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Entradas etiquetadas como ‘alimentacion’

Por la prohibición de la producción de foie gras en España

Por Igualdad Animal

Igualdad Animal congregó a más de un centenar de personas en la madrileña Plaza de Callao para pedir al Gobierno que prohíba la producción de foie gras en España, un producto que se obtiene tras someter a patos y gansos al cruel proceso de la alimentación forzada. Durante la protesta se ha reclamado además al Ejecutivo que tenga en cuenta a las más de 50.000 personas que ya han firmado la petición Stop Foie Gras.

Stop foie gras

Un momento de la protesta en la Plaza del Callao de Madrid (FOTO: Antonio García, de Igualdad Animal).

La prohibición del este producto está cada vez más extendida. De hecho, España forma parte de los únicos cinco países europeos (junto a Bélgica, Francia, Bulgaria y Hungría) que continúan produciendo foie gras. Ha sido prohibido ya en 18 países y en varias ciudades, a las que se ha unido recientemente Nueva York, donde está prohibida tanto su producción como venta.

Silvia Barquero, directora de Igualdad Animal, destaca la necesidad de nuestro país de avanzar en materia de bienestar animal y terminar con una práctica tan cruel como es la alimentación forzada: «Los ciudadanos tienen derecho a conocer cómo se obtiene este producto y el terrible sufrimiento que genera a más de un millón de patos y gansos al año. España no puede seguir a la cola de Europa en materia de bienestar animal«.

La tortura de la alimentación forzada es el equivalente a que una persona ingiriese 12 kilos de comida al día. Cada año más de 1.150.000 patos y gansos son sometidos a la alimentación forzada en España para que sus hígados crezcan hasta diez veces su tamaño normal y obtener foie gras. Comer foie gras es comer un hígado enfermo que padece esteatosis, es decir, que ha sido devorado completamente por la grasa.

Patos en una jaula minúscula

Patos en una jaula minúscula (FOTO: Igualdad Animal).

Las aves son alimentadas a la fuerza entre 2 y 3 veces al día con hasta un kilo de alimento por toma. Un maltrato extremo que es incompatible con la vida; de no ser sacrificados, estos animales morirían en pocos días. De hecho, muchos no sobreviven a las dos semanas que dura aproximadamente la alimentación forzada. Los patos usados para producir foie gras cuentan con tan solo cuatro meses cuando son encerrados en minúsculas jaulas individuales o en grupo y son alimentados mediante un tubo metálico de 30 cm.

Durante dos semanas van aumentando la ración hasta alcanzar los dos kilos de pasta de maíz al día, lo que sería equivalente a que una persona ingiriese 12 kilos de comida.

Demasiada carne

Por M. S. Capdevila

Son muchos los alimentos que, en distinto grado y según su dosis y modo de preparación, producen cáncer. El reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud no ha hecho sino concretar más algunos aspectos suyos en lo relativo a la carne, rompiendo –y eso es muy importante- el muro de intereses que intentaban disimularlo.

245863-620-465La industria cárnica ha cuadriplicado su producción en cincuenta años, a costa de “cultivar” una carne con productos muy perjudiciales para la salud, tanto respecto al cáncer como a otras enfermedades. Ha propagado la idea insana de que hay que comer carne en cantidades antes impensables.

Esto produce una erosión acelerada de los suelos, obliga a labrar otros nuevos y desgasta nuestra única Tierra. Un mismo terreno produce de diez a veinte veces más proteínas vegetales que animales.  La cría de ganado consume la mitad de los cereales y agua del mundo. Una dieta a base de carne cuesta el triple. También agrava la desnutrición de una gran parte de la humanidad.

De ahí que por mi salud, por mi economía, por mi planeta y por solidaridad con los demás y también con los animales  -criados en forma bárbara para el matadero- procuro, desde que fui tomando conciencia de estos hechos, consumir menos carne que la que mi ambiente me habían inducido a comer y que de tantas maneras nos perjudica, directa o indirectamente, a todos.

El Open de Tenis de Madrid menosprecia a los celíacos

Por Amaya Granado

El sábado pasado estuve con mi hijo celíaco en el Open de Tenis de Madrid. Cuando adquirí las entradas, claramente especifican que no se puede meter ningún tipo de comida y/o bebida, por lo que yo no me llevé nada para el niño. Tampoco permiten salir fuera del recinto para ir a comer y luego volver.

Una niña comiendo alimentos aptos para celiacos (ARCHIVO)

Una niña comiendo alimentos aptos para celíacos. (ARCHIVO)

Cuando llegué eché un ojo por los puestos de comida y son eran hamburguesas, bocatas, etc…  Fui al punto de información a preguntar. Estaba el responsable y él me dijo que no me preocupara que los stands estaban preparados y que abajo en el restaurante SetBall, también.

Llegó la hora de comer y como era lógico, los stands me dijeron que «no». Fuimos al restaurante y otro «no». Y subí de nuevo a información: el responsable seguía insistiendo en el restaurante SetBall y tuvo que bajar él personalmente para cerciorarse.

Al cabo de un rato vino y dijo que me sacaba un menú del restaurante de empleados ¿para mi hijo? Esa no era la solución. No creo que mi niño haya sido el único celíaco en pasar por allí.

También me dijo el encargado que si yo hubiera enviado un email a la organización, me hubieran autorizado a llevar mi comida. Y me pregunto: ¿esto tengo que adivinarlo? Porque bien claro dejan en la web y en las entradas que no se puede acceder con ningún tipo de alimento. Si hay algún tipo de excepción para entrar alimentos, debería quedar igualmente bien reflejado, ¿no?

Si prohíben la entrada de alimentos, deben asegurarse de tener dieta apta para este tipo de alergias/intolerancias. La dieta sin gluten no es un capricho, es una enfermedad y la organización de este evento ha demostrado un absoluto menosprecio para estos colectivos.

Me gustaría me indicarais si de algún modo puedo poner una reclamación o algo directamente a la Comunidad de Madrid para que realmente hagan algo con esto.

Al final, uno de los stands, Raza Nostra, nos sirvió la carne de hamburguesa sin pan y las patatas fritas también. Me dijeron que la freidora era sólo para patatas. Incluso a la hora de hacer el menú de Ismael, mi hijo, la chica que iba a manipular se cambió los guantes.

La nutrición y dietética, ¿una carrera de segunda?

Por Luis Cabañas Alite

Quien me conoce lo sabe. Y quien no, miente o está poco atento. Soy Dietista – Nutricionista. He estudiado la carrera de Nutrición Humana y Dietética. Para quien no sepa quién es este profesional, el resumen rápido es “cuenta-calorías”. Sinceramente, eso es como decir que el cirujano “abre y cierra cuerpos”. Y tengo un problema: me gusta mucho lo que hago.Y es que todos los que hacemos esto (de la dietética, digo) sabemos que nuestra titulación es muy poco conocida, muy poco valorada y, ¿quién no me lo ha dicho alguna vez?, una carrera de segunda (‘Ah, ¿pero es una carrera?’, me dijeron más de una vez).

Una mujer obesa ante una mesa con varios alimentos. (ARCHIVO)

Una mujer obesa ante una mesa con varios alimentos. (ARCHIVO)

¿Tenemos que asumir esto?, ¿somos una carrera ‘de segunda’? Quizá sí. Quizá sí tenemos que asumirlo. Al menos, una parte de nuestros colegas ya lo asume y se vende, o se cambia o se transmuta en otra cosa rara e inconsistente que da hasta lástima.

Pero, ¿y si tienen razón? Al fin y al cabo, seguramente no estemos representados en los equipos que consigan curar el cáncer (oh, ¡el cáncer!). Quizá sí, pero de pasada, claro. Claro. Ya.

‘Asumamos la realidad, colegas (¿cuál es la realidad?)’. Invito a que imaginen una conferencia titulada así: la sala repleta hasta la bandera. Los asistentes, expectantes. El ponente se levanta y empieza su alegato: Los dietistas-nutricionistas sólo pueden participar en el tratamiento de algunas cosas. Y entonces la gente más valiente se alza y responde. ¿Cómo se atreve a decir ‘algunas cosas’?

‘Algunas cosas’ como obesidad y diabetes (estas se las sabe todo el mundo, ¿eh?). También celiaquía, o cualquier intolerancia alimentaria. ¿Alguien dijo fructosa? Vaya. ¿Y consejo en cualquier alergia de origen alimentario?, que no se nos olvide. ¿Y la alimentación en geriatría o en la infancia? O ahora va a resultar que los viejos y los jóvenes no comen o no tienen problemas que puedan tratarse o evitarse en el futuro gracias a la alimentación (haberlos, haylos).

Incluso en hospitales, la figura promueve una mejora en la calidad de vida en Oncología, Pediatría, Medicina Interna, Cirugía,… ¡Y en bastantes enfermedades o estados! ¿Cómo? Pues se disminuye la cantidad de fármaco a proporcionar, la estancia, aumenta el éxito… Y en embarazadas o durante la lactancia y primeros años la alimentación puede ser importante (¿sólo puede?) para prevenir males mayores. Y, bueno, no hablemos de la alimentación en los deportistas, que esta también se la sabe todo el mundo (y que a mí no me acaba).

Y he conocido dietistas-nutricionistas investigadores, divulgadores… (Algunos incluso lo son todo a la vez) e incluso algunos que ‘sólo’ se dedican a tratar con la población general para mejorar su alimentación, su estado anímico (¿o ahora mejorar el aspecto no ayuda?) y, en definitiva, a mejorar su estado de salud futuro. En definitiva, los dietistas- nutricionistas deberían conocerse en la salud o en la enfermedad.

Asumamos la realidad (pero, ¿cuál?). Los dietistas-nutricionistas sólo pueden participar en el tratamiento de algunas cosas. ‘Algunas cosas’. ‘Somos una carrera de segunda’. ¿Somos una carrera de segunda? ¿Somos una profesión de segunda?

 

Circo y obesidad, obesidad y circo

Por Encarnación Aparicio Martín

Tras el último ejercicio circense de televisión en el que la obesidad mórbida pasa de la categoría de grave enfermedad a contenido de reality show, no se puede más que mostrar perplejidad e indignación.

Ahora “los gordos”, como si de otra especie se tratara, pasan a amenizar las noches de los sábados reforzando la imagen de “menores de edad” sin ninguna capacidad de autocontrol, que deben tomar conciencia y dejarse conducir “por el buen camino”. Emma GarcíaUn novedoso enfoque, sin duda. Seguro que siempre han estado anhelándolo personalidades como Churchill, Pavarotti, Hitchcock y otros/as tantos y tantas…

Mientras, muchas de las personas que en este país padecen, sufren, obesidad mórbida, están cada vez más cansadas y hastiadas. Hastiadas de que esta enfermedad sólo se aborde desde el insulto a la dignidad, la criminalización y/o el insulto a la inteligencia. En primer lugar no “son”, “están”, en segundo lugar, no se alcanza ese grado de enfermedad sólo por adicción a la comida; no todo se reduce a la falta de deporte y de verduras. No siempre. Y aunque así fuera, no es consecuencia de una minoría de edad. Basta ya, por favor. No todos/as obvian el espejo, y sobre todo, no todos/as viven para reírse de sí mismos/as. El sufrimiento es tal, la discriminación es tal, el aislamiento es tal que en muchas ocasiones, más de las que podamos imaginar, se concluye que la vida no merece ser vivida, y se acaba con ella, o se escapa en una mesa de quirófano, en pos de esa ayuda que haga más fácil la existencia. Basta ya de hacer circo desde y con el sufrimiento.

Niños en la pobreza y comida a la basura

Por Verónica Martín López

Hoy en día, en un país desarrollado como es España, más de dos millones de niños viven bajo el umbral de la pobreza; imagínense que es su caso, o quizás sea realmente su caso, ¿Cuál sería su desesperación por darle a vuestros hijos un plato de comida? ¿Qué hacer al respecto? Que su hijo o hija le pida comer porque tiene hambre y no poder resolverle esa necesidad tan básica y necesaria para el ser humano. Supermercados que tiran toneladas de alimentos al día y se niegan a donar esos alimentos, los tiran sin piedad en buen estado solo porque la fecha de caducidad se aproxima; les importa más lo que es la estética de su comercio que aprovechar estos alimentos y poder entregárselos a asociaciones que los ofrecen y poder dar de comer a niños que no tienen ninguna culpa de la crisis económica. A los que realmente tienen parte de culpa no les falta ninguna de las cinco comidas al día, ni tampoco su sueldo al final de mes. Es intolerable que se arrojen cada año nueve millones de toneladas de comida a la basura y mientras tanto sigamos viendo cómo empeora la situación en este país.

Anulación del Festival Celiaco, una injusticia

Carmen Semprún (madre de una persona celiaca)

Esta sería la 30 edición del Festival Celiaco si no fuese por la anulación que han hecho del mismo motivado, parece ser, por la desgracia ocurrida en el Madrid Arena. Nada tiene que ver el lugar anteriormente citado con el que habitualmente celebra el colectivo celiaco de Madrid, ya que se efectúa en el pabellón de La Pipa (Casa de Campo) que, por cierto, ha dado el visto bueno a la celebración del Rastrillo después de algunas “gestiones de alto nivel” celebradas entre distintas personalidades, según han reflejado las televisiones.

Los celiacos ¿discriminados? Nunca hemos tenido ningún tipo de emergencia que nos justifique la anulación sufrida. Es un “poner el parche antes de que salga el grano” injustificable a todas luces, ya que se trata de un colectivo de pacientes muy numeroso (1 de cada 100 nacidos vivos lo es potencialmente) y es prácticamente la única ocasión en que, a nivel general, nos reunimos para cambiar impresiones, recoger nuevos datos, etc., así como para propiciar que todos (niños, jóvenes y adultos) puedan disfrutar de un día con actividades lúdicas y culturales.

Quién sabe cuánto costará el pan y cuánto costará el móvil

Por Alejandro Prieto Orviz

Según se desprende de una encuesta realizada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el 63 % de las personas con edades comprendidas entre los 18 y 35 años consideran que las profesiones de relacionadas con la agricultura, la ganadería y la pesca son anticuadas, caducas y se encuentran en decadencia. Que el trabajo en el campo y en el mar es duro, sacrificado, modesto en ganancias y pobre en éxito social respecto a otras muchas actividades no es algo novedoso; de hecho, muchos de nuestros padres abandonaron sus pueblos y aldeas en busca de alternativas alejadas del arado, las cuadras y las redes. Sin embargo, una cosa es el estatus alcanzado a través de tan dignas y necesarias labores -en clara desventaja respecto a, por ejemplo, ocupar una silla de colaborador en un programa telebasura o especular con el precio de los alimentos– y otra declararlas prácticamente en periodo de extinción, pues, hasta ahora, aún no ha sido creada una aplicación informática capaz de llenar el llenar el estómago y saciar el hambre. Con las perspectivas demográficas de cara al futuro próximo y los previsibles estragos causados con motivo del cambio climático, quién sabe si llegará a tener más valor una barra de pan que un móvil.