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Entradas etiquetadas como ‘hogar’

El boomerang español

Por Rocío Muñoz

Jóvenes en un parque (Europa Press).

Jóvenes en un parque (Europa Press).

¡Mamá, papá me voy de casa! Esta es una frase que no se escucha en los hogares españoles. Los jóvenes, no sólo tenemos complicado pagar las tasas universitarias, encontrar un empleo en el que no seamos becarios durante dos años y que, por tanto, nuestro sueldo no sea irrisorio, sino que, ahora hasta los treinta casi no nos podremos independizar y empezar a «vivir nuestra vida», porque el único sitio al que nos podemos ir a sobrevivir, económicamente hablando, es la casa de muñecas que nos regalaron cuando teníamos seis años.

A diario, nos dicen que somos el futuro del país, y que debemos devolver a España aquella magnifica frase que decía «España va bien». Sin embargo, no nos lo ponen fácil. No hay muchas ayudas para el acceso a la primera vivienda, hay una alta tasa de paro juvenil y cuando se tiene empleo los sueldos son precarios. Creo que la frase que más van a escuchar en los próximos años será ¡Mamá, papá, vuelvo a casa, porque España no va bien!

Se te va a pasar el arroz

Por Estefanía O.

Una mujer ríe satisfecha y feliz (Gtres).

Una mujer ríe satisfecha y feliz (Gtres).

Las mujeres solteras seguimos así por muy diversos motivos. Algunas porque así lo han querido siempre, otras porque la vida así se lo ha deparado y muchas más las que vivimos pensando en lo maravilloso que resulta sentirse libre. Y es que la falta de ataduras muestra, aunque muchos no lo vean así, la madurez intelectual más preciosa que puede existir.

Me he dado cuenta de que existe un cierto consenso entre las familias tradicionales de nuestro país de enjuiciar rápidamente a la mujer soltera y ver en ella a una paria. Por suerte, la sociedad ha avanzado mucho y son cada vez más las mujeres que deciden ser solteras, y son muchos los padres que aceptan y se resignan al contemplar cómo la niña de la casa decide seguir siendo un pájaro solitario que hace lo que le viene en gana.

Ya desde muy niña he amado la soledad y la libertad. Los libros han acompañado mis horas y me han llenado de felicidad. Y creo que, si en algún momento me enamoro de alguien, ese momento y ese alguien debe estar impregnado de aquello que más admiro en este mundo: la sabiduría. Si llega ese alguien cargado de sabiduría y libros acumulados a su espalda, me enamoraré. Porque sólo un libro humano puede vencer mis resistencias. Y creo que el arroz no se pasa nunca. Siendo el amor un sentimiento atemporal e infinito, a buen seguro que puede llegar en cualquier momento de la vida. O puede no llegar nunca.

Hay muchas razones para seguir soltera y también son muchas las razones para querer no seguir soltera. Lo que jamás va a determinar los sentimientos hacia mí misma y los juicios de valor que yo pueda formularme es una frase tan vacía y anodina como «se te va a pasar el arroz«.

La mujer siempre ha puesto límites a su propia libertad, se ha cortado las alas y ha querido amputar las posibilidades que el género masculino siempre ha contemplado. Estoy y quiero ser soltera y, hasta que me muera, voy a hacer lo que más, mejor y mucho pueda y quiera.

 

Feliz día, mamá

Por Adrián Gómez-Rey Benayas

Hoy, como cada primer domingo de mayo, es el Día de la Madre. Un día ideado para acordarnos de ellas, esas personas con un sexto -o séptimo, si hace falta- sentido en lo que respecta al cuidado de sus hijos, y que la mayor parte de las veces no las consideramos como se merecen.

Una madre abrazando a su hija (Gtres).

Una madre abrazando a su hija (Gtres).

Y, aunque aquí siempre aparezca el hijo/a ejemplar que diga que eso es mentira, no nos podemos imaginar el sacrificio de estas mujeres que, impulsadas por un instinto biológico que les empuja a tener una criatura que solamente les va a dar dolores de cabeza en un principio, renuncian a gran parte de la libertad que tenían. Y es que aún hoy en día se desconoce en qué parte del embarazo las madres adquieren esas capacidades sobrenaturales (que parecen venir de serie con la placenta) para poder entender el lenguaje de los llantos de los bebés; para poder actuar como termómetros humanos cuando su hijo tiene fiebre y para tener los conocimientos equivalentes a un máster de economía y saber si ese juguete extra que en unos días acabará olvidado en un rincón de la casa puede entrar en el presupuesto.

También adquieren la capacidad para esconder el dolor, ya que, aunque por dentro estén destrozadas por diversos motivos como un matrimonio que acabó mal y que terminó como otros muchos, en divorcio, son capaces de sonreír y convencer a su hijo/a de que absolutamente todo va bien. Consiguen la fortaleza para hacerse cargo de cualquier situación adversa y encontrar una salida airosa. Aprenden las facultades pedagógicas para ayudar a su hijo a entender los problemas del colegio o instituto y se impregnan de la sabiduría para darles consejos sobre la vida, deseándoles siempre lo mejor, y sobre todo ofreciéndose en todo momento con mucha paciencia. Es la paciencia con la que las madres ven que sus hijos llegan a una edad donde se resisten a mostrar su afecto públicamente. Y más adelante empiezan a percatarse de que la mayor parte de su vida se les ha pasado cuidando de sus hijos quienes tal vez la vean ahora como un estorbo.

Sin embargo, hoy me gustaría hacer honor a estas valientes mujeres, que lo han dado absolutamente todo altruistamente. Y es que en esta vida, al igual que hay que mirar hacia delante para saber hacia dónde vamos, también es preciso mirar hacia atrás, recuperando la casa familiar (ese lugar en el que crecemos queriéndolo abandonar, y cuando lo dejamos, pasamos a añorarlo) para recordar de dónde venimos. Y en ese momento vuelve a surgir la figura de nuestra madre.

Así que, por todo esto y por mucho más, feliz día, mamá.

 

 

A la hora de alquilar exigen condiciones no acordes con la situación actual

Por Álvaro Fernández Misas

272298-933-1400Ya ha pasado un mes. Un mes desde que comencé a buscar piso para independizarme e irme a vivir con mi actual novia. Un mes consultando webs de búsqueda de pisos en alquiler, concertando visitas a pisos, intentando puentear a inmobiliarias, intentos fallidos de negociaciones…Y después de un mes, sigo igual. Con los papis.

Vivo en Madrid, así que muchos comprenderán mi desesperación. De todos es sabido que el nivel de vida de Madrid capital es altísimo. Asfixiante, más bien. Y es que la situación roza lo absurdo. A los precios desorbitados e hinchadísimos de los pisos hay que añadir unas condiciones y unas garantías exigidas al inquilino que están totalmente fuera de lugar. Pase lo de pagar un mes de fianza pero, ¿cómo se entiende, con la que está cayendo, que se pidan varios meses de fianza y avales bancarios? ¿Cómo se entiende que, a parte de la fianza, debas pagar un mes completo a las inmobiliarias? Y lo que es la repanocha, ¿cómo se entiende que pidan contrato indefinido a todas aquellas personas que vayan a vivir en el inmueble? ¿Contrato indefinido? Por Dios bendito, si de la totalidad de los contratos de trabajo actuales, sólo el 2% son indefinidos. Que sí, que se debe demostrar solvencia y todo lo que tú quieras pero, oye, la situación es la que hay. Y lo que yo veo son exigencias no acordes a la situación actual y precios que, sólo los que cobran más de 1300 euros netos mensuales pueden permitirse. Y aun con ese sueldo, irían pillados.

La cosa es que no dejo de darle vueltas a una cuestión. Entiendo que el mercado inmobiliario se rige por intereses puramente económicos y particulares y que es algo que se sitúa fuera del alcance de la Administración pero, en un país donde el derecho a una vivienda digna es un derecho fundamental y recogido en la Constitución Española, ¿no debería acaso intervenir el Estado y controlar parte de ese mercado? ¿No debería establecer límites reglas y garantizar tanto a propietarios como a inquilinos unas condiciones óptimas que no perjudiquen, sino que favorezcan a ambas partes? ¿No debería el Estado premiar o penalizar según los casos?

Tenía 3.500 amigos en Facebook y murió solo

Por Marga Alconchel

José Ángel vivía en un pueblo de Pontevedra rodeado de basura, aunque él probablemente no la definía así. Recogía cosas de los contenedores montado en una de las bicis que también había rescatado. Enfermo de síndrome de Diógenes, acumuló tal cantidad de trastos alrededor de su pequeña casa que sólo podía entrar y salir por una ventana. Por donde entró la policía para recuperar su cuerpo, que ya llevaba una semana muerto.
 
Tenía 51 años, vivía solo y estaba solo en el mundo real, aunque tenía 3.544 amigos en Facebook y se comunicaba habitualmente por Whatsapp. Precisamente uno de sus contactos, una mujer de Canarias, avisó a la policía de Vigo porque hacía una semana que no le contestaba.  Lo encontraron, salió en los medios, había nacido en Vigo, se explicaron los datos conocidos. Nadie reclamó su cuerpo, nadie se presentó como familiar o amigo real. El ayuntamiento se hizo cargo del entierro como acto de beneficencia, y fue colocado en el cementerio de Pereiro tras el número 113.
La noticia que recogen los medios recuerda otros casos de indigentes que en pleno invierno han hecho fuego para calentarse y el humo ha acabado asfixiándolos, o el fuego calcinándolo todo, sin que nadie se haya dado cuenta hasta que el olor se ha hecho insoportable o los bomberos lo hayan entresacado de los restos.
 
Acumulación de basura en casa de un enfermo de Síndrome de Diógenes (Wikipedia).

Acumulación de basura en casa de un enfermo de Síndrome de Diógenes (Wikipedia).

Dicen que ellos no quieren ir al médico, dicen que viven así porque quieren, dicen que no aceptan los servicios de beneficencia de las Administraciones. Lo que no dicen con tanto énfasis es que son personas enfermas, personas que en algún momento perdieron el camino para relacionarse con los demás, personas que quedaron atrapadas en sus propias telarañas mentales y no encuentran la salida.

El espacio físico que una persona considera “su casa” es, literalmente, su refugio, el  lugar donde se siente a salvo. Para ellos, acudir a un centro donde le faciliten ayuda con la casi obligación de ducharse (tiempo que algunas veces emplea la organización para tirar sus ropas mugrientas y darle otras limpias), es un momento de mayor vulnerabilidad: desnudo en un ambiente extraño, y encima, despojado sin permiso de la ropa que llevaba puesta. Para los ojos del mundo, les hacen un favor. Para sus ojos dolientes, les avasallan su poca dignidad.
 
No quieren ir al médico, según la opinión más extendida. Un médico se empeña en tomarte la presión o pincharte para medirte el azúcar, actos que se ejercen sobre un cuerpo que no suele estar limpio. A la sensación de vergüenza se añade la de intromisión. Y después vienen los imposibles: la cantidad de medicinas que se le recetan, gente que no tiene tarjeta médica o que la tiene de beneficencia, a la que le resulta muy complicado seguir tratamientos, tomarse mediciones, hacerse analíticas, además de las larguísimas esperas.  ¿Y todo eso para qué? Para que la tos no resuene en la barraca en la que viven, para que no le pique tanto el sarpullido de tocar cosas corrompidas.  Remedios para unas enfermedades difíciles, porque el primer tratamiento sería cambiar de vida.
 
Se habla de Ley de Dependencia, de Síndrome de Diógenes, de Síndrome de Noé (acumular mascotas abandonadas). Son derrumbes humanos, personas que están vivas porque la vida se abre paso por encima de todo, pero que anímicamente andan muy al límite. Las Administraciones, desbordadas, tramitan docenas de denuncias de vecinos, acuden los servicios asistenciales. Ponen en marcha toda una maquinaria con muy buenas intenciones, pero demasiado burocrática para unas personas que necesitan, por encima de todo, a personas.
 
El problema es complejo, porque cuando se llega a esos límites, la estructura interior que nos mantiene “normales” a todos, en ellos se ha desfigurado hasta perder toda la fuerza. Pueden haber llegado a ese estado desde cualquier punto de la vida, desde una ruptura amorosa, una muerte que no superan, un fracaso laboral o una insatisfacción vital profunda. En todo caso, siempre va pareja una depresión que les pone plomo en las alas. Quieren ayuda tanto como la temen, porque los cambios alteran su pequeño mundo y siempre pueden traer algo destructivo.
 
El eje de su estado es una soledad enorme y una enorme distancia con el mundo, y ambas son causas una de la otra. Quizás el primer paso y el tratamiento a largo plazo sería una labor continua, indesmayable, de sicólogos, de educadores de calle, de personas con los conocimientos y la disposición para salvar a esas personas de su propio derrumbe interior antes de que la casa se les caiga encima.

A veces la calefacción encendida es un lujo

Por Maite

Una mujer regulando la calefacción (Gtres).

Una mujer regulando la calefacción (Gtres).

Leo repetidamente en los periódicos acerca de la pobreza severa que azota a algunos hogares y, entre las carencias básicas, encuentro el no poder poner la calefacción. Yo crecí felizmente en una casa fría sin poner la calefacción salvo en contadas ocasiones, y aún hoy cuando a base de mucho trabajo de mis abuelos y padres la situación es mejor, no es algo que tengamos encendido por defecto. Todos queremos todo, pero distingamos lo que es básico y no, que estar calentitos y en manga corta en casa está muy bien, pero si no se puede pagar, hay batas, mantas y batamantas estupendas que hacen muy bien su función (hablo por experiencia propia).

Activad las alarmas contra la violencia de género

Por Adriana Llanos

Spot del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para prevenir la violencia de género en la pareja.

Spot del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para prevenir la violencia de género en la pareja.

Yo que vengo de Venezuela un país latinoamericano donde la violencia está a la orden del día, aún sigo impresionada al ver que cada vez son más las muertes de mujeres por sus parejas, un hecho que parece ser más de la época barbarie que de pleno siglo XXI.

La mayoría de mujeres no denuncia y las que lo hacen aún siguen siendo atacadas ya que no se les brinda la mayor seguridad. Es un tema complejo, todos nos quedamos sorprendidos ya que al parecer en su mayoría eran parejas felices y normales, pero es que vemos caras y no corazones así como de la puerta de casa hacía adentro las cosas pueden resultar muy diferentes a lo que demuestran en su entorno.

A todas las mujeres que son agredidas y atacadas de manera física y psicológica no dejen de denunciar, de acudir a las autoridades o especialistas sino que también confíen en sus familiares y activen las alarmas.

 

Una oportunidad de oro

Por Mª Candelaria Tejera González

Padres que se quedan en paro y abuelos que se prejubilan por la crisis. Algo bueno se puede sacar de esta situación, y es que recuperemos el control de nuestras familias y nos unamos ante la adversidad. ¿No hay dinero para llevar a los niños a las guarderías? Pues si papá, mamá o el abuelito/a están ahora en casa, esta es una gran oportunidad para que cuiden personalmente de sus pequeños. Ellos sin duda lo agradecerán. guarde

La mayoría necesitamos trabajar para vivir, y el uso de las guarderías se vuelve una necesidad. Pero también abusamos de ellas, delegando en terceros la crianza de nuestros hijos, dejándolos allí desde demasiado pequeños. Parece que es obligatorio escolarizarlos cuanto antes posible, aunque a ellos no les guste, aunque lo pasen mal alejados de sus figuras de apego. Las guarderías están viendo reducirse su clientela por la crisis y tratan de atraerla con descuentos. Me escama que vendamos a nuestros hijos tan barato. Ya que por muy poco dinero que nos cueste ese servicio, si no lo necesitamos porque estamos presentes nosotros, ¿para qué lo vamos a usar? Me gustaría pensar que estas estrategias comerciales no van a dar el resultado esperado y que, sintiéndolo mucho, estos negocios terminarán por reconvertirse en otra cosa para salir adelante. Espero que en el futuro, gracias a esto, exista una generación de críos que quizá no tuvieron tantas cosas materiales de pequeños, pero disfrutaron del cuidado de sus seres queridos.

¿A quién beneficia el nuevo certificado de eficiencia energética para viviendas?

Por Enrique G Blanco

Certificación energética viviendasRecientemente he escuchado en un medio de comunicación una noticia en la que se hablaba de la entrada en vigor este mes de junio de una exigencia para todas las viviendas que se pongan en venta o alquiler, consistente en la realización de un certificado de consumo eficiente de energía. Según una persona experta que explicaba la importancia del mismo, va a servir, entre otras cosas, para hacer unas recomendaciones sobre las pequeñas obras necesarias para que en cada vivienda consumamos menos energía y emitamos menos contaminación al medio ambiente. Este certificado, al parecer, va a tener un coste en torno a 250 euros y, según la noticia, será realizado por una empresa privada homologada.

En mi opinión, todo lo que contribuya a que ahorremos energía y emitamos menos contaminación al medio ambiente me parece bien y cualquier consejo que se pueda dar a los ciudadanos para que ahorremos energía o contaminemos menos también es bueno e incluso necesario. Lo que no veo tan bien es que el ciudadano tenga que pagar a una empresa particular por la realización de ese certificado. Me pregunto si no podría realizarlo por un módico precio personal especializado contratado por la misma administración pública con competencia en materia de energía y medio ambiente y hacerlo extensible a todas las viviendas en general.

Como ciudadano, lo que más me preocupa e indigna es que los nuevos impuestos que nos exigen puedan terminar llenando los cajones privados, en vez de los de la administración que al menos beneficia a todos.

Las dos caras de la dación en pago

Por Moisés Gómez Díaz

Tras la comparecencia de la representante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en el Congreso de los Diputados se ha reavivado el debate acerca de la conveniencia de la introducción de la dación en pago en nuestro ordenamiento jurídico. Si bien se hace referencia frecuentemente a que este mecanismo existe en otros países desarrollados, lo cierto es que las leyes de sobreendeudamiento –que es el instrumento jurídico que regula la dación en pago- sólo la permite bajo condiciones muy restrictivas.

ILPSi bien la intención es loable, en el debate público no se hace referencia a las consecuencias negativas que la dación en pago tendría para los nuevos compradores de vivienda: los bancos darían mucho menos crédito y a mayor precio, dado que el riesgo aumentaría. Esto tendría consecuencias buenas, como una importante bajada de los precios de los pisos; pero mucha gente no podría acceder a una vivienda en propiedad –algo que en España es para gran parte de la población algo muy importante-. En países como los Estados Unidos y Canadá es muy difícil acceder al crédito hipotecario sin avales públicos precisamente por la existencia de la dación en pago.

Es por ello que es importante presentar los factores a favor –bajada de precios y la inexistencia de una deuda de por vida- y los factores en contra –imposibilidad de una parte importante de la población con trabajo de acceder a un crédito hipotecario- al plantear de forma pública este tema.