Sandra Barneda acaba de reventar por fin en ‘La isla de las tentaciones’: vaya, no era tan dura como parecía | Resumen de la gala

Si es que en el fondo es blandita como Mimosín nadando en suavizante. Sandra Barneda lleva toda la edición de La isla de las tentaciones aguantándose las emociones. En cosa de no gesticular están a la par Sandra Barneda por méritos propios y Nicole Kidman con un bono gratis para ponerse bótox.

Y claro, en las hogeras finales le salió la ternurita que lleva dentro. Pero antes de seguir…

1.- ¡Seguidme en redes como yo os sigo en ellas (o no)! Instagram: @GusHernandezGH / Twitter: @realityblogshow.
2.- ¡Todos los viernes mando una newsletter con un resumen humorístico de las noticias de televisión de la semana! –> DARSE DE ALTA

Hay dos tipos de personas que viven intensamente una hoguera final: las brujas en el siglo XVI y los participantes de La isla de las tentaciones.

Por algún motivo que desconocemos, nos pusieron imágenes de las chicas despertándose. Claudia cuando se levanta se estira que parece un gato descoyuntado. El anuncio del chicle Boomer se inspiró en una siesta mala de Claudia.

La cosa comenzó con las citas finales. Duran 24 horas y son en un hotel de lujo. Los tentadores podían aceptar o no la cita final. ¿24 horas todo pagado en un hotel de lujo? La acepto aunque me la proponga Mariano Rajoy mientras me enseña picarón un tanga de leopardo.

Marina quiso cita con Isaac. Oh, sorpresa. «No me imagino levantándome y no verlo», dijo Marina. A mí me pasa lo mismo pero con el móvil.

Claudia quería una última cita, con Tony, claro. En el corazoncito de Raúl sonaba la alarma y la luz de la tentación que parecía que se había tragado un camión de bomberos.

Lara dijo que no quería cita final, porque sólo le queda una conversación con Hugo. ¿Son imaginaciones mías o Lara está todo el día con el ceño fruncido como si algo se hubiera podrido en la nevera.

«Voy a hacer un esquema de ideas para decirle a Hugo», dijo Lara. Hugo se va a cagar. No van a tener una conversación de pareja, va a tener una presentación en Power Point.

«Sé que han disfrutado de mi persona», dijo Rubén el del nido de cigüeña en la cabeza al despedirse de la isla sin pillar cacho ni con las palmeras. Han disfrutado pero poco. Rubén ha sido el brócoli en un buffet libre.

Los chicos también podían proponer citas finales.

Diego quiso tener una cita final con Carla. Una cita final. No sabes si vas a mojar la sardina o si te van a extirpar un riñón para el mercado negro. Carla aceptó la cita.

Hugo no quería tener una cita, pero sólo porque no hay cabras en la isla. El año que viene Hugo va a La isla de las ganaderías y va a querer citas.

«Yo quiero tener una cita final con mi compadre Hugo», dijo Raúl, poniéndole la mano en la rodillita a Hugo. Lo mismo a Hugo le vale, porque Raúl es como muy peludo… y total, una cabra o una oveja merina…

Jesús quería una cita final. Con cualquiera que pasara por allí. Pero eligió tenerla con Lara, para gran disgusto de Stefany, que ponía cara de que habría estado más a gusto en su propio funeral que allí viendo a Jesús pidiéndole la cita a otra.

Pero Jesús se llevó el ZASCA DE SU PUTA VIDA porque Lara le dijo que pasaba de tener la cita con él. «Lo veo muy forzado, creo que me estás intentando vender la moto de que me quieres conocer fuera y me haces caricias cuando hemos tenido sólo dos conversaciones, porque no nos conocemos» le dijo Lara.

La evolución de la cara de Jesús era como ir mirando cuadros en un museo de arte abstracto. Se le descomponía. Él trataba de que no se le notara, pero sí. Si Lady Gaga llega a verle, en lugar de Poker Face la canción se habría llamado Se Te Nota Jodido Face.

«Físicamente me parece un chico guapo y por eso ese día pasó lo que pasó», dijo Lara, que para un revolcón Jesús sí, pero luego cualquiera le aguanta.

«Jesús está un poco desubicado», alegó Lara, que la única conversación que quiere con Jesús es para explicarle cómo funciona Google Maps.

La última cita de Marina empezó en un columpio que estaba en la playa más fuera de lugar que un notario vestido de flamenca firmando defunciones. El caso es que se pusieron a lamerse la boca que parecía que estaban pegando sellos.

«Sólo hago que darle vueltas a la cabeza», decía Jesús paseando melancólico por la playa, como si lo acabaran de dejar allí abandonado sus padres. Le faltaba una nota cogida con un imperdible en el cuello de la camisa:

A QUIEN PROCEDA.

ESTE NIÑO ESTÁ DESUBICADO. ATIÉNDANLE. PROBABLEMENTE TRATARÁ DE LIARSE CON USTED.

HALA, A MAMARLA.

Y así.

Claudia y Tony se fueron a hacer paddle surf pero para vagos, porque las tablas tenían manillar y motor. Es como si te vas a hacer ciclismo en una puta vespino.

«No sé si su estilo de vida y el mío son compatibles«, dijo Claudia de Raúl, cuyo estilo de vida es quererla a ella.

Tony insistió en el concepto compatibilidad, que según él, es consigo mismo, porque Tony piensa que es un cable cargador con varias salidas y lo mismo vale para iPhone que para Android. En el DNI de Tony sale la foto de un adaptador USB.

«Solo saco en claro que me quiero ir con ella», decía mientras Raúl, que se va a ir con ella, pero porque sólo hay un vuelo a la semana. La única forma de irse sin ella sería coger barco. Claudia es capaz de hacer que Raúl tarde seis meses en volver a España con tal de no volver con él. Raúl va a ver más puertos que el container de un carguero.

Diego y sus patitas desentrenadas se fueron de cita con Carla, que se echa el pelo para atrás cada dos segundos. Está claro que se quiere quedar calva.

«Estoy deseando que nuestros perros se conozcan, porque se van a llevar genial», le dijo Diego, pero no era una metáfora en la que «perros» son el pene y la vagina, sino que lo decía en serio, que quería presentar a los dos animales.

Luego Diego le babeó la espalda a Carla. Le borró hasta los tatuajes. Cuando una vaca pare y no tiene fuerzas para limpiar a su ternero va Diego y se lo deja impoluto.

«Brindo porque sea una experiencia que no olvidemos», dijo Diego, porque al parecer esto es algo que podría olvidarse. En tres días a Diego le preguntan qué tal en La isla de las tentaciones y responde: «¿Qué isla ni qué niño muerto?».

«No he parado de sonreír en todo el día», aseguró Carla, joder qué esfuerzo, debe tener los músculos de la cara como los bíceps de Dwayne Johnson. Ahora Carla puede mascar vigas de acero.

Marina e Isaac fueron a cenar a una cabañita de techo de paja de esas en las que estás comiendo y te caen hojas pochas en el salmorejo. Hacía un viento que no puedes pedir lechuga porque se te sale volando.

«Yo pensé que nadie me iba a tentar y fue hablar contigo y dije éste, este sí», le dijo Claudia a Tony en su cena romántica, porque Tony en las cenas románticas te hace interrogatorios que acaba siendo más romántico que te pregunte un espía ruso con un punzón al rojo vivo en la mano.

El caso es que Claudia decidió dormir sola. Tony dijo que lo comprendía, pero su ego no, su ego no entendía nada. Porque Tony tiene pinta de tener un EGO tan grande que ya está haciendo Bachillerato.

Volvemos a Diego. «Tengo muchas ganas de intercambiar… (pausa larga, en la mente de todos aparece la palabra fluidos) besos», dijo.

Acabaron metidos en la cama. «Esta noche va a ser especial, con una persona especial…«, decía Carla. TODO ESPECIAL, OIGA. En una cama especial, con una mesita de noche especial, unas sábanas especiales, un mosquito cabrón que zumba en la oreja especial, un pedo que hace globo en el edredón especial…

Sandra fue a ver a las chicas y les dijo que algunas de ellas habían «aprendido cosas de sí mismas que jamás imaginásteis». Eso iba por Lola, que asentía con la cabeza. Lola se ha hecho un máster y doctorado en Lolalogía Aplicada.

«La isla me ha enseñado a quererme, a ser feliz… y no puedo más que llorar«, dijo Lola, que al final va a ser que no ha aprendido una mierda.

– Maruja, ¿qué haces ahí deshecha en lágrimas y retorciéndote mientras te arrancas el pelo?

– Es que soy feliz, Paco.

Y así.

Les dieron un minuto para despedirse.

Claudia es como la leche y los petisuís, porque Tony le dijo que había crecido con ella.

Marina e Isaac en el minuto de la despedida echaron catorce polvos.

Lola en la despedida con sus compañeras lloraba mucho. Y para cerrar su compromiso con Claudia, Marina y Lara, se sonó los mocos con los dedos y luego le dio la mano a las chicas. Se tuvieron que despegar las manos con acetona. Es lo que Lola entiende por forjar una unión.

Sandra también apareció en la villa de los chicos. «No te esperábamos«, le dijeron, como si fuera aparecido Pedro Piqueras.

«Algunos habéis descubierto que no conocíais a vuestras novias», les hizo ver la presentadora. Ya ves, algunos no sabían ni el nombre de su novia. A Jesús, por ejemplo, le tuvieron que señalar a Marina para que supiera quién era.

«Mirad esta casa», les dijo Sandra Barneda señalando a la villa con admiración, porque creo que Sandra se saca un sobresueldo en el mercado inmobiliario. Lo mismo te presenta un programa que te vende un piso en Alcorcón.

Vamos con las hogueras finales. En este programa la mitad del presupuesto se les va en leña.

La primera fue la de Lola y Diego. Lola llegó que hay condenados a garrote vil que llegan a sentarse más tranquilos. «Va a pasar algo muy complicado, es una prueba muy, muy dura», dijo Lola, porque hablar con Diego es como opositar a Registrador de la propiedad.

«Tengo miedo de hacerme pequeñita a su lado», confesó Lola, que se pone al lado de Diego y se piensa que está en la peli de Godzilla VS Kong.

Ambos ya sentados ni se saludaron, ni se hablaron, ni se miraron, ni nada de nada. Les pones en medio un tocho de pladur y ni lo notan.

«Me dijiste que me querías y que horas después hayas hecho los hechos que has hecho», dijo Diego, que no sé si estaba hablando con Lola o conjugando el verbo hacer. Vas a reconciliarte con Diego y lo más probable es que te diga que Pablito clavó un clavito y que qué clavito clavó Pablito.

Lola estaba emocionada y hablaba como la Duquesa de Alba con dos copas. Hablaba como encima de una lavadora centrifugando. «Fue volver a la villa y nació la Lola que quiere vivir», se explicó ella, que nace cada dos por tres. Lola tiene 245 partidas de nacimiento. En el registro civil tiene una ventanilla para ella.

«Para una vez que piensas en ti misma y es para hacerme daño a mí«, se quejó Diego, que habría preferido que hiciera daño a los demás. Él es así, empático, solidario, humano.

Les pusieron las imágenes de Lola haciendo cositas sexuales. «Si lo has sentido…», dijo Diego. Sí lo sintió, sí. A Diego hay que explicarle lo de los orgasmos.

«Yo no habría hecho con Carla nada aquí, aunque Carla me hubiera pedido a gritos hacerlo», aseguró Diego. Me imagino a Carla con un altavoz en plan manifa.

DIEGOOOOOO QUE ME HAGAS ALGOOOOOOO, DIEGOOOOOOOOOO MÉTEME EL MANDRIL CALVO, DIEGOOOOOOO, ZÚRRAME EL NALGAMEN, JODEEEER, VAMOOOOS

«He hecho lo que una chica de mi edad puede hacer», se justificó Lola. Las de otras edades no pueden hacer lo que Lola, que está en la PUTA EDAD TODOPODEROSA. Dios creó el universo en siete días sólo porque estaba en la edad de Lola.

«Yo me convertí en una señora de cincuenta años con 24», dijo Lola. Voy a obviar lo ofensivo que eso es para las señoras de cincuenta años, que para Lola a los 49 todavía, pero es cumplir 50 y entras en estado vegetativo, para decir que Lola es como Mortadelo, se puede convertir en cosas.

Vieron imágenes de Diego vestido de hippie de Ibiza al que nadie le ha dicho que los ochenta ya pasaron. «Soy un pirata romántico», decía él, que si llega a ser corsario ataca a los demás barcos con poemas de amor y miraditas cómplices.

Y luego vieron a Diego comiéndose los morros con Carla y de magreo. A Lola lo que le molestó es que diego no se la tirara. «Es que lo puse en una balanza y le ganabas a Carla por goleada», dijo Diego.

Carla ahora mismo viendo este programa:

Total, que se despidieron de forma bastante civilizada y deseándose lo mejor.

«Diego, ¿te crees las lágrimas de Lola?», preguntó Sandra Barneda, como si las lágrimas de Lola estuvieran declarando en un juicio. Diego no se las creía. Joder, pues de Lola te puedes no creer cosas, pero las lágrimas salen con certificado de autenticidad y todo.

«Creo que no se arrepiente de lo que ha hecho», hizo ver Diego. «Es que te estoy diciendo que no me arrepiento», contestó Lola y sólo le faltó añadir: «GILIPOLLAS, QUÉ PARTE DE ‘NO ME ARREPIENTO’ NO HAS ENTENDIDO?».

-Bienvenido a la vista para la concesión de su posible libertad condicional. ¿Se arrepiente usted de lo que hizo, Diego?

– No, señor juez, le maté y le volvería a matar mil veces. Es más, voy a salir y me voy a hinchar a matar gente. Al primero que vea nada más cruzar la puerta de la calle, lo mato, así sea mi padre.

– A ver, que me está dando la sensación ligera, así por encima, pero no me haga caso que lo mismo son cosas mías, que no se arrepiente usted mucho… Va, que sí, es usted libre.

Y así.

Y llegó el momento de decidir la custodia compartida del perro. Al final Diego dijo que lo mejor para el perro era que viera a Lola. Claro, no sea que el rottweiler de veinte kilos y una mandíbula como las puertas de un ascensor se coja un trastorno afectivo.

Diego decidió irse de la isla solo.

«Desde este momento ya no sois pareja», les dijo Sandra Barneda, que divorcia a gente como el que parpadea. Sandra si quiere divorcia a la reina Isabel II. Está el divorcio Express y el divorcio de PUTO YA de Sandra Barneda.

Lola dedició irse sola, porque «quiere volar por sí misma». Hay pilotos de Ryanair que han visto a Lola pasándoles por la derecha a 20.000 pies de altura.

¡Vuela, Lola, vuela!

flying music video GIF

Hoguera de Raúl y Claudia. Ella para la hoguera se puso un vestido de lentejuelas brillantes que parecía un homenaje a las bolas de discoteca.

Raúl se había puesto chaqueta, porque le dijeron que iba a una comunión. Eso sí, los pantalones eran de su hermano pequeño, porque le quedaban cortos. Para ponerte esos pantalones te tienes que depilar.

Raúl recibió a Claudia como Napoleón a sus tropas: con una mano en el pecho. O está enamorado o sufriendo un infarto. Raúl la abrazó y Claudia al principio le hacía un poco la cobra, disimuladamente, pero Raúl acabó por comerle el morrino.

Entonces Raúl se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y Claudia, pensando que iba a sacar un anillo, puso cara de pánico. Pero no, era una caracola esmirriada. Así es Raúl, muy de conquistarte con cosas que encuentra en el suelo. Y Claudia puede dar gracias de que era una caracola y no un anzuelo para besugos.

¿Os acordáis del Prestige? Raúl se pasó un mes regalando chapapote a todo el que pillaba.

Pero el amor duró quince segundos. Se pusieron a discutir, porque Claudia se puso a quejarse de que no viajaban.

«Yo me la quiero llevar ya de aquí», dijo Raúl, como si estuviera en un Take Away de novias. Si llega a tener el móvil Raúl pide un Glovo para que le lleven a Claudia.

Les pusieron imágenes de Claudia acaramelada con Tony. Caricias, mimos, conversaciones cómplices y sentidas, abracitos… «Vi que tú y Lara teníais una relación», dijo Claudia, pero no se lo creía ni ella.

«Ya confío en tí plenamente», le dijo Claudia. Toda España confía en Raúl. Joder, si estoy pensando en darle mis ahorros para que me los guarde él.

También viero una retahíla de imágenes de Raúl poniéndole pegas a Claudia, que si llega a ir a la ITV de novias la hacen volver por desfavorable.

Total, que decidieron irse juntos, para «construir algo fuera». Una cabaña en un árbol, o algo así. EL AMOR WINS.

Hoguera de Jesús y Marina.

EL AMOR LOST

«Marina ha tenido una desfachatez total y me siento con fuerzas para atacar», dijo Jesús que es un maestro de la hipocresía. Si el cinismo fuera un arte Jesús tenía una sala dedicada en el Prado.

«No sé a qué Jesús me voy a encontar», dijo Marina, que piensa que en producción de La isla de las tentaciones son un desastre y son capaces de sentarle en la hoguera al Jesús que no es. Y claro, qué lío, un señor de Albacete de 87 años llamado Jesús allí mirando a Sandra Barneda sin entender nada de lo que le dice la chica esa rubia de al lado de no sé qué Lobo.

«He encontrado un nuevo Jesús», dijo Jesús. ¿Ves? Ya la han liado.

«Estoy con ganas de que Marina me diga la verdad», aseguró. ¿PERO QUÉ VERDAD, ALMA DE CÁNTARO? Ni que te lo hubiera ocultado.

Llegó Marina y se dijeron un hola de ascensor. «Hola buenas noches y demasiado», le dijo Jesús, esperando que a Marina le jodiera, pero a ella le sudó el papo lo más grande.

Y se enzarzaron que eso parecía un concurso de anestesistas. «No sientes nada», «no, el que no siente eres tú», «tú sí que no sientes». Madre de Dios, la fiesta de los miembros dormidos.

«Mi querido Lobo me ha hecho sentir más que tú en estos últimos años«, dijo Marina, sin citar la palabra orgasmo en la que todos estamos pensando.

«Díselo tú a Stefany… ah, no, Stefany no, Bela, Lara… ¿a cual digo?», le reprochó Marina, porque Jesús es muy de sentir por todo el mundo. En cuestión de coger cariño rápido están los Teletubbies y Jesús.

«Te voy a pedir perdón porque he fallado, pero prefiero fallarte a tí que a mí, mil veces«, dijo Marina, que habla que parece un libro de autoayuda.

El diálogo que siguió, tenso y lleno de bronca, era lo más absurdo que he visto en mi vida.

«Llevábais mucho tiempo sin veros…», dijo Barneda y saltó Jesús: «Y más que nos vamos a llevar, apúntalo», explotó Jesús. Veo a Sandra Barneda dentro de seis años hasta el papo de apuntar días sin verse de Jesús y Marina.

«Yo te pido disculpas», le dijo Marina. «¿Dónde están las disculpas?», preguntó Jesús, que le tatúas la palabra «PERDÓN» en el pene y va a mear y no la ve.

«He llegado aquí y se me han abierto los ojos, se me ha abierto el mundo…», decía Marina, que se lo puso a huevo a Jesús: «Se te ha abierto todo», le dijo.

«Cuando te vea a tí mi madre ¿no va a flipar? Madre mía, Jesusito el Santo», espetó Marina, porque a Jesús le van a poner una capilla en las iglesias. Va a ser el único santo al que en lugar de velas se le pongan veletas.

Y vieron imágenes de Jesús comiéndole la oreja a Stefany. Y comiéndole los morros. Y comiéndole la oreja a Lara. Y comiéndole los morros. Eso parecía un bucle de Jesús pasando babas.

«Pido perdón por esas imágenes, porque pueden ser muy abruptas», dijo Jesús.

Abrupto:

1. adj. Dicho de un terreno: Escarpado, quebrado o de difícil acceso.

2. adj. Áspero, violento, rudo, destemplado.

Las imágenes de Jesús frotando hocico con las chicas son escarpadas, quebradizas y rudas y destempladas. Sí, justo eso me pareció cuando las vi. Se lo dije a un colega que estaba conmigo. «Oh, mira a Jesús besando a Stefany, qué imágenes tan de difícil acceso«.

«Yo venía aquí a salvar lo nuestro», dijo Marina, que salvar cosas se le da medio mal. Marina una vez vio a un señor que se atragantaba un poco y fue a salvarle y el señor acabó descuartizado.

Jesús se puso muy pesado con que las imágenes de Marina follando le iban a dar vergüenza a la familia de Marina. Claro, porque la familia de Marina piensa que nació sin vagina.

«No se puede hacer sexo con una cámara delante», expuso Jesús. Ahora mismo está Nacho Vidal pensando que lo ha hecho todo mal.

Marina para pedir perdón se puso a mirar a los ojos a Jesús. Marina mira a los ojos que si mira a una cámara acorazada le abre un hueco como para meter la mano y sacar lingotes. Marina mira a los ojos a Iron Man y lo mata.

Sorpresa: Jesús dijo que abandonaba la isla «totalmente solo». Y los dos se pusieron a llorar de repente.

«La he querido más que a mi madre», aseguró Jesús. Ahora le va a hacer croquetas la vecina del quinto. Jesús va a ir a comer a casa de su madre el domingo y va a descubrir que sus padres se han mudado sin decirle nada.

Total, que a Marina le tocó decidir con quién se iba. Y decidió irse sola. Isaac se vuelve a España andando.

Cuando Marina dijo que se iba sola Sandra Barneda decía que sí con la cabeza como diciendo «qué cojones me estás contando, Marina, qué cojones». La cara de Sandra era un poema. Pero un poema con rima mierdasonante.

«¿Que sientes por Isaac?», preguntó Sandra. Lo mismo que por su satisfyer, creo. «Fuera le buscaré», dijo Marina. Joder, que se den el whatsapp y queden en un sitio, tanto ir a buscarle, que a Marina de tanto buscar sólo le va a faltar llevarse al mono Amedio.

Hoguera de Hugo y Lara.

«Espero encontrarme a Lara tan contenta como estoy yo», dijo Hugo con una cara de contento como de funeral múltiple.

El caso es que apareció Lara y se comieron los morros que sonó como si estuvieran descorchando sidra. Hugo cogió su taburete y lo puso al ladito del de Lara y ella puso cara de «hay que joderse qué plasta».

Hugo se pasaba el rato comiéndoselo a besos y ella diciendo «PERO HAY QUE HABLAR».

«Hugo, pon el taburete donde estaba«, le dijo Sandra a Hugo. Sandra Barneda te toca de profesora y no hay cojones a portarse mal en clase. Te pasas las notitas con tu colega como el que se está pasando droga.

«Mari es una que llevaba trenzas el primer día y luego se soltó el pelo y parecía una nueva», explicó Hugo a preguntas de Lara. Mari es así. Ella atraca un banco con una coleta y al salir se suelta el pelo y la policía la deja ir porque no la reconcen.

«Quiero todo contigo [y con la cabra]», aseguró Hugo, que además confesó: «Lloré mil veces». «¿Lloraste?», preguntó sorprendida Lara, que hasta esa noche pensaba que Hugo tenía los lacrimales más secos que los cojones de Tutankamón.

«Llegué a decir que quería casarme contigo… quiero casarme con ella», dijo Hugo y Lara ponía cara de dura, pero se estaba derritiendo por dentro. Os dejo imágenes de Lara haciéndose la dura con Hugo:

Melting Easter Bunny GIF

«No me hacen ni puñetera gracia su inmadurez / no se merece estar conmigo / se cargó la relación / estoy harta de tener tanta mierda final / no me va a volver a ver ni en la hoguera final», decía Lara en las imágenes. Y un minuto antes le estaba reprochando a Hugo que dijera que «se follaba a siete en la casa».

«No sé afrontar los problemas hablando», reconoció Hugo. «No sabe hablar», le reprochó Lara. Me han pasado unas imágenes inéditas de Hugo tratando de hablar sus problemas con Lara:

Lara estaba haciéndole reproches a Hugo por encima de lo normal. «Yo no le he hecho un helado a ninguno de mis compañeros», se quejaba Lara porque Hugo le hizo un helado a Mari.

«No me parece nada bien lo del helado», insistía Lara, que por las noches quema kioscos de Frigo. Lara desprecia a los heladeros. Si fabricas bombas para Lara tienes un pase, pero helados no. La mayor enemiga de Lara es La Jijonenca.

Total, que Hugo se le declaró. Lara intentaba no sonreír mientras Hugo le abría el corazón que hay cirujanos cardiacos que no han visto corazones tan abiertos.

Ya se metió Sandra y le dijo a Lara. «LARAAAAAA…», a ver si la muchacha reaccionaba un poco a la penita de Hugo.

Total, que Hugo decidió irse de la isla con Lara. Y Lara decidió irse con Hugo. Qué bonito todo.

Y como última imagen… Sandra Barneda en plan Hoolligan del amor, levantando los brazos enfervorecida y guiñando un ojo como Popeye mirando al sol de cara.

Y es que la mujer se ha aguantado las emociones tanto que parece un camión cisterna de sentimientos. Y claro, vio triunfar el amor y se vino arriba que el gol de Iniesta en el mundial la dejó fría, pero la cara de Hugo y Lara se las tatúa en una nalga. Adoramos a esta presentadora. He dicho. 

Y esta noche… reencuentro seis meses después!!

3 comentarios

  1. Dice ser Montse

    «Pero no era una metáfora en la que “perros” son el pene y la vagina, si no que lo decía en serio, que quería presentar a los dos animales.»
    Ese «si no»… 🤔

    25 marzo 2021 | 08:53

  2. Gran artículo, diría que se pasan un poco, pero bueno en una isla nunca sabes

    25 marzo 2021 | 12:00

  3. Dice ser Luz

    Muy gracioso como siempre. Me he reído mucho con el concurso de anestesistas

    26 marzo 2021 | 00:56

Los comentarios están cerrados.