Colón: ficción, realidad y estatuas derribadas

Estatua de Colón en Barcelona ( FOTO: EFE/Alejandro García)

Miguel Ruiz Montañez (Málaga, 1962), es profesor visitante en varias universidades americanas y autor de varias novelas de gran éxito como La tumba de Colón, El papa mago o El país de los espíritus. Acaba de publicar La sangre de Colón (HarperCollins Ibérica, 2020), un thriller actual que aúna historia y actualidad indagando sobre los enigmas de la figura del descubridor de América y las tensiones contemporáneas sobre él, muy presentes hoy con el derribo de sus estatuas en el marco de las protestas raciales en EE UU. En el siguiente artículo, este autor reflexiona sobre Colón, su valor histórico y las polémicas sobre su figura.

Se dice a menudo que la realidad supera a la ficción. A veces incluso puede igualarla. Es exactamente lo que ha ocurrido con el lanzamiento de mi nueva novela, La Sangre de Colón. El libro comienza con el ataque a la estatua de Columbus Circle en Nueva York, junto a Central Park. Y hace unos días, debido a los acontecimientos que se están produciendo en los Estados Unidos, el gobernador ha tenido que salir en defensa de esa efigie que muchos quieren destruir. De novela.

El movimiento Black Lives Matter ha desatado la ira de la gente. Los actos vandálicos se han dirigido hacia numerosas estatuas de esclavistas y miembros del ejército confederado. Tras la muerte de George Floyd, esa cólera urbana no tiene fin, y aunque cualquiera podría preguntarse qué diablos tiene que ver Cristóbal Colón con eso, lo cierto es que ha entrado de lleno en la diana de los manifestantes.

Todo lo que está pasando tiene tintes novelescos. Desde hace unos años, se están llevado a cabo campañas contra los símbolos del Descubrimiento de América. En varias ciudades se sustituyó el Día de Colón por el Día de los Pueblos Indígenas.  Y ahora, al amparo del enfado por los símbolos del pasado, Colón vuelve a aparecer como el antihéroe de la conquista, un supuesto opresor de los nativos americanos. En una empanada ideológica monumental, todo se mezcla. El resultado: asistimos a un fenómeno revisionista de la Historia sin precedentes.

¿Es tal vez Cristóbal Colón culpable de los hechos que se le imputan? Su legado ha cumplido más de cinco siglos, y se mire como se mire, su gesta cambió la Humanidad. El mundo nunca fue igual desde que alcanzó esas tierras, que pasaron a formar parte de la cultura occidental al entrar por la vía rápida en el Renacimiento. Aquellos que le critican, que dicen que fue un genocida, tienen que saber que con él también desembarcó la cultura de los derechos humanos y la libertad. Ya nadie recuerda cómo eran las sociedades precolombinas, o no interesa decirlo. Solo relatar un acontecimiento que figura en los libros de Historia: en el segundo viaje el almirante se encontró con los indios caribes en la isla Martinica, cuando estaban cocinando un caldero con restos humanos. Y en ese mismo viaje, cuando regresó a la otra isla, La Hispaniola, descubrió horrorizado que los indios tainos habían masacrado a todos los españoles refugiados en el fuerte Navidad. Ese primer asentamiento en América fue destruido por los aborígenes. Colón tuvo luces y sombras, pero no fue esclavista, un asunto muy posterior a su muerte. Sin embargo, se relaciona con ese asunto, aunque no haya ni una sola prueba de que contribuyera al tráfico de esclavos de África. Y lo más curioso, es que la esclavitud era ya una práctica abominable en América antes de la llegada de las naves europeas, la practicaban los indios nativos. Si hoy día pudiésemos preguntarle a la mayoría de las razas aborígenes, dirían que respiraron el día que Colón llegó por aquellas tierras, porque se vieron liberados por los europeos.

Ha pasado mucho tiempo desde aquello, más de cinco siglos, y aunque lo cierto es que la situación actual de los indígenas en América es inaceptable, no se puede culpar a Colón de eso. Las críticas solo deben recaer sobre los Gobiernos emancipados. Tras más de doscientos años de soberanía han tenido tiempo más que de sobra para solventar el estatus de las razas aborígenes.

En España también fuimos invadidos, incluso por una lista de conquistadores mucho más larga que la americana. Suevos, vándalos, alanos, fenicios, cartaginenses, romanos, árabes… no hubo descanso en la península Ibérica. Todos ellos forman parte de nuestra cultura, de nuestra sangre. Seamos sensatos. Hoy día, en la mayor parte del mundo, la cuestión de quién eres, de dónde procedes, es un misterio que la mayoría de la gente deja de preguntarse. Sin embargo, América aún no ha hecho la digestión, aún tiene que enfrentarse a la realidad de su pasado, un proceso tan complicado, tan difícil, que ha acabado en la fobia a las estatuas.

Y aquí, en España, surgen políticos que tratan de resolver el entuerto con la simple propuesta de retirar las estatuas colombinas. Tal vez deben saber que hay veinticinco en total, repartidas por todo el territorio nacional, y que son más de cien las placas, bustos y monumentos que enaltecen el Descubrimiento. Es decir, lo tienen difícil, porque nuestro país ha considerado durante siglos que Colón hizo un buen papel, cumplió la promesa que le hizo a los Reyes Católicos de encontrar una ruta hacia Oriente por Occidente. Y, de paso, hizo un gran favor a la Hispanidad. Aunque a algunos no les guste.

Yo me he limitado a escribir una obra de ficción, de esas que tratan de atrapar al lector y sumergirle en una trama vertiginosa. Sí, lo reconozco, es un thriller. Pero también he intentado que aporte valor al debate, más necesario que nunca a la vista de los acontecimientos. Pasemos de la ficción a la realidad, digamos alto y claro que, retirar, decapitar o pintar de rojo las estatuas de Colón, no es solución a un problema tan complejo. Solo el debate y el análisis sosegado pueden conducir a un final feliz en esta historia.

*Las negritas son del bloguero y no del autor del texto.

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4 comentarios

  1. Dice ser Geim

    No nos aombra, en occidente hace ya muchos años que se facilita alos ignorantes, radicales e intolerantes pastar a sus anchas. En este caso necios que juzgan el pasado desde su radical punto de vista actual.
    Buscan justificar su demencia como sea y no son capaces de discernir sus fantasías de la realidad. Lo malo, es que no se toman medidas para acabar con todo este movimiento de destrucción que se hace amo y radicaliza temas como el feminismo, el clima, el racismo etc etc

    18 junio 2020 | 10:13

  2. Dice ser Peter

    Hay un western moderno que ya tiene sus años llamado «Lone Star» (1996) que pone temas como éste sobre la mesa y en el que se puede entender la postura de unos y otros.

    18 junio 2020 | 11:23

  3. ¡Qué interesante!

    18 junio 2020 | 12:32

  4. Dice ser emigrante

    Los mismos negros gringos que tiran las estatuas de colón luego acostumbran a ponerle a sus hijos nombres como Washington o Jefferson. Colón no tuvo esclavos africanos pero los abajofirmantes de su Constitución y la Bill of Rights eran esclavistas que tenían cientos de ellos en sus plantaciones. También los indios de las llamadas Cinco Tribus Civilizadas vivían como los blancos y tenían esclavos negros en sus granjas antes de que los expulsaran de ellas en Trail of Tears.

    Propongo hacerle una estatua al héroe español Francisco Menéndez a ver si tienen «güevos» de echarla abajo. Menéndez nació en África, capturado y esclavizado en Carolina del Sur, huyó a la Florida española (sí los negros huían de Inglaterra para venirse a España) donde fue liberado y llegó a comandante del Fuerte Mosé, el primer asentamiento de negros libres en el actual territorio USA. Tras la caída del fuerte se embarcó y siguió peleando como marino, fue capturado y esclavizado de nuevo en Bahamas. España pagó su rescate y acabó sus días viviendo como hombre libre en Cuba https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Men%C3%A9ndez_(militar)

    18 junio 2020 | 14:13

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