La rutina lleva al aburrimiento, el aburrimiento al deseo y el deseo… ‘La casa fuerte’ está que arde

Ay, qué caló, ay, qué caló, ay, qué caló.

«La casa fuerte es una montaña rusa en toda regla«, dijo Nuria Marín nada más empezar. Y la verdad es que lo es, primero, porque Oriana e Iván se pasan el día montándose y porque a Fani lo mismo no le viene la regla. Sí, amigos, lo de La Casa Fuerte se lo pusieron porque hay películas para adultos con menos sexo que este programa.

Hay conejos en época de cría a los que el comportamiento de estos humanos les parece inadecuado y exagerado. Y es que se quejan de que en la casa cada día se parece al anterior. Y nada de bailes sexies, lencería fina ni ostras, el aburrimiento es lo que más lleva al sexo. Total, estás ahí sin hacer nada y tienes a mano a con quién… Que podían leer, jugar, filosofar… pero qué queréis, que tampoco es esto La Casa Ilustrada.

Bueno, vamos con el resumen del resumen del martes, que sólo yo consigo que sea un tochazo.

Maite se levantó la primera. Siempre lo hace y sin despertador ni nada. La mala leche la avisa de cuando puede empezar a cometer maldades. Es como el sentido arácnido de Spiderman, pero para hacer el mal. Un gran poder conlleva una gran mala hostia.

¿Sabéis la típica imagen bucólica de una mamá arropando a sus hijos? Pues a tomar por culo. Lo que más le gusta hacer a Maite es despertar a Cristian.

«¿Estabas durmiendo?», le dijo Maite a su retoño. Sí, joder, estaba durmiendo hasta que le has dado patadas y le has hablado. Cristian se había ido a dormir al lado de la piscina, según él porque en el porche hay muchas moscas. Y muchas maites. El día menos pensado se levantan todos y se encuentran que Cristian ha construido un búnker a 80 metros bajo tierra y se ha metido dentro para que Maite no le encuentre.

Y como ya había jodido a Cristian pues se fue a donde dormían los demás y se puso delante del espejo a probarse pelucas. Por la mañana temprano. «No sé si me veo de rubia, la verdad… me hace más dulce a lo mejor», decía susurrando alto. Sí, te hace dulce como el café quemado.

Y claro, despertó a los demás. Labrador según se levanta se casca la gorra. Se la encasqueta. Se la enrosca. Antes le despegas la cabeza del cuerpo que la gorra de la cabeza. ¡Rápido, rápido, la gorra no sea que llegue riego al cerebro!

Y luego se fue a hacer la limpieza en plan pornochacho, sin camiseta, con el delantal y los músculos desparramándose por todos lados.

Más despertares. «Hoy me he levantado juguetona y le he hecho a Ferre ponerse uno de mis tangas», dijo Cristina.

– Cariño… me he levantado juguetona…

– ¿De follar?

– No, de que te vas a poner ropa de mi madre.

Y así.

«Se limpia mejor, más fresquito», decía Ferre, por consolarse, yo creo. «Me hacía un poco de daño ahí abajo, cuando me agachaba», aseguró, porque tenía los huevos estrangulados con el hilo del tanga. Cuando se quitó eso tenía los testículos morados como dos berenjenas enananas.

Todo era armonía, bromas y felicidad hasta que se levantó Oriana a contar sus penas con Iván. Esta muchacha espanta la felicidad. Si no quieres que la felicidad entre en tu huerto y te coma las hortalizas, pones a Oriana en el medio con los brazos abiertos.

Cristian le reprochó a Maite que tomara zumo de naranja. «Yo eso no lo veo, zumo de naranja para comer», como si Maite estuviera haciendo una marcianada.

Los residentes hicieron una quiché al carbón. ¿Hecha con calor de carbón? No, carbonizada. Hay mineros rusos que no serían capaces de picar esa quiché.

«Yola y Leticia cogieron, como alma libre, los chorizos que les dio la gana«, se quejó Fani. Así son las almas libres: viajan, tienen relaciones abiertas, no se dejan manipular y cogen los chorizos que les da la gana.

– Joder, Juan, se está comiendo todas las putas patatas bravas…

– No es un gorrón, es un alma libre.

– Ah, vale, ahora le pido otra ración.

Yola cocinando. Ese vídeo lo ve el jurado de MasterChef y lloran los tres. Jordi Cruz la ataca con un cuchillo directamente. No es que cocine mal, es que intenta hacerselo pasar mal a los ingredientes. Los ganadores de MasterChef van al Basque Culinary Center. Yola estudió en el Desastre Culinari Descentrer.

«Sois malas personas por naturaleza, malas y malas«, les dijo Juani a Yola y Leti porque se habían dejado un plato con huesos por tirar. Porque para Juani si eres Vlad el empalador y le metes a la gente palos por sitios oscuros está bien siempre y cuando recogas los platos.

Yola se ha echado un novio. Es el que maneja las cámaras robóticas de la habitación. Le habla a la cámara y esta se mueve para decir sí. Yo Yola no sé, pero a mi que un tipo que me mira mientras duermo a través de una cámara… como novio no lo veo, Yola. Voy a probar a ponerlo en Tinder, a ver si ligo. «Quiero una novia para mirarla en la oscuridad«. Buah, me llueven los likes.

«MALA, MALA, NO QUIERO NI SU OLOR, MALA», seguía diciendo Juani, obsesionada, que como consiga agua bendita las exortiza a base de bien. Y mejor eso que una estaca de madera, que también es capaz.

La organización, según Maite, la mandó a ella y a Cristian a que despertaran a los residentes. Si ya les odiaban poco, pues más.

Me ha dicho la organización que os eche matarratas en el café, ya lo siento. Me ha dicho la organización que me lleve a vuestros hijos primogénitos. Me ha dicho la organización que os sacrifique en un altar inca y os arranque el corazón. Cosas así.

Maite, que dice que lleva cinco años sin que le apuñalen el mero y que ha tenido menos relaciones que un náufrago, aconseja a Cristian sobre el amor y su novia de fuera.

«Cuando te vea retorcido de dolor diciéndole todo lo que la amas… ya se verá», le dijo Maite. Lo que verá la pobre chica esa es que Cristian tiene retortijones, pero amor…

Cristina intentaba hacerle el desayuno a Ferre. «Le voy a hacer mil millones de desayunos en toda mi vida«, joder. A ver, 90 años, por 365 días al año, sin contar bisiestos, nos da 32.850 días de vida. Cristina va tener que hacerle desayunos mañana, tarde y noche.

¿Está Fani embarazada? Podría ser, porque juegan a papás y mamás todas las noches y Cristofer le pone la semillita a Fani, que está ya más plantada que el huerto de un jubilado.

«Estoy super sensible…», decía ella, «tengo el pecho más grande, he tenido nauseas, estoy muy cansada… a lo mejor es estrés de la casa», añadía. Sí, estrés de ese que luego lo tienes que parir, ponerle un nombre e inscribirlo en el registro civil.

«Tienes mucho antojo de dulce», le dijo Cristofer, que a todas esas cosas les llama «tener síntomas», como el que ha pillado una gonorrea.

«Yo hasta que no vea el chisme ese…», dijo Cristofer. ¿Se refiere al predictor? No, yo creo que se refiere al bebé. Hasta que no vea el chisme ese saliendo por tol coño de la Fani él no se lo cree.

Se han puesto metafísicos (diría que emporrados, pero no les dan droga) con lo de la muerte y el más allá. «Con el más allá no he contactado, pero…», dijo Ferre. Bueno, yo tampoco he llamado hoy a mi madre, Ferre, tranquilo, que a todos se nos pasa llamar.

«Un día estaba dormido y vi pasando como 50 estrellas alineadas«, dijo Cristian, que se había ido a dormir al borde de la Nacional IV dirección Córdoba y veía estrellas alineadas a 120 km/h.

«Salen tus ancestros y te dicen bienvenida seas», dijo Maite sobre cómo es ir al más allá. Vale, tus ancestros cuando mueren se convierten en azafatas. Si te has portado muy bien te reciben en la luz con una copita de champán.

«Nuestros muertos están arriba, que yo me pongo en contacto con ellos, llevo siempre un aura conmigo», dijo Maite, que por el placer de despertar, despierta hasta a los muertos. Como se entere Cristian de que se puede ir allí arriba intenta subir a ver si allí puede dormir.

Yola y Cristian echaron una carrera en la piscina. Si ganaba Yola Cristian habría tenido que darle un masaje en los pechos. Cómo nadaba Yola. Daba unas brazadas que pilla a un cachalote y lo mata con la mano. Pero ganó Cristian, que se veía como un harri-jasotze levantando pedrolos.

«No se lo habría dado, le habría dicho ‘Yola, lo siento, porque esto es muy porno'», afirmó Cristian. Es un caballero de los que ya no quedan. El día que quiera tener hijos lo va a intentar por ciencia infusa.

Super nenas. «Vamos a llevar unas camisetas que hemos diseñado y además tienen poderes. Vamos a salvar la casa fuerte», dijo Yola. El diseño eran unas camisetas viejas pintadas con spray que parecía el trabajo de fin de curso de una niña de cuatro años. Al lado de la ropa que diseña Yola Desigual parece un traje con raya diplomática.

Prueba.

Tenían que interpretar situaciones. Nos centraremos en Iván y Oriana. Un miembro de una pareja de novios le cuenta al otro de que le ha sido infiel, era el argumento. «Ah, pues está bien porque somos novios», dijo Oriana, que no dijo nada de la segunda parte del supuesto, lo de los cuernos.

Claro, lo hicieron muy bien, porque Oriana ha practicado mucho lo de montarle pollos a Iván. Eso estaba más ensayado que El Don Juan Tenorio en la Compañía Nacional.

Al final el premio quedó desierto, porque no se pusieron de acuerdo en a quién darle el premio.

Y ya que estamos con ellos, vamos al tema de la cópula. Oriana e Iván han vuelto. Han vuelto a follar. En el Londres de la Segunda Guerra Mundial, bajo los bombardeos alemanes tenían menos cortes de luz que cortes tiene la pareja de Iván y Oriana.

«Qué maldad llevas dentro, qué sola te vas a quedar en la vida«, le dijo Iván, como ejemplo. Su dios es el Amodio, una entidad divina que con una mano te suelta una hostia y con la otra te acaricia los genitales.

«No quiero estar contigo, pero yo no te he dejado», dijo Iván, que no se contradice ni nada. Pero se metieron en la cama. Y con Oriana con más sueño que un lirón sedado, la bronca se vino abajo.

«¿Qué sientes por mí?», le preguntó Iván. «Esta mañana, rabia. Ahora, deseo», le dijo Oriana. Y en lo que dura un parpadeo estaban enganchados como dos Chihuahuas, adorando a su dios Amodio.

Y se acabó lo que se daba.

1 comentario

  1. Dice ser Me meo

    «Y con Oriana con más sueño que un lirón sedado»

    Jajajajajajaja

    Gus, tienes claro que todas estas expresiones me las guardo para utilizarlas en cuanto tenga ocasión, ¿no?

    09 julio 2020 | 12:18

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