No, Andrea no es una zorr…, ni mala, ni nada ¿por qué a ella sí le dan caña sus compañeros de La última tentación?

Andrea, Jesús y la santa paciencia.

No vengo yo aquí a abrir melones, pero sí a romper lanzas que te dejo el cuadro de la Rendición de Breda que se iba a conocer como el cuadro de los palillos de dientes. Y en este caso en favor de Andrea, muchacha de La última tentación con la que se está siendo muy injustos.

Bien es cierto que Andrea le ha puesto a su novio unos cuernos que se puede disfrazar de Maléfica este Halloween y que eso está mal (lo de los cuernos, no disfrazarse de Maléfica) pero a ella se le reprocha muy por encima o de forma distinta que a sus compañeros.

Andrea puede y Andrea lo hace. Ni más ni menos. Cuando Manué se lió la misma noche con Fiama y Stefany nadie le llamó guarro, ni zorra. Le llamaron cabrón un poco, sí. Pero no se metieron con sus ganas de liarse hasta con el hueco del ascensor. Pero a Andrea oigo a menudo cosas como que es una zorra, guarra, mala, etc. Iros a hacer de vientre.

Anoche en La última tentación vimos un nuevo episodio de este asunto. Andrea, que lo pone difícil a veces, andaba preguntando que qué pensaba Manué de ella, porque Manué le gusta. Es inexplicable, lo sé, pero así es. Y en esas andaba cuando llegó Jesús, que se comió a Pepito Grillo cuando era pequeño y se puso a darle lecciones de moral y ética que sólo le faltaba una toga blanca para ser Platón.

«Eres una tía físicamente top, ten también una mente top», le decía Jesús, que está nominado a todas las categorías del Nobel de lo top que es de mente, a la pobre Andrea.

«También me ha puesto los cuernos a mí», replicaba Andrea sobre su novio Roberto. Paramos un momento.

¿Esta gente qué hace junta? Si te pasas la vida repartiendo amor a unas y otros, ¿para qué estar juntos? ¿Por qué no una pareja abierta? ¿Poliamor? ¿Vivir en una cabaña en lo profundo del Amazonas a 800 km de cualquier otro humano y a ser posible de mamíferos grandes para evitar cuernos?

Seguimos. «Yo soy valiente porque yo lo muestro», dijo Andrea sobre lo de liarse con Manué y con Oscar y con quién le da la gana. Pues en parte sí. Que tampoco hace falta hacerlo en la televisión, también. Que se pueden dar besos en privado y sin que nadie te vea, que para eso se inventaron en los pueblos los graneros.

Jesús se encasquilló con una idea: «Hay que tener empatía en la vida, la empatía es mucho, hay que tener empatía en la vida, no muestras empatía«, decía. En la próxima pandemia, empatía y papel higiénico, di que si, Jesús.

Y si por San Jesús de la Tentación no le había comido ya la moral suficiente llegó el Beato Pablo Mártir y le dijo a Andrea que Jesús tenía razón. Sólo faltaron Gandhi y la Madre Teresa haciéndole reproches a Andrea para tener póker de santos.

Y Andrea acabó llorando. No sé si porque no quiere volver a oír la palabra «empatía» en su vida o sobrepasada por la situación.

En cualquier caso, Andrea merece ser juzgada como se juzga a cualquier otro de La última tentación. Si es una crack porque se hace a quien quiere, crack. Si es regulinchi por poner cuernos, regulinchi. Pero el rasero, para todos igual.

2 comentarios

  1. Dice ser Luz

    Yo creo que Andrea busca algo y no está preparada para hacerlo. Suerte

    26 octubre 2021 | 20:59

  2. Dice ser Baal

    Deberías de volver a ver las imágenes, ellos no juzgan a Andrea por meterle los cuernos, sino por los comentarios que hace sabiendo que lo va ver su pareja.

    27 octubre 2021 | 11:26

Los comentarios están cerrados.