¿Qué le ha pasado a Watch Dogs para que haya pasado de ser la gran esperanza de la nueva generación, el juego que le hizo a Ubisoft «ganar» un E3, a uno de los lanzamientos más decepcionantes de 2014? No voy a dramatizar, no es un juego horroroso, es largo y puede ser divertido, pero está muy lejos de lo que se esperaba de él.
Los recortes gráficos cayeron sobre nosotros como un jarro de agua fría y las poco pulidas versiones de Xbox 360 y PlayStation 3 no merecen precisamente halagos, pero estas son las críticas sencillas, las que se pueden hacer a simple vista, sin profundizar demasiado en el juego.
En mi opinión hay un problema mucho más grave que, a diferencia de los fallos técnicos, sí afecta directamente a la diversión: la narrativa. Watch Dogs está muy lejos de tener una trama profunda y emocionante, no hay un desarrollo atractivo hilado mediante personajes interesantes y carismáticos. A la historia le falta gancho. Las misiones se suceden, a menudo de forma monótona, sin que el trasfondo nos importe demasiado. No me disgusta Aiden Pearce, pero tampoco quedará grabado en mi recuerdo como un personaje protagonista memorable.
El problema de la narrativa es relativo. Un videojuego no tiene por qué contar nada. Pac-Man no relataba ninguna historia, ni el Tetris ni Minecraft. Los medios de expresión no tienen por qué adquirir necesariamente una estructura narrativa –en literatura existe la poesía, hay cine experimental…–, pero lo cierto es que la industria del entretenimiento ha convertido el relato en un estándar y la inmensa mayoría de libros, películas y videojuegos cuentan historias.
Watch Dogs no abandona esa premisa, quiere contarnos algo. No es un experimento de laborotorio, no es un sand box inmenso en el que podamos hacer el cabra a lo Goat Simulator pero con la posibilidad de hackear una ciudad entera sin mayores objetivos. No, el título de Ubi obedece a unos cánones tradicionales y no lo hace todo lo bien que debería. No logra destacar.
¿Por qué Bioshock Infinite, aun siendo menos interesante a nivel jugable que el Bioshock original, caló en la gente más de lo que lo ha hecho Watch Dogs? Porque es una maravilla narrativa, que te atrapa incluso cuando flaquea algún otro elemento. ¿Qué más da que se repitan rutinas de acción cuando todo a tu alrededor es apabullante, cuando hasta el más mínimo detalle te está contando algo de ese universo? Esa parte es tan buena, que compensa cualquier carencia, hace que la olvides si es que existe.
Otros ejemplos de excelencia narrativa son The Last of Us, de un nivel cinematográfico sin precedentes y los títulos de Quantic Dream, muy especialmente Heavy Rain, donde la forma de contar las cosas es tan atractiva que casi no vemos los engañosos trucos usados por el señor Cage para atraparnos y atarnos a las tinieblas.
Con un poco de suerte, Ubisoft habrá aprendido la lección como hizo con Assassin’s Creed, otro hype reducido a pufo que sirvió de piedra de toque para una excelente segunda parte que subsanaba la mayor parte de los criticados errores del original. Si se repite la historia, Watch Dogs 2 podría ser un juego muy a tener en cuenta.