‘Mundo antiguo’, de Jerry Toner: la antigüedad sin (algunos) lugares comunes

Estudiantes en la zona dedicada a la antigua Grecia del Museo Británico (Facundo Arrizabalaga / EFE)

El cine, la literatura, la divulgación o incluso la propia enseñanza de Historia en las escuelas (donde, es lógico, se pueden caer en reduccionismos o simplificaciones) provocan, en muchas ocasiones, que tengamos imágenes tópicas de diversas épocas históricas. La antigüedad, sin duda, es proclive a ello: ¿quién no se la imagina llena de elegantes hombres con toga, cultivados filósofos, artistas y grandes líderes y estrategas? ¿Quién, cuando pasea por las ruinas romanas más cercanas, no se imagina un mundo de grandiosidad?

Y, sin embargo, no fue así. O no, al menos, en general. El director del Centro de Estudios Clásicos del Churchill College de la Universidad de Cambridge, Jerry Toner, se ha marcado con Mundo antiguo (traducción de Antonio García Maldonado, Turner, 2017) un brillante ensayo divulgativo donde muestra el camino para desterrar tópicos, conversar con la antigüedad y ver su rastro en su mundo actual a los lectores.  Y en apenas 170 páginas, que tiene mérito, con un estilo ameno, divertido en ocasiones, pero riguroso.

Así nos mostrará Toner que el mundo de la Edad Antigua que tenemos en la mente correspondía al de las élites y que la gran mayoría de la gente que allí vivía era pobre y su vida era angustiosa; que era un mundo donde la religiosidad y el sexo estaban por doquier, que era violento, machista, pero que también tenía su peculiar sentido del humor, un mundo bullicioso… y donde el aburrimiento era bastante general.

Toner, además, explica -gracias a multitud de ejemplos sacados de documentos, inscripciones o restos arqueológicos- que lejos de centrarse solo en Roma y Grecia, el mundo antiguo concernía a todo el globo y nos da pinceladas de Persia y China (y de sus relaciones con los territorios más conocidos). Ahonda, también con tino, en cómo las distintas disciplinas científicas nos dan informaciones que hacen descubrir una imagen de aquellos tiempos sorprendente y cómo la visión que nos legó aquella época ha influido en la concepción que tenemos sobre el islam o el arte. Es también reseñable la rebeldía del autor al reduccionismo de la antigüedad a la Atenas clásica y la Roma republicana y de los primeros emperadores: Toner nos hace mirar y reivindicar el mundo helenístico posterior a Alejandro Magno y el Imperio romano tardío.

Es un librito alejado de la divulgación que se limita a narrar el desarrollo histórico. No, en Toner no hay desarrollo cronológico, ni parrafadas descriptivas de guerras y embrollos. Hay una tormenta de ideas, hay iluminadores enfoques, hay cambios de cristal para ver el pasado. Y, aunque algunas ideas puedan parecer perogrulladas, el libro es efectivo y revelador. Historia para pensar y reflexionar, más que para memorizar.

Una pequeña y manejable joya. Toner, con Cómo manejar a tus esclavos (del que os hablaré otro día, publicado en España por Esfera de los Libros, con traducción de Isabel Murillo, 2016) y este Mundo Antiguo entra en mi Olimpo particular de la divulgación. No os la perdáis.

¡Buenas lecturas!

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