Álber Vázquez: «Juan de Oñate no era racista, se casó con una mestiza descendiente de Moctezuma y Cortés y adoraba a sus hijos»

Manifestantes (y un guardia armado de la New Mexico Civil Guard en el monumento a Juan de Oñate en Nuevo México (EP / DPA)

Asistí con cierta perplejidad esta semana a los incidentes en torno a la estatua de Juan de Oñate en Alburquerque (Nuevo México, EE UU) esta semana, con disparos, heridos y la posterior orden de retirada del monumento. Pensé inmediatamente en Álber Vázquez (Rentería, 1969). El prolífico autor, que ha escrito varias novelas sobre la presencia española en lo que hoy es EE UU, publicó hace año y medio una novela titulada precisamente El adelantado Juan de Oñate (Esfera de los Libros, 2019). Para Vázquez, De Oñate no es sólo un personaje histórico, es un hijo literario. Por eso no dudé en ponerme en contacto con él y preguntarle sobre todo lo que está pasando en torno a este personaje…

¿Cómo vivió las imágenes de esta semana en Alburquerque en torno a la estatua de Juan de Oñate: intentos de derribo, disparos, heridos, orden de retirada…?

Con un pesar inmenso. Siento que una parte de mí está siendo demolida por bárbaros, por talibanes. Porque eso es lo que son: arrasan la parte del pasado histórico que no encaja con sus prejuicios actuales. Esto es peligrosísimo porque suspende el pensamiento crítico, el estudio en profundidad y los matices. Juan de Oñate es un gran explorador y conquistador español, y es el primer gobernador de Nuevo México. Lo es antes de que el primer angloamericano ponga sus pies en la costa americana.

Y Oñate no es un racista. Ya que se abate su estatua a causa de una acusación de racismo, como si fuera Joseph Goebbels, dejemos claras las cosas. Oñate se casa con una mestiza llamada Isabel de Tolosa Cortés Moctezuma, es decir, de una descendiente del mismísimo Moctezuma (y de Hernán Cortés, que tampoco tenía demasiados prejuicios a la hora de emparentarse con amerindios). Con ella, tiene dos hijos, mestizos también, a los que adora: Cristóbal y María. ¿Cómo un hombre cuya familia es mestiza puede ser un racista?

Pero, claro, en este macabro sainete, a nadie le interesa rascar la superficie. En la mente de la turba que ataca la estatua de Juan de Oñate en Alburquerque existe una reconstrucción ficticia y falsa del pasado. Para ellos, Oñate es un exterminador de indios. La realidad histórica es exactamente la contraria: fue un hombre que intentó convivir con las decenas de naciones indias que halló en su camino, las cuales, dicho sea de paso, se estaban matando entre sí.

Porque he aquí la auténtica verdad del mundo indígena americano: en todo el continente, desde Kansas hasta el Cuzco, los indígenas estaban masacrándose entre sí con una fiereza que convierte a las tropelías cometidas por los conquistadores en juegos de niños. Ejemplifiquémoslo mencionando a una nación india con la que se topa Oñate: los apaches. Los apaches son los auténticos genocidas de América, porque eliminan a todo ser vivo que existe en su entorno. Su economía, semiparasitaria, hace del ataque y el robo un modo habitual de vida. ¿Necesitamos, hoy en día, echarle la culpa a alguien de todo? Pues ahí están los apaches. ¿A que no tiene sentido cargar contra ellos? No lo tiene, ninguno. Los apaches del pasado hicieron lo que hicieron, y lo correcto es estudiarlo en su contexto histórico. Punto. Estaría fuera de lugar demoler sus estatuas.

¿Cómo las figuras de Colón, Oñate, Ponce de León han acabado involucrados y convirtiéndose en objetivo de unas protestas raciales que se iniciaron por la violencia policial?

Porque suponen el chivo expiatorio perfecto: no pueden defenderse, son perfectamente manipulables y los herederos de su legado, los españoles, viven al otro lado de un océano y están, a otras cosas en el mejor de los casos, o de acuerdo en el peor.

Los talibanes que agreden sus estatuas, que consiguen que universidades las retiren de sus campus, son los tontos imponiendo su relato. Porque sólo a un auténtico tonto puede incomodarle la existencia de una estatua de Colón o de Oñate. Y sólo un doble tonto, un tonto rematadamente mezquino, alza la mano y exige que, como a él personalmente algo le incomoda, se desmantele su incomodidad. Al menos desde el mundo académico, debería existir una cierta resistencia a este tipo de razonamiento pueril. No existe, porque la fuerza de los necios, la potencia del tsunami es tal, que nadie quiere poner en peligro su propia pervivencia.

Oñate fue un explorador y un militar. Su aventura, como nos noveló usted, fue asombrosa… Y también atacó y reprimió revueltas con dureza y efectividad de los indígenas, ¿hay algo que pueda justificar esta animadversión que le tienen por allí?

Juan de Oñate batalla contra los indios, tal y como los indios batallan contra él y los indios batallan entre sí. La realidad es esa. Y es muy distinta de la versión utópica que quiere imponer parte del indigenismo: que América era un lugar feliz donde unos y otros convivían en paz hasta que llegaron los españoles. No, esto es falso nos pongamos como nos pongamos. Y quien sienta respeto por la verdad histórica ha de asumirlo.

En los Estados Unidos, los asuntos relacionados con el racismo están a flor de piel. La gente normal, que no es racista, se toma muy en serio la cuestión, y este intento de extirpar el racismo se está dirigiendo hacia los que no tienen quién les defienda: las estatuas de unos conquistadores españoles de hace cuatro o cinco siglos. Es mucho más sencillo cargar contra Juan de Oñate que contra George Washington, un terrateniente de Virginia cuyo padre poseía una plantación explotada por esclavos negros.

Ya que conoce bien al personaje, ¿cómo se debería recordar a Oñate? ¿Qué tres cosas debería conocer de él todo el mundo antes de opinar?

En primer lugar, Juan de Oñate es un hombre de su tiempo. Merece el beneficio que le otorgamos a Julio César o a Harald el Despiadado, rey de Noruega. Juzgar los actos y las actitudes de hombres del pasado con nuestro esquema mental del presente no sólo es un error, sino que nos convierte en bárbaros.

En segundo lugar, Juan de Oñate no es un racista, sino un explorador que funda Nuevo México. Y salvo que fundar nuevas ciudades y llevar a ellas el modo de vida propio se haya convertido en un hecho abominable (y entonces deberemos condenar la mismísima historia de la humanidad al completo), Oñate no hizo nada especialmente reprobable. Quien, pese a todo, así opine, sólo muestra su escasa estatura intelectual.

Y en tercer lugar, no cabe insertar la animadversión por Oñate en unas luchas antirracistas porque Oñate, simplemente, no era racista. No lo era como no lo fue ninguno de los españoles que participaron en la conquista de América. Repitámoslo hasta quedarnos sin voz: los españoles no eran racistas. Los racistas fueron los angloamericanos que llegaron después, y ahora, para sacudirse su culpa, colocan el sambenito a los españoles. Ante este hecho, deberíamos revelarnos.

Flickr: NEW MEXICO San Juan Pueblo DonJuan De Onate/ First Govenor of New Spain

¿Deberíamos tener una memoria global de los conquistadores? ¿O es normal que sea diferente a ambos lados del Atlántico?

Debería ser global, claro, pero, mientras eso sucede, nosotros deberíamos dar un paso adelante y recuperar y dignificar una parte importantísima de la historia de España. El Descubrimiento y la Conquista son hitos históricos de tal magnitud que sitúan a España en la cúspide de la historiografía mundial. Tan siquiera Egipto, Grecia, China o Roma tienen una historia tan fuera de lo común, tan absolutamente extraordinaria. Es una obligación ponerla en contexto, recordarla y preservarla.

Movimientos antirracistas y ultras de derecha, demócratas y republicanos… muchos en EE UU parecen coincidir en condenar la herencia hispana y española del país, pero no se han visto (o al menos no han trascendido) ataques a padres fundadores reconocidos esclavistas como Washington y Jefferson…

Es que atacar a Colón a Oñate son chiquilladas, mientras que atacar a Washington son palabras mayores. Ningún estadounidense va a demoler uno de los pilares fundacionales de su país. Y me parece bien, ojo, porque Washington es un hombre de su tiempo y hay que observarlo y estudiarlo en su contexto. Pero si este precepto lo aceptamos para él, debemos aceptarlo para todos. Es de cajón, pero las turbas no realizan análisis complejos y así vamos…

En España también hay políticos que han comprado ese discurso y hablan de retirar estatuas de Colón, por ejemplo…

Desde luego. Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, es una de ellos. Ha comprado una versión de la historia completamente falsa. Colau ejemplifica muy bien a cierto político de izquierdas que asume mentiras ciclópeas como que los españoles perpetraron un genocidio en América. Pero ¿qué genocidio?, pregunto yo. Necesito, ya que se lanzan acusaciones tan graves, que me aporten las pruebas historiográficas de que eso fue así. ¿Dónde están? ¿Cuándo los españoles exterminaron poblaciones enteras con el firme propósito de borrarlas de la faz de la Tierra? Esa tesis es completamente falsa.

En cuanto a Cristóbal Colón… Oiga, que Colón era un navegante. Un señor cuyo legado es la exploración y el descubrimiento para el mundo occidental de una parte del globo terráqueo. Un hombre que, en su momento, utilizaba y desarrollaba la tecnología más avanzada de la época. Porque Colón, en sus cuatro viajes, visitó decenas de tierras y parajes, en los cuales vivía gente incapaz de navegar más allá de las olas de su playa. Faltarle al respeto a Cristóbal Colón es como faltárselo a Neil Armstrong.

¿Fue racista Colón? Pues no especialmente. Y, desde luego, nada tiene que ver con el racismo que campa a sus anchas por los Estados Unidos. Colón no pisó el actual territorio de ese país y vive en un período anterior a los conflictos que surgen a partir de la llegada masiva de negros africanos a América.

Pero es que, en este proceso de retirar las estatuas de todo aquel que no nos gusta, España entra en una deriva peligrosa. ¿Qué haremos cuando al tonto de turno le dé por argüir que Pío Baroja o Benito Pérez Galdós no representaban con justicia a la mujer en sus novelas? ¿Vamos a retirar sus estatuas? Que no suene tan descabellado porque no lo es: estamos a punto de llegar a eso.

[A FONDO | Colón y los conquistadores españoles, objetivos de las protestas raciales: «El origen del racismo que sufren es anglosajón, no hispánico»]

¿Cree que esta nueva ola tiene algo que ver con la actual presidencia del país y la agitación que ha provocado?

Honestamente, no. Esto tiene que ver con la búsqueda de soluciones simples a cuestiones complejas. Los Estados Unidos tienen un gran problema con el racismo, un problema que se vive con gran pesar en el seno de su sociedad. Y como la complejidad mayúscula de un problema tan arraigado impide soluciones a corto plazo, se demuelen estatuas, que es algo vistoso y que se lleva adelante en media tarde. El tonto es tonto, gobierne Obama o Trump.

Cuando hablamos de esta novela, hace un año me decía «el tonto nos está ganando el relato histórico»…

Y así es. La demolición de estatuas en los Estados Unidos proviene de la estulticia. Son los tontos los que las están echando abajo. Los que han llegado a la historiografía con esquemas muy elementales, o directamente falsos. No creo en conspiraciones. No creo en manos negras ocultas que quieren destruir el legado hispano. Creo que los esquemas reduccionistas, el izquierdismo adolescente y sin referentes, se alza buscando justicia, aunque enfocado en un sentido muy equivocado.

Aunque también en España se pasa de un extremo a otro y hay una tendencia a mirar la Conquista de América casi como una beata empresa humanitaria que desde luego no fue…

La conquista es un proceso de exploración y descubrimiento de un continente en el que el principal motor es el enriquecimiento de quienes lo llevan adelante. Ya está, no hay más. En la primera línea de la conquista, se hallan los hombres que quieren oro. Están muy lejos de ser unos beatos y cometen desmanes como se cometen en procesos históricos análogos. Por ejemplo, Juan de Oñate va a Kansas buscando el reino de Quivira, que es un lugar mítico en el que las calles están empedradas con oro. Una vez allí, se encuentran con que los naturales están repartiéndose leña desde tiempos inmemoriales y se meten en medio a ver qué sacan de todo aquello. Esto es lo que siempre hacen los conquistadores: intentar pescar en río revuelto.

Dicho esto sin paños calientes, tras la primera línea de la conquista, tras los guerreros, llegan los humanistas. Y esto hay que ponerlo en valor, porque ellos llevan consigo la civilización. Llevan el derecho, el urbanismo, las universidades, la imprenta, el conocimiento y todo lo que ello desprende. Una vida civilizada, ordenada y en paz, y sus consecuencias: esperanza de vida y bienestar. ¿Puede alegarse que para qué quiere todo eso un indio que vive la mar de feliz en la selva cazando con un palo? Puede, pero lo que yo no quiero para mis hijos, no lo quiero para los indios del Amazonas.

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6 comentarios

  1. Dice ser manolin

    racista puede que no, lo dejaremos en salvaje despiadado.

    19 junio 2020 | 09:10

  2. Dice ser benjamin

    lo que nos va tocar aguantar a la giliprogresía que ahora todo lo que
    no les convenga, será racista, fascista, xenofobo
    los rojos comunistas que proliferan por el planeta, no dicen nada en cambio
    de las agresiones sufridas por los blancos a manos de los negros
    ni de los indices de criminalidad/delincuencia/terrorismo, encabezados por árabes, negros, pandilleros sudamericanos, los primeros y ultimos, llegados del otro lado del charco y del sur de los eeuu.

    Dice ser manolin

    pues como los salvajes despiadados que realizaban sacrificios humanos, salvo a sus lideres y mandatarios
    venerandolos como dioses.

    puestos a rechazar y a protestar

    Aqui en España, los fenicios, celtas, griegos, cartagineses, romanos, visigodos, suevos, alanos, arabes, hicieron de las suyas contra los pobladores que ya vivian aquí, pero no pongamos el grito en el cielo, eran otras razas diferentes a la blanca o medio blanca, los que oprimian…..

    19 junio 2020 | 11:15

  3. Dice ser benjamin

    rojos y comunistas para variar

    19 junio 2020 | 11:20

  4. Dice ser Goika

    GRANDE OÑATE!!!!!!!!!!!!!

    GRANDES LOS CONQUISTADORES ESPAÑOLES!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    19 junio 2020 | 11:54

  5. Dice ser Castellano Viejo

    De los mejores artículos que he leído, muy bueno. Muchas gracias

    19 junio 2020 | 12:27

  6. Dice ser Jorge

    La historia de España es tan asombrosa a lo largo y ancho de la Tierra toda, que sòlo puede recibir los miserables ataques de las potencias habidas en los últimos seis siglos.

    19 junio 2020 | 12:51

Los comentarios están cerrados.