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Entradas etiquetadas como ‘television’

Circo y obesidad, obesidad y circo

Por Encarnación Aparicio Martín

Tras el último ejercicio circense de televisión en el que la obesidad mórbida pasa de la categoría de grave enfermedad a contenido de reality show, no se puede más que mostrar perplejidad e indignación.

Ahora “los gordos”, como si de otra especie se tratara, pasan a amenizar las noches de los sábados reforzando la imagen de “menores de edad” sin ninguna capacidad de autocontrol, que deben tomar conciencia y dejarse conducir “por el buen camino”. Emma GarcíaUn novedoso enfoque, sin duda. Seguro que siempre han estado anhelándolo personalidades como Churchill, Pavarotti, Hitchcock y otros/as tantos y tantas…

Mientras, muchas de las personas que en este país padecen, sufren, obesidad mórbida, están cada vez más cansadas y hastiadas. Hastiadas de que esta enfermedad sólo se aborde desde el insulto a la dignidad, la criminalización y/o el insulto a la inteligencia. En primer lugar no “son”, “están”, en segundo lugar, no se alcanza ese grado de enfermedad sólo por adicción a la comida; no todo se reduce a la falta de deporte y de verduras. No siempre. Y aunque así fuera, no es consecuencia de una minoría de edad. Basta ya, por favor. No todos/as obvian el espejo, y sobre todo, no todos/as viven para reírse de sí mismos/as. El sufrimiento es tal, la discriminación es tal, el aislamiento es tal que en muchas ocasiones, más de las que podamos imaginar, se concluye que la vida no merece ser vivida, y se acaba con ella, o se escapa en una mesa de quirófano, en pos de esa ayuda que haga más fácil la existencia. Basta ya de hacer circo desde y con el sufrimiento.

‘Entre Todos’, un programa mezquino y cruel

Por Enrique Rivas Díaz (*)

Cuando un programa de televisión se basa en ayudar a la sociedad, ya sea denunciando casos que nos afectan a todos o solicitando ayuda para personas que lo necesitan, podemos pensar que está realizando una gran labor y, por supuesto, esto es así siempre y cuando se actúe de forma íntegra y moral.

Sin embargo, cuando esta solidaridad pasa por la indignidad de pedir caridad cuando hay derechos establecidos por ley, y que están ahí para que no haga falta recurrir a la buena voluntad de las personas, esto nos refleja claramente hasta donde llega el cáncer institucional en este país.

A estas alturas todos sabemos, al menos presuntamente, que la televisión pública, aunque no debería ser así, es un instrumento propagandista y del gobierno de turno. Donde suelen utilizarse más cortinas de humo e ideológicas que cámaras de televisión. Y, curiosamente, un instrumento que pagamos entre todos y que se usa en interés de unos pocos.entre todos

El nuevo programa de RTVE «Entre todos», un espacio cuyo formato está basado en solicitar caridad, nos ha hecho retroceder, al menos en algunos casos, a épocas donde solo les ha faltado poner antes de la emisión del programa….»el nodo».

Es reprochable, más bien indigno e inmoral, que nuestro dinero se dedique a programas como este donde, por ejemplo, se pide caridad para personas que deberían estar protegidas por ley, como son niños con enfermedades degenerativas, es decir, personas en situación de dependencia, y cuyos derechos pagamos entre todos a través de la Ley de Dependencia. Dinero, por cierto, muy bien invertido, porque no podemos ni debemos olvidar que cualquiera, incluyendo nuestros propios hijos, pueden pasar a una situación de dependencia de la noche a la mañana.

No sé si los responsables de este programa, incluyendo a su presentadora y profesionales de distintos sectores que en él colaboran, saben que vivimos en un país llamado España donde existen derechos protegidos por ley y que pagamos gustosamente entre todos. No sé si sabrán el significado de la expresión «dignidad de las personas».  No sé si se habrán planteado que, al menos en algunos casos en los que piden caridad, habría que exigir que se cumpla la ley. No sé si es que son nostálgicos de personajes como el ya fallecido fundador de AP y presidente honorífico del PP, Manuel Fraga, y donde su caridad era el decir que los españoles deberían ir en alpargatas. Cuestión que el actual gobierno, en memoria del ya fallecido Fraga, quizás consiga. Desde luego empeño no les falta.

Lo que si sé es que en un país los derechos fundamentales de las personas -como la sanidad, educación, Ley de Dependencia y servicios sociales, entre otros, y que pagamos entre todos y no para que se lo lleven en sobres, ERES, Palaus, etc.-, están siendo aniquilados. Y es una lastima que hayamos invertido en educación para que algunos profesionales en lugar de exigir derechos y que se cumpla la ley se dediquen a transportarnos a épocas franquistas donde el único derecho era la caridad.

La única duda que me queda es si el dinero recaudado se recoge en cuentas bancarias españolas o suizas, o, como marca la moda, en sobres.

(*) Portavoz de la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia en Castilla la Mancha.

Las chicas guerreras o la vacuidad deportiva

Por Ignacio Caballero Botica

Cuando una televisión privada adquiere los derechos de una competición, la misma adquiere un protagonismo desaforado en la información deportiva de dicha cadena. Objetivo; explotar un producto que han comprado y ganar dinero. Desconozco el coste del despliegue de la radio televisión pública, en principio con vocación ídem, en los mundiales de natación de Barcelona. Sin embargo, no salgoWaterpolo de mi asombro al observar que día tras día en la información deportiva del telediario la apertura siempre se hace con fútbol. Con temas relevantes y que capitanean mi insomnio veraniego; como el debut de Neymar en un torneo irrelevante, el índice de locura colectiva que el equipo blanco quiere gastarse en un jugador de fútbol o que el Jerez baja a tercera por mala gestión. Escalofriante. Vuelvo al comienzo; ¿tiene algún sentido gastarse un dineral en retransmitir un acontecimiento de máximo nivel en el que además estamos haciendo un papel notable gracias a las mujeres y al mismo tiempo relegarlas, en favor de la vacuidad informativa referente al opio del pueblo? ¿Es machismo, es torpeza, otro derroche… o todo a la vez? La pregunta es retórica.

 

Aburrido y asqueado de la tomadura de pelo

Por Ángel Villegas Bravo

Me aburre tanta tertulia, donde algunos de los tertulianos demuestran escaso respeto por sus interlocutores, se quitan la palabra unos a otros y defienden lo indefendible con un cinismo que espanta. Algunos, voceros del Gobierno del PP, demuestran una falta de imparcialidad y un partidismo indignos de alguien que se llame periodista. Porque se pueden defender las ideologías que se quiera, pero no se puede decir que lo blanco es negro.

Me aburren los torpes intentos de TVE y de Telemadrid por hacernos comulgar con ruedas de molino y por volver a las teorías conspiracionistas; me aburren los/las periodistas de cámara, haciendo funciones de acompañamiento y orientando los contenidos de los programas en la dirección que le place a los que gobiernan. Políticos cansados

Me aburre y me asquea que los que antes se referían con desprecio a las fotocopias de los papeles de Bárcenas y tachaban todo ese feísimo asunto de corrupción como mentiras, ahora lo llamen «golfo que ha engañado al Partido Popular».

Me llena de indignación la presión sobre los jueces, las artimañas de presentarse como acusación particular para entorpecer la causa contra el acusado, las quejas de los que dicen estar sufriendo acosos judiciales. Estoy más que harto de políticos inútiles, que demuestran una escasa preparación y que tienen como casi único argumento el «y tú más».

Me parece una tomadura de pelo que se tarden lustros en dictar sentencias, que los encausados se escapen, las más de las veces, de rositas y que nadie devuelva la «pasta» que ha robado. Porque todo ese dinero hace falta para aliviar a los parados, para no repagar medicinas, para los desahuciados, para los engañados por las preferentes, para unas pensiones y salarios más dignos, para bibliotecas, para no subir las tasas universitarias de manera indecente, para becas, para la sanidad y para tantas otras cosas, no sean los privilegios y las mamandurrias de una clase política que (al menos algunos de ellos, con el silencio cómplice de muchos otros) deja mucho que desear.

¿Para cuándo programas que estimulen la capacidad crítica y reflexiva del espectador?

Por Agustín Arroyo Carro

Primero fue Gran Hermano, luego Operación Triunfo, Mira quién baila, Supernani, Tú sí que vales, ahora MasterChef; incluso se especula con un MásterChef infantil. En fín, una locura, en la deshuesada y horadada realidad de la televisión en España. Está muy bien que, a través de programas de masas y entretenimiento en “prime time” se busque a personas jóvenes y no tanto con atributos de genialidad o valía aún no descubiertos y debidamente valorados.

¿Para cuándo algún programa que reflexione en profundidad con especialistas de distintas tendencias políticas e ideologías, y no ‘todólogos’ y gente de la calle, sobre los verdaderos problemas que atañen al 98% de los ciudadanos? TelevisorPor ejemplo las verdaderas causas del paro estructural que nos golpea, la pérdida de valores y logros o derechos que habíamos adquirido después de décadas de lucha, los retos inaplazables de la sociedad global, la degradación medioambiental que se maquilla en aras de un hiperproductivismo enajenado, ciego y ramplón, los efectos del sectario fanatismo religioso que enfrenta a gentes de la misma religión o de distintas confesiones, el regreso o permanencia de la explotación de millones de trabajadores en condiciones penosas y sin derechos sindicales reconocidos, las penalidades sordas y sangrantes de millones de inmigrantes y refugiados transterrados.

¿Para cuándo programas que estimulen la capacidad crítica y reflexiva del espectador medio y de nuestros adolescentes y jóvenes? Programas que estimulen el saber científico y/o humanístico en equipo, de forma colaborativa. Un poquito de nivel cognitivo y de buen gusto está reñido con la sola y pura estrategia de diversión pasiva y de rebaño pesebrero autosatisfecho.

Que la voz nos acompañe

Por Samuel García

Constantino RomeroSe apagó la voz, la gran voz de los medios. El icono del doblaje español, actor, locutor, presentador y un profesional de oro: Constantino Romero. Un adiós a la voz que dejamos entrar en casa en películas con cara de Mufasa, Clint Eastwood, Terminator o el mismísimo Darth Vader.  La voz de muchos anuncios. La voz que ha escuchado y escucharán muchas generaciones. La voz única, excepcional y probablemente irrepetible. Un adiós que a nadie ha dejado indiferente. Gracias por tu trabajo, gracias por tu voz.  Descanse en paz.

¿Por qué no ir más allá?

Por Alba Morales García

C:UserslbelenguerPicturesTU BLOGcs0001.JPGRecientemente he ido al cine y me ha llamado la atención algo que quiero compartir. En las salas de unos cines de Barcelona, la primera fila está adaptada para personas con discapacidad, lo cual les permite poder disfrutar de una película estando en un espacio más amplio y cómodo.

Sin embargo, y aunque esto sea algo novedoso por una parte, en el sentido de que es una adaptación con la que cuentan pocas salas de cine, y por otro lado algo necesario a tener en cuenta, tal vez no deberíamos quedarnos ahí.

Aunque la última subida del IVA ha encarecido significativamente el coste de las entradas de cine en este caso, ya que es el tema que nos ocupa, el hecho es que todos tenemos derecho a poder ver una película, pero las personas que sufren algún tipo de sordera por ejemplo, no cuentan con esa facilidad.

En 2010 se aprobó la Ley General de la Comunicación Audiovisual, dirigida hacia los contenidos televisivos, con el objetivo de que las personas con discapacidad visual y/o auditiva pudiesen hacer también un uso efectivo de este canal de comunicación.

En este sentido, ¿por qué no ir más allá? Es decir, por qué actuar en aquellas formas de comunicación, al margen de la televisión, para que las personas con este tipo de discapacidad puedan también aprovecharlas?

Tal vez estas líneas carezcan de cierto sentido teórico pero lo cierto es que si miramos a nuestro alrededor observaremos que todavía queda mucho para que la sociedad se adapte a las personas con diversidad funcional, y no al revés. Quizás el hecho de no encontrarnos en una situación así hace que no seamos capaces de darnos cuenta…

 

Verdaderas estrellas

Por J. R. Gallego

Teatro RealSiempre te has preguntado ¿cuánto habrá cobrado este actor o esta actriz por ese papel en esa película? Es posible que no vuelvas a hacerte esta pregunta. Últimamente están corriendo rumores de que este colectivo pretende crear una página web en la cual reflejar justamente este tipo de información.

Ya que el cine está subvencionado en este país, el ciudadano de a pie quiere saber cómo se emplea su dinero. Siguiendo la corriente actual de «transparencia» llevada a cabo por el Gobierno, la Casa del Rey, los sindicatos, el deporte, la banca y demás instituciones, este colectivo no quiere ser ajeno a estas reclamaciones populares.

Hay que reconocer que es un gesto que les honra. Lo bueno es que esta iniciativa tendrá efectos retroactivos, es decir, podrás saber toda la filmografía personal de cada uno/a y lo que percibieron por cada uno de sus trabajos a lo largo de toda su carrera, tanto personajes de cine como de televisión. No cabe duda de que es una buena noticia.

El revival televisivo en Semana Santa

Por Robert Álvarez Sastre

Ahora que de nuevo estamos en Semana Santa y con la crisis que nos lleva a antiguas remembranzas de nuestra juventud, veo con alegría que en la televisión, a pesar de los muchos canales que ahora hay, se vuelve a poner un poco de orden en la programación.

Para esta Semana Santa hay programadas películas de romanos, de la biblia y de historias ejemplares, que buena falta nos hacen. También para los que no les guste el cine clásico, o no quieran repetir a Espartaco en el circo, pueden ver a alguna folclórica tirándose a la piscina desde diferentes alturas. Mira quién saltaYo les aconsejo que si quieren un revival completo prueben a quitar el color a la pantalla y déjenla en blanco y negro. Y para los más exigentes continúa habiendo fútbol a todo meter. No estoy seguro si hay alguna corrida, pero con tanto canal seguro que pueden encontrar alguna. Volvemos al desarrollismo de la mano del más absoluto reduccionismo. Así va el país.

Da vergüenza ver que aceptamos sin más algunos contenidos televisivos

Por María Caparrós Gelabert

Hace años que la calidad de los programas de televisión están en caída libre. No puedo evitar, aun así, preocuparme ante los nuevos programas que están plagando nuestras parrillas últimamente. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? en Cuatro, Pesadilla en la cocina en la Sexta o Gandía Shore – la nueva sensación entre jóvenes y no tan jóvenes – en MTV. Madres pijas que no quieren que su hijo que no ha trabajado en su vida salga con una chica afroamericana o pobre, restaurantes con ratones muertos en el lavavajillas desde hace más de un año o tatas y tetes que se emborrachan, se pelean y practican sexo como única ocupación.

No voy a negar que entiendo el componente de entretenimiento y morbo que provoca inmiscuirse en la vida de otras personas. Una sensación de aventura desde la seguridad del voyeur que no se mueve de su sofá. Aun así, me da vergüenza aceptar que la mayoría de personas de nuestro país prefiramos este tipo de contenidos. Y, claro, las cadenas no apostaran por otro tipo de programación mientras el público sea fiel a estos formatos. La televisión es un negocio, el negocio busca dinero, el dinero se consigue con publicidad y los beneficios en publicidad se subordinan a las audiencias.

Así que nos encontramos ante el cuento de nunca acabar. Entiendo que la televisión, tristemente, funciona de este modo. Pero el caso es que confiaba en que la multiplicación de canales que permitió la TDT sirviera para diversificar las alternativas y no para multiplicar este tipo de productos. Desencanto aparte, tendremos que aceptar que la televisión es la que es pero, sobre todo, la televisión no es cultura.