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Entradas etiquetadas como ‘matrimonio’

El compromiso de fidelidad es una fantasía

Por Rodrigo Solís

Una mujer besando (Gonzoo).

Los labios de una mujer (Gonzoo).

Una pareja decide contraer nupcias. Se pacta fecha para el evento, se prepara la iglesia para la ceremonia religiosa y el local para celebrar la fiesta. El siguiente paso es la despedida de solteros. El hombre se marcha con sus amigos a un destino desconocido. La mujer, a la playa con sus amigas. Justo en esa fecha, el matrimonio más famoso del mundo, anuncia su divorcio a la prensa. En realidad, a nadie le importa mucho. Las celebridades cada día son menos populares desde el instante en que los mortales empezaron a tener acceso a sus cinco minutos de infamia en la palma de la mano.

Tememos y condenamos al estado islámico por sus actos barbáricos, pero nos parecemos a ellos más de lo que creemos. Observamos indignadísimos en la pantalla imágenes y vídeo de la fiesta de despedida: la futura novia se besa con un hombre. En las redes sociales aún no existe la opción “lapidar”, pero lanzamos insultos y burlas más filosas que las piedras. La presión social acorrala al novio y le obliga a cancelar el compromiso de boda.

¿Por qué? Siendo justos, ella no incurrió en ninguna falta. Las despedidas de solteros, no nos engañemos, son el buffet al que asistimos antes de comenzar una dieta que durará (en teoría) toda la vida. Si no es así, para evitar malos entendidos y penosas rupturas, deberíamos cambiarle el nombre a, por ejemplo, “otra aburrida fiesta con amigos”.

Enfundado en el traje del abogado del Diablo, si me permiten agregar, el compromiso de fidelidad en pareja es una fantasía tan grande como una catedral. Más temprano que tarde, alguno de los dos caerá en la tentación de sentir o imaginar entre sus brazos a otro cuerpo distinto al que juraron exclusividad. Nos ahorraríamos millones de pesos en juzgados, abogados y demandas (y escarnio público), si nos enfocáramos en descifrar si poseemos la capacidad del perdón antes de prometer algo contra natura.

Hablo español, casada con español, cotizo, pago hipoteca… pero no estoy integrada

Por Ibeth Barragán

He recibido con gran estupefacción la resolución de denegación de nacionalidad por residencia, con un motivo nada objetivo del juez de Getafe, quien dictamina que no he aportado suficiente grado de integración en la sociedad española. El significado de integración social es participar del nivel mínimo de bienestar sociovital alcanzado en un determinado país. BanderaNo es suficiente grado de integración hablar perfectamente el idioma español, habiendo nacido en Colombia, país de habla hispana y con descendencia española. Cotización a la seguridad en los últimos 7 años de residencia en este país. Trabajando actualmente y aportando cada día a esta sociedad. Casada con un nacional español desde el 17-07-2010. Hipoteca de 20 años de mi actual residencia…

Carta de un militar gay al ministro de Interior

Por Alberto Linero Marchena

72465Fui el primer militar gay en contraer matrimonio entre militares en España. He callado mucho tiempo pero tras escuchar al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, no puedo más. Lucharé contra todo este sistema que está vulnerando el derecho a vivir en libertad. A los que nos gusta luchar por los derechos de todos, no creo que nos veamos reflejados en usted. Me da vergüenza que este país no solucione los problemas desde arriba. Con vuestras medidas recaudatorias estáis dejando a los ciudadanos sin los recursos esenciales para “la pervivencia de la especie”. Me da vergüenza ajena tener un ministro del Interior que diga semejantes barbaridades.

¿Desde cuándo el matrimonio ha tenido relación con la pervivencia de la especie? ¿Desde cuándo no existen embarazos de personas solteras? Tengo una hermana lesbiana que dará a luz a mi sobrina. Si existe la libertad de creencia religiosa, es contradictorio que no se dé oportunidad a otras religiones a que sean materia educativa. Señor ministro, no debería confundir la biología con la ley. Si de verdad se siente usted preocupado por el número de hijos engendrados, podría plantear a su Gobierno políticas de protección social que no conviertan tener un hijo en un problema. ¿Qué especie quiere preservar, la de familias que se quedan en la calle tras perder hogares? Por si lo ha olvidado, si es que llegó a saberlo, el matrimonio civil que reconocen las leyes del país del que usted es ministro, esas que juró cumplir y hacer cumplir, es un acuerdo de convivencia y socorro mutuo entre dos personas independientemente de su sexo. Con este comentario, este señor demuestra que ser inteligente no es un requisito para llegar a ministro.

El ministro, los gays y la especie

Por Jon García

«Darwin… y Stalin le hubieran aplaudido»

Mi madre suele decir que el amor y el dinero son dos cosas que no se pueden ocultar. A lo que, seguramente, también habría que añadir la homofobia, un defecto -sin cura- que transforma en intolerante e inquisidor a quien lo padece. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se dejó llevar por sus moralinas religiosas en un coloquio sobre religión que tuvo lugar en Roma y, mostrándose en tono ufano, soltó de perla su rechazo hacia el matrimonio homosexual porque «no garantiza la pervivencia de la especie». (Nada mejor que echarse a la carretera y distanciarte unos kilómetros para mostrarse tal cual eres, como diría aquél). ministro del InteriorSeguramente, de haber estado presente Darwin le hubiera dado la razón, aunque también le hubieran aplaudido Hitler o Stalin si hubieran estado de público. Y es que precisamente este es el problema: la intencionalidad con la que se habla. El ministro esconde sus fobias homosexuales tras argumentos de biología molecular que nada tienen que ver. La especie, sr. ministro, seguirá perpetuándose per sécula seculorum a pesar de intolerantes como usted, ya que como ocurre con la gallina y el huevo, entre el hetero y el gay no sabría decir quién fue el primero.

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Por Enrique Chicote.

«De todo hay en la viña»

El argumento de Jorge Fernández Díaz es, hoy por hoy rigurosamente cierto. No obstante, habrá a quienes les preocupe sobremanera la pervivencia de la especie, como al señor ministro, y habrá a quienes les importe un bledo. Lo grandioso de vivir en un sistema plural de libertades es que los primeros puedan ponerse a procrear con la intensidad que sus órganos sexuales les permitan y los segundos a lo que les plazca, pues de todo hay en la viña de Señor, don Jorge; frase que como usted bien sabrá en calidad de miembro supernumerario del Opus se atribuye nada menos que a San Mateo, hace más de dos mil años.

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Por F. Gomis

«Una perogrullada, por no decir una tontería»

Negando que lo haga por motivos religiosos, el piadosísimo ministro del Interior ha afirmado que se opone al matrimonio gay –es decir, a nuestras leyes, poniéndolas así en peligro desde su puesto- por argumentos racionales, ya que “no garantiza la pervivencia de la especie”. Por supuesto que no lo garantiza: eso es una perogrullada, por no decir una tontería. Pero tampoco hace falta que lo haga.

Esto se debe a varias y reales razones científicas. Porque todos somos genéticamente bisexuales. Porque el número de homosexuales que se dicen exclusivos no supera el 6% de la población. Porque muchos hijos son concebidos fuera del matrimonio. Y porque lo que con frecuencia no asegura de verdad la pervivencia de una especie es lo contrario: la excesiva proliferación; de modo que la naturaleza, cuando hay superpoblación en una especie –moscas o personas- fomenta la aparición de conductas homosexuales en los estadios superiores de la que los estadígrafos llamamos curva de Pearl.

Zapatero ministro Fernández Díaz, a tus zapatos, sin intentar con falsas razones imponernos, debido a sus peculiares convicciones religiosas, conductas a las que nos inclina la naturaleza para asegurar nuestra supervivencia. Más aún: nuestra crisis actual se debe en parte también a sus peculiares convicciones religiosas de que ciertos métodos anticonceptivos eficaces son “antinaturales”, prohibiéndonoslos o dificultando ahora su acceso, lo que ha agravado nuestra superpoblación, hacinamiento, contaminación, desempleo, etcétera. F. Gomis.

La fe del ministro

Por Diego Mas

En principio, la fe de un ministro no tiene interés para nadie más que para él, aunque sea el ministro del Interior. No importaría, pues, que Fernández diga, a pesar de la sentencia del Tribunal Constitucional, que “sigo creyendo que el matrimonio es entre hombre y mujer”. Pero en España sí importa, y mucho. Porque Fernández está tratando de ocultar lo que él y el PP trataban de hacer con su recurso ante ese Tribunal: impedir por ley que otros ciudadanos tuvieran los mismos derechos que ellos para realizar un contrato civil de convivencia con otra persona, llamado matrimonio. Y no podemos olvidar que su partido ha sido fundado y han pertenecido y pertenecen a él personas que proviene de un régimen que condenaba a los homosexuales a la cárcel e incluso a la muerte. Así de claro, como así de dura y peligrosa es la ideología de no pocos de los que nos gobiernan aún en los más altos organismos del Estado. Con razón les suena fatal todo lo que sea que otros hablen de “memoria histórica”, aunque ellos no hagan sino santificar la de carniceros como Franco o Queipo de Llano. Esto nos exige una profunda y constante alerta para no perder nuestros derechos, nuestra libertad física e incluso algo más.