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Cáncer, ¿pacientes o casos de estudio?

Por Marissa Pani

Un médico atendiendo a un paciente. (EFE)

Un médico atendiendo a un paciente. (EFE)

Lamentablemente, el cáncer es una enfermedad que me ha tocado de cerca. La última experiencia ha sido con un amigo. Tras varias sesiones de quimioterapia y una complicada operación, le dijeron que estaba curado.

Un mes después, en un examen de control, le detectaron una mancha en el pulmón que podría tratarse de metástasis. Era muy raro ya que su tipo de cáncer no se comportaba de esa manera, pero le dijeron que «era un caso de estudio«. Sugirieron realizar un tratamiento muy agresivo que incluía varias sesiones de quimioterapia y concluía con un trasplante de médula, a pesar de que no estaban seguros del diagnóstico.

Mi amigo empezó el tratamiento de quimioterapia, pero gracias a tener recursos económicos pudo realizar una ‘interconsulta’ con un médico especialista en Estados Unidos, quien finalmente le confirmó que era un falso positivo, que estaba curado y que no era necesario realizar ningún tratamiento. Por suerte sólo había realizado la primera etapa del complicado tratamiento sugerido.

Esta historia ha terminado bien, con sufrimiento para la familia y sobre todo para mi amigo, pero yo me pregunto: ¿Cuántas quimioterapias ‘por si acaso’ se realizan? ¿Cuántos casos son ‘para estudio’? ¿Somos pacientes o somos casos de estudio?

9 comentarios

  1. Dice ser Carlos

    Me alegro por tu amigo, pero yo denunciaría a la de ya para que estos casos de ser ciertos se dieran a conocer a la de ya.

    Y los casos de conozco normalmente toman muestras o sea biopsias, no te dan quimio por si acaso.

    18 marzo 2014 | 17:09

  2. Dice ser Montse

    Mi caso es uno de esos que no salen en los anuncios de la tv.

    A mi madre le diagnosticaron una metástasis. Tres años después estaba muerta.

    Lo que los oncólogos no suelen decirte al comienzo de la «aventura» es que las metástasis raramente se curan de modo que durante dos años estuvo recibiendo quimio sin ningún tipo de resultado.

    Al final, cuando ya estaba muy mal, cuando comenzábamos a tener dudas acerca del buen criterio del oncólogo, cuando a todas luces no había ningún tipo de esperanza para ella, el médico le dio una sesión purísima de quimio que acabó con ella.

    Finalmente tomamos las riendas de la situación y optamos por la sedación.

    No culpo al médico de la muerte de mi madre (estaba sentenciada desde el principio), pero sí de la mala gestión de la situación, sobre todo teniendo en cuenta el desconocimiento de medicina que tiene la gente de la calle a la que no le queda más remedio que confiar en sus médicos.

    Culpo al médico de haberle suministrado a mi madre químicos innecesarios que perjudicaron su calidad de vida considerablemente, de la falta de claridad… Los médicos tienen los conocimientos, pero no deben tomar decisiones; deben darnos toda la información y que la decisión sea siempre nuestra.

    Afortunadamente dimos con otros médicos (médicos internistas, médicos del dolor…) maravillosos que facilitaron mucho nuestro viaje.

    18 marzo 2014 | 17:21

  3. «El amor causa a veces tanta desazón que en lugar de producir gozo decimos que mata. San Juan de la Cruz lo definía por eso como un no se qué que mata con no se qué, y santa Teresa sufría por ello como nadie: “Hirióme una flecha, enherbolada de amor”.

    A las palabras les ocurre más o menos lo mismo. Aunque no nos demos cuenta, cuando se utiliza cualquiera de ellas no solo se “dice” algo sino que se realiza una acción que puede modificar lo que hay a nuestro alrededor y, por tanto, nuestra conducta. Eso significa que las palabras tienen capacidad performativa o, según Derrida, “el poder de transformar la realidad”.

    Cuando se utiliza la expresión austeridad para referirse a las políticas de recortes no es por casualidad. Con ella se genera un sentimiento de culpa que genera sumisión porque interpreta la pérdida de derechos que conllevan como la consecuencia inevitable de nuestro gasto previo excesivo. Además, la inmensa mayoría de las personas consideramos la austeridad como un valor positivo, así que cuando se utiliza esa palabra asociada a una determinada política económica se está consiguiendo que se de por buena con independencia de lo que lleve consigo, de su contenido real.

    La evidencia empírica muestra que si la deuda que se quiere combatir con recortes sociales se ha disparado no ha sido por culpa de haber tenido muchos gastos corrientes (concretamente en educación, sanidad, cuidados o pensiones públicas que son las partidas que se recortan) sino porque se pagan intereses leoninos y totalmente injustificados a los bancos privados, y las encuestas nos indican que casi un 80% de la población no desea que se realicen esos recortes. Pero cuando se asocian a la palabra austeridad se aceptan fácilmente porque se considera que esta es lo natural y deseable frente al despilfarro o derroche que cualquier persona decente condena. La palabra, casi por sí sola, transforma la realidad y condiciona nuestra conducta.

    Algo parecido ocurre también con la palabra déficit cuando se refiere a la prestación de los servicios públicos.Si nos dicen que la sanidad o las pensiones públicas o una televisión autonómica o un servicio municipal tienen déficit, inmediatamente pensamos en algo negativo y condenable, en que han gastado más de lo debido y que, por tanto, hay que recortarlos o incluso renunciar a ellos.

    Pero la realidad es que las actividades o servicios que se financian en el marco de un presupuesto público no pueden tener déficit o superávit en sí mismos. Pueden tenerlos los Presupuestos Generales del Estado, los de una comunidad autónoma o de un Ayuntamiento, pero no sus diferentes partidas o conceptos.

    Lo mismo que no tendría sentido ninguno decir que la jefatura del Estado o la policía es deficitaria, tampoco lo tiene decirlo de la justicia, la sanidad, la educación, las pensiones o de una televisión pública. Salvo que queramos performar la realidad para convencer de que la monarquía o la policía o cualquier otro servicio público es muy caro, que gasta en exceso y que, por tanto, es prescindible o que sus recursos deben disminuir.

    Sin que apenas nos demos cuenta, usamos palabras que matan porque nos hacen creer lo que no es para hacernos así más obedientes.

    Ningún servicio público tiene déficit sino que, en todo caso, tiene financiación insuficiente. Y la tienen porque una parte privilegiada de la sociedad no quiere contribuir a financiarlos como demuestra que solo aplicando las medidas que proponen los técnicos del Ministerio de Hacienda para combatir el fraude fiscal se recaudaría prácticamente la misma cantidad (38.500 millones de euros) que van a suponer los recortes sociales de este año.

    Pero es evidente que no tiene el mismo efecto político utilizar una expresión u otra. Si oímos a cada instante que lo público es deficitario se pedirá que se recorte, si se hablase de su escasa financiación, se reclamarían más recursos, obligando a que los de arriba, y no solo los de abajo, se rasquen también el bolsillo».

    por Juan Torres López | Economista
    nuevatribuna.es | 12 Noviembre 201

    18 marzo 2014 | 18:28

  4. Dice ser emily

    Hay que evaluar la mayoria de los casos….la medicina no. Es una ciencia exacta, los doctores hacen lo que pueden y cuando alguien hace metastasis y se le realiza quimioterapia no siempre es con la intencion de salvarle la vida al paciente. Sino de darle mas tiempo. Para poder vivir, mas tiempo. Para poder disfrutar, de algun modo u otro, si bien los tratamientos son agresivos la enfermedad en sus etapastasicas tambien es agresiva, entonces todo tiene un porque. Mucha gente culpa a los medicos y si bien es cierto que la quimioterapia es toxica para el cuerpo, -algunos tipos de ella,al menos lo son- esto no significa que el paciente no se pueda informar y evaluar sopciones antes de realizarse un tratamiento, como cuenta la historia de esta persona, pero siempre es deber de pacientes y familiares leer, informarse, investigar, antes de sacar conclusiones o recibir tratamientos. Las opciones tienen que ver con como uno las maneja

    19 marzo 2014 | 0:51

  5. Dice ser Jeanra

    Al parecer el especialista o especialistas españoles se han equivocado. Me alegro por tu amigo.

    Esperemos que así sea, y que el especialista de EEUU no se haya equivocado, porque imagino que también podría ser que se haya equivocado.

    19 marzo 2014 | 7:33

  6. Dice ser japoas

    En la medicina como en todo pueden cometerse errores, a los arquitectos se les cae una casa y otros casos, pero el tema cuando afecta a la salud es mas serio, y como dice mi precedente, es mejor que se hayan equivocado los de aquí que el de USA, que no siempre aciertan.

    Y como dice alguno por aquí. en la metástasis no hay solución, los tratamientos son paliativos.

    19 marzo 2014 | 13:07

  7. Dice ser TOLDO

    Siempre que alguien fallece en un hospital, la culpa la han tenido los médicos. O por lo menos siempre se cuestiona su trabajo.

    19 marzo 2014 | 17:09

  8. Dice ser Doctor Insua

    Como ha dicho reiteradamente el profesor español Barbacid, la Quimioterapia pronto será prehistoria. Quien se cura con quimioterapia, se curaría también sin ella. Tal y como dice la famosa Revista Discovey Salud, «LA QUIMIOTERAPIA Y LA RAD.IOTERAPIA» No funcionan y como vemos nadie tiene valor a rebatir lo planteado por esta revista; porque saben que llevan razón. A muchos médicos oncólogos se les ha planteado una entrega de dinero por cada ciclo de quimioterapia que prescriba «YA SEA JUSTIFICADO O NO», algunos «tragan» otros con más conciencia NO. Lo que sí está claro es que no existe a nivel Mundial una estadística que garantice que los pacientes de cáncer se curen con quimio ni radioterapia, solo garantizan una peor calidad de vida de los pacientes, una «APARENTE MEJORIA» y una tremenda destrucción del mecanismo de Defensa de los pacientes sometidos a estos «terribles tratamientos», la medicina llamada Oficial tiene tres caminos que no funcionan en el campo oncológico. La CIRUGIA, que es «M U T I L A D O R A», La Quimioterapia que «E N V E N E N A» y la RADIOTERAPIA que «I N C I N E R A» nuestro cuerpo. Ahora existe el «CUARTO CAMINO» creado en Cuba a finales de los años 70 por los doctores Israil Brekhman y Raimundo Torres,ese «cuarto camino» basado en lo planteado por el padre de la medicina (Hipócrates) plantea «ANTE TODO NO DAÑAR» y ese es el «CUARTO CAMINO» DE LOS Inmunoterápicos-Adaptógenos-Cubanos» («Riendol», «Reactor-20», «Reactores 3000 Ocean «A» y «B»), con los cuales los pacientes como mínimo mejoran su calidad de vida, potencian su sistema inmunitario, alargan la sobrevida y en ocasiones se logran remisiones parciales y en otras totales, tratando con ellos de que las Defensas de nuestro organismo enfrenten ya sean los tumores como cualquier otra enfermedad relacionada con los organismos con defensas mermadas.

    20 marzo 2014 | 13:23

  9. Dice ser Fredy Cher

    Siempre escuche, que, si te diagnostican un cáncer, los médicos y enfermeras te trataran con profesionalidad y un cierto cariño. Sin animo de ofender a nadie, desde el momento que a mi me lo comunicó mi médico de cabecera y después de ir a su consulta durante varias semanas para decirle y tratar de convencerlo de que algo mal andaba en mi cuerpo, Infección o cáncer le decía yo, conseguí que tras las pruebas pertinentes apareciera, como no, un tumor en la vejiga. Soy optimista desde que nací y no quise que me quitaran la vejiga hasta que no hubiera otra solución. Aún en contra de el especialista, al cual sólo le escuchaba hablar de protocolos, entré dos veces en quirófano, quitar el tumor, ver como quedaba y después decidir. Hoy, dos años después de mi primera visita al médico, sigo oyendo que lo » normal es quitar un montón de cosas, por si acaso, dicen, pero no consigo saber si han quitado el tumor por fuera y podría intentar no perder vejiga, próstata, ganglios de no se que, partes que de momento están bien, tratar de no «mutilar» e intentarlo con químio, radio u otra forma a la que yo estaba dispuesto. Conclusión, no te quieres operar, fuera de la lista de espera, alguna amenaza diciendo que ya volveré y me tendrán que clavar agujas en los riñones, ( dicho por una médico de planta ) y por supuesto informe médico en el que queda muy claro mi negativa a operarme, sin entrar en mas detalles, y, dejando muy bien escrito, y, en grandes letras ante mis preguntas sobre cualquier otro tipo de tratamiento, » el paciente leyó en internet». Ahora creo, sólo queda esperar algún síntoma grave o dolor muy fuerte, urgencias y que hagan lo que quieran y marque su odioso protocolo y su poca humanidad. Al menos en cuanto a mi respecta. Es lo que yo estoy viviendo, seguro que hay muchas personas, me consta, a las que tratan con todo el cariño y respeto que se merecen. ¿ Será por que soy hombre y no tengo familia que les este dando la lata? No lo se, pero bueno….
    Perdón por un comentario tan largo.

    27 marzo 2014 | 14:46

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