Ya lo dije en una ocasión, Batman es quizás el más afortunado de los héroes en sus incursiones en el mundo de los videojuegos. Pues bien, Batman Arkham Asylum no sólo viene a confirmar esta idea sino que se ha convertido ya en una de las joyas de la corona del hombre murciélago.
Sinceramente, yo esperaba que el juego fuese bueno, pero también creía que no cumpliría las elevadas espectativas que se habían creado en torno a él. Pues bien, después de completar el juego sólo puedo agachar la cabeza y reconocer el mimo y el detalle con el que ha sido realizado. El nuevo Batman es una aventura como pocas se ven en el terreno superheroico.

Las virtudes son muchas. Lo primero que salta a la vista es el espectacular apartado gráfico, íntimamente relacionado con el trabajo artístico y éste a su vez con el guión y el desarrollo, plagados ambos de referencias al «universo Batman». Vamos, un conjunto de lo más completo.
Pero empecemos por el principio. Como decía, los gráficos están a la altura de una gran obra, con personajes grandes y sólidos, juegos de luces y sombras (muchas sombras, claro) y movimientos muy fluidos. Todo eso se desarrolla en un Arkham oscuro, siniestro, en el que reina una atmósfera de tensión. Diseñado en exclusiva para el juego, la estructura del famoso psiquiátrico bien podría trasladarse a los cómics de Batman tal cual, ya que no podría encajar mejor con el estilo del héroe.

Arkham Asylum está habitado por centenares de delincuentes comunes y unos cuantos peligrosos y dementes villanos que lucen aquí con un diseño espectacular, desde Harley Queen hasta el Espantapájaros, todos ellos comandados por el mismísimo Joker. Todos son piezas fundamentales de un genial guión elaborado por Paul Dini. Si quieres una buena historia de superhéores, deja que la escriba un experto en superhéroes, el resultado es inmejorable.
La noche que Batman debe pasar en el psiquiátrico combatiendo a los criminales fugados es todo un homenaje al personaje y a su mundo. Los detalles se cuentan por decenas. Muchos de ellos sólo resultarán significativos para los ojos expertos: el osito de Bane, el gesto que realiza éste durante la batalla (como si partiera la espalda a alguien con la rodilla), las grabaciones de Harleen Quinzel como psiquiatra del Joker, la presencia de Clayface en una celda con su amado maniquí…

El desarrollo, que podría haberse quedado en un monótono beat’em up con breves momentos de infiltración, es en realidad una sabia combinación de géneros que animan a seguir jugando hasta completar el juego. Tan adictivo resulta que acaba pareciendo más corto de lo que es en realidad. Las luchas con los enemigos, espectaculares, contundentes y de control inmejorable, se intercalan con momentos de investigación y otros de infiltración (sigilo, caídas desde las alturas, saltos de gárgola en gárgola y de tejado en tejado, etcétera). Hay alguna ocasión en la que parece incluso que estamos ante un survival horror, como cuando visitamos la zona de Killer Croc.
Batman Arkham Asylum es un juego sobresaliente al que sólo unos pequeños fallos le impiden llegar a la perfección. El primero es una nimiedad, pero me llamó la atención: los explosivos no tienen una fácil aplicación más allá de los momentos en los que su uso es imprescindible, puedes pasarte el juego sin utilizarlos más que para destruir muros.

El segundo defectillo es algo más grave. La visión de detective, fundamental en muchas situaciones, cambia los colores en pantalla de forma tan radical que hace que se pierda todo el encanto de la atmósfera. Si el cambio de la visión normal a la de detective fuera más sutil, el efecto resultaría menos chocante.
Por último echo en falta un clímax, un momento potente, como los muchos que hay a lo largo de la aventura, pero que escasean en el tramo final. Una lástima. Si en una segunda entrega consiguen pulir esos detalles estaremos ante el mejor juego de superhéroes de la historia. Hasta ese momento, Arkham Asylum puede ostentar orgulloso ese título.
¿Lo habéis probado?, ¿qué os parece?