Carlos García Gual: «El mundo clásico tiene un gran poder para retener a los jóvenes; el problema es atraerlos»

Carlos García Gual (RAE)

Desde este pasado febrero, el traductor, filólogo clásico y escritor Carlos García Gual (Palma de Mallorca, 1943) es académico de la Real Academia de la Lengua. Y desde la silla J de la RAE nos ofrece su última obra: Grecia para todos (Espasa, 2019), un sintético libro donde este helenista repasa lo más importante de la Grecia antigua y cómo aquellos caminos que comenzaron los griegos han llegado hasta nosotros.

Este libro de fácil lectura funciona en dos direcciones: puede servir como introducción para un público poco versado, pero también, para los que ya lo visitaron, de refresco o repaso de lo más importante sobre aquella cultura que tanto ha marcado la cultura occidental. Por sus páginas, García Gual nos transporta a elementos como el olivo, el vino o el mar; repasa la historia de aquella civilización y su lengua; enumera a sus principales literatos, filósofos, artistas y científicos y, en definitiva, marca qué perdura hasta hoy.

García Gual repasa la influencia de esta cultura que influyó decisivamente a otras más poderosas a las que no supo derrotar militar y políticamente, como la propia Roma. Como cita el propio autor al poeta latino Horacio: «Grecia vencida capturó a sus vencedores».

Aprovecho la oportunidad para charlar con este auténtico experto en Grecia y en la novela histórica.

¿Por qué debemos mirar en el siglo XXI a la antigua Grecia?

Estamos por una parte lejos de los griegos, pero por otra conservamos algunas cosas como el gusto por la discusión crítica -en el fondo inventaron la democracia-, el amor por la libertad, un cierto sentido de lo humano que se ve no solo en los hombres sino en sus mismos dioses y un cierto amor a la belleza de las cosas sencillas. Intento en este libro, que es una introducción, hablar de su historia, sus paisajes y sus grandes temas.

Se escucha mucho aquello de “somos romanos”, de hecho el año pasado arrancó una iniciativa para celebrar cada 4 de septiembre el Día de la Romanidad. Pero su libro parece recordarnos que somos principalmente herederos de los griegos…

No estoy muy al tanto sobre esa iniciativa. Un poeta romántico dijo aquello de “todos somos griegos” y digamos que lo somos de una manera diferente a cómo somos romanos: los romanos tenían un gran sentido político, crearon un gran imperio, crearon formas de convivencia y nos dejaron el latín. Pero los griegos estaban antes y los mismos romanos en su cultura, filosofía y sus artes eran herederos de los griegos. Así pues, los griegos están en el fondo, pero están más firmes.

Por diseño y por estilo, este libro parece tener como objetivo llegar al público más joven…

Sí, es la intención de la editorial y también la mía, pero también creo sirve para aquellas personas que tienen una cierta idea vaga del mundo griego y quieren profundizar, porque este libro tiene ideas precisas. Es una invitación a entrar en el mundo griego y también una invitación a repasar lo fundamental.

¿Es fácil llegar a ese público joven con cultura e historia, ahora que están tan pegados al móvil, a lo tecnológico?

Ese es el gran problema, siempre lo digo. Están atraídos por las pantallas y no tienen tiempo para leer. El problema es atraerlos, pero una vez que se hace y, por ejemplo, leen La Odisea o alguna tragedia, o ven las estatuas griegas, el mundo clásico tiene un gran poder para retenerlos, porque es sencillo, pero a la vez profundo y, sobre todo, muy nuestro. Pero el gran problema sigue siendo hacerles llegar hasta ahí.

Repasa muchos conceptos, disciplinas, hechos de la historia griega, pero si usted tuviera que salvar solamente un elemento de esa cultura…

Salvaría un libro: La Odisea. Es el triunfo del aventurero inteligente, pero también están ahí el mar, las magas, el regreso a casa… Y además, hay una serie de mujeres tremendamente atractivas: Circe, Penélope, etc. Creo que La Odisea resume bastante bien la modernidad del mundo griego.

Cuando los políticos se arrojan, como en la actualidad, la historia unos a otros, ¿qué piensa?

Siento disgusto porque creo que bajo esa falta de deseo de entenderse hay un fondo de humanidad muy pobre. La cultura debe ser buena para facilitar acercamientos. El populismo es en sí bastante agresivo porque no intenta entender al otro: lo bueno de la cultura es que ayuda precisamente a eso, a entender al otro.

La novela histórica española parece estar viviendo un nuevo repunte, ¿cómo lo valora?

Está en un momento de gran expansión: hay muchísimas. Yo, personalmente, estoy abrumado por la cantidad de novelas históricas que salen en España y en el extranjero. Es un género con una difusión tremenda y tiene sus encantos. Ahora, sin embargo, hay mucha diferencia entre las buenas novelas históricas y la mayoría de las que ahora se escriben. Escribir novela histórica es atractivo, pero también es un reto porque debe buscarse una hondura literaria. Hay grandes novelas históricas de siempre como Los Idus de Marzo o Ben-Hur; y ahora hay una excesiva proliferación del género.

¡Buenas lecturas!

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