Me lo pregunté por primera vez tras la extraña presentación de PlayStation 4, que no me pareció tan mala como a la mayoría, pero que no me dejó entrever nada demasiado sorprendente. Si el primer vistazo a una nueva generación de consolas no es capaz de dejarte con los ojos abiertos y con ganas de más, algo falla. Aun así, preferí no ser agorero y dejar las impresiones finales para después del E3.
Mis dudas aumentaron aún más cuando jugué a Bioshock Infinite. Me lo pregunté de nuevo cada vez que volví a poner el juego para enseñárselo a algún amigo y contemplar su rostro de asombro. ¿Necesitamos nuevas consolas? Bioshock Infinite no es gráficamente perfecto, pero es precioso, espectacular, una obra maestra en cuanto a diseño artístico, ¿qué puede aportar a eso una consola más potente?, ¿mejores efectos en las explosiones y el humo, más detalles en el horizonte, diseños y animaciones más realistas? Naderías, artificios secundarios.
La polémica presentación de Xbox One acabó por consolidar mi escepticismo respecto a las máquinas que están a punto de parir Sony y Microsoft. Se atisban pocas novedades que afecten directamente a los videojuegos, todo parece más centrado en el componente multimedia de las nuevas consolas y ninguna de esas funciones resulta especialmente llamativa.
En cuanto a Wii U, que sí parece más centrada en los videojuegos (o lo estaría en caso de que los tuviese), ni siquiera creo que merezca englobarse en lo que llamamos «nueva generación». Aunque, ¿quién sabe?, si Nintendo aprovecha los puntos débiles de la competencia, tal vez pueda convertir este inminente E3 en un punto de inflexión.
La macroferia de videojuegos, cuyas fechas oficiales son del 11 al 13 de junio, nos dio ya un adelanto la semana pasada con la conferencia de Konami. Centrado en Castlevania: Lords of Shadow 2, Metal Gear Solid V: The Phantom Pain y PES 2014, este evento pre-E3 tampoco sirvió para introducirnos en la next gen.
El show comienza en realidad hoy mismo, con la conferencia de Microsoft, que suele dar el pistoletazo de salida al E3 y que podremos seguir esta tarde a partir de las 18.00 horas. La compañía tiene la importante misión de despejar las muchísimas dudas sobre su estrategia respecto a la segunda mano y la necesidad de conexión casi permanente a Internet o, al menos, minimizar al máximo los daños que estas políticas están haciendo a su imagen de marca.
Existe una segunda misión no menos importante para Microsoft, una tarea que también deberá cumplir Sony: justificar el lanzamiento de nuevas consolas, demostrar que ofrecen algo tan bueno que merece la pena invertir en ello aun en estos tiempos de crisis en los que la gente es más cauta a la hora de gastar el dinero.
Termino con la pregunta con la que comencé: ¿necesitamos nuevas consolas? En mi opinión, no, al menos no ahora. PlayStation 3 y Xbox 360 demuestran año tras año que son capaces de ofrecer grandes cosas y podrían aguantar aún una larga temporada sin sucesoras, al menos hasta que el salto tecnológico implicase un cambio mayor del que se intuye.
¿Qué opináis vosotros?, ¿era ya hora de recibir nuevas consolas o estamos ante un relevo generacional precipitado e innecesario?