‘Los hijos del Sol’: una novela tras las huellas de Hernán Cortés y los conquistadores de México

La Captura de Moctezuma, por Jan Karel Donatus Van Beecq (WIKIPEDIA)

Jesús Maeso (Úbeda, 1949), escritor, profesor y conferenciante, varias veces premiado por su obra literaria centrada en la novela histórica (Ateneo o el reciente premio Ivanhoe, entre otros) con obras como El auriga de Hispania o la reciente Comanche, escribe hoy en XX Siglos sobre una novedad de género llegada recientemente: Los hijos del Sol, de Morgan Scott (Ediciones B), un seudónimo que esconde a un un conocido autor nacional del género.

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Las autoridades españolas, con su ministro de Cultura a la cabeza, no consideran necesario celebrar la gesta de la conquista de Méjico por parte de Hernán Cortés de Monroy y sus intrépidos soldados, no más de quinientos, que consiguieron abatir el poderoso imperio mexica, allá por el siglo XVI.

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Una gesta que los historiadores anglosajones han elevado al rango de epopeya de la humanidad. La efeméride podía pasar sin pena ni gloria y nuestro gobierno, ignorante él, no es capaz de entender con una supina inopia su espectacular Historia, y la enorme dimensión que supuso la conquista y colonización del Nuevo Mundo. Deberían conocer que España estuvo presente cuatro siglos, llevando las bondades del derecho romano, la cultura grecolatina, el idioma, las universidades y una nueva fe, no sangrienta, como la que profesaban los mexica con sus rituales sacrificiales.

Si el gobierno español ha llegado tarde y mal, debido a su insultante complejo de inferioridad, no ha sido así por parte del escritor Morgan Scott, vinculado a la Academia Norteamericana de la Lengua Española de N. York, que nos ofrece una deslumbrante novela sobre la conquista de Méjico, trazada con un lenguaje sutil y cautivante, y con un profundo estudio de la sociedad mexica de la preconquista: Los Hijos del Sol.

El libro resulta un instrumento excepcional y minucioso de la caída de Tenochtitlán, narrado por el príncipe mexica Ocelotl, que nos descubre la asombrosa vida y costumbres de su pueblo, con sus sacrificios, su ciencia y su canibalismo religioso. El patricio, sacerdote y astrónomo, Ocelotl, nos describe asombrado la llegada de Cortés, en una colisión de civilizaciones, que ofrece al lector la caída del imperio mexica, mientras trata de ocultar a los españoles el secreto mejor guardado de los aztecas y mexica: “El Ojo del Tiempo”, un mecanismo maya que predecía el movimiento de los planetas, los eclipses y estaciones, y que el aristócrata y sacerdote quiso sustraer a los frailes e inquisidores, tras su viaje con Cortés a España, donde conocería a la alta nobleza, entre ellos a Francisco de los Cobos, que se convertiría en su protector.

Misterios como el “Ojo del Tiempo”, el ingenio astronómico enigmático, o el “Tesoro de las Tres Llaves del Comendador De los Cobos”, se unen a la magia y superstición azteca en una trama espectacular que sorprende al lector. Sangre, amores irredentos, sacerdotes de dioses sangriento, fascinadoras princesas aztecas, orgullosos e intrépidos conquistadores, se suceden en una narración vertiginosa que viene a paliar el abandono hispano del legado histórico que dejamos en aquellas tierras.

Sorprendente la descripción de los conquistadores, con personajes tan atractivos como Moctezuma, Cuauhtémoc, La Malinche, Alvarado, Jerónimo de Aguilar, el emperador Carlos o el secretario imperial Francisco de los Cobos y su esposa la desengañada María de Mendoza, que tutelan al príncipe azteca en su estancia en España, donde se describen ambientes españoles tan atractivos como Toledo, Úbeda, o el monasterio de Guadalupe.

Morgan Scott no muestra ninguna cobardía como han hecho nuestros gobernantes, sino una valentía fascinadora para explicar con todo lujo de detalles un momento de la historia tan fascinador como asombroso.

La novela emociona, atrapa y deja sin aliento al lector. Ese es su mérito.

1 comentario

  1. Dice ser ignotis parentibus

    Hernán Cortés fue un conquistador y todo lo que ello conlleva. Bueno para los suyo y asesino para los descendientes de los mexicanos. El propio Simón Bolívar fue un asesino y genocida hasta que decidió cambiar de bando (sus intereses tuvo) Pero el cambio de bando le valió el sobrenombre de libertador ¿libertador de quien? Si el fue un chaquetero que disfrutó asesinando a sus compatriotas. En realidad a toda América la libraron de los españoles otros españoles que vivieron en la gloria gobernando a los indios esclavizados por los españoles que lucharon por España y no para hacerse los dueños de unas tierras que pertenecieron al reino de España.

    22 abril 2019 | 21:02

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