En ocasiones, uno se topa con un juego con el que no contaba, uno que se le ha pasado por alto y que resulta sorprendente, tanto por original como por inesperado. Eso me pasó hace unos días con Aprende con Pokémon: Aventura entre las teclas para Nintendo DS, un videojuego de Nintendo para enseñar mecanografía a los pequeñajos.

Las typing adventures no son nada nuevo, pero yo jamás había jugado a ninguna. De hecho, desconocía que fuesen un subgénero más o menos asentado hasta que hace poco un amigo me habló de The Typing of the Dead. Hasta ahora no lo había pensado, pero la idea no me parece nada mal.

Este nuevo juego de Pokémon, que en un principio pensé que era solo para 3DS, viene en una enorme caja que incluye un teclado inalámbrico y un soporte para colocar la portátil en vertical y poder ver las dos pantallas de frente. Ante tal rareza, no pude evitar la tentación de probarlo.

La experiencia fue de lo más interesante: el teclado inalámbrico funciona a la perfección, las voces están en un clarísimo castellano y el desarrollo está planteado como una serie de pruebas en las que debemos pulsar unas determinadas teclas para cumplir ciertos objetivos. Por ejemplo, una misión nos obliga a pulsar la inicial de los Pokémon que aparecen en pantalla para capturarlos.

Las pruebas, de dificultad creciente, obligan al jugador a memorizar la posición de las teclas y a ir mejorando la velocidad con la que las pulsa, ya que cuanto mayor es la puntuación, mejores son las medallas (bronce, plata y oro) y más contenidos se desbloquean. Resulta ameno y divertido incluso para mí —llegó a entrarme un ataque de risa, estando yo solo, cuando me di cuenta de que llevaba un buen rato enganchado a una fase en la que no me daban la maldita medalla de oro— así que imagino que para un niño fan de Pokémon tiene que ser una locura.

Me ha encantado la idea de que el propio teclado funcione como un mapa en el que cada tecla es un área diferente. Algunas son niveles y otras, como la tecla «Ctrl.» te llevan a zonas especiales, en este caso al centro de control. El argumento, de lo más sencillo, nos lleva a unirnos a un grupo de investigadores que quieren estudiar  a los Pokémon, una excusa más que suficiente para enganchar a los chavales a una aventura educativa.

A pesar de todas estas virtudes, he encontrado un par de rarezas que me han llamado mucho la atención. Para empezar, la chica cuya voz nos va dando instrucciones llama «ye» a la i griega. Es cierto que hay gente que la llama «ye» y además está aceptado por la RAE (aunque recomiendan decir «i griega»), pero no es el uso más frecuente. Supongo que la explicación más lógica es que «ye» se aproxima más a la longitud de la pronunciación en inglés.

Más llamativo me pareció que a la letra zeta la llamen «teta». La primera vez que lo escuché, creí haber oído mal, pero no. Tras varias pruebas llegué a la conclusión de que o bien estoy sordo  o bien dicen «teta». Más allá del chiste obvio, me pareció curioso porque en el instituto me hacía mucha gracia que mis compañeros de ciencias, en matemáticas, llamaran «teta» a la letra zeta del alfabeto griego. Por lo visto, eso está aceptado, aunque jamás había escuchado tal pronunciación para la zeta latina. ¿Se habrá dado cuenta Nintendo de la posible obscenidad escondida en su «inocente» juego de Pokémon?, ¿subirán el PEGI ahora que he abierto la caja de los truenos?

Bromas aparte, da gusto encontrarse con videojuegos para niños con carácter educativo que no resultan ser un bodrio. Nintendo sabe hacer bien las cosas, bonitas y divertidas. Nada que ver con los miles de truños educativos que pueblan el catálogo de PC desde los tiempos de Windows 95 o incluso más atrás.

No he llegado a los niveles más altos, así que desconozco si el juego puede hacer algún servicio a «mecanógrafos» medios y avanzados, pero es innegable su atractivo para los más pequeños, los locos bajitos nacidos en la era digital.