Podemos entender la vida como un conjunto de principios y finales encadenados hasta el gran final. O bien, según el budismo, como una serie de transiciones, estados intermedios o bardos, de igual relevancia. Visto así el nacimiento es una transición, así como la muerte pero también lo son todos los momentos de la vida.
Tomar conciencia que nuestra circunstancia es transitoria, relativiza la seriedad de nuestra situación, genera un espacio en el que alinearnos con nuestra verdad. Pues si todo es transición… ¡vayamos a empezar! Pero… ¿cómo comenzar?
Comienza de cerca1,
no des el segundo paso
o el tercero,
empieza por la primera
cosa
cercana,
el paso
que no quieres dar.
Empezamos de cerca, con nuestro estado, con las personas que están ahora con nosotros, con nuestras circunstancias. Cuando no quiero dar el primer paso, me escudo em mil motivos: no estoy de humor, no me siento inspirada, tengo que terminar algo, la crianza me absorbe, no estoy preparada…Todo serrín. Humo. Excusas de mal pagador. Todos tenemos el tiempo, el coraje y los recursos para dar el primer paso que nos resistimos dar.
Empieza por
el terreno
conocido,
el descolorido terreno
bajo tus pies,
tu propio
modo de empezar
la conversación.
Como gran fabuladora, la mente anhela la isla en la que todo salió bien y al hacerlo desdeña el presente. Al centrarse en el futuro se le escapa la abundancia del presente, es por ello que para empezar hay que traer a la mente al aquí y al ahora diciéndole: fíjate en lo que hay, en lo que eres, en las relaciones que existen, en los recursos disponibles. Sí, puede que el terreno esté un poco descolorido pero esto no significa que no sea fértil.
En los años cincuenta una familia se trasladó a vivir a Findhorn, un pueblo escocés de la costa de suelo arcilloso, donde se decía que no crecía nada. Tenían pocos recursos sin embargo empezaron a labrar la tierra con perseverancia y los frutos no tardaron en llegar. Sus legendarias calabazas atrajeron a miles de personas que querían conocer sus métodos de cultivo y alentaron a la vibrante comunidad espiritual que perdura hoy día.
- ¿Y si el suelo bajo tus pies, o tus circunstancias, o el amigo que te acompaña fuesen ideales?
- ¿Cómo podrías volverte hacia ellos e iniciar la conversación sobre la verdad que anida en tu corazón?
- ¿Qué primer paso vas a dar?
(1) Start close in, un poema de David Whyte, mi traducción.
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