Guerra entre la alemana Emmy y sus compañeros españoles en ‘Secret Story’: «Qué asco de gente, les tengo odio y voy a explotar»

Emmy, en el confesionario, en el muro de las lamentaciones. (FOTO: TELECINCO)

Emmy, la concursante alemana de Secret Story, que habla español mejor que Cervantes, está enojada porque sus compañeros la tienen como al jarabe: la tragan sólo cuando es imprescindible. Y ella, que tiene buen carácter y para nada es susceptible, sólo les odia. ¿Les odia un poco como de ponerles mala cara? No, les odia de que ve a sus compañeros ahogándose en una piscina y hace pis dentro para que suba el nivel del agua.

Antes de nada os cuento un poco como iba la cosa anoche. La gala empezaba a las ocho. Paraban a las nueve. Empezaban de nuevo a las diez y a las once se pasaban a Cuatro. Es más fácil seguir a Supermán en moto que a una gala de Secret Story. ¡Mira una gala, pide un deseo! El mando a distancia se inventó para cuando llegara Secret Story.

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Emmy, la única alemana que no ha trabajado en la vida y cuya productividad se acerca a cero tanto que es cero, tenía todas las papeletas para encajar entre españoles, pero no, está de uñas con muchos de sus compañeros y compañeras y eso es mucho estar de uñas, porque lleva unas garras de estilo cóndor andino.

El caso es que se ríen de ella un poco y le hacen el vacío por cositas de nada, como que diga que ella quiere un hombre que le regale dinero o que comiendo sea como una plaga de langostas saliendo de una dieta.

Emmy se fue al confesionario y comenzó a decir cositas lindas de sus nuevos amigos, como «qué asco de gente». Ah, el amor.

«No quiero estar aquí», dijo ella, que para haber hecho varios realities en Alemania está poco curtida. Allí en los realities lo más fuerte que debe pasar es que uno salude a otro por la mañana con poco ánimo.

«Me tienen envidia porque yo soy mejor», aseguró ella, sin llegar a especificar en qué era mejor. ¿La mejor en ponerse vestidos como sacados de la película ‘Heidi se hace mayor y descubre OnlyFans’? No lo sé.

«Les tengo odio no quiero verles porque voy a explotar», añadió Emmy, tranquila como un chihuahua abrevado con café. Emmy es tan de explotar que no puede coger aviones porque los perros antibomba del aeropuerto la huelen y ladran.

Emmy no es la única que ha llorado en la casa. Frigenti, que se ha visto más realities que Jorge Javier Vázquez y Mercedes Milá juntos, está sobrepasado por estar dentro de la casa. «Era lo único que quería que saliera por nada del mundo: mi inseguridad», dijo, como si la inseguridad fuera una gata sin castrar, que sale de casa y te la preñan.

Eso sí, Frigenti se pasa el día dando consejos estratégicos a los demás, sobre todo a los Gemeliers, que son sus súper amiguis.

De hecho, una de las cosas que tienen a Emmy cabreada es el reproche que uno de los Gemelier le hizo sobre el hecho de que coma demasiado y sobre todo, dulce. Emmy consume más azúcar que la fábrica de Donuts. La muchacha no puede salir con un diabético, porque lo besa y lo mata.

«¡¿PERO TÚ QUIÉN ERES PARA OCULTARLO, QUIÉN?! ME ESTÁ ATACANDO!! Dijo Emmy, cuando el Gemelier le dijo que iba a esconder los cereales. ¿Exagera el Gemelier?

«Como cereales hasta seis veces al día», dijo Emmy. No hay más preguntas, señoría. En consumo de cereales está una granja de gallinas y luego Emmy. Los cereales se van a esconder solos. Eso es un cerealicidio.

«Es una sensación asquerosa sentirse vigilada», dijo Emmy, que se ha metido en un reality con cien cámaras, doscientos micrófonos y 15 personas más. Lo mismo esperaba privacidad.

Al que sí se arrima Emmy es a Luca. Le gusta más que los cereales.  De hecho, todo el mundo abraza a Luca. Luca debió ser el quinto teletubbie, joder, con tanto abrazo de los cojones.

¿Y de dónde más venía el cabreo de Emmy? Pues resulta que hicieron un juego en el que tenían que decir quién era peor conviviendo y a Emmy le reprocharon un par de chorradas. «Has dejado tu cepillo con pelos en la cocina», le dijo Sofía. «Has dejado las lentillas en la cama», le dijo otro.

Y NADA, COMO SI LA HUBIERAN ACUSADO DE MATAR GATITOS.

«Todo el mundo piensa que soy tonta y que soy la del marqués», decía desconsolada Emmy en el confesionario, porque ella se ve candidata al Nobel de Física.

«Qué gilipollas es la gente, de verdad», valoró. Mira, en eso un poco de acuerdo tengo que estar, empatizo un poco. «Sé que voy a salir nominada, porque ven a una concursante demasiado fuerte para ellos, que no son nada», dijo a continuación. A tomar por culo la empatía.

«Tengo odio a cualquier persona que me ha puesto en la lista», añadió Emmy, que trabaja a destajo para generar odio suficiente para todo el mundo. Emmy, generando odio:

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«Ella está acostumbrada a ser el centro de atención y nosotros vamos a nuestra puta bola», valoró Sofía Cristo, que suele estar muy acertada en esas cosas. De mis preferidas en la casa.

Emmy vio en directo todo lo que sus compañeros habían dicho de ella. «Estoy viendo la cara de quienes se ríen a la cara y por detrás no», alegó, mientras prestaba atención con sus ojillos inquisidores. Y como Frigenti dijo que era como una ameba, ella preguntó qué era.

«Ameba es un tipo de planta», dijo Sobera, que para todos los concursos de preguntas y respuestas que ha presentado ya podía pedir el comodín de la llamada. Una ameba es un protozoo microscópico unicelular no clasificado ni como animal, ni como planta, ni como hongo. ¡APRENDIENDO CON GUS!

«Yo no me veo así», dijo Emmy. Nos ha jodido, es que si ella misma se ve como una ameba pues raro es. Imaginate Emmy mirádose al espejo:

«Yo no soy ni cerda, ni sucia ni nada de lo que me dijeron en el juego», alegó Emmy, que no quiere ser Peppa Pig, pero se viste del mismo color.

Frigenti intervino. ¿Para conciliar? Sí, claro, jajajaja. Frigenti ni no trabajar en la tele sería dinamitero. «Ya vale de teatro y de show porque yo me he acercado a ti, he sido empático y he tenido la generosidad de consolarte y no te has acercado a mí», le reprochó a la rubia.

«No soy sorda, no soy sorda, no soy sorda, no soy sorda, no soy sorda, no soy sorda, háblame bien», dijo Emmy porque el muchacho le estaba levantando la voz. Y logró que Frigenti empezara a hablar normal, porque el muchacho viene de Sálvame y piensa que el tono de voz normal es volumen romper tímpanos.

«Paso de discutir con cinco personas a la vez, porque yo no soy de discutir, soy de decir las cosas a la cara», aseguró Emmy. Decir las cosas a la cara, o sea, de discutir. Pero los dos acabaron por ponerse tiernos y perdonarse en un momento más emotivo que el osito de Mimosín abrazando al corderito de Norit.

Emmy acabó abrazando a Frigenti, todo lo cerca que permitían los trabajados pectorales de ambos.

Otras cosas: «Sandra no se ha tomado en serio su misión y por su pasotismo y desidia va a ser sancionada«, anunció Sobera. Es raro que alguien no se esfuerce porque la boca le huela a pozo, porque esa era su misión: que el aliento le oliera mal y se lo dijeran. Yo conozco gente que esa prueba la gana todos los días.

«Sofía Cristo nos confesó algo que nadie sabía, que ni su madre sabía», dijo Sobera. Bárbara Rey, en plató, ponía caras de mucha sorpresa. «Si ella me ha ocultado algo es por no hacerme daño», como mi padre cuando guardaba la motosierra en un cajón con llave. Que me conocía el hombre y no quería que me hiciera daño.

«Bigote lo ha pasado mal, ha llorado»; le dijo Sobera a Terelu y ella respondió «bueno». Os traduzco:

Español: Bueno.

Terulés: Por mí como si está meando y se cae la tapa del váter y se queda sin pene, la madre que lo trajo, que llore hasta que se le queden los lacrimales como el culo de un pingüino muerto.

«Hay gente que tiene facilidad para tener la conciencia tranquila», dijo Terelu, porque Bigote al parecer tiene papelera de reciclaje para echar las cosas malas. Fornicación con un ornitorrinco que quedó cojo… a la papelera. Vaciar papelera. Hala. Nunca dejé cojo a ningún animal.

El caso es que al parecer los compañeros de Bigote se quejan de que Bigote habla mucho de María Teresa Campos, pero se pasan el puto día preguntando por ella. Isabel Rábago le interrogó que le faltó pegarle para que cantara más y luego dijo que a ella «se lo había contado nada más levantarse».

«A Bigote se le ha preguntado en esta casa 17 veces», salió en directo Canales en defensa de Bigote. EEEXACTO.

Y vimos una cabina colgada de una grúa que en plena gala dejaron en medio del jardín. Esto es muy español, acabar de poner las cosas a última hora. El caso es que el teléfono de la cabina sonó.

El famoso que contestara a la llamada será inmune y además podrría nominar sin que los demás sepan a quién lo ha hecho. El teléfono sonó en directo y la mayoría pasó, pero Julen fue echando leches a coger el teléfono. Qué bien… con lo bien que me cae. Es IRONÍA. Cómo se nota que es un millenial, que ve un teléfono y se tira a por él. Si le quieres cazar le pones un cepo. ¿Con queso? No, con una cuenta de TikTok.

Sobera le dijo a Julen que tenía que guardar el secreto de sus privilegios y cuando se los dijo él se puso a saltar en la cabina y a chillar ¡¡TOMAAAAA, TOMAAAAAA, SÍIIIIIII, SÍIIIIIII!! Julen es el que guardó el secreto de cómo hacer fuego. ¡Pero Gus, si todo el mundo tiene fuego, hay mecheros y cerillas y…! Exacto.

Soy fan de la risa de asfixiarse de Lucía Pariente. La veo así:

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Frigenti, que ha tenido ya varios altercados, en directo pidió un poco perdón y acabó con un: «Quién me quiera comprar, que me compre y si no, tengo a mi familia». Es el lema del brócoli.

«Estoy en todas las salsas», añadió Frigenti. Si alguna vez habéis mojado un finger de queso en algo, lo habéis hecho en Frigenti.

Y llegó el momento que nadie necesitaba:

«Entré muy preocupado porque soy muy estreñido y aquí estoy yendo como tres o cuatro veces al día«, nos contó Frigenti.

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«En esta casa se ha corrido el bulo de que mi mierda huele peor de lo normal», añadió. BONUS DE COSAS QUE NO QUERÍAMOS SABER.

La misión en la casa de Bigote es estar tumbado. La de Canales, correr en la máquina de correr y hacer posturitas y flexiones y por eso le han criticado. Canales veía durante la gala las críticas en la pantalla del salón mientras cenaba. A él no le quita el hambre nada. NADA. A Canales lo van a fusilar y se lleva la cena para ver cómo lo hacen.

Como todos estaban hablando en la casa y no dejaban hablar a Carlos Sobera intervino Isabel Rábago: «¡HAY UN PRESENTADOR Y ESTÁ HABLANDO!«. La pelota de la clase. Se va a poner en las galas a apuntar en la pizarra a quien hable.

Fiama también va a su puta bola. Estaba en medio de la gala con un rizador de pestañas apretándose los párpados que no sabías si quería darle curva al pelo o le sobraba parpadear. Luego se echó rímel como

Fantasía, que tenían a Aramís Fuster en el plató de la gala sentada en una mesita con una bola de cristal y vestida como si hubiera sacado el look de la caja de objetos perdidos de un concierto de John Lennon.

Y por mí… ¡se acabó lo que se daba!

 

 

1 comentario

  1. Dice ser Alucinada

    Me parto Gus. Pasan los años y me sigo partiendo 🙂

    15 septiembre 2021 | 15:17

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