¿Se ensaña Raquel Sánchez Silva con los concursantes y el tiempo en ‘Maestros de la costura’?

Raquel Sánchez Silva siempre me ha caído bien, pero ahora mismo no quedaría con ella más que para que me ayudara si me da una bajada de tensión. La mujer disfruta como un gorrino a la hora de comer gritándole a los concursantes de Maestros de la Costura.

Le gusta tanto recordar que les queda poco tiempo a los concursantes que el día menos pensado pinchan la cámara que no es y la pillan adelantando el reloj para poder hacer la cuenta atrás antes.

Pero vayamos por partes y analicemos lo que pasó anoche en Maestros de la Costura.

San Pedro tenía redes de pescador y yo tengo redes sociales: Insta: @GusHernandezGH | Twitter: @realityblogshow | Facebook: Gus Superviviente Hernández

Si Eduardo ya le caía al jurado como unas judías con chorizo para cenar, pues Raquel Sánchez Silva le invitó a confesar que imitaba a Caprile en la intimidad.

Pero Eduardo se cagó la pata abajo, pero cagao que eso parecía una fuente de chocolate, y dijo que al jefe no tenía perendengues de imitarle, que si eso a Palomo Spain y se puso a imitar al señor de los trajes de no pasar desapercibido.

Pero Eduardo es muy de ir al metro con un colega y empujarle a las vías para pasar el rato, así que dijo que Antonio sí que imitaba a Caprile, a ver si le caía encima el marrón al cachitas costurero.

Y Antonio, que es valiente que si le toca ir a una guerra sale de la trinchera cinco minutos antes que sus compañeros para atacar él solo, se puso a imitar a Caprile, con bastante acierto.

JA JA JA Y Caprile saltó diciendo «no es así», pero ojo, que no porque no le imitara bien, sino porque había dicho mal el orden al citar a los miembros del jurado.

¡PERO CAPRILE CONTRAATACÓ!

«Yo a Antonio le imito bastante bien», dijo Caprile y se lió a hacer lo propio clavándolo. ja ja ja ja ja

Ahí ya se desató un festival del humor, que no sé si estaba escondido José Luis Moreno metiendo la mano por donde amargan los pepinos a la gente del programa para moverles la boca. Sólo les faltó hacer corro y salir al centro a contar chistes.

Así que Palomo se puso a imitar a Luisa, incluso citando a su Manolo, que si la imita cinco minutos más hasta se tira al señor (a lo misionero, claro) y Mahi a imitar a Raquel Sánchez Silva, que aplaudía feliz por la imitación y Raquel imitó a… bueno, a un sargento chusquero, porque adora poner a la gente histérica con eso de que se acaba el tiempo.

El conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas hacía yoga y nunca se ponía nervioso hasta que conoció a Raquel Sánchez Silva. Nunca volvió a ser el mismo.

«Vamos a hablar de tendencias de moda, tú, Mahi, ¿sigues las tendencias de la moda?», le preguntó la presentadora. Sí, las sigue, lo que pasa es que luego se pierde.

El caso es que tenían que hacer unos vaqueros, «el clásico de cinco bolsillos» y Caprile citó Caprile citó como referentesa Miguel Bosé y a Las Grecas, que «se los ponían hasta aquí». Hasta aquí significa que se ponían los vaqueros calados que el tiro les apretaba el ovario izquierdo.

Y Palomo dijo de los vaqueos «¿no sería más sugerente verlos en directo?» y empezaron a salir maromos guapetones que a Eduardo le empezó a temblar el párpado de abajo del ojo izquierdo. Creo que veía pollos asados desfilando.

Menos mal que eran vaqueros y no tangas, porque eso habría sido como una despedida de soltera con fiesta de boys y penes de peluche en las diademas.

«Cinco bolsillos, una bragueta… no sé si me va a dar tiempo«, dijo Mahi. Pues no le hagas bragueta y que haga pis por el bolsillo de atrás.

«¿Nunca habéis hecho un pantalón vaquero?«, dijo Caprile sorprendido, porque ¿quién no ha cosido un vaquero? Yo hay veces que hablo por teléfono y en lugar de hacer garabatos en una libreta coso vaqueros.

Los maromos se quedaron en calzoncillos blancos, de esos que tienes que ser hiperescrupuloso y limpito después de hacer tus cositas si no quieres que asome la anchoa, el frenazo, el camino de lodo, la senda porcina, ya me entendéis.

Perdóname, pero te voy a meter un poco de mano, dijo Mahi a su modelo. Pero el que metió mano fue Jaime, que para cogerle las medidas al chaval le metió la mano entre la pierna y los cantaritos del amor que al muchacho aún le escuece el huevo derecho.

Jaime se acercó tanto a la entrepierna del chaval que casi se saca un ojo con el palito de hacer bebés del modelo.

Mahi llevaba una falda de tubo que tenía que correr como si se estuviera meando mucho y no llegara.

Mientras los chavales cosían, Caprile se dedicaba a dar clases de historia de los vaqueros y de las señoras de cuando El Quijote que salían a cazar. ¿Caprile dará charlas? Me apunto.

Los pantalones de Eduardo eran un modelo muy moderno que incluía los cinco bolsillos, la bragueta y un dedo suyo que cosió a los pantalones. Es un modelo súper exclusivo porque como mucho se pueden hacer 20. Los que llevan dedo gordo del pie tienen un precio especial.

«En la bragueta me he liado muchísimo«, dijo Mahi. Piiicarona.

Raquel Sánchez Silva llevaba un vestido flower power de María Escoté que si te lo pones en Woodstock te tiras al hippie que quieras. Bueno, en Woodstock eso podías hacerlo hasta vestida con una pancarta apoyando la guerra de Vietnam.

La prueba acabó y Caprile se cogió un cabreo antológico: «¡¡¡¡Si fuera por mí os ibais a todos a casa ya!!!!«, les gritaba. Y porque ya está prohibido, que si no Caprile esa prueba la había juzgado a garrote vil.

Mahi no había acabado el pantalón. Bueno, lo había acabado, pero era el Frankenstein de los vaqueros.

«¿Qué problema tienes tú con las braguetas?» le preguntó María Escoté y Mahi respondió: «Por favor que alguien en casa me enseñe a montar una bragueta». Uy, montar una bragueeeeeeeta.

El modelo de Luisa andaba como si le quemaran los testículos, con las piernas tiesas que parecían los vaqueros del Cascanueces. Lo más destacable era que las costuras de las piernas iban en espiral.

Luis quiere un club de fans para que le regalen cosas, en concreto que le cambien los muebles de su casa. Luisa lo que quiere es que en su club de fans esté IKEA. Luisa no quiere un club de fans, quiere una secta. La Iglesia de la Costurogía.

El pantalón de Jaime estaba bastante bien, si no fuera porque la cintura iba anudada con la propia tela del pantalón que el modelo parecía Cletus el paleto. Además, el pobre muchacho perdió una pierna después de la prueba, porque llevaba tan estrecho el vaquero que no tenía riego sanguíneo. Le sacaron la pata que parecía una mojama del siglo XII.

El modelo de Eduardo tenía remate estilo «no me han acabado la obra». Eso sí, los bolsillos estaban guay porque el modelo podía rascarse los huevos directamente por dentro. Eran unos pantalones imitación Levis Pajilla on Street but discreet.

Alicia le había puesto a su modelo una bragueta de mujer, que al parecer, va cosida al lado contrario al del hombre. Mira tú, cosas que aprende uno. Ese pobre muchacho ahora tiene que mear sentado.

El pantalón de Antonio era modelo Julián Muñoz, porque la cinturilla le llegaba al modelo a los sobacos. El modelo no sabe por qué, pero de repente tiene unas ganas locas de blanquear dinero y de liarse con una tonadillera.

NOTA: Uno de los modelos era la musa de Palomo y una cosa os digo, chicas y chicos, quedaros con quien os mire como Palomo miraba a su musa.

¡¡ESTA PRUEBA HA SIDO DE VERGÜENZA!! Gritaba encabronado Caprile, que si llega a tener una vara de avellano les curte a todos el lomo que les deja como cuarto y mitad de carne picada mixta.

Alicia quedó en segundo puesto y se llevó una decepción, ¡¡NO, HE QUEDADO SEGUNDA, QUE VERGÜENZA, QUE MEDIOCRE, ME MATO!!

El ganador fue Antonio, qué novedad…

Y en la sección de vamos a buscarle el doble sentido… «Esta noche no me acuesto sin hacer una buena bragueta«, dijo Mahi.

La prueba de exteriores trataba de hacer ropa de niños. Pobres niños, de verdad.

Antonio, como ganador de la prueba anterior, pudo elegir al otro jefe de taller y eligió a Alicia. Peeero Mahi, como la peor de la prueba, podía elegir quién componía los equipos.

Ella se fue con Alicia y con Eduardo y dejó a Luisa y Jaime con Antonio. Alicia estaba encantadísima de trabajar con Mahi y con Eduardo. Si le llega a tocar trabajar con la madre disecada del loco de Psicosis y con una escultura de Botero se alegra más.

El caso es que los modelos eran exconcursantes de MasterChef Junior. Pobres niños. Yo soy su padre y antes les mando a un campamento militar turco que a Maestros de la costura.

«Yo le quiero pedir salir a una chica de mi clase y tengo que ir muy elegante«, dijo uno de los chavalines para explicar lo que necesitaba. Este zagal es un crack. Eso sí, como vaya con lo que le cosan en el programa la chica de su clase le va a escupir a la cara. De esa no se recupera y llega a los 35 virgen.

«Alicia no es el tipo de persona con el que yo me junto, pero cosiendo es una maravilla», dijo Mahi, que es muy de querer a Andrés.

«Alicia como siempre tan repelente y tan arrogante se notaba que estaba teniendo actitudes como para quedar como por encima», dijo Eduardo de su jefa. Las «actitudes para quedar por encima» eran básicamente resolverle dudas.

Los profesores, maestros y tutores, cabrones que quieren quedar por encima desde los tiempos de Sócrates.

Eduardo es mejor que un puto micro escondido en el teléfono de alguien. Cualquiera de sus compañeros decía lo que fuera y él replicaba sin que nadie le preguntara. A Eduardo cuando va a los entierros no le dan velas, le dan cirios pascuales del diámetro de un secuoya. La policía le llama cuando se les estropean los micrófonos direccionales.

«Lleváis la mitad del tiempo y estáis demasiado relajados. Esto parece que va a cámara lenta. No veo a nadie coser, vais demasiado lentos», les gritaba Raquel Sánchez Silva que le gusta más una subida de tensión ajena que a un tonto un lápiz.

De aquí a nada esta mujer se va a los asilos a gritarles a los viejos ¡¡OS QUEDA POCO TIEMPO, OS VEO RELAJADOS, VAMOS, VAMOS!! ¡¡A VER, LA SEÑORA MASTICAR SOLO!!

«Cuando salga del programa voy a ser braguerista profesional«, dijo Mahi. En serio, ya no más gifs, Mahi, ya es que no tiene ni gracia… bueno, sí, va:

El resultado de la prueba fue que las niñas van a tener que ir al bautizo de su primo con chándal y el niño va a tener que pedir salir a la niña por whatsapp. Tú sacas a esos niños a la calle así y te los quitan los de servicios sociales.

Uno de los niños llevaba una camisa modelo niño desarrapado de arrabal del siglo XVIII. Ese niño sale así a la calle y le dan limosna cada diez metros.

El caso es que

NOTA: Palomo Spain se había puesto un pañuelo al cuello que estaba tan apretado que si se lo pones así a un buey y lo matas de asfixia. Cuando Palomo se pone un pañuelo al cuello no se lo anuda, se lo une al cuello a nivel molecular.

Al final de la prueba vimos que Jaime tiene más amor propio que Adonis en la casa de los espejos. Dijo que él tenía más nivel de base que el resto de sus compañeros y que por eso había aprendido poco en el programa.

El caso es que ganó el equipo de Alicia, por lo que Mahi se libró por una vez de la prueba de expulsión. Punto para ella, que se ha colado en la semifinal del programa.

Eduardo se las estaba prometiendo muy felices y dando besos a Mahi cuando le dijeron que su camisa era la que estaba menos acabada y que no estaba dando la talla y claro, en un programa de costura no dar la talla es como ser amargo en un programa de repostería.

«Puedo pecar de Poncio Pilates, pero no me siento responsable de lo que aquí pase», dijo Mahi al ver a los que se jugaban la expulsión.

Hoy, en Clases de Mahistoria, el relato de Poncio Pilates, el dirigente romano que introdujo la práctica deportiva en Judea.

Para la prueba de expulsión apareció Alaska, que iba con un vestido de leopardo, algo que nunca se había puesto antes.

El caso es que Alaska traía el encargo de hacer un mono homenaje al Elvis Presley de Las Vegas. Y como Alaska no se separa de Mario Vaquerizo más de medio metro y nunca más de dos minutos al día, pues aparecieron también Las Nancys rubias.

Los siameses nacen pegados por alguna parte del cuerpo y más tarde se operan para separarse y luego están Mario Vaquerizo y Alaska que son el único caso clínico que se unieron después de nacer. Están tanto tiempo juntos que yo creo que ya comparten hasta órganos.

Los modelos que tenían que coser llevaban más cosas que una paella hecha por un cocinero de Arkansas. Esos monos eran el arroz con cosas de la costura. Colores, tachuelas, brillos, transparencias, colores como para dejar ciego a un gato de escayola…

«AHÍ ESTÁ, PRINGAOS, PETADLO«, gritaba Mahi desde la barandilla de los salvados, con un ansia que este programa se lo van a poner los hooligans rusos para aprender a animar.

«Sin ánimo de ofender Alaska no tiene un cuerpo fácil«, dijo Caprile, que es muy de eufemismos.

– Sin ánimo de ofender, señor contrahecho, cojo mierda, chepudo y manco, no tiene usted un cuerpo fácil…

Y así.

¡¡OS QUEDAN QUINCE MINUTOS, QUINCE«, gritaba Raquel Sánchez Silva. ¡¡QUINCE HIJOS DE PUTA, QUINCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE AAAAAAARG!! El día menos pensado Raquel Sánchez Silva anuncia el tiempo que queda con espumarajos en la boca.

Una vez acabados los modelos los de Nancys Rubias se los probaron y cantaron una canción con ellos puestos. Una de las del grupo tocaba el triángulo, que es un instrumento muy de inspiración punk. Qué rompedor y contestatario quedaba. Tu vas con el triángulo por la calle y escandalizas viejas a puñaos.

Me encanta Caprile y su gesto de meterse la patilla de las gafas en la boca. Creo que hace la dieta de la patilla. Los koalas comen eucalipto, los pandas bambú y Caprile come Afflelou.

Valoraciones.

El body de Eduardo, bien, aunque al principio le había hecho un body que se habría podido poner Cristina Almeida y le habría sobrado tela, pero rectificó así que bien.

El de Antonio, soserillo pero bien, sin más novedad.

El de Luisa le había quedado fetén, con Mario Vaquerizo que le podías sacar brillo con líquido de limpiar metales.

El de Jaime… bueno, era el traje que se pondría un sepulturero depresivo para salir de fiesta. Caprile le echó a Jaime una bronca que te cagas: «este traje es la oscuridad», le dijo Caprile. Y es que el mono de Jaime era tan oscuro que era capaz de absorber agujeros negros.

Y SE FUE A LA CALLE… ¡¡JAIME!!

«Estoy decepcionado conmigo mismo, lo que más rabia me da es irme antes que otras personas», dijo Jaime, que acepta la expulsión con la deportividad con que se acepta una colonoscopia…

¡Mas la semana que viene en la semifinal!

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