Javier Ramos: «Lo que los europeos somos, para bien o para mal, es el resultado de las bases que los romanos establecieron»

El periodista Javier Ramos presenta estos días su último libro de divulgación Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma (Almuzara, 2017), un repaso a la historia (a la intrahistoria como el mismo dice en esta entrevista) de la Antigua Roma a través de una desenfadada pero rigurosa selección de anécdotas de aquella época.

Ramos es un periodista que ha trabajado para muchos medios pero que ha especializado en temas históricos a través de colaboraciones en medios como Clío, Medieval, Revista de Arqueología, Lonely Planet o Ágora Historia. Y también con la web de la que ejerce de administrador, lugaresconhistoria.com.

Charlamos con Javier para viajar juntos hacia la antigua Roma… Leed hasta el final la entrevista y podréis optar al sorteo de dos ejemplares de su libro.

Empezamos como el célebre gag de La vida de Brian, que también citas en tu introducción… “Aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?”

Después de todo lo que has señalado, ¿todavía nos parece poco el legado que nos ha transmitido Roma dos mil años después? Poco hemos inventado ya. Somos hijos de aquella fascinante civilización. Lo que los europeos somos, para bien o para mal, es el resultado de las bases que los romanos establecieron en su momento. La cultura que hoy impera en Occidente es fruto de aquella sociedad única.

Decía Mary Beard cuando ganó el Premio Princesa de Asturias que no había que admirar a los romanos, ¿coincide Javier Ramos con ella?

No puedo llevarle la contraria a una gran investigadora como Mary Beard. Ella tacha a los romanos de genocidas, y no le falta parte de razón. Pero eso si lo vemos con mirada del siglo XXI. Todos los crímenes que cometieron las legiones y las atrocidades de ciertos emperadores fueron execrables, pero su forma de actuar no difirió en mucho de otros imperios que alcanzaron la gloria y el poder, algunos muy recientes en la historia. Debemos ver cómo actuaron los romanos con los ojos del pasado; así podremos entender la grandeza de aquella civilización.

Al lector del siglo XXI, ¿por qué debería interesarle la historia de Roma?

Porque fue una sociedad cuyo brillo cegador dejó un reflejo perenne que todavía ilumina la cultura de hoy día en Europa. Si no conocemos lo que ha significado la huella que han dejado culturas antiguas como Egipto, Grecia, Mesopotamia o la misma Roma nos estamos engañando nosotros mismos. No podríamos entender la sociedad de hoy día y todo lo que está pasando a nuestro alrededor.

¿No siente presión al meterse en una labor que antes han hecho gente como cientos de historiadores de todo el mundo, pero también periodistas como Indro Montanelli? ¿Qué ofrece de nuevo este Eso no estaba en mi libro de historia de Roma?

La verdad es que es todo un reto, porque no soy historiador, ni lo pretendo. Solo un humilde periodista al que le apasiona la historia en general, y en concreto de Roma. Intento aportar un punto de vista diferente que, sin obviar la rigurosidad y las fuentes, trata de contar lo menos conocido de las grandes culturas del pasado, con sus luces y sombras. Su intrahistoria. Esta parte de la historia a mí resulta fascinante, y eso es lo que he querido plasmar en el libro.

El recurso de este libro es la anécdota. ¿Qué cree que aporta este elemento en la divulgación de la historia?

La anécdota no exenta de rigor es otra manera de aprender historia. Y una fuente tan auténtica como una ley, un tratado o un ensayo. Es una manera alternativa, y creo que muy importante, de acercar al público otra visión de los hechos, que por su gracejo o curiosidad puede despertar el interés de un público más amplio y heterogéneo. Si se consigue el objetivo, me doy por satisfecho.

Que periodistas como usted escriban libros de divulgación, ¿quiere decir que en España los historiadores académicos han descuidado esa faceta? Vemos historiadores británicos, por ejemplo, que escriben obras interesantes, de prestigio, pero también muy accesibles al público… ¿falta eso en España?

Los historiadores hacen muy bien su trabajo, que es el de recoger y contar lo que ha sucedido desde los orígenes de la vida en nuestro planeta. O desde que nació la escritura, si se quiere ver de otra forma. Y luego lo plasman en libros y ensayos muy interesantes que nos acercan a este maravilloso mundo que es la historia. Los hay para todos los gustos y colores. Hay historiadores muy sesudos y que cuesta comprender, pero hay muchos otros que cuentan el pasado de una manera muy amena, entendible, incluso divertida. Y son excelentes divulgadores. En España tenemos buenos ejemplos: Juan Eslava Galán, Carlos Fisas, José Luis Corral…

En España, ¿estamos, a nivel político, pero también social, cuidando y dando valor a nuestro patrimonio romano?

Hay de todo. Hay ejemplo de administraciones e instituciones que han trabajado o están trabajando muy bien en la conservación del patrimonio romano y su puesta en valor, como es el caso de Murcia con la reforma de su teatro y la actuación de un arquitecto de prestigio como Rafael Moneo. Existen otros casos que son un auténtico despropósito, como por ejemplo los extraordinarios mosaicos de la Malena (Azuara, Zaragoza), que llevan más de veinte años abandonados a su suerte.

¿Les interesa a los españoles su historia?

Quiero entender que sí, aunque parece que estamos condenados a repetir los errores que hemos cometido a lo largo del tiempo. Una historia tan rica como tenemos nosotros no debe dejarse al margen, con sus virtudes y sus vicios. Debe hacerse más hincapié en los planes de estudios de las escuelas y no ser las Humanidades tan castigadas en los diferentes sistemas educativos que han venido trastocando a su manera los partidos que nos han gobernado. Quienes a su vez la han politizado a su antojo.

¿Por qué nos fascinan tanto los romanos?

Yo me pregunto: ¿Cómo no puede resultar tan atractiva la historia de una civilización que nació como una sociedad agrícola y que se convirtió en uno de los mayores imperios de la historia de la humanidad, todo ello durante casi mil años en el tiempo? Quizás la historia no comience en Sumer, sino en la misma Roma. Ni el mejor guion de Hollywood daría para tanto.

En su caso, ¿cuándo su fascinación por el mundo de la antigua Roma?

Desde joven. Siempre me ha gustado la historia en general, pero sobre todo la antigua. Y dentro de esta, la cronología de aquella cultura me resultó fascinante cuando la descubrí. Todo lo que ha ido cayendo en mis manos relacionados con esta cultura, sea libro, revista, audiovisual lo devoro.

¿Cuál es tu anécdota romana favorita?

Las 25 anécdotas recogidas en Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma me parecen geniales y muy divertidas todas, pero si tuviera que elegir alguna, quizá me llama la atención la autoridad que tenía el marido romano sobre su mujer desde tiempos muy remotos. Algo tan natural como un beso hoy día, un sencillo pico, era el mejor método que tenía el hombre para descubrir si su mujer había ingerido alcohol (vino). Al acercar sus labios a los de su esposa comprobaba, por el aliento, si había cometido la afrenta. Según los romanos, el alcohol conducía al libertinaje de la mujer y después al adulterio, que estaba penado. Si le descubría, el marido podía matarla. La ley le amparaba.

¿Cuál es para ti, el mejor libro de historia de Roma?

Hay unos cuántos, sería difícil que me pudiera decantar por alguno. Son indispensables los autores clásicos, como Suetonio con Historia y vida de los césares, las Historias y Anales de Tácito, la Historia Natural de Plinio o la Historia Augusta. Una obra referente es Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, de Edward Gibbon. Y no hay que olvidar las obras de autores más contemporáneos como Adrian Goldsworthy, Mary Beard o Alberto Angela.

¿Y la mejor novela histórica ambientada en ese tiempo?

Prefiero más el ensayo que la novela, pero destaco una obra por encima de todas: Yo Claudio, de Robert Graves. También me gustan autores como Colleen McCullough o Valerio Massimo Manfredi. También apuesto por el producto nacional: Santiago Posteguillo, Gabriel Castelló

¿Os ha resultado interesante? ¿Qué os parece esta propuesta de Javier Ramos? Si os ha interesado, sorteo, por cortesía de la editorial Almuzara, dos ejemplares de la obra. Entra y participa.

¡Buenas lecturas!

Puedes seguirme en FacebookTwitter y Goodreads.

Si te ha gustado esta entrada, quizá te interese…

5 comentarios

  1. Dice ser Asdrubalis

    ¿Y este señor es divulgador histórico? Murcia se fundó en el siglo IX, por lo que no es romana y por tanto carece de un teatro de dicha época. Supongo que con la mención del teatro y del arquitecto Rafael Moneo se referirá a la cercana ciudad de Cartagena que sí lo tiene, de hecho fue la capital de la provincia romana Carthaginesis. La Administración murciana nunca se ha preocupado por el patrimonio histórico de Cartagena, patrimonio por el que han luchado los cartageneros para sacarlo adelante; de hecho, el abandono por parte de esta es desmesurado, pero gracias a la participación de algunas empresas se ha podido trabajar a un ritmo muy lento. Cartagena (única capital legislativa de España no reconocida oficialmente) tiene suficiente entidad histórica como para que no se la confunda con el nombre de Murcia, así que ya basta de desinformar, que eso solo nos empobrece culturalmente.

    07 octubre 2017 | 09:41

  2. Dice ser Carmen

    Una visión una tanto reduccionista. En cuanto a España, ¿dónde quedan los visigodos y los árabes? ¿Y la desafortunada pero ominipresente influencia de la Iglesia Católica en la sociedad española?
    Reduce la actualidad de Europa solo a los romanos. 🙄
    Mmm…pues no. Roma aportó en el campo del Derecho, arquitectura y Literatura por ejemplo, pero en la religión que es una marca distintiva los romanos no dejaron huella excepto en su mitología.

    07 octubre 2017 | 17:35

  3. Dice ser arrastrar de cadenas

    2017 d.C, antes de esa fecha millones de años, el bípedo humano paseando por un planeta que ni siquiera sabía lo que era, sombras en su cabeza, oscuridad, 2017 d.C, primera conferencia de lesbianas en Europa… Lo que siempre ha existido, 2017 d.C., se hace visible.
    El ser humano ya puede pintar como le dé la gana su Historia; lo cierto es que es la evolución de un ser hipócrita, bruto, violento, muy cerrado, incapaz de variar su pensamiento, tomando como norma única la que le pasan de generación en generación como tradición que es sólo traición a su propia evolución. Incluso la idea de la muerte y la vida… Todo se cierra a un pensamiento que no ejerce espíritu crítico sino cantinela irreflexiva.
    Y como en el sexo, en el cuerpo (hace poco desscubrió el ser humano libre que tenía culo y se puso a bailarlo al twerking después del escándalo inicial…, sí, después de tantos millones de añitos, sí…) en casi todo.lo que le hace usar la cabeza. Se frena, no cambia, es bruto y prejuicioso hasta lo más. Banderas, países, fronteras, religiones, políticas… casi todo sectarismo de una idea libre amplia y más desarrollada. La evolución humana es un cuento muy cruel y muy lento, repleto de injusticias y barbaridades. Y entre tanta oscuridad menos mal que siempr esale algo interesante que modifica los patrones inamovibles…..

    08 octubre 2017 | 11:28

  4. Dice ser Calígula

    Somos Roma.

    08 octubre 2017 | 12:58

  5. Dice ser blahira

    putos romanos

    08 octubre 2017 | 15:59

Los comentarios están cerrados.