No hay una carpeta bisexual en ‘La isla de las tentaciones’: hay dos y sólo hay que fijarse un poco

Tania y Zoe, acarameladitas, ellas. (FOTO: TELECINCO)

Es uno de los temas estrella de esta edición: ¿Pueden acabar liadas Tania y Zoe en La isla de las tentaciones? Podría ser: sí. Y a muchos espectadores nos encantaría. ¿Por lo de la bisexualidad, por el giro de guión? Sí, pero sobre todo por recrearnos viendo las caras de Alejandro y Josué tratando de evitar que les explote la cabeza.

Pero… ¿y si la carpeta, el tonteo, Tania y Zoe no es el único? Y si hay otras dos chicas que también se gustan más que desayunar de buffet libre? Es que yo veo al menos otra pareja… pero eso lo veremos un poco más adelante.

Acompáñenme en este paseo por los celos, las inseguridades y los intercambios de baba.

La cosa comenzó con la hoguera de los chicos. Se prepararon como si fueran a una comunión de hippies católicos. «Pase lo que pase… full de mango, para lo bueno y para lo malo», dijo Josué para motivarse. Full de mangos, claro que sí, si todo va mal siempre tienes el mango de un amigo para que te consuele como si te diera un abrazo una pitón reticulada.

Alejandro, que no es nada celoso y no se come la cabeza, fue el primero en ver imágenes, entre otras, de Tania diciendo que él no la quiere bien. Él no sabía por qué lo dice, porque la quiere «con toda su alma» y a lo mejor «está ciego de amor». Alejandro tiene pareja como el que tiene unas gafas de soldador: no ve nada.

«Me da miedo perderla porque es la luz de mi vida», dijo el muchacho, porque claro, con el apagón en ciernes no está la cosa como para perder a una novia que brilla. «Probablemente podría tener algo contigo», dijo Tania en la última secuencia y a pesar de eso dijo Alejando que estaba tranquilo.

«¿Y la última frase te ha dado tranquilidad?», malmetió Josué, que para qué cojones se va a callar.

Pero a cada cerdo le llega su San Martín y el siguiente fue Josué. «Espero que esté pasándolo bien», dijo Josué. Tardó dos segundos de vídeo en cambiar de opinión. Salía Zoe hablando con su citamaromo, Miguel. «No me apetece que mi novia esté meneando el culo«, dijo Josué que piensa que el twerking lo inventó el diablo.

«¿Te parecería bien que yo me tuviera un turbopacket y me pusiera a menearlo delante de una chica?», se preguntaba él. A Zoe no sé si le parecería bien, pero a la pobre chica a la que le tocara ver la oruga de Josué centrifugando seguro que no.

Y llegaron las imágenes en las que Tania y Zoe se hacen bromas sexuales, como por ejemplo, cuando Tania le puso el culo en la cara a Zoe que si se llega a tirar un pedo Tania a Zoe se llenan los pulmones de metano.

«Quiero amor, estoy cariñosa», decía Tania abrazándose a Zoe en el sofá. Y luego salían jugando en el jacuzzi y haciéndose carantoñas. Alejandro miraba eso con la atención de un aguilucho fichando un ratón, pero más preocupado que el ratón.

«Él tiene que entender que a mí me puede gustar una chica, tiene terror a que me lie con una tía y le puedo ser infiel con un tío o con una tía, más con una tía, porque me siento más cómoda», decía en las imágenes Zoe.

Y Josué emperrado en que a Zoe le gusta Tania. PUES OLÉ LAS DOS. Ojalá la primera relación lésbica, entre emparejadas y en los morros de Josué. Alejandro estaba escandalizado con Tania. Y los dos se ponían a decir cosas de machito y en contra de la bisexualidad y Sandra Barneda les miraba con cara entre de pocos amigos y pensando que pobres criaturas.

«Creo que Zoe no es buena influencia para Tania, porque es bisexual y si se lanza a Tania a mí me da miedo«, dijo Alejandro, que piensa que las bisexuales son como el hombre del saco, se te llevan a la novia a la que te descuidas.

Alejadro en un momento dado comentó que Tania le contó que cuando «ve vídeos de porno, ve vídeos de lesbianas». OH, NO. Y lo mismo cuando van a comer siempre pide ostras. SEÑALES, SEÑALES. «Me dolería igual que se fuera con un chico o con una chica, pero con una chica… es que yo tengo lo que tengo», dijo Alejandro, que tiene percebe y querría tener mejillón para gustarle más a Tania.

«Nico, no hay imágenes de Gal.la para tí…», dijo Sandra y él respiró como si su Gal.la fuera una santa. Pero Sandra siguió hablando: «porque queremos que vivas la experiencia sin condicionarte». Vale, traduzco: «es que si te enseñamos que Gal.la no hace nada te va a dar cargo de conciencia y estando como estás a un tris de poner cuernos, mejor si eso que te comas la cabeza y ejecutes».

El que sí tenía imágenes era Álvaro. Unas pocas. Rosario salía con Suso que el problema de los editores ha sido resumir más que buscar imágenes. «Pienso que voy a ver imágenes buenas de ella», dijo él a priori. Sí, buenas de que tenían buena luz, no buenas para tí.

Rosario salía diciendo «mi novio no se preocupa de mirarme a la cara. Yo me arreglo para mi novio, voy desnuda por la casa y le da igual», decía ella. Y Suso, comprensivo y sutil le respondió: «yo te empotraba».

«Eso que ha dicho es mentira, a mi novia cada vez que la veo por casa me la como a besos», se quejó Álvaro. Está Rosario que pasa por la casa como los comandos, para que Álvaro no la vea y la deje en paz. Si pasa desnuda es para hacer menos ruido cuando repta por detrás del sofá.

Luego Álvaro vio a Rosario y Suso de mamoneo en el jacuzzi. El caso es que Álvaro acabó con un disgusto gordo. «¿Sandra, eso era un beso?», preguntó saltando como un resorte al ver a Suso y Rosario acercando la boca más de la cuenta. Y nada, a llorar el chaval. Álvaro se desmea por los lacrimales.

Vamos con Darío. Vio a Sandra con Rubo charlando de fruslerías. «Mi chico es una persona que no le ha demostrado cariño a ninguna persona«, decía Sandra en el vídeo. Así es Darío, no le da un beso a su abuela ni aunque la señora se lo pague.

Vamos ya al salseo bueno.

En casa de las chicas sonó la alarma y los solteros se pusieron a saltar y a festejarlo. Cómo se nota que a ellos no les estaban poniendo los toriles. Rosario miraba hacia todos lados preguntándose qué estaba pasando y sin reaccionar. Esta chica en un incendio o le das la mano o acaba como costilla a la barbacoa.

«La luz de la tentación me da miedo», dijo Rosario, porque «Álvaro si ha visto algo de mí que no le gusta habrá actuado con venganza», nos contó, porque Álvaro vive en una serie telenovela y se tiene que vengar. Pasión de Gavilanes estaba basada en la vida de Álvaro y sus hermanos.

Más tarde estaba Suso comiéndole la oreja a Rosario y ella con lo de que no le puede mirar, que no sabes si Suso es un soltero o una conjuntivitis. Y por detrás estaba Sergio bailando solo con mucho estilo, así como si llevara una cadera de titanio y se la estuviera sacudiendo.

Pero eso molestó a Suso, porque le distraía a la gachí y se fue de allí enfadado y diciendo «vaya personaje». Y es que Sergio consideraba que Suso ya había «tenido mucho tiempo» a Rosario, porque Rosario es una propiedad.

Y aprovechando que Suso se fue, Sergio inició la jugada del desprestigio. «Lleva cuidado porque ayer por la noche Suso llegó y dijo que lo tenía ya todo hecho contigo y que os habíais liado ya». Madre de Dios, en política se ven menos puñaladas que en este programa.

«Eso es mentira», dijo Rosario protegiendo su virtud y su honor, que sólo le faltó batirse en duelo para restablecer su buen nombre.

Y al olor de la sangre se acercaron varios solteros como buitres para poner a parir a Suso. Compañerismo por los cojones morenos y albinos.

En otro lado de la villa Zoe hablaba con Simone, el italiano de la otra edición que se comió los mocones. «No he conocido a ningún chico que le gusten mis defectos», le decía Zoe, porque Simone le regalaba la oreja. Si Zoe llega a tener un pezón en la frente Simone le habría dicho que los pezones en la frente son sus preferidos.

«Tú has sido tan sincero que puedes ser mi tentación«, le dijo a Simone, que es sincero de lo que quieras oír. Simone es capaz de decirle a Isabel II que tiene el pelo negro azabache y que el biquini le sienta genial.

En la villa de los chicos Diriany se dio cuenta de que Josué es un picaflor y un chulito. Le ha hecho falta una semana. Diriany muy de observar no es. Diriany es la única que puede mirar un eclipse sin protección, porque no lo ve.

«A Claudia y a Jennifer le está faltando poco para proponerme un trío», dijo Josué, porque es un flipao de manual, porque… CLAUDIA Y JENNIFER SE BASTAN ELLAS SOLAS. ¿Soy el único que ve ahí mucha química? ¿Mucho tonteo? ¿Mucho mamoneo mutuo? Para mí es la segunda carpeta lésbica de la edición y ojalá y se quede mirando Josué con cara de no entender nada y preguntándose por qué todas las tías prefieren liarse entre ellas y no con él.

Mientras, Sabela y Álvaro seguían pelando la pava. Ella le dijo a él que puede controlar y que se encargaba de mantener las cosas en paz. Y una mierda como el Everest.

«Despiertame algo, que yo a ti ya te he despertado bastante», le pidió Álvaro, que no quiere una novia, quiere un despertador. Si supiera cómo, Álvaro se follaba a Siri o a Alexa. A unas malas hasta a Ok, Google.

Y Sabela se puso a chuparle el cuello como una vaca chupa a un ternero. Y luego Álvaro hizo lo mismo y acabaron por comerse los morros restregándose las lenguas como el que frota dos gallos de ración. Sí: Álvaro ejecutó su venganza. Como Rosario se dejaba llevar, él se dejó llevar más y más lejos.

Volvemos con Rosario, que estaba en un sofá con mucho disgusto. Mucho. Tarifa plana de disgusto tenía. Y se le acercó Suso, que es como una polilla que va hacia la luz, siendo Rosario el foco de un estadio. «Déjame», le dijo ella. «Sí, yo te dejo lo que tú quieras», respondió él, pero no la dejaba. Suso te deja tranquila quedándose al lado y hablándote. Es una técnica rara de dejar en paz a alguien.

Rosario le contó lo que le habían dicho los otros maromos y que ella había dado por hecho sin tener ninguna prueba. Suso negó todas las acusaciones y definió a los demás como «buitres que intentan ligarte». La mierda volaba de unos a otros como una diarrea en un ventilador.

Suso acabó llorando porque habían dicho mentiras sobre él. Suso tiene diez años y no sabe gestionar sus emociones. Jopetas.

Suso regresó donde su amada compungido y se llevó a Rosario a un aparte a llorarle. Madre de Dios qué pareja más intensa. Se pusieron los dos a lagrimear y a decirse cosas de mucha trascendencia y profundidad y…

Sandra y Rubo se consideran «un poco diferentes al resto» porque van «más poco a poco». Van poco a poco porque Sandra quiere, porque si es por Rubo se saca el Rubo en el minuto 1. No, no es una errata. Es por no poner Rabo. Ups.

Sandra se puso a hacer lo que ella definió como un «baile calentorro», pero le salió un baile de pollo cojo. Una gallina con espasmos es más calentorra que ese baile.

Vamos a la otra casa. «Tengo una tensión sexual con Miriam muy grande», dijo Nico, que se metió con la susodicha en el jacuzzi. «Me pone un montón», confesó, como si no se le notara porque tenía las manos en Miriam tanto rato que podías sacarle de los muslos las huellas dactilares de Nico.

Se fueron de cita y Miriam dijo que se ponía «muy nerviosa» y que no sabía por qué. Eso lo dicen todos, que se ponen nerviosos. Ellos y ellas. Esta gente vive las relaciones como el que va a la Selectividad sin haber estudiado.

A la mañana siguiente, durante la comida, Suso dijo que le había afectado que echaran mierda sobre él. Y los dos machitos en liza dijeron que Suso era un «fantasma de otro nivel» y que Rosario podría tener «algo mejor intelectualmente». Tócate los cojones, los premios Nobel. No pueden tener cita con Rosario porque están ocupados escribiendo ensayos de filosofía, no te jode.

Gal.la contó que estuvo con tres chicos del equipo de Nico, siendo Nico uno de ellos y que salía a cenar y a hacer cosas con ellos y todo. Joder qué estrés de agenda la de Gal.la. Y la pillaron porque fueron a una fiesta y estaban los tres. Aquello debió ser un cristo, con los tres pensando que por qué los otros dos estaban besando a su novia.

Stiven le dijo a Tania que cuando tiene sueño está «meloso» y se acurrucaron en un sofá y él le dio besitos en la cara y le dijo «duérmete». Joder, Stiven, no sabes si quiere ligar contigo o arroparte para que no cojas frío. Stiven se pone cachondo y en lugar de empotrarte te hace un caldito de pollo.

En la otra villa Suso lanzaba bocaos a Rosario como mueven las palomas la cabeza al andar. Rosario se hacía la dura, hasta que se fueron a unas sillas en todo lo oscuro y Suso se le puso a lloriquear y a decirle cosas muy tristes y ella le cogió la cara y pareció comerle el hocico como un gorrino rebusca en el suelo.

Y hasta aquí amigos. La próxima emisión PROMETE.

1 comentario

  1. Dice ser Luz

    Ja , Ja una novia que brilla

    25 noviembre 2021 | 22:35

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