Aparte de todo lo relacionado con el género plataformero, la mayor contribución de Mario al mundo de los videojuegos ha sido —en mi opinión— la creación del subgénero de las carreras de karts con elementos de fantasía. Como ya he dicho en más de una ocasión, no hay nada más divertido que Mario Kart para jugar con los amigos (aunque reconozco que Mario Party le pisa los talones).
Desde que Super Mario Kart viera la luz hace ya dos décadas, no han sido pocos los imitadores de esta fórmula, desde Crash Bandicoot hasta los personajes de Konami o los de Toy Story han probado fortuna en este alocado género ideal para el multijugador. Este mismo tramo final de 2012 ha sido testigo de la llegada de dos nuevos heredero de la fórmula «Mariokartiana»: Sonic & All-Stars Racing Transformed y Little Big Planet Karting.
El primero de ellos, Sonic & All-Stars Racing Transformed (disponible para todas las plataformas),se ha convertido, en mi opinión, en una de las mejores sorpresas del año, destapándose con diferencia como el mejor juego de «karts» de esta generación de consolas de sobremesa. Este juego apadrinado por el erizo azul mantiene y mejora las cualidades del primer Sega & All-Stars Racing y logra transmitir una fuerza y una personalidad muy superior a la de Mario Kart Wii, quizá la entrega más floja de la franquicia de Nintendo.
Aunque la mascota de Sega haga las veces de maestro de ceremonias, en realidad el título es un gran homenaje a la veterana compañía nipona. El plantel de corredores y los escenarios están extraídos de sagas tan dispares como Sonic, Jet Set Radio, Skies of Arcadia, Monkey Ball, Crazy Taxi, Samba de Amigo, Golden Axe, Shinobi o Panzer Dragoon, entre otras (emocionante ver a Ristar con el banderín de salida al principio de cada carrera). La inclusión de la corredora de NASCAR Danica Patrick y del gran Rompe Ralph le dan al conjunto un toque aún más variopinto.
Los escenarios son espectaculares, con multitud de rutas alternativas y, casi siempre, con cambios sustanciales en el recorrido entre vuelta y vuelta. Es posible realizar salidas y derrapes turbo (características claramente heredadas de Mario Kart), pero también se pueden lograr acelerones realizando acrobacias aéreas con los vehículos.
No faltan, claro, los objetos que nos otorgan grandes ventajas ofensivas y defensivas en carrera. Aunque el rasgo distintivo de este Sonic & All-Stars Racing Transformed se adivina en el título: los vehículos pueden transformarse, y de hecho lo hacen —a menudo varias veces— durante las carreras. Además de la versión clásica sobre ruedas, los coches pueden transformarse tanto en lanchas como en aviones. A nivel jugable, la versión acuática de los vehículos demuestra tener un control más duro y complicado que la forma terrestre mientras que la aérea es mucho más veloz que las otras dos y permite desplazamientos en todas direcciones, lo que dificulta sobre todo el buen uso de algunas armas.
Hay una especie de modo historia (tour mundial), que alterna carreras con otro tipo de retos (de derrapes, de turbos, de combate, de habilidad esquivando obstáculos…), hay modo torneo, hay modo online… Pero, dado el tremendo archivo de Sega, se echan en falta más coleccionables y secretos por desbloquear.
Por otro lado, el Little Big Planet Karting para PlayStation 3, pese a parecerme peor juego de carreras de karts que el título de Sega, no baja del notable y sabe destacar con características propias poco habituales en juegos de este tipo (quizá solo Mod Nation Racers ofrece una propuesta parecida).
Volvemos a encontrarnos con los derrapes turbo, con los circuitos de fantasía y con los imprescndibles ítems de ataque y defensa. Sin embargo, el juego desarrollado por United Front Games recoge la esencia de los títulos de Media Molecule y la convierte en un juego de karts. Little Big Planet Karting es Little Big Planet 2 sobre ruedas.
Esto se nota en tres puntos: la estética, el modo historia (con argumento y variedad de pruebas que incluyen desde plataformas hasta enemigos finales) y, muy especialmente, las posibilidades de personalización. La franquicia Little Big Planet vuelve a convertirse aquí en sinónimo de creatividad y diseño. Los personajes (sackboys) y vehículos pueden ser personalizados hasta el más mínimo detalle, aunque la palma se la lleva el editor de circuitos, donde el límite solo lo pone la imaginación.
Con rivales como estos, Nintendo se va a tener que poner las pilas para que el futuro Mario Kart de Wii U sea capaz de sorprender y romper moldes una vez más.