarlos. Pero Hernán Cortés en esto fue un verdadero genio. Él siempre sumaba e incluso después de iniciadas las hostilidades, siempre dejaba abierta la posibilidad de alcanzar un acuerdo. Cuando hubo rebeliones contra él, como la de encabezada por Antonio de Villafaña, condenó a muerte solo al cabecilla para mermar lo menos posible a su hueste. Lo mismo hizo con Pánfilo de Narváez que incorporó a su hueste a casi la totalidad de los hombres del segoviano, prometiéndoles gloria y fortuna. Y con los naturales tenía la capacidad de convertir a cada uno de sus enemigos en amigos, aumentando sus fuerzas a cada paso que daba.

Frente a una cierta fama, más real en algunos casos y menos en otros, de la fiebre del oro que sufrían los conquistadores, su libro parece descartar que la riqueza fuera la principal motivación de Cortés, ¿fue una rareza entre sus compañeros o un adelantado?

La mayoría de la hueste luchaba por conseguir botín, es decir, por enriquecerse. Sin embargo, los grandes conquistadores, la mayoría de origen hidalgo, como Hernán Cortés, Francisco Pizarro o Hernando de Soto, no se conformaban con el vil metal. Ya eran suficientemente ricos antes de empezar la conquista. Hernán Cortés se convirtió en un rico hacendado en Cuba, disponiendo de amplios hatos ganaderos. Podría haber vivido rico en la isla o haber regresado a su tierra natal a disfrutar de una vida holgada. Pero el buscaba mucho más: trataba de encontrar un gran estado al que someter, ampliando los dominios de la cristiandad. Sabía que solo así podría conseguir fama y honra para él y sus descendientes. Pero Hernán Cortés fue un poco más allá porque fue el único conquistador que pensó en la posteridad, es decir, en cómo lo verían las generaciones futuras. Y para ello trazó un plan para heroizar su propia figura, que empezó en sus propias Cartas de relación, continuada por otras grandes plumas de las que se quiso rodear, como Francisco López de Gómara o Francisco Cervantes de Salazar.

Grabado de México (Franz Hogenberg, 1572)

¿Cortés era un hombre leal a la corona o un príncipe en busca de reino?

Hernán Cortés sabía de leyes por lo que no ignoraba lo que le podía ocurrir a los que traicionaban a su rey o a su emperador. A lo largo de toda su vida exhibió una lealtad incorruptible hacia el emperador, de hecho, todo lo hacía en su nombre. Al propio Moctezuma le dijo que venía en nombre del señor más poderoso del mundo, el emperador Carlos V. Los conquistadores vivieron un sinfín de traiciones entre ellos, pero salvo muy raras excepciones, sabían que su supervivencia pasaba por convencer a todos que lo hicieron por favorecer los intereses reales.

En el capítulo final del libro hace una composición del personaje, con sus defectos y sus virtudes personales, desde el arrojo, su fe y capacidad de adaptación hasta su mal hacer como empresario o el ser un mujeriego y jugador… ¿por qué terminar el libro con ese retrato?

He pretendido acabar el libro con un retrato lo más fiable posible del personaje. Los legendarios se quedan, unos con el Cortés genocida y otros con el héroe, según la ideología de cada cual. Yo me he querido quedar con la persona, falible como todo lo humano. Tuvo grandes virtudes, entre ellas su capacidad dialéctica que le permitió aglutinar en favor de su proyecto vital a cientos de personas. Algunos, como Francisco de Terrazas, agradecido por sus favores, incluso fundó una capellanía en la que dejó una memoria de misas por el alma de su admirado jefe. Pero como todo ser humano también tuvo sus defectos, algunos muy acusados e incómodos para un lector del siglo XXI, sobre todo su trato con las personas del sexo contrario, pues fue un mujeriego incorregible.

¿Qué puntos oscuros quedan aún por desentrañar de la biografía de Cortés cinco siglos después?

Aunque parezca increíble después de cinco siglos de historiografía, todavía hay en la actualidad muchos períodos oscuros en su biografía de los que no sabemos prácticamente nada. Sabemos poco de sus orígenes familiares en su Medellín natal, aunque en este libro se aportan datos y documentos nuevos que contribuyen a conocer mejor ese aspecto. Y además ya estoy trabajando en un nuevo filón documental inédito que aporta nuevos datos sobre sus orígenes familiares.

Del período comprendido entre 1501, que deja sus estudios en Salamanca y 1511, en que se embarca rumbo a la isla de Cuba, apenas disponemos de un par de datos fiables. Para mí, sigue siendo muy raro que pasara en la isla Española entre cinco y siete años y que su nombre no aparezca en ningún documento. Prácticamente todos los españoles jóvenes salen a relucir, bien en alguna cédula de encomienda o bien en los libros de contabilidad de los funcionarios reales. Pero Hernán Cortés es como si no existiera hasta 1511. Por eso, no podemos descartar que aparezcan nuevos datos que modifiquen su biografía en estos años.

Cuando se trabaja tantos años sobre la biografía de un personaje como usted ha hecho, ¿no resulta fácil encariñarse con el personaje? ¿A veces le resulta difícil ser objetivo con él?

Cualquier lector, a la hora de leer un libro, debería tener en cuenta quién es la persona que lo ha escrito. Yo soy un americanista español, formado en la Universidad de Sevilla, y cuando escribo trato de hacerlo desde la ciencia histórica, inhibiendo hasta donde puedo mis opiniones personales o mi ideología. Mi único compromiso es con la historia y por eso trato de plasmar lo que indican los testimonios de la época tratando de acercarme a la verdad histórica, aunque no sea complaciente con lo que esperan encontrar los lectores. La vida de Hernán Cortés y la conquista fue una gesta y una tragedia a partes iguales y todo eso lo plasmo en mi libro porque soy historiador. El que quiera saber de verdad quién era, cómo pensaba y cómo actuaba Hernán Cortés debe leer mi libro. Sin embargo, el que quiera leer lo mismo sobre el superhombre civilizador o el caballero andante que del psicópata genocida no le recomiendo mi obra, debe recurrir a la literatura sobre el personaje que hay mucha y abundante.

El pasado marzo se produjo un debate bastante airado sobre una proposición no de ley sobre Hernán Cortés que presentó Vox, como especialista, ¿qué sensación le dio?

Tradicionalmente los poderes públicos de todo signo han tratado de manipular la historia en favor de sus fines políticos. Vox utilizó el tema de Hernán Cortés con fines partidistas para tratar de captar votos entre las personas más conservadoras. Igual que el pasado jueves 13 de mayo el presidente de México, López Obrador, hizo lo propio, celebrando un acto conmemorativo en honor a la idílica civilización mexica que fue destruida por unos malvados españoles. Y curiosamente lo hizo en el Templo Mayor que los mexicas tenían dedicados a Huitzilopochtli, donde se sacrificaban anualmente a miles de personas, extrayéndoles el corazón aún latente.

En fin, el personaje lleva décadas sentado en el banquillo de los acusados, en un juicio permanente del que resulta condenado o absuelto dependiendo de los intereses políticos y de quién haga de juez en ese momento. Insisto que es importante devolver al personaje al lugar de la historia de donde nunca debió salir.

¿Podría decirse que Hernán Cortés es el personaje más destacado de la historia de España?

Dentro de la historia de España fue uno de los personajes más singulares porque sus acciones, para bien o para mal, cambiaron el mundo. Si no hubiese conquistado el imperio mexica habría pasado a la historia como un navegante y descubridor de la costa pacífica novohispana. Pero yo siempre digo que Hernán Cortés nació español, pero murió mexicano. Él se enamoró de la tierra que conquistó y donde siempre quiso vivir y morir. Por ello, el personaje es más importante aún para la historia de México, sin la cual no se puede explicar ni entender lo que es actualmente el país azteca.

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1 comentario

  1. Dice ser Juan

    Lo curioso es que en el mismo libro donde Harari llama genocida a Cortés y ataca a los españoles por legado en América ( y porque no se lavaban), ensalza la misión civilizadora de los ingleses en el mundo. (estos si se lavaban) Poco menos diciendo que los males de Latinoamérica son culpa de que los colonizó España. Una pena que el libro sea un superventas con ningún dato histórico y si mucha opinología personal del autor.

    25 mayo 2021 | 17:48

Los comentarios están cerrados.