¿Leemos novela histórica porque el sistema educativo nos ha fallado?

Desde que arranqué XX Siglos hace más de cinco años he escuchado afirmaciones de ese tipo. A autores, a lectores, a personas cercanas al género… «Uno de los responsables del éxito de la novela histórica en España en los últimos años es que no se enseña bien Historia en los colegios e institutos y que los lectores, hambrientos de saber, se lanzan a la ficción histórica», es la idea aproximada. De tanto que se repite, y a veces por personas con un gran conocimiento del género, en ocasiones me he sentido tentado a aceptarlo. Pero creo que es una afirmación errónea.

Obviamente no podemos tener datos o cifras que atestigüen realmente por qué la gente lee novela histórica o cualquier otra cosa, así que tanto esa afirmación que tanto se repite, como mis propias ideas al respecto, pueden estar equivocadas. 

Cuando alguien dice que no se enseña bien la Historia en España o que se enseña poco, tiendo a pensar que lo que quiere decir es que no se enseña la historia que a él o ella le gustaría o de la manera y con los sesgos que él o ella cree correctos. En cualquier caso, está claro que los contenidos de Humanidades interesan poco o nada a los sucesivos gobiernos (da igual el color) y que, obviamente, eso afecta a lo que se enseña de Historia.

Mi propia experiencia como lector y conociendo a algunos profesores a mi alrededor (y algunos escritores que han pasado por XX Siglos que también lo son) me dice que en Historia -como en tantas otras especialidades- lo importante no es el temario, ni el sistema, sino los profesores. En mi caso, tengo claro que mi gusto por la novela histórica viene por tener la suerte de vivir en un hogar con padres lectores y por algunos buenos profesores y profesoras que tuve en EGB, BUP y COU (alguno malo, también tuve). No recuerdo los temas que dimos y los que quedaron en el camino, pero recuerdo los profesores que me hicieron ver que la Historia y la Literatura eran apasionantes. Y creo que eso también pasa hoy. Contra viento y marea, contra el sistema, contra los políticos y una sociedad que desprecian la cultura con demasiada frecuencia, hay profesores que tratan de inculcar no solo contenido, si no también pasión y amor por las materias.

Photo by NeONBRAND on Unsplash

Del mismo modo, es evidente que un mínimo interés por la Historia tiene que existir para elegir ficción de este género. Pero, ¿es realmente ‘querer aprender’ el gran factor a la hora de elegir una novela? Soy un creyente de la idea que dice que la ficción histórica -da igual si es en formato novela, película, serie, videojuego o cómic- es una estupenda herramienta didáctica. Creo que despierta el interés, que adentra a los lectores en el pasado, que enseña a mirar… Pero no creo que sirva para ‘aprender’ Historia. Y si fuera así, si la mayoría de lectores se acercara a las novelas históricas para aprender sería un gran error que nos llevaría a algo tan hispánico como El Quijote y su problema al no saber diferenciar entre ficción y realidad.

Suscribo las palabras, dichas recientemente en XX Siglos, por el novelista y profesor de Secundaria Luis Manuel López“Las novelas históricas son una puerta, no el final del camino. Nadie comienza leyendo a Homero o Cicerón por gusto, pero igual un chaval que hoy lee un cómic sobre la Ilíada quizás lo acabe haciendo. Lo que hay que hacer con las ficciones es saber conectar con el público actual e invitarles a recorrer un camino».

Porque si repasamos las listas de novelas históricas más vendidas recientes… ¿Acaso Aquitania triunfa por el hambre de saber sobre Leonor de Aquitania de los españoles? ¿O las últimas novelas de Posteguillo responden a la inmensa curiosidad insatisfecha de los lectores por Julia Domna? ¿O tantas ganas de conocer a los vikingos hay que da para varias series de éxito e incontables novelas? ¿Solo es hambre de conocimiento? Además, me da la impresión de que al dar por sentado que el único valor de este género es la posibilidad de aprender historia lo empequeñece y desmerece. Lo condena a ser un género literario de segunda o tercera, solo valorado por su dimensión didáctica. Desde luego, yo reniego de esa idea.

Photo by bantersnaps on Unsplash

Es más, ¿este fracaso educativo solo responde al éxito actual de la novela histórica? ¿Cuando triunfaban Mika Waltari con Sinhué, Robert Graves con Yo, Claudio, Noah Gordon con El Médico o Ken Follet con Los pilares de la tierra no era responsabilidad de la educación?  Y si es así, que es una cuestión actual, ¿por qué en el último barómetro del CIS en el que se preguntaba por los hábitos de lectura y los géneros del que tengo constancia, la novela histórica no era el género favorito de los más jóvenes (18-24) y sí, en cambio, era la reina entre los grupos de más adultos? ¿El fracaso educativo fue el de las generaciones pasadas o el de las actuales?

Es por tanto, difícil saber si realmente es esa la principal razón del aparente buen momento actual del género histórico en España. Yo me inclino a pensar que no es así, pero en cualquier caso, ¿hay que culpar al sistema educativo del interés por el pasado y por leer novelas? Benditas culpas, entonces.

Estoy seguro que muchos discreparéis con mi visión, os escucho y leo.

¡Buenas lecturas!

Puedes seguirme en FacebookTwitter y Goodreads.

Si te ha interesado esta entrada, quizá te guste…

4 comentarios

  1. Dice ser Daniel Blanco

    Más que historia, el sistema educativo debería enseñar las ramas de la economía y la política desde chicos para que luego tengamos un poco de cultura economica-politica y no nos la den por todos lados.

    En la historia se tocan muchas asignaturas arraigadas a esta idea, pero, vamos muy por detrás de los paises vecinos.

    09 febrero 2021 | 09:36

  2. Dice ser Juan

    Por favor. La mediocridad de la actual novela histórica es tal que ese argumento solo se sostiene si lo das la vuelta. Enseñan tan mal historia en el actual sistema educativo que muchos se tragan cualquier bazofia de escritores que incapaces de traer un siglo del pasado al actual, llevan este al pasado, con valores de hoy puestos en Roma, Grecia antigua, el Japón feudadl etc

    09 febrero 2021 | 10:35

  3. Dice ser Marina

    Desde luego que un buen profesor puede inspirar mientras que uno mediocre o malo te puede alejar de la materia que no logra enseñar. Por otro lado, en cuanto a enseñar economía (lo digo por el comentario del lector Daniel) a los niños/jóvenes, no estaría mal que se enseñara a leer una nómina, saber qué está sujeto a impuestos, a conocer tipos de inversiones o planes de pensiones… y sí, también los motivos económicos y políticos detrás de las guerras, etc. Finalmente, también creo que algunos lectores pueden leer y estar encantados con mucha «novela histórica» justamente porque saben muy poco de historia y no ven los destrozos que hacen algunos autores. Por suerte también hay novelas bien escritas e históricamente correctas, pero muchas de las más populares a la gente que realmente conoce historia les producen urticaria.

    09 febrero 2021 | 12:52

  4. Dice ser María

    A la gente le encanta sentirse sabia, eso nos reconforta, nos da un cierto poder sobre la sociedad que nos rodea. Así es como nos lo han enseñado desde siempre: lee y serás más sabio, no serás manipulable, serás un intelectual, ser un intelectual es bueno. Muchos creen que lo que está escrito en un libro es totalmente cierto, por el mero hecho de estar escrito, pero leer un ensayo es un rollo, así que leen novela. Esto les da una falsa sensación de conocimiento. El problema está en que una novela no es un ensayo, ni tiene que ser Historia verdadera. Una novela es una historia que puede tener todas las licencias que el autor considere para atrapar al lector, porque el objetivo es entretener y divertir. El que lee novela cree que lee Historia, y cree que aprende leyendo, pero en realidad no sabe distinguir entre ficción y hecho histórico. Es un problema para los docentes ya que cada vez se encuentran más novelas en bibliografías de trabajos de investigación realizados por estudiantes.

    10 febrero 2021 | 10:08

Los comentarios están cerrados.