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Thank you Mario! But our princess is in another castle! Toad (Super Mario Bros.)

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Adam Sandler planea destruir la majestuosidad de los píxeles

Los videojuegos han servido de inspiración para multitud de producciones audiovisuales, algunas muy cutres y otras absolutamente maravillosas. Hace un lustro, Internet fue testigo del nacimiento de una de estas últimas, el cortometraje Pixels. El vídeo, de unos dos minutos y medio de duración, mostraba cómo hordas de criaturas pixeladas de los videojuegos de los 70 y principios de los 80 invadían la ciudad de Nueva York.

La producción, obra de Patrick Jean, era tan buena que no tardó en viralizarse. Llegó a ojos de todo el mundo y a alguien en Columbia Pictures le debió parecer una buena idea hacer un largometraje a partir de la premisa del corto. La semana pasada tuvimos el primer adelanto de la película, del que ya se pueden sacar varias conclusiones.

Dado lo loco de la idea, el planteamiento inicial me parece acertado: los humanos lanzan a principios de los 80 una cápsula del tiempo con ejemplos de la cultura de nuestro planeta. los alienígenas la encuentran pero entienden mal el mensaje, creen que es una declaración de guerra y utilizan esas imágenes como armas.

Es un disparate, sí, pero la premisa no permite nada mucho mejor. Otro acierto, Peter Dinklage. Después, bastantes errores, empezando por Adam Sandler como protagonista. La película tiene mala pinta, tontorrona con chistes facilones y situaciones predecibles. Ni siquiera la estética me acaba de convencer, la del corto me parecía más elegante y de mejor gusto.

pixels movie

Me mola la idea de usar coches especiales como fantasmas para atrapar a Pac-Man y también la frikada de meter ahí a Toru Iwatani, el creador del personaje (qué manía con destripar los chistes en los tráilers, por cierto), pero poco más. Al final, la veremos sólo por el gusto de contemplar un constante homenaje a los grandes clásicos del videojuego en la gran pantalla, pero no espero mucho.

Sorprendentemente, el tráiler se la peli se ha convertido en el más visto de la historia de Sony Pictures.

Rompe Ralph es capaz de lo mejor y…

Una película que consigue que los jugadores tradicionales aceptemos sin rechistar que Zangief aparezca alineado en el bando de los malos tiene que ser, por fuerza, una gran película. Rompe Ralph lo es. Calificada por muchos como el mayor homenaje cinematográfico realizado jamás al mundo de los videojuegos, el filme de animación de Disney se ha convertido para mí en una de las mayores alegrías del año.

Reconozco que, a pesar de que el primer tráiler de Rompe Ralph me encantó, acabé temiendo que podría resultar decepcionante, una pobre historia que usase el reclamo de personajes de videojuego famosos para hacer caja sin demasiado esfuerzo. Me equivoqué. Disney se ha disfrazado de Pixar con gorro de Santa Claus para regalarnos una joya visual, hecha con muy buen gusto y toneladas de amor a los videojuegos.

A estas alturas, pocos habrá que no conozcan el argumento principal de la película: un villano de videojuego, Ralph, que está cansado de ejercer como tal. Pero en torno a esa idea hay mucho, mucho más. Si bien es cierto que la premisa de seres inanimados que cobran vida cuando los humanos no están presentes es común a Toy Story, ahí acaban todos los parecidos con la obra de Pixar. Las comparaciones entre una y otra película más que odiosas me parecen poco acertadas e improcedentes.

Tampoco coincido con quienes solo consideran brillante la primera mitad de la película, donde se concentran la mayor parte de cameos y referencias directas a videojuegos conocidos. Es fantástico ver a Bowser, Eggman, Bison, Qbert o Ryu, entre otros, compartir un mismo universo; es una delicia descubrir detallitos como el código Konami y menciones a Aeris o a Leroy Jenkins; pero aún más fantástica es la integración de características propias de los videojuegos a la trama (el estilo pixelado de los juegos clásicos, el funcionamiento de los FPS, los fallos de programación…), en ocasiones solo como algo estético o secundario y a veces con verdadero peso en la historia.

En principio pensé que el hecho de que la mayor parte de la cinta se desarrollase en Sugar Rush —una especie de Mario Kart ambientado en un universo de golosinas— acabaría siendo un lastre para Rompe Ralph. Tras ver la película, hay quien lo piensa, yo no. Los secundarios (el bueno de Félix tiene casi tanto carisma como el propio Ralph), el ritmo de la acción, la originalidad de cada escena y el sentido del humor, hacen que el nivel de diversión (y/o emoción) sea constante, sobre todo para aquellos que en los videojuegos vemos mucho más que un pasatiempo.

Ideal para niños, para padres, para chicos y para chicas y para cualquiera que quiera pasar un buen rato en el cine, le gusten o no los videojuegos. Rompe Ralph es, sin duda, mi favorita al Oscar a mejor película de animación de este año. Ahora, aún en fechas navideñas, es un buen momento para disfrutar de esta perlita del cine familiar.

Por desgracia, todos estos halagos hacia la película no pueden trasladarse al videojuego de Rompe Ralph para Wii. Irónicamente, una gran película ambientada en el mundo de los videojuegos ha sido convertida en un videojuego infame que no hace honor ni al largometraje en el que se inspira ni al espíritu que desprende este.

La historia comienza donde concluye la película (es un destripe en toda regla si se prueba antes de ver el filme) y, como era de esperar, solo aparecen personajes y escenarios de los mundos creados para Rompe Ralph (nada de cameos ni apariciones estelares). Sin embargo, ni lo uno ni lo otro serían un gran problema si el producto fuese bueno, pero no es el caso. El juego parece inacabado o mal hecho, como el primer proyecto de unos jóvenes aspirantes a desarrolladores. La ambientación no llega a transmitir la sensación de la película, ni la de un juego retro ni la de uno actual. Es un despropósito repleto de fallos que hace rememorar con nostalgia las buenas adaptaciones que solía obtener Disney de sus películas.

Una licencia como Rompe Ralph es un filón de oro que podría haberse convertido en un videojuego maravilloso inspirado en una película maravillosa inspirada en videojuegos maravillosos. En cambio, el resultado es una chapuza que debería mostrarse a los estudiantes de diseño como modelo de todo lo que no hay que hacer en un videojuego, un título que dará un disgusto a más de un niño en Reyes.

Id a ver la película. No os acerquéis al videojuego.

La lamentable película de Super Mario Bros

Leía el otro día en Kotaku una cosa que me hizo bastante gracia relacionada con la película Super Mario Bros., aquel ‘truño’ que vio la luz en 1993. Se trataba de un extracto de un cuestionario (de esos que suelen hacer los medios de comunicación a los famosos) realizado por The Guardian a Bob Hoskins, el actor que interpretó el papel de Mario en la gran pantalla.

Lo cómico del asunto era que la respuesta a tres preguntas consecutivas fueron exactamente la misma. Imagino que podéis adivinar por dónde van los tiros. Digamos que a Hoskins no le quedó un buen recuerdo de aquel largometraje. Probablemente lo detesta incluso más que cualquiera de los fans del fontanero (y eso ya es decir mucho). Las preguntas y respuestas a las que me refiero son las siguientes:

– ¿Cuál es el peor trabajo que has hecho?
Super Mario Brothers

– ¿Cuál ha sido tu mayor decepción?
Super Mario Brothers

– Si pudieras modificar tu pasado, ¿qué cambiarías?
No haría Super Mario Brothers

Más claro, el agua. El caso es que leyendo esto recordé que hace por lo menos más de una década que no he vuelto a ver esta película. En su día me parecía horrible, pero por aquel entonces yo aún no había desarrollado el gusto por el cine malo. Creo que es el momento de revisionar la peli y descubrir si realmente era tan horrenda o si simplemente mancillaba el nombre de Mario y Luigi con una película mediocre y absurda (aunque no lo parezca, hay una gran diferencia entre una cosa y otra, entre una peli mala sin más y una peli «mala pero buena»).

Supongo que por aquel entonces aún no estábamos preparados para lo que se nos venía encima en cuanto a adaptaciones de videojuego a película se refiere. En la actualidad, creo que hemos llegado a un punto en el que nadie espera absolutamente nada bueno de esta relación (a la inversa tampoco se prodigan los éxitos, la verdad).

Miedito me dan las adaptaciones cinematográficas de Uncharted y God of War

Watchmen, el fin está cerca: a años luz del cómic pero mucho más divertido que la película

Aprovechando el tirón y la superpromoción de la película Watchmen, se ha lanzado el juego Watchmen, el fin está cerca para descarga en PC, PS3 y Xbox 360, un título que no hará historia pero que me ha divertido mucho más que la soporífera película de Zack Snyder.

El «visionario director de 300«, ese tío con tan poco talento que se dedica a «copypastear» las obras de grandes artistas, ese individuo que tiene menos sentido poético que Michael Bay, ha sido el responsable de ese gigantesco spoiler llamado Watchmen: La película.

Sus películas tienen cosas aceptables, algunas incluso buenas, pero es que no son suyas. En cuanto mete algo de su cosecha (véanse las escenas de 300 en las que aparecen una especie de ogro con cuchillas en las manos, asiáticos que parecen orcos de El Señor de los Anillos o una cabra tocando la flauta al más puro estilo ‘cantina de Tatooine’) todo se va al carajo.

Pero el tío ha sido listo y en Watchmen se ha limitado a fotocopiar, casi viñeta por viñeta, esa obra maestra de Alan Moore, un recurso con el que esperaba librarse de las feroces críticas de los frikazos redomados ávidos de fidelidad (entre los que suelo encontrarme). Por lo que he leído y escuchado, ha engañado a muchos. Hay gente que piensa que esta película es buena.

Watchmen no es buena: los efectos especiales a veces dan risa, hay decorados que parecen de teleserie barata, los actores son malos con ganas (sólo se salva el que interpreta a Rorschach), pero es fiel, aburridamente fiel. Quizás sea más entretenida para aquellos que no se han leído el cómic, aunque si han ido al cine engañados por el tráiler en plan X-Men que han etado echando en la tele, se van a sentir muy decepcionados.

Si la película es un calco del mejor cómic de la historia, ¿por qué no es la mejor película de la historia? (no creo siquiera que permanezca muchos meses en nuestra memoria). El Watchmen de Alan Moore es una maravilla no sólo por su estética o su guión, sino por su perfección formal: el ritmo y los recursos narrativos son prodigiosos, la relación entre texto y dibujos es perfecta, y los detalles argumentales y de contexto enriquecen el conjunto hasta límites insospechados. Todo eso se pierde en un largometraje que sólo nos muestra la cáscara, una carcasa vacía de toda alma. El envoltorio es el mismo, el contenido no podría ser más diferente.

Ahora, tras esta crítica a la película que mi alma ansiaba por exteriorizar, paso al videojuego, un título que me ha entretenido mucho más que el citado filme. Para empezar, es totalmente fiel al cómic, pero no toca para nada la obra de Alan Moore, sino que nos cuenta una historia que sucedió mucho antes, cuando los héroes aún eran jóvenes y ejercían sus labores justicieras con libertad, antes de la aprobación del «Acta de Keene». Vamos, que no destripa nada a aquellos que no se hayan leído el cómic.

Los protagonistas son el Búho Nocturno y el salvaje Rorschach, que llevan a cabo una investigación que se nos va narrando a través de multitud de diálogos e imágenes con la estética del cómic entre fase y fase. Pero tampoco quiero mentiros, el juego no es nada del otro mundo. Recuerda a los beat’em up de principios de los 90 tanto para lo bueno como para lo malo. Y de lo malo, lo peor es lo repetitivo del desarrollo, que nos obliga a avanzar acabando con grupos y más grupos de delincuentes clónicos.

En el lado positivo nos encontramos con unos gráficos sorprendentemente elaborados para tratarse de un juego de descarga, unos combos y golpes especiales realmente contundentes y sanguinarios y la siempre atractiva posibilidad de jugar a dobles (con pantalla partida). Lástima que jugando uno solo no se pueda cambiar de luchador entre fase y fase. También se echa en falta la posibilidad de controlar a otros personajes como el Comediante, el Doctor Manhattan o Espectro de Seda, que sólo aparecen para hacer un par de cameos.

Aunque el juego no es demasiado largo, las fases sí son extensas y, debido a lo monótono que puede llegar a hacerse, es recomendable jugarlo poco a poco y no del tirón. Su precio es de 15 euros. Quizá a algunos les parezca caro, pero a cosas peores hemos jugado por muchísimo más dinero.

¿Qué os parecen el cómic, la película y el juego de Watchmen?

Dragon Ball Degeneration o cómo escupirle en la cara a Toriyama sin necesidad de usar saliva

¡Que Kamisama se apiade de las infelices almas de los mortales que van a perpetrar uno de los mangas más populares de la historia! Ya hace muchos meses que mi corazón llora por el futuro inmediato de Goku, ya hace muchos meses que mis tripas se revuelven pensando en la película de actores reales de Bola de Dragón.

El ‘mierdometraje’ se llamará Dragon Ball Evolution y llega dispuesto a destrozar con saña cualquier cosa que pueda recordar a la obra original de Toriyama. Dirigida por James Wong, la historia narrará el enfrentamiento de Goku (un chaval que parece haber metido los dedos en un enchufe) contra el demonio Piccolo (un señor que ha debido de comer algo en mal estado). En serio, mejor os dejo el tráiler para que veáis esta especie de 2 Fast, 2 Furious (aka «To rápido, to furioso») a la japonesa. Cualquier parecido con Dragon Ball es pura coincidencia…

Pero vamos a lo que vamos, a los videojuegos. Jamás imaginé que vería algo que pudiera hacer sombra a aquel mítico Street Fighter basado en la truño-película protagonizada por Van Damme y el pobre Raul Julia. ¿Recordáis? El juego que debería haberse llamado algo así como Street Fighter The Game The Movie The Game, el primer videojuego basado en una película basada en un videojuego.

Pues estaba equivocado, Dragon Ball Evolution (lo de «Evolution» es claramente una ironía, estoy convencido de que el título inicial era «Degeneration») va a intentar rizar el rizo en forma de juego para PSP. La gran basura que va a ser la película será trasladada a la portátil de Sony en forma de juego de lucha «uno contra uno».

Viendo las primeras imágenes del juego, del que aún no hay material en movimiento, parece ser que mantendrá un estilo muy similar a los Budokai. Los marcadores son muy similares a los de los últimos títulos de la franquicia. La mayor novedad radica en el aspecto de los escenarios, más realistas, y de los luchadores, que son los actores de la película interpretando a Yamcha, Bulma, Chi Chi o el poco convincente Maestro Roshi encarnado por Chow Yun-Fat.

Esta «cosa» saldrá para PSP en abril, el mismo mes en el que se estrenará la película. El juego no va a ser gran cosa, eso parece claro, pero tampoco lo tiene muy difícil para superar en calidad a la chufa que veremos en la gran pantalla (si es que encontramos el valor suficiente para ir al cine a ver esto).

Yo casi que me quedo con Dragon Ball: The Magic Begins, una cutre película china de Bola de Dragón que salió hace un par de décadas y con la que las risas están aseguradas. Y si queréis algo de calidad, os recomiendo que echéis un vistazo al capítulo especial que ha realizado Akira Toriyama para conmemorar el 40 aniversario de Shonen Jump: una historia sencillita de media hora, con un opening entrañable y todos los personajes de la serie reunidos para la ocasión (esta vez, Toriyama no se ha olvidado ni de Lange).

En cuanto a videojuegos, os aconsejo jugar el Tenkaichi 3 o que desempolvéis y disfrutéis de cualquiera de los juegos de DBZ que salieron para la Super Nintendo. Al Infinite World mejor ni mirarlo.

Recemos todos por Goku e intentemos tomarnos todo esto con sentido del humor.

Uwe Boll, la mayor amenaza del mundo de los videojuegos

Un hombre, una leyenda, un proyecto de director de cine con el inconmensurable poder de transformar cualquier videojuego en una película digna de estudio y no precisamente por su gran calidad.

Admiro a Uwe Boll, un tipo que sin ningún tapujo ha convertido juegos como Alone in the Dark o House of the Dead en maravillosas películas de culto para los aficionados del cine cutre (entre los que yo me encuentro, por supuesto).

Ahora, cansado de atacar a los videojuegos indirectamente, ha pasado al combate frontal: su película 1968 Tunel Rats vendrá acompañada de un videojuego para PC y Xbox 360 del que ya se ha mostrado el primer vídeo.

Uwe Boll amenaza: “Se han basado en mi película, les di mi guión, capturas de pantalla, storyboard, banda sonora y más cosas. Además he controlado totalmente la producción y estoy contento con el resultado.“

¡Dios mío!, ¡ha controlado totalmente la producción! Si el juego es la mitad de bueno que cualquiera de sus películas, me lo compro… en edición coleccionista. Vietnam, soldados, disparos, explosiones… ¡Nada puede salir bien!

Viendo el vídeo, 1968 Tunel Rats simplemente parece un shooter subjetivo bastante mediocre, espero que Uwe sepa imprimirle su sello. Eso y que al fin le dejen dirigir la adaptación cinematográfica de Metal Gear Solid.

¿Qué película os gustaría ver dirigida por Uwe Boll?

The King of Kong, la obsesión por los récords

Ayer realicé una de mis tareas pendientes desde hace tiempo: ver el documental The King of Kong, en el que se narra la lucha de dos tipos, Steve Wiebe y Billy Mitchell, por conseguir la mayor puntuación en el Donkey Kong clásico.

Si soy sincero, debo decir que esperaba más. Eso sí, la culpa es mía por no informarme bien, ya que pensaba que la película trataba el tema del Donkey Kong entre muchos otros, pero no, se centra totalmente en esa historia.

Dejando eso a un lado, me resultó bastante interesante, sobre todo porque aborda el tema de los videojuegos desde el punto de vista de la competición profesional, que es algo que yo desconocía casi por completo.

Cuando veáis la película (si es que no la habéis visto ya), descubriréis que es casi imposible no solidarizarse con Steve Wiebe, un pobre tipo que se queda sin trabajo y que se marca como reto superar la máxima puntuación en la máquina de Donkey Kong (874.300 puntos), establecida en 1982 por Billy Mitchell.

Aunque sea una historia real, los papeles están tan definidos que casi parece un largometraje de ficción: por un lado está Wiebe, un buen hombre con talento y afán de superación pero que tiene mala suerte y es tratado con injusticia, y en el otro extremo vemos a Mitchell, un tipo frío que va de «estrellita» y que teme que su imagen se vea perjudicada si no es capaz de revalidar su récord.

El documental aún no ha aparecido en España pero, si estáis interesados en verlo, seguro que no tendréis muchas dificultades para conseguirlo.

Por cierto, el final de la película ya se ha quedado desfasado. Si ya la habéis visto, echadle un ojo a los récords de DK registrados en Twin Galaxies y flipad.

Precisamente la formación y consolidación de Twin Galaxies como organismo oficial de puntuaciones de videojuegos es otro de los temas de la película. Estos señores son los que actualmente colaboran con los responsables de los récords Guinness para establecer las marcas relacionadas con videojuegos. De hecho, su colaboración ha sido fundamental para la publicación del Libro Guinness de los Récords de Videojuegos, sobre el que ya hablé hace tiempo.

Por mi parte, aun siendo bastante competitivo (o eso dicen algunos), nunca me he obsesionado con las puntuaciones de los juegos. Yo era de los que, cuando había que poner las iniciales en una máquina, siempre ponía ‘AAA’ (a no ser que fuera el primero, claro). Ese ‘AAA’ que siempre se cambiaba por ‘CAP’ en los juegos de Capcom.

Y he aquí, para terminar, una lamentable anécdota relacionada con ese ‘CAP’ que os cuento ahora que nadie nos lee. Resulta que en la universidad conocí a una chica cuyas iniciales eran precisamente ‘CAP’. En mi frikismo absoluto siempre pensé: «si a esta chica le gustaran los videojuegos, nunca tendría que molestarse en escribir sus iniciales en una recreativa de Capcom». El caso es que un día que quedamos para comer no pude evitar explicárselo… Omitiré el final de la historia y cuál es mi relación actual con esa chica, sólo os daré un consejo: si alguna vez conocéis a una chica (o chico) cuyas iniciales son ‘CAP’, no le habléis de máquinas recreativas.

¿Habéis visto el documental?, ¿qué os parece?, ¿alguna vez os habéis obsesionado con la puntuación de algún juego?, ¿habéis participado en alguna competición profesional?, ¿conocéis a alguien que tenga las inciales ‘CAP’?, ¿y ‘AAA’?, ¿el calor os hace delirar? Como veis, a mí sí.

Directores de cine interesados por los videojuegos

Últimamente se está produciendo una curiosa convergencia entre el mundo del cine y el de los videojuegos. No me refiero a las adaptaciones de películas a videojuego y viceversa, casi siempre pésimas, sino al interés creciente de muchos grandes directores por el mundillo del entretenimiento electrónico.

El último en hablar del tema ha sido Guillermo del Toro, que ha expresado públicamente su admiración por la labor artística realizada en Bioshock.

Me encanta Bioshock desde el punto de vista del diseño. Pero al menos que se trate de una secuela de Hell Boy, no dirigiré otra película de acción. […] Pero quién sabe, el mundo de Bioshock es maravilloso.

Steven Spielberg también está demostrando tener mucha curiosidad por los videojuegos. El conocido director se declara jugón y admirador de títulos como Crysis. De hecho, está inmerso en varios proyectos.

El primero, Boom Blox, no es nada del otro mundo. Se trata de un juego de puzles que ha aparecido hace poco para móvil y que en breve (el 8 de mayo) también verá la luz para Wii. Por mucho que sea de Spielberg, no se puede esperar gran cosa de un puzle, salvo que sea muy adictivo, y en eso cumple.

Más ganas tengo de ver su segundo proyecto, un juego conocido provisionalmente como LMNO. Será una aventura de acción para PS3 y Xbox 360 y, si Spielberg consigue imprimirle una milésima parte del espectáculo y la emoción de sus películas, podemos estar ante un auténtico bombazo.

Otro director que también se ha interesado por los videojuegos es John Woo, responsable del fantástico Stranglehold. Vamos a ver, no digo que Stranglehold sea una obra maestra, pero es divertido, espectacular y no bebe de ninguna franquicia manida hasta la saciedad. En mi opinión, fue una de las mejores sorpresas de finales del año pasado.

También los actores están cada vez más metidos en los videojuegos, no sólo en el ámbito del doblaje, sino también en el de «la interpretación», tal y como sucede con Chow Yun-Fat en el citado Stranglehold o con Jean Reno en Onimusha 3.

Sería curioso que esta tendencia también se produjese a la inversa. ¿Cómo sería una peli dirigida por Miyamoto?, ¿y por Dave Perry?, ¿y una producción conjunta de Sakaguchi, Nobuo y Toriyama?

Iron Man, ¡qué buena pinta!

Cuantas más fotos y vídeos veo del próximo juego de Iron Man, más emocionado estoy. Quizá me equivoque, pero tiene pinta de que va a convertirse en uno de los mejores juegos de superhéroes aparecidos hasta la fecha.

¿Sus virtudes? Ennumero las que me parecen más llamativas:

– Una gran fidelidad: Parece que el videojuego estará íntimamente relacionado con la película (que también promete, por cierto). Robert Downey Junior y el resto de actores se encargarán de poner las voces a sus personajes en el juego.

En cuanto al argumento, la aventura no se limitará a seguir el guión del largometraje sino que incorporará personajes e historias extraídas directamente de los cómics, algo muy de agradecer para los que somos aficionados al mundillo Marvel.

Un poco al margen, me encanta el modelo de armadura «rudimentaria»…

– ¿Gráficos de nueva generación?: Pues parece ser que sí los tendrá, que no se quedará en un quiero y no puedo. Si todo es tal cual se ve en los vídeos, los momentos de vuelo prometen ser una pasada. Además, la alta calidad visual contribuye a potenciar la fidelidad con la peli.

– Libertad de acción: Esto ya parece un clásico de los juegos de superhéroes. Me refiero a la posibilidad de moverte ‘a tu bola’ por grandes escenarios buscando ítems, haciendo misiones secundarias e interactuando con el entorno. Si el resultado final se parece más a Hulk Ultimate Destruction (este juego me pareció fantástico) que al horrendo Superman Returns, quizá estemos ante un pequeño tesoro.

¿Qué os parece este Iron Man?, ¿os gusta lo que se ha visto hasta el momento?

Un tributo a las pelis malas

Como ya he mencionado en alguna ocasión, otra de mis grandes aficiones, aparte de los videojuegos, son las películas malas.

Pero no me refiero a esas películas malas que sólo consiguen que te aburras y/o te eches un sueñecito como sucede, por ejemplo, con ese crimen llamado Alatriste (¿de verdad le gustó a alguien?).

No, de lo que estoy hablando es de películas realmente malas, nefastas, que nadan en el cutrerío y están realizadas por tipos con un sentido estético y del gusto por debajo del cero absoluto. La magia del asunto es que estas películas malas, cuando son realmente horrendas, acaban traspasando una línea que las convierte en obras maestras y a sus creadores en auténticos genios.

La legión de los muertos (una Magnolia de las pelis malas), Aullidos 2 (con Christopher Lee en el reparto y los mejores títulos de crédito que he visto y veré en mi vida), Aullidos 3: Los marsupiales (surrealista como pocas), Starcrash (Star Wars a la italiana con David Hasselhoff haciendo de «Han Solo»), Manos: The hands of fate (uno de los peores largometrajes de la historia), cualquiera de las joyas del cine turco de los 60 y los 70 (maravillosa esta web que ha resuelto muchas de mis dudas sobre el séptimo arte en Turquía)…

Cualquiera de estas películas de serie B (serie Z en muchos casos) me ha hecho carcajearme infinitamente más que las más populares comedias tradicionales. ¿Y qué tiene esto que ver con los videojuegos? Pues, por suerte o por desgracia, mucho, ya que la inmensa mayoría de adaptaciones de videojuegos a la gran pantalla acaban convirtiéndose en auténticas bazofias dignas de análisis.

Street Fighter: La última batalla y Super Mario Bros. son dos ejemplos excelentes de cómo destrozar unos personajes y defraudar a millones de seguidores con horribles adaptaciones que además son malas películas. Habrá que ver si la nueva Street Fighter enmienda el desaguisado. De momento, yo me quedo con lo más fiel que he encontrado, este genial Jackie Chan Vs. Street Fighter (extraído de la película City Hunter):

Pero el infragénero (por llamarlo de alguna manera) de las películas cutres basadas en videojuegos tiene un nombre propio: Uwe Boll, un tipo obsesionado con coger títulos de videojuegos y hacer películas que no tienen absolutamente nada que ver con ellos (en la mayoría de los casos, cualquier parecido es pura coincidencia).

La obra cumbre de este señor es House of the Dead, un esperpento de película (que he tenido el placer de ver en dos ocasiones) basada en el popular juego de disparos de Sega. Entre muchas otras virtudes, el largometraje cuenta con zombis que saltan en camas elásticas, efectos Matrix a porrillo, escenas del videojuego insertadas en el desarrollo sin venir a cuento y diálogos que rozan el dadaísmo (me pregunto cómo percibirá Uwe Boll la realidad, debe de pasárselo muy bien). Cien por cien recomendada a los amantes del anticine.

Lo que me parece increíble es que sigan insistiendo con ‘marcianadas’ como la futura película de Los Sims. ¿Alguien espera que de aquí salga algo bueno?, ¿o al menos algo que no haga vomitar? (Tramadol) (si cuando se estrene la película resulta que es buena, me tragaré mis palabras y pediré disculpas públicamente).

Ya dedicaré un post a películas buenas basadas en videojuegos (no sé si tendré material para escribir más de tres líneas), pero ahora me parecía más apropiado hacer este «homenaje» a las malas.

¿Cuáles son para vosotros las peores adaptaciones de un videojuego al cine?