El engaño a una monja rara (muy rara) que salvó una cena de ‘Ven a cenar conmigo’

La Monja Hammond, que se dejó timar para poder comer.

En la cosa de los timos, los engaños, las trolas, los fraudes, las engañifas… no hay mejor víctima que la que se quiere dejar timar. Y más si eres una persona que tiene más hambre que las pulgas de un perro de peluche.

Pero vamos a contar las cosas en orden porque si no lo hiciéramos así El Quijote empezaría por la parte en la que Don Quijote mata a Voldemort y perdería toda la gracia.

La primera anfitriona de esta semana era Raquel, que trabaja en una aseguradora especializada en decesos. Decesos es palmarla, estirar la pata más que Dhalsim en el fisioterapeuta.

Básicamente Raquel es la que te come la oreja cuando llamas a darte de baja (del seguro, no de la vida) tratando de que te quedes (en el seguro, no en la vida).

«Me gustan las emociones, especialmente las intensas. Sentir miedo a mí me excita«, dijo la muchacha, para la que cagarse de miedo es una cosa muy guay y el día que no está a punto de sufrir un infarto es un día que ha tirado a la basura.

Hay quien se gasta dinero en juguetes sexuales y luego está Raquel, que se deja el sueldo en pasajes del terror, que cuando entra los zombis y los monstruos ya la saludan por su nombre.

«Las películas de terror que más me gustan son Blancanieves…» dijo. No sé si es un montaje del programa o Blancanieves le da miedo de verdad. Aunque si piensas que una madrastra adoradora de artes oscuras obsesionada con la belleza mandó arrancarle el corazón a una adolescente a la que luego trató de envenenar… un poco de miedo sí que da. Que yo he visto las pelis de SAW y eran menos sádicas.

– Ey, Walt Disney, ¿hacemos una peli sobre un cuento en el que hay una madre maravillosa y cariñosa y todo sale bien?

– No, mejor centrémonos en dramas traumáticos llenos de intentos de asesinato y vejaciones. Pero que haya color rosa y canciones.

Si llega a vivir un poco más Disney estrena Mickey en La Matanza de Texas: el musical.

Total, que Raquel piensa que «cocino bastante bien porque soy bastante exigente y por eso caigo mal«. Exigente debe ser un eufemismo de quisquillosa, de las que le enseñas la Capilla Sixtina y le ponen pegas.

Otra de las comensales es la Monja Hammon, de edad indefinida. Pero vamos que tiene 44 años, pero no dijo exactamente la edad. Lo mismo son 44,5 o casi 45 ya. Misterio. Joder. Misterio.

«Fui a Inglaterra y allí me dijeron que Dios hablaba con la gente, decidí hacer unas comprobaciones y descubrí que sí, que Dios habla con la gente y además bastante».

Bueno, ya sabemos dos cosas:

1.- La Monja Hammon en realidad viajó a Amsterdam y no salió del primer fumadero que encontró.

2.- Dios tiene tarifa plana.

«Soy una monja de cercanías», añadió la monja, que cuanto más te acercas más monja es. Lo mismo si vives en Nueva Zelanda hasta te envía fotos guarras, no sé.

«Me interesa la música experimental», nos contó esta zagala, que explicó que «son músicas celestiales para la adoración de Dios«, pero por lo que pudimos oír tú adoras a Dios con esa música y Dios se arranca los tímpanos.

Una secta satánica sacrificando pollos tiene menos posibilidades de invocar al maligno que esta mujer cantando. Sodoma y Gomorra fueron destruidas con una cinta de casete con una maqueta de esta mujer.

Charly era otro de los invitados. Dijo que monta en moto «desde los cuatro años». Como el programa lo haya visto la Guardia Civil no es que le vayan a quitar los puntos del carnet, es que va a deber más puntos que euros tiene una hipoteca.

«Me encanta cuando me da el aire en la cara, llevar el casco abierto«, añadió. El casco abierto… en verano eso es una maravilla. Aspecto de Charly cuando se baja de la moto.

Ah, el viento y los insectos en la cara. (Foto: andrewskurka.com)

«Me gusta también la caza, se trata de ir andando por el monte o por el bosque buscando una presa que puedas abatir en ese momento y que cumpla unas características para ti». A ser posible algo que no muerda ni tenga cuernos ni nada y si está cerca y se deja tirotear mejor. Cuánta valentía.

Y en su vídeo se dedicó a darle tajos a unos rosales con una katana. Los rosales son una presa a abatir muy codiciada. El rey Juan Carlos tiene un montón de fotos al lado de geranios muertos.

Dilenia era otra de las concursantes de esta semana. A sus 27 años está buscando maromo y no es de las que creen que «el amor llega cuando no estás buscando». Ella tiene un GPS de encontrar maromos. Y cuando los encuentra tiene menos escrúpulos que Terminator poniéndose la ropa de otro.

«Mucha gente me juzga a la ligera, se piensan que soy una persona creída y luego se dan cuenta de que soy una loca y que se me va un tornillo«. Ah, vale, que no eres presumida, que eres más de mirar a la gente mientras duerme con unas tijeras en la mano. Pues me quedo más tranquilo. A lo mejor te llaman para doblar ‘Mickey en La Matanza de Texas: el musical’.

El último comensal es Javier, que es profesor de Educación Física y claro, enseña su físico. Empecé siendo nadador, luego me metí a hacer judo, atletismo, yoga… vamos, que dura menos en un deporte que un pedo en el culo de Kim Kardashian.

«Busco una delfina«, confesó. Cómo me gusta la gente valiente como Javier, que no tiene problemas en visibilizar la zoofilia. La película porno preferida de Javier es Flipper. Con Liberad a Willy se ha despellejado la culebra más de una vez.

NOTA: Adoro los viejos cotillas y sorprendidos que usan de recurso en el programa. ¿Por qué ‘Ven a Cenar Conmigo’ no tiene ochenta antenas de oro y TP y de todo ya?

En fin, que Raquel decidió hacer una cena basada en la mitología griega.

Primero: Jardín de Poseidón. Era un tartar de atún con aguacate, porque todo el mundo sabe que Poseidón se ponía fino a aguacates. Le llamaron Poseidón por no llamarle Aguacatón. Que oye, por lo del mar y tal habría tenido más sentido.

Total, que era atún marinado con medio millón de ingredientes. Comprando especias Raquel se ha acabado Amazon. Si le echa una sola cosa más a ese pescado lo convierte en oro.

Y lo acompañó con unas rosas de pepino y anchoa, que es lo típico que te pones en el ojal y te llenas la solapa de aceitazo y olor a mojama para que tu cita a ciegas te reconozca y quede impresionada.

Principal: Ofrenda de Artemisa. Eran jarretes, o sea, la parte de abajo de la pierna de la vaca, pero ella se puso pesada con que era carne de Minotauro. Y no hizo hamburguesas de unicornio porque ese día no tenían en el Mercadona.

Usó un molde cuadrado para todos los platos. Para todos los putos platos. El día que la entierren, además de cobrar el seguro de decesos, la van a dar sepultura en un ataúd cuadrado por expresa petición suya.

«Me he librado de quemarme«, dijo contenta al abrir la olla express, como si lo normal fuera escalfarse cada vez que la abres. Debe tener la piel más quemada que el profesor de Humildad y Modestia de Cristiano Ronaldo.

Postre: Tentación de Afrodita. Era básicamente brownie con crema de queso. Lo que pasa es que el brownie quedó con una textura como de diarrea de zombi con colitis. Para una vez que iba a usar un molde redondo y a eso no le daba forma ni Bernini.

LA CENA.

Raquel había puesto en la entrada unos antifaces para que la gente que llamaba entrara sin ver nada. Al abrirles la puerta les ponía voz de teléfono erótico.

El primero en llegar fue Javier, pero el primero en entrar fue el pene de Javier, después de oír cómo Raquel le decía hola.

Luego llegó Charly. Ella les juntó las manos a los dos maromos para que se saludaran y ambos estuvieron dándose la mano subiéndolas y bajándolas seis días. Si les pones un palo te pueden hacer mantequilla.

Dilenia entró sin fiarse mucho, pero «la voz de la anfitriona me transmitió mucha paz«. Si Raquel aprovecha le saca a Dilenia hasta el pin de la tarjeta de crédito.

Charly aprovechó que estaba con el antifaz para darle un abrazo a Dilenia que casi la deja preñada. «Creo que ha notado todos los volúmenes«, dijo ella. Y tanto. Cuando los arqueólogos encuentren el fósil de Charly tendrá las huellas de los pezones de Dilenia marcados en el pecho.

A Charly en uno de sus paseos de caza le ataca una boa constrictor y la que muere asfixiada es la serpiente. Cuando uno oso quiere referirse a un abrazo muy fuerte dicen «le dio un abrazo de Charly».

La Monja Hammon le dio al timbre, que era una calavera que gritaba, y se dio un susto que no entró en éxtasis de milagro. Se dio tal susto que ahora el felpudo de Raquel tiene más orina que el laboratorio de un hospital.

Sobre el antifaz la Monja dijo que «esto es como la muerte, la oscuridad y la eternidad de la tumba». Es una optimista nata.

«¿Los entrantes los has consagrado a alguna deidad? Es que por mi religión no puedo comer nada que esté consagrado a los ídolos«, advirtió la Monja, lo que dejó a Raquel más perdida que una patata en una ferretería.

Para ir a la mesa se pusieron a hacer la conga con los antifaces. Charly se puso detrás de Dilenia con una velocidad que yo creo que veía de puta madre. Cuando se trata de frotarse ve a través del hormigón. Es como un georadar el jodío.

Cuando se quitaron los antifaces a Dilenia se le cayó el mito porque pensaba que Charly era un pibón, pero no, el que estaba para mojar una hogaza de pan entera era Javier.

«A este grupo lo que les estoy viendo muy metidos en el pecado, lo único que quieren es la lujuria y me voy a llevar mal con ellos», predijo la Monja, que a su lado Nostradamus era un tío positivo que en el futuro veía mariposas y amaneceres bonitos.

Raquel en la terraza tiene una caseta llena de cosas de Halloween, con cerebros, miembros descuartizados, sangre… es lo típico que te entran a robar y acaba el caco traumatizado. En esa caseta escondes las joyas de la corona inglesa y no las coge ni el Dioni.

Dilenia y Javier los miembros cercenados y los pusieron en la mesa, porque no hay nada más agradable que comer con trozos de personas cerca. Y los cursis poniendo velitas y centros de flores.

Llegó el primer plato.

«La Biblia dice que los cristianos no podemos comer lo que está consagrado a los ídolos». Dijo la Monja. Sí, lo pone al lado de «y dijo el Señor: no puedes comer chorizo con nocilla». (En realidad sí que lo pone en las Cartas a los Corintios, pero es que los Corintios eran muy de fastfood y se lo dijeron por lo del colesterol).

La Monja Hammon no se lo comió, claro.

«A mí me parece una presentación espectacular. El atún es un plato que me gusta mucho, es muy veraniego», dijo la Monja Hammon, y eso que no lo probó. Esta mujer es capaz de decirte cosas buenas de un plato combinado viendo la foto fuera del bar.

Dilenia se dedicaba a poner voces como de gañán y a tratar de ligarse a Javier como si hubiera hecho una apuesta. Es muy sutil. «Bueno, qué, ¿tienes novia? antes del segundo plato quiero saberlo», le dijo a Javier.

«Yo no sé si Dilenia me ha tirado la caña«, dijo Javier, que no entiende las indirectas. A Javier le dices «Te voy a follar hasta que se te sequen los cantaritos del amor, te voy a cabalgar, a exprimir, a darle una zurra a tu nutria, voy a copularte hasta que te parta en dos hijodelagranputaquemeponestóburra» y no acaba de quedarle claro si quieres darle un beso.

Y LLEGÓ EL TIMO.

Os juro que a Raquel habría que darle seis millones de premios a la inteligencia, la picaresca y la improvisación.

En el segundo plato llegó y dijo «para Javier Ofrenda de Artemisa, y para Hammon es jarrete de ternera con cuscús». Hala, alimento desofrendado a los ídolos.

Y COLÓ. 

La Monja Hammon tenía más hambre que un cocodrilo vegano y aceptó la triquiñuela de buen grado. Si en ese mismo momento le das el timo del tocomocho cae como una bendita a cambio de un sándwich.

Y el engaño se repitió en el postre, que para los demás era Tentación de Afrodita y para ella «dos chocolates con fresa». 

Ojalá las cosas fueran siempre así de fáciles.

– A Pepe, que es escuálido, voy a darle guantazo en toda la boca que te van a bailar reguetón las muelas y para Fulano, que es un cachas, hay una caricia intensa que hará tintinear el marfil de sus labios de fresa. Y Fulano todavía te da las gracias

«Me encanta el chocolate», dijo a los postres Javier y Dilenia, que es mulata, respondió: «Toda yo soy chocolate».

Dilenia, entrado por la puerta de una sala en la que está Javier:

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«Me como chocolate siempre antes de irme a dormir, me gustar dormir comiendo algo dulce«, decía Javier. Si las ollas a presión pusieran caras, serían la cara de Dilenia oyendo eso.

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Y… ¿Soy yo o Javier es el que salió en el anuncio del BBVA justo en una pausa de los anuncios?

En fin, que el finde fiesta era el juego del Twister «en el que se juega para tocarse mucho, para enredarse«, según lo describió Raquel, que pidió el juego del enredos y le dieron el Kamasutra orgía edition.

«Las zonas biquinales son aquellas que el biquini cubre, las partes pudendas», dijo Monja Hammon, que dijo que eso no se lo tocaran. Pero me da a mí que después de lo de los nombres de los platos habría aceptado ésto…

Biquinal es… (Foto: Wanelo)

Dilenia aprovechó el juego y se pegó a Javier que lo mismo le ha dejado preñado ella a él. Y claro, no sé como pasó pero la mano de él acabó debajo del culo de ella. Si echan una segunda partida Javier se va de allí con los testículos secos como pasas de California.

Y luego llegó Charly y se cayó encima de todos y de ahí es de donde salen los miembros cercenados que tiene Raquel en la caseta.

VOTOS:

Monja: 7. Charly: 7. Javier: 6. Dilenia: 8.

3 comentarios

  1. Dice ser Dios te lo da, Dios te lo quita

    Monja Hammond? Vaya, más bien parece una decesta pvta barata de pvticlub, digo yo.

    21 agosto 2018 | 08:23

  2. Dice ser Raquel

    Hola, soy la Raquel la del minotauro (no confundir con Ariadna) y me parece de obligado cumplimiento darte las gracias por cómo has redactado y enfocado el artículo, especialmente por lo que dices de mí.
    Ahora bien, esos seis mil premios puedo aceptarlos en cash o especies (no soy tan remilgada, quizá sí con la Capilla Sixtina, pero con lo seré con alguien que habla tan bien de mí).
    Gracias 😊

    22 agosto 2018 | 23:12

  3. Dice ser Australopiteco

    Monaj hammond esta mal de la cabeza, deberian filtrar a los concursantes como esa señora, todos los participantes eran mas o menos normales en cierta mesura de aceptacion, pero esa tal «monja» dijo literalmente «dios me habla» vamos no me j-das.. hasta nunca al programa si siguen metiendo a personages como la tal monja felicidades, han perdido un televidente.. DA VERGÜENZA AJENA la personaje esta.. una cosa es ser creyente(cada cual su causa o creencia) y otra la tiparraca esta.. que encima en medio de una hipnosis se pone a hablar como una metralleta la hija de p-ta, sin palabras de verdad… hasta un niño de 5 años se callaria enmedio de una hipnosis.. nada mas que decir aparte que han perdido un televidente, gracias por poner a eso… ya no vuelvo ni a poner el CUATRO en mi vida.. que ASCO de tiparraca, encima canta como la mier-a

    25 agosto 2018 | 03:22

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