La mala leche de Antonia Dell’Atte y el ‘pijerismo’ de Lomana marcan el estreno de ‘MasterChef Celebrity’

Antonia Dell’Atte, la bondad hecha mujer. (FOTO: TVE)

Hola a todas y todos. Ha arrancado un nuevo MasterChef celebrity (¿los programas usan diesel o gasolina para arrancar?) y hay dos claras protagonistas: Antonia Dell’Atte y Carmen Lomana, las dos tienen una mala leche que si dejas una vaca muerta tres días al sol tendría menos mala leche.

La diferencia es que Antonia sabe cocinar y Carmen Lomana necesita ayuda hasta para tirar de la cadena, a juzgar por lo que vimos anoche. Pero vamos en orden, que la primera entrega de la tercra edición de MasterChef dejó mucho y muy bueno.

Lo primero que vimos fue un vídeo de Mario Vaquerizo en su casa. Tenía la nevera como un estudiante de Filosofía: vacía. Si come lo que sale de esa nevera es normal que esté hecho un figurín. Con lo que había ahí dentro no engordaría ni un chihuahua con el tiroides estropeado.

Para cocinar se puso una redecilla, pero ese pelazo necesitaba una malla de las de vallar fincas. El encuentro primigenio se hizo en un restaurante vacío y según llegaban tenían que ponerse a hacer algún plato. Mario se puso a hacer hamburguesas y cuando llegó Carmen Lomana le puso cara como de haberle encontrado  haciendo mierda con patatas.

«Aquí todos somos muy amiguitos al principio, pero luego ya verás«… dijo Mario, que tiene el don de la clarividencia. Y es que me da que entre algunos concursantes se va a liar parda, pero parda tipo oso pardo con la rabia mordiendo y arañando.

Lomana se puso a hacer una ensalada, a lo puto loco curradísimo, que no le den la jubilación anticipada a Lomana por el desgaste. Lo malo es que no había cogido un pelador en su vida y eso era como ver a un calvo intentando hacerse una trenza.

Destacó Ona Carbonell, que no dudó en recordar que ha ganado «20 medallas mundiales, 2 olímpias y 40 y pico internacionales». La madre que la parió, se mueve en el agua que ya quisiera yo moverme así andando por la calle. Se puso a hacer vichyssoise, que se dice visisuá, pero lo escriben raro porque eso da mejor sabor.

Luego llegó María Castro, que me ha caído mejor que un chocolate con churros a las cuatro de la mañana.

Eso parecía una película de zombis porque cada vez que llegaba alguien todos se podían a gritar. Joder, que cuando el de la motosierra llegaba en La Matanza de Texas la gente hacía menos aspavientos.

Paula Prendes dijo que su madre era una gran cocinera. Lo que decimos todos, claro, más que nada para poder seguir yendo los domingos a gorronear sin que nos pongan laxante en las lentejas.

Óscar Higares llegó fuerte, porque se puso a hacer un solomillo wellington, lo normal que improvisas si descubres que tienes que cocinar de repente. Hay que empezar a ir a casa de Higares sin avisar, joder, que sales de ahí con un faisán a baja temperatura con salsa de trufa blanca y cuerno de unicornio entre pecho y espalda.

Para ser platos improvisados todos tenían más ingredientes que un Mercadona un lunes por la mañana. Era de una espontaneidad que asustaba.

Boris Izaguirre llegó con un traje de flores que debe coger olor a fritanga. Ese traje absorbe más aceite que el papel de cocina. De hecho estoy pensando en comprar uno igual para escurrir las croquetas.

Jaime Nava, el capitán de la selección masculina de Rugbi, llegó y Boris le cogió de esclavo para hacer un Chupe peruano, que no es una posición del kamasutra, sino un plato de pescado. «Todo lo que sea chupe es bueno», le respondió el maromo a Boris, jugando con fuego.

Boris se puso dos pieles de patata debajo de los ojos porque «la patata te chupa la bolsa del ojo». La patata es peor que un murciélago con hambre de tres días. Y no, no probéis a poneros las mondas de patata en el toto porque sólo parecerá que tenéis eso como el cubo de los desperdicios.

Boris Izaguirre, cuidándose la piel:

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Dafne Fernández llegó embarazada, así que supongo que tendrá que comer por dos y cocinar por dos.

Iván Massagué salió corriendo en el vídeo de presentación. Pero no había corrido en su vida, iba reventado. Si alguna vez vuestra vida está en peligro y dependéis de que Iván se dé una carrerita corta, daos por jodidos. Su mentor fue Edu Soto, que le bautizó como Iván Massachef.

Luego llegó Antonia Dell’Atte, también vestida como para cocinar un pepinillo en vinagre y poco más. Creo que llegó ya cabreada porque no había una escalinata de mármol por la que bajar.

Cuando ya tuvieron la comida lista, que si eso lo cocinaron ellos yo soy Marta Sánchez en mis ratos libres, Eva González llegó para reincorporarse al trabajo después la baja maternal, carrito de bebé incluido. Lucía la típica sonrisa de reincorporarse al trabajo.

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Llegó la primera prueba de cocinado y al comenzar Boris Izaguirre no estaba, llegó tarde porque según dijo el avión de Miami se había retrasado. Santiago Segura pidió una sanción para él. Si Segura por él fuera le habrían azotado sobre su vitrocerámica. El director tiene la empatía fresca como la cara de Voldemort.

Antonia le pidió a Pepe que le ayudara de vez en cuando «con un soplo». Pero se debía referir a un soplo en el corazón, porque empezó a hablar de Pepe en unos términos como de sentirse sucio. «Pepe es muy guapo y creo que no lo sabe», dijo. «Pepe tiene algo de macho ibérico y creo que también de rabo de toro», añadió Antonia, que haciendo metáforas es tan sutil como un verdugo curando el dolor de cabeza.

Nos pusieron un vídeo de Carmen Lomana en su casa, hablando con su empleada del hogar. Estaba la muchacha cocinando como una loca y llegó la Carmen a darle instrucciones de esas que te tocan el potorro más que un ginecólogo con Parkinson.

«Para mí es como de mi familia«, dijo Lomana, pero luego la pobre empleada tenía que dirigire a Lomana como «señora» y le lleva la comida a la mesa para servirla. Lo normal que le haces a tu familia. Yo voy a casa de mi madre y no me llama señorito y la escupo a la cara.

Otra cosa que haces con tu familia es tratarlas como a la mierda. «Pero me tienes que traer el otro cubierto de servir«, le dijo a la empleada cuando lle llevó la comida, con una cara de mala leche que si esa pobre mujer es de su familia debe ser su suegra.

«Yo lo que quiero es que no me riñáis, pero sobre todo por mi hija«, rogó el primer día Paz Vega. Y Jordi, que cuando el hombre del saco no come su mamá le amenaza con que va a venir Jordi, miró a camára y se dirigió a la hija de Paz para decir «lo siento, te lo digo de antemano». Esa niña está ahora en el psicólogo.

La primera prueba consistió en una caja misteriosa. Pero el presupuesto apretaba y sólo había una caja misteriosa para cada dos. Todas tenían 16 ingredientes y tenían que quedarse con 8 cada uno, negociando el reparto.

Boris y Antonia estuvieron a punto de apuñalarse por un ramillete de romero. Antonia ha llegado a perseguir a gitanas para que le vendieran romero. Qué obsesión con el romero, joder, que se pone menos nervioso Drácula mirando el cuello de una jirafa que esta mujer con el plantujo ese.

Los miembros del jurado hicieron una porra a ver quién se cortaba antes. Me encantan las necroporras. La cosa estaba entre Boris, Mario y Jaime. Pero Paula Prendes estaba usando un cuchillo con el que podrías matar un rinoceronte para pelar una patata, así que también estaba en la terna.

Y el ganador fue… ¡¡JAIME!! Se hizo un corte en el pulgar que ahora tiene dos dedos pulgares. De dio tal tajo que el invitado especial del programa de anoche fue el Doctor Cavadas.

«Un aplauso para Jaime que se ha lesionado y va a salir adelante«, pidió Mario Vaquerizo, como si se hubiera lesionado la médula espinal. Boris también se cortó, pero no estuvo al borde de la muerte, así que no cuenta.

Santiago Segura se puso a limpiar una lubina y las escamas saltaban que van a sacar escamas hasta del techo. A este hombre le das un par de besugos grandes y puede currar de cañón de confeti en una cabalgata.

A Antonia se le cayó una patata al suelo y ahí la dejó, esperando que se recogiera ella sola. Todo el mundo sabe que si dejas media patata en el suelo aparecen los duendecillos de las divas y se la comen.

«Estoy un poco excitada», dijo Paula Prendes a Jordi Cruz cuando se acercó a ver qué hacía y sí, lo interpretaron por la parte cochinera. Con él iba Miguel Ángel Muñoz, en calidad de ganador de la primera edición y se fue para casa con el ego más dañado que los pulmones de Darth Vader. «Está bien que esté Miguel Ángel, pero ¿por qué no ha venido Saúl?», preguntó Paula, en referencia al maromazo Saúl Craviotto, que ganó la segunda edición.

«Qué platos más gays, por favor«, dijo Boris sobre la vajilla, porque no encontraba platos heteros. Cuando vayáis a IKEA preguntad por los platos de vuestra orientación sexual preferida.

Iván y Paz fueron los primeros en llevar sus platos a la cata.

Paz había hecho una «Fantasía bobina», que era carne con cuscús. Y ella misma empezó a criticar su plato antes de que el jurado hablara, diciendo que era como un plato combinado. Si a Paz la pones de comercial en Amazon tienen que cerrar al segundo día.

Iván había hecho un Crijiente de remolacha con caldo de garbanzos. Había metido en el plato todo lo que tenía, no metió el grifo de la encimera de milagro. «Me gusta mucho el toque crujiente de la tierra en las colmenillas», le dijo Jordi, porque eso tenía más arena que un macetero.

Boris había preparado un ‘Risotto Antonia’. El emplatado era como un vómito de cabra, pero explicó que es «emplatadofóbico, el emplatado es una mariconada y yo ya soy bastante maricón para estar cayendo en más mariconadas». A Boris le gusta que le pongas las cosas en el plato como si se hubiera caído la comida al suelo y la hubiera estado pisando una piara de cerdos.

Antonia había hecho ‘Pollo Borrachero’, porque le había echado tanto alcohol que eso parecía el estómago de un hooligan inglés un sábado por la noche. No estaba malo, pero no cerró la puñetera boca durante la valoración del jurado, lo que le jodió horrores a Jordi Cruz, que prefiere que le infles el hígado a puñetazos a que le interrumpas cuando habla.

María Castro había hecho una Crema de Calabaza y lentejas creativa. Y dejó la cocina que parecía la sala de despiece de un matadero. Esa cocina estaba tan sucia y daba tanto asquito que si la pones al microscopio ves a las bacterias yéndose de allí con cara de asco.

Xuxo Jones había hecho unas cigalas con arroz. Xuxo también había dejado la cocina que ahí no entran ni las ratas de lo sucia que estaba. y su arroz se lo das a un perro famélico y prefiere comerse su propia pata gangrenada que ese plato.

Ona había hecho «Abanico de colores». Joder, tenía una pinta que parecía un cuadro. Pero no les gustó aunque el atún estaba bueno. ¿No le dan demasiada caña a esta chica?

Jaime Nava había hecho una «cocina con cariño, desprende amor… se llama arroz cervecero». Joder, qué día de usar la cerveza para todo. Eso parecía un homenaje a Mario Vaquerizo, que cuando hace calor suda Mahou.

Óscar había hecho «Campo». Era pluma ibérica con puré de apionabo y verdinas. Les gustó mucho el plato. Pero claro, le dijeron que le juzgarán al nivel de ese primer día. O sea, como a los empollones de la clase, que sacan un día sacan ocho y les echan la bronca como si hubieran dejado el plato en blanco. Ventajas de ser de los que aprobaban por los pelos, que un día sacas un 8 y te hacen una fiesta.

Dafne hizo un arroz cromático con setas amarillas. «Joe, qué cara», exclamó, porque los miembros del jurado pusieron cara como de estar bebiendo un cóctel de arsénico y cianuro con guindillas. Lo de cromático era porque quien se come eso se pone amarillo-morado de antes de vomitar. «Esto te saca a la primera», dijo Jordi muy sutil.

Miguel Ángel Muñoz la defendió con uñas y dientes, porque son compañeros. Y se vivió un momento muy emotivo que a su lado Marco encontrando a su madre parecía un monólogo de humor.

Carmen Lomana es una envidiosa de manual. Es la típica que tiene excusas y que es capaz de retorcer la realidad como el que escurre una bayeta. Vio que el plato de Santiago estaba mejor que el suyo y le acusó de haberse quedado con todos los ingredientes, cuando el pescado lo rechazó ella misma porque había que limpiarlo.

Santiago Segura había hecho una Lubina al horno con jenjibre y al jurado le gustó. A Carmen Lomana le sentó como un tiro en el estómago porque ella había hecho una ‘Ensalada de quinoa desestructurada’ que consistía en un engrudo que no había probado ni ella.

Lo probó Boris y estuvo a punto de morir. Tuvieron que darle hasta agua. Los Borgia envenenaban a sus enemigos con la misma receta que hizo Carmen Lomana.

«No puedo tolerar la desgana«, le dijo Jordi a la mujer pija, que a su lado la Preysler parece una señora de campo sacando patatas de un bancal. Y Lomana le dijo que estaba equivocado, pero las formas flojas de Lomana eran de risa. No tiene sangre en las venas, os lo juro.

«Soy una persona muy trabajadora y perserverante», dijo. Sí, se lo curra mucho dándole instrucciones a la empleada del hogar. Persevera hasta que la pobre sirvienta hace lo que ella quiere.

Vaquerizo había hecho Carabineros a la plancha con minimalismo en su propia salsa. «Qué manera de cargarte los carabineros«, le dijeron. Y es que tenía unos carabineros de esos que vas a comprarlos y tienes que darle al pescadero a tu hijo primogénito y los cocinó como el que se hace unas pechugas de pollo a la plancha.

Paula Prendes hizo un ‘Qué verde era mi valle’. Porque el plato era como un valle y lo de dentro verde. Poniendo nombres a las cosas Paula es una genia. Ella a la tortilla española le llamaría ‘Cosa amarilla redonda’.

Los dos mejores platos fueron los de Boris y Óscar. Y el ganador de la prueba fue… ¡¡OSCAR!!

La prueba de exteriores era en la Plaza de España de Madrid. Había más mirones que en una actuación en directo en el Salón Erótico de Barcelona. Había tantos jubilados mirando que el la Seguridad Social aprovechó para repartir las pensiones allí mismo.

El jurado se presentó en un coche de época conducido por Samantha Vallejo-Nájera, que iba conduciendo que eso lo ven los de Fast and Furius y les da vértigo. Y dejó el coche aparcado en un sitio que TVE va a tener que vender Prado del Rey para pagar la multa.

Los comensales de la prueba eran los artistas del elenco de Billy Elliot (que por cierto, es musicalazo que si vais a Madrid tenéis que ver). El elenco eran 100 personas. La mitad de la población de España trabaja en Billy Elliot.

Quiché de jamón y queso, una merluza con crema, un solomillo de ternera y tarta de zanahoria era el menú.

«A mí me encanta amasar«, dijo Lomana. Sí, amasar fortunas, que esta mujer piensa que su empleada del hogar se llama Thermomix González. «Yo no he cortado una cebolla en mi vida», explicó la mujer que lleva el pelo tan duro por la laca que la DGT se lo ha homologado para ir en moto.

María Castro curraba como una jabata y Carmen Lomana se dedicaba a poner peros. Y luego se puso a cortar las quiches que parecía que estaba a cámara lenta.  A Lomana le dijeron que la cortara en 11 porciones pero ella las cortó en 10 porque le dio la gana. ¿Cómo va a calcular 11 porciones sin una empleada del hogar cerca?

Esa mujer debería ir al médico, porque tiene menos fuerza que un bebé de dos días. No podía soportar el peso de una sartén el rato de servir. Carmen Lomana necesita un exoesqueleto para sobrevivir. Para ella un abrefácil es más complicado que abrir a bocaos las puertas de Constantinopla.

Me encanta Paula Prendes y su dulzura. «Eso… a tomar por culo la canela», dijo en un momento dado. «Ante el estrés me salen brotes de mala leche», explicó después. Cuando Hulk está rompiendo edificios lo único que teme es a Paula Prendes cabreada.

En el equipo de Boris él era el capitán, pero la que mandaba era Antonia. «Yo como capitán me he sentido divino, muy sexy», dijo Boris, que como capitán podría igualarse en pericia al del Titanic. Boris acabó la prueba con el delantal impecable. Estaba como para hacer un anuncio de detergentes.

Cocinaban al aire libre y estaba cayendo una lluvia que de fondo se podía ver a Noé haciendo otra arca y los platos de merluza acabaron que la merluza se puso a nadar de nuevo. Y como se olvidaron de una bandeja de merluza en el horno del otro equipo les faltaban 25 raciones de merluza por servir en el último momento.

Así que los niños de Billy Eliot estaban famélicos que cuando acabaron de comer en MasterChef se tuvieron que ir al McDonald’s de al lado.

La tarta de zanahoria era un drama. Las zanahorias habrían querido ser devoradas por conejos antes que acabar en esa tarta. Eso no era tarta, era un insulto a la repostería.

Cuando llegó la valoración los miembros del jurado querían hacer su crítica con una escopeta recortada. Estaban felices.  ¡Samantha elogió mucho a Mario Vaquerizo, porque se hizo con el equipo y logró salvar un poco el cocinado organizando.

«Hay una diferencia entre mandar y ser una mosca cojonera», le dijo Santiago Segura a Antonia, que durante el cocinado se puso a dar órdenes que oyéndola se le habrían achicado los testículos a un sargento de la Legión. Antonia tolera las críticas igual que los supositorios con la forma y el tamaño de una piña.

«De eso nada», dijo Carmen cuando le dijeron que había cocinado lento. «Es que tenéis una guasita conmigo», se quejó. «He picado 5 cebollas», destacó.

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UOOOOO hostiaaaaaaaaaaaa ¡¡PAREN LAS MÁQUINAS!! ¡¡Medalla al mérito en el trabajo para Lomana!! ¡¡Premio Nobel del hernie verraco!!

En cualquier caso, el jurado eligió a Antonia como la mejor de la prueba. Al ser la mejor, podía salvar a un aspirante de la prueba de eliminación. Eligió a Paz Vega, que no podía estar más contenta.

«Porque es una mujer del sur, como yo, trabajadora y siempre me ha demostrado lealtad», le dijo a Paz con tono de Braveheart dando un discurso y se puso a llorar hasta Pepe.

Prueba de eliminación.

Apareció un cocinero que hace unos bombones que da pena comérselos. Llevó bombones de 20 sabores distintos. Se puso a nombrarlos uno a uno y el programa acabó a las seis de la mañana.

El caso es que cada uno de los concursantes tenía que hacer tres sabores, que les tenía que asignar Antonia Dell’Atte. Y sí, podía darles los fáciles. María Castro incluso le dijo como hacerlo para que a todos les tocaran los sencillos pero Antonia pasó como de comer mierda.

Se puso a repartir y a Paula Prendes le dio tres bombones que si le da tres puñaladas habría sido más fácil cocinarlas. «Antonia ha venido a por mí, mucho el beso, el beso… me cago en la leche con el beso«, dijo Paula enfadada con razón.

Dafne estuvo a punto de parir allí mismo con tal de que le dieran los bombones más fáciles. Y casi lo hizo, porque se tropezó con Mario Vaquerizo que le dio una leche que casi sale el bebé que lo tienen que coger al vuelo desde la galería.

Paula Prendes se puso a colorear los moldes de su bombón de labios rojos y parecía una grafitera pintando a escondidas en la M-30 a las tres de la mañana. En la parte de extender el chocolate parecía que estaban enfoscando una pared.

Cata.

Óscar Higares. Sus bombones no tenían mala pinta y el señor chocolatero, con el que me querría casar, le elogió.

Mario Vaquerizo. Tenían un aspecto bastante bueno, brillaban mucho. Samantha se puso a cortar los bombones para verlos por dentro y Mario Vaquerizo y Boris se pusieron a llorar como si estuviera apuñalando a su abuela en una misa satánica.

Ona. Los bombones eran molones, pero Jordi le dio mucha caña diciendo que lo había hecho muy despacio. ¿Por qué de darán tanta caña a esta pobre mujer?

Iván. Le dieron un 10 de actitud. Lo de los bombones ya tal.

Paula. «Me he sentido como vaca sin cencerro» aseguró y la cagó, porque hizo unos bombones bastante molones, pero los que imitaban unos labios tenían un color como de habérselos pintado dentro de un todo terreno cayendo por un barranco.

El caso es que algunos de los bombones se habían quedado vacíos, porque había rellenado sólo unos pocos y al servirlos, eligió los más bonitos y no los que tenían relleno. «Yo me quiero morir ahora mismo», dijo, porque es muy poco melodramática.

A Dafne le pasó lo mismo, que unos estaban rellenos y otros no. Pero a ella no le dieron caña, porque ella sí estaba rellena y no fuera que con el disgusto la liaran.

El mejor de la prueba fue Iván Massagué. Las tres peores fueron Ona, Dafne y Paula. Y se fue… ¡Paula!

Me dio mucha, mucha muchísima pena. ¡REPESCA YA!

4 comentarios

  1. Dice ser Dafne

    Pues para ser el primer programa podían haber dejado a todos dentro. No veo justo que se haya ido Paula y quede dentro gente mucho peor que ella.

    10 septiembre 2018 | 08:49

  2. Dice ser Anihara

    Hay un casting cojonudo en esta edición. Yo también creo que en el programa 1 no deberian echar a nadie. La Dellate es una bruja mala y Boris un notas. Ambos buscan protagonismo a toda costa.
    La más floja es Lomana, debería haber sido la primera expulsada.
    ¡Repesca de Paula, por favor!

    10 septiembre 2018 | 11:03

  3. Dice ser FLORICA MICU

    El jurado,no me pareció muy correcto para elegir el equipo azul,para la prueba de eliminación.
    Le hubiera puesto también a boris,que,a pesar de ser el capitán, fuera de que ha repartido el trabajo, la mayoría del tiempo,se ha tocado los huevos, e hizo de vip. Tampoco me gustó la Carmen y la Antonia.
    Desde lejos se ve,que les gustan estar en el centro de todo.

    10 septiembre 2018 | 14:59

  4. Dice ser suan46

    bieeeen Paula fueraaaa, era la q menos me gustaba
    los nuevos retales: Boris y Antonia, muero con ellos!! Boris es mi potrillo ganador!!
    ahora q se vaya la Lomana, y yo feliz!!
    PD la cosa no es la duracion del prog, el problema es q tiene q empezar alas 21h… a ver si nos hacen caso…
    PD2 ole tu Gus!!

    10 septiembre 2018 | 17:00

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